¿Es una cita o no lo es? [Sophie]

Tras recibir su contestación casi positiva, decidí esperar hasta la feria para ver si aparecería o no. