Una clase muy particular [Sophie]

Recuerdo del primer mensaje :

Hace apenas una hora que recibí la respuesta de Sophie, me pude de pie de un salto, y, tras arreglarme un poco, sali de la sala, y a pasos rapidos, llegue hasta a sala en que la había citado.
Cuando llegue, aun no había llegado, tome asiento sobre la mesa que deberia corresponder al profesor,y di un vistazo a la sala. Era un lugar algo lugubre, estaba un poco sucio, y puder ver una telaraña en el techo, frunce el ceño, no tenia contras las arañas, pero, en la montaña, me preacio ver bastante nerviosa a Sophie cuando invoque la acromantula ignea para luchar contra el gigante. Saque mi varita del bolsillo, y la apunte a la telaraña.
- Evanesco - la tela de ataña desaparecio, continue recorriendo el salon, y limpiando todas las telas de araña que encontrara

- Ah, ¿encima que te atreves a besarme me vienes con preguntitas? - le recriminé frunciendo un poco el seño.
Aun así pensé en lo que me había planteado. En realidad sí había sentido algo, un pequeño escalofrío que me recorrió. Arrugué la nariz, no me había puesto a meditarlo. Oh, claro que no tendría que deberse estrictamente al hecho de que él me había besado. Podría deberse sólo a la situación de que Filch había habierto la puerta del armario, o el lugar en el que estábamos o muchas otras cosas. Esa sensación no tenía por qué ser por su beso, después de todo él no me gustaba. Y aunque si hubiera sido por eso, no pensaba hacérselo saber.
- No, no sentí nada - le dije finalmente, intentando sonar segura. - Además te aparté de mí - agregué.

Su voz sono segura al responder, aunque, algo no termino de convencerme, un gesto suyo que no escapo de mi vista.
- Cuando una idea no termina de gustarte, arrugas tu nariz - dije, mientras sentia las últimas oleadas de frio de la pocion, el efecto había terminado - te vez linda cuando lo haces.
Tras eso, saque una de las frazadas de mi cama y se la heche ensima a sophie.
- No queremos que la Gryffindor más linda de esta escuela se resfrie - dije, en tono de broma, mientras me volvia a recostar en la cama.

Ya me lo había dicho, por lo que decidí ignorar su primer comentario. No entendía como podía verme linda arrugando la nariz. Tampoco me daba cuenta de que lo hacía, supongo que me salía naturalmente.
Lo observé darme una frazada, escuchando su comentario. Sonreí de lado, la verdad no tenía mucho frío, pero bueno. Quizás más tarde se pondría más fresco.
- Gracias - le dije, acomodando la frazada y volviendo mi mirada a él - ¿Y tú que sentiste? - le pregunté con curiosidad en mi voz. No era de hacer esas preguntas, y en realidad me molestaba que me hubiera besado, pero ya estábamos en el tema y me intrigaba un poco saberlo.

Ya estaba acostado, y volteado cuando ella me pregunto, me quede en mi.posicion, ella solo podia ver mi nuca, no la sonrisa que tenia en aquel momento.
- He besado a muchas chicas en mi vida, pero antes de ti, jamas podria haber dicho que senti electricidad al probar unos labios.
Solo entonces me gire, me sente en la cama, hasta que mis ojos quedaron a su altura.
- Eres la primera a la cual realmente quiero besar - aquello era verdad, habia besado a otras porque no no tenia motivos para no hacerlo, no porqué si los tuviera para hacerlo.
Finalice mis palabras mirando directo a los ojos de soph, no era dificil pues a pesar de estar sin luz, un rayo de luna se filtraba justo sobre su rostro.

Me quedé quieta al escucharlo, me sonrojé un poco, definitivamente no debería haberle preguntado. Luego se sentó para quedar a mi altura. Tragué saliva y lo miré también.
- Correcto - fue todo lo que acerté a decir, todavía con mis mejillas ruborizadas, dejé pasear mi mirada por alrededor y luego la volví a él - ¿Te ha empezado a hacer efecto la poción? ¿Te sientes mejor? - le pregunté, cambiando de tema abruptamente. Casi había olvidado que sus costillas estaban rotas, esperaba que lo que le hubiera dado Madame Pomfrey le hiciera bien.

Vi sus mejillas sonrojarse, desvío su mirada algunos instantes, estaba nerviosa, podia verlo con claridad, senti el impulso de besarla una vez más, pero lo reprimi.
¿Mis costillas?, ahora que lo mensionaba, el dolor había desaparecido, al igual que la sensación de frio.
- Pues, creo que ya estan listas - dije, palpandome las costillas con los dedos - parecen firmes.
La luz de la luna que la bañaba la hacia ver realmente hermosa.
- eres preciosa - dije de forma espontanea, uno de aquellos.comentario que simplemente se fugaban de mis labios antes de que pudiera pensarlas.

- Eso es bueno - comenté. Al fin la poción había dado resultado, que suerte que habíamos llegado justo antes de que Madame Pomfrey se fuera.
Nos quedamos en silencio durante unos minutos, dejé pasear mi mirada por la ventana. Los jardines de noche se veian fabulosos. Lo escuché hablar y entonces sentí mis mejillas, que habían vuelto a su tono normal, de nuevo ardiendo. Lo miré sin saber muy bien que decir.
- Me haces sentir incómoda con esos comentarios que dices de la nada ¿sabes? - le hice notar, aunque seguro que él se daba cuenta. M puse a observar la luna por la ventana.

La mire,.algo extrañado, pero finalmente rei.
- no, no lo sabia - aquello era verdad, no tenia idea que un comentario asi pudiese incomodar, pero procuraria recordarlo.
Segui su mirada hacia la luna, la mire fijamente, se veía magnifica.
- ¿Alguna vez deseaste llegar a la luna?

Sonreí, lo miré por unos instantes y volví mi mirada a donde la había mantenido segundos antes.
- ¿Al igual que lo hacen algunos muggles? - pregunté. Había escuchado hablar algo de eso, astronautas o lo que sean; la verdad que para no tener magia, se las ingeniaban muy bien. - Claro, sería divertido - contesté, aunque no estaba en mi lista de prioridades si pudiera hacerlo lo haría - Debe ser genial mirar todo desde allí - agregué recostándome un poco sobre la silla en la que estaba con un bostezo. Me había dado un poco de sueño ¿se habría hecho tan tarde? Quizás habían sido las actividades del día, todavía sentía mi cabeza doler debido a las clases de oclumancia.

Mi mirada quedo fija en la luna, ¿,los muggles habían logrado llegar a la luna?, ¿aun sin magia?, no.estaba enterado de aquello,.me propuse averigur más sobre los muggles y su relacion con el espacio.
Vi a.sophie bostezar.
- ¿Sabes?, esa silla se ve incomoda para dormir - me hice a un lado en la cama - aquí entramos los dos sin problemas.- dije, y luego me apresure a agregar - prometo portarme bien

Mi mirada se tornó perspicaz. No confiaba del todo en ese prometo portarme bien. Él sencillamente no podía hacer eso, iba en contra de su naturaleza o algo asi. Razones que nunca entendería.
- No lo creo - le dije con una sonrisa divertida. El tema de la comodidad no le serviría de excusa para que fuera junto a él. Además, tampoco quería pensar en lo que pasaría si a alguien se le ocurría darse una vuelta por la enfermería, tendríamos algunos problemas - Me quedaré en la silla - agregué.

Vi la desconfianza en su mirada, ella no me creia capas de portarme bien, la situacion me parecio.divertida.
- Pues ni modo - dije, mientras me levante de la cama, recorri.la distancia que nos separaba de dos pasos, y, sin decir nada, la levante en mis brazos y la deje caer en la cama, senti una pequeña punzada de dolor en un costado, al parecer mis costillas no estaban del todo reparadas. Ignore el dolor, y con sophie en la cama, me sente en la.silla.
- asi esta mejor.

Eso de que pudiera levantarme como si fuera una pluma no me hacía gracia, empezé a quejarme pero no tuve tiempo de soltarme ya que era sólo un paso de distancia de un lugar a otro. Me dejó en la cama y lo vi a él sentarse en la silla.
- A ver si entiendes - le dije mientras me levantaba y me paraba frente a él - Tú eres el que está herido, no yo. Tú eres el que tiene que dormir en la cama, no yo. Asique te sales de esa silla ahora - le hice saber, cruzando mis brazos y esperando a que se moviera. No pensaba dejarlo quedarse ahi.

Lemire sonriente, definitivanente, de todas las cosas que me gustaban de aquella chica, su caracter era lo que más me gustaba.
- Como abras visto, ya estoy.casi listo -dije primero, no hice ningun esfuerzo por plevantarme de la silla - ademas, no dormire en una cama mientras tu duermes en una silla - en ningun momento perdi la calma, me mantuve sonriendo.

Lo observé contestarme con una sonrisa, a lo que yo también le sonreí. Si pensaba que tendría esto fácil, estaba muy equivocado. Era muy difícil hacer que me diera por vencida.
- ¿Ah, si? De acuerdo, como quieras entonces- yo tampoco iba a dormir en una cama mientras él dormía en una silla. Me di la vuelta, caminé un par de pasos y me senté en el piso, junto a la ventana, apoyando mi espalda contra la pared.
Esperé a su reacción. Quizás entendería de una vez que él tenía que ir a dormir a la cama.

La vi caminar y sentarse junto a la ventana, rode los ojos, la chica era realmente testaruda, no pude reprimir una sonrisa. Yo tambien podia ser muy cabeza dura. Me levante de la silla tome la frazada de la cama, camine hasta la ventana, me sente junto a ella y nos tape a ambos con aquella frazada.
- Supongo que eso nos deja a los dos en el piso - dije,.sonriendo, comenzaba a hacer frio ya,.me pregunte.si ella lo habria sentido tambien.

Suspiré al verlo sentado al lado mío. Pensé en ir a sentarme en la silla con lo cual el quizás iría a la cama, pero no estaba del todo segura de que lo hiciera y si se quedaba en el piso al final estaríamos en la misma.
- Es ridículo que estés en el suelo cuando hay una cama - le dije. La situación era tonta, ¿por qué no se dignaba a ir al lugar que le correspondía? No era tan complicado tampoco.
No sé si era el estar sentada en el suelo de piedra o que la temperatura había bajado, quizás una mezcla de las dos cosas, pero definitivamente se sentía más frío que hacía unos instantes. Volví mi mirada a Alexander.
- En serio, ve a dormir a la cama - intenté una vez más.

Ella parecia molesta, como si no terminara de entender mi actitud, la verdad es que con cualquier otra persona, me habria acostado en la cama sin pensarlo.dos veces, si el otro estaba incomodo o tenia frio, no.me hubiese importado, pero los otros eran solo juguetes, todos ellos, algunos más queridos que otros, pero juguetes al.fim y al.cabo, en cambio soph, ella era especial, diferente, no era uno más de mis juguetes, y delarle estar incomoda mientras yo estaba.comodo era una idea que no podia concebir.
- Voy... - Dije, saliendo de mis pensamiento - Pero ven conmigo, no dormire en esa cama.si creo que tu estas incomoda.

- Yo no voy a ir - le dije por segunda vez, algo frustrada. No confiaba del todo en él y no pensaba dormir a su lado. Era como estar durmiendo junto al enemigo. Me hizo gracia eso último, quizás no era para tanto, lo estaba exagerando.. pero de todos modos.
Suspiré, él tampoco parecía tener intenciones de irse si yo no iba. Bueno, como sea, lo sentía mucho. Me tapé un poco más con la frazada, pensando en que jamás nos habría imaginado en esta situación, y me quedé mirando perdidamente un punto fijo.

Como única respuesta a su negativa, me encoji de hombros, el interior de la frazada había comenzado a calentarse gracias a nuestros cuerpos. Me mantuve en silencio, note que nuestros hombros se tocaban, pero ese era el único contacto físico que conllevaba aquella posicion.
Me permiti relajarme, poco a poco, sentí como morfeo me recibía en sus brazos, alejandome de la enfermería, del castillo, incluso de aquel país.
- Dulces sueños - murmure casi dormido, despues de varios minutos de silencio, y finalmente me rendi al sueño.

Mis párpados comenzaron a pesarme, por lo que fui cerrándolos de a poco. No tenía ide de la hora que era, pero la verdad es que estaba agotada. Debería recordar que mañana Madame Pomfrey vendría, por lo que no tenía que verme, mucho menos así.
Mi respiración comenzó a hacerse más lenta y acompasada, mis ojos al fin se cerraron del todo. Escuché a Alexander murmurar unas palabras ¿qué habría dicho? No le entendí nada. Como sea, tenía demasiado sueño como para preguntarle que dijo.
Me olvidé del dolor de cabeza, que por suerte había disminuído un poco, y me dejé volar al mundo de los sueños.

Vi el brillo del sol atravez de mis parpados, la habitacion estaba iluminada por un resplandor palido, caracteristico de los primeros rayos del sol matituno. Abri los ojos, y pestañe varias veces, esperando que mi vista se enfocara, y recordando donde estaba, los recuerdos llegaron a mi raudos, estaba en la enfermeria, vine aqui anoche, gire mi cabeza, y la vi, su cabeza estaba apoyada en mi hombro, seguramente aquello había ocurrido despues de que se durmio, aun estabamos en el piso, sentados con la esalda en el muro, la ventana tragaba luz matituna sobre nuestras cabezas.
Al pareces, madam Pumfry aun no nos había visto, o, si lo había hecho, por alguna misteriosa razon había decidido no despertarnos.
Mire a Sophie, dormia profundamente aun, sus rasgos se veian más suaves iluminados por el resplandor de la mañana, sonrei, pude despertarla en ese momento, pero preferi quedarme alli, mirandola, sin mover mi hombro para no molestarla.

Noté como los rayos del sol atravesaban la ventana y me daban de lleno en el rostro. Inhalé aire profundamente, protesté y escondí mi cara de manera tal que el sol no me molestara; no estaba segura de en que tenía apoyada mi cabeza, no era mi almohada, pero se sentía bien. Continué descansando durante unos segundos, o minutos quien sabe, más. Hasta que recordé a donde estaba, o eso creia.
Con algo de pereza volví mi rostro hacia el sol de nuevo y abrí los ojos. Miré a mi alrededor y, efectivamente, estaba en la enfermería. También me di cuenta que estaba apoyada sobre Alexander, quien ya estaba despierto. Me pregunté si Madam Pomfrey ya habría venido.
- Hola Alex - lo saludé y cerré los ojos de nuevo, todavía algo dormida.

Parecia que su cuerpo se resistia a despertar, seguramente era del tipo de personas que gustaban de dormir hasta tarde. Me saludo, y se mantuvo apoyada en mi hombro, intentando estirar los ultimos minutos de sueño que le quedaban.
- ¿Sabes?, creo que hoy llegaremos tarde a clases - dije en tono de broma, sin dejar de mirarla, la verdad es que, a pesar de estar sentado, sobre piso frio, y con la espalda en un muro de roca, habia pasado una noche estupenda, me pregunte si tendria algo que ver con dormir tan cerca de ella.

Abrí los ojos de repente y me enderezé al escuchar su comentario. Oh, ¡las clases! Claramente ya habían empezado. Suspiré, no había nada que pudiera hacer, luego me pondría al día. De todos modos sólo me perdía la primera hora ¿Herbología era? A Pociones, que tenía en la segunda hora, pensaba ir. Miré a Alexander, parecía estar despierto desde hacía un buen rato.
- ¿Cómo estás? - le pregunté, haciendo referencia a sus costillas. - ¿Ya vino Madame Pomfrey? - Seguramente su respuesta sería negativa, no creia que no me hubiera enterado si ella hubiera venido. Nos habría retado a ambos al vernos.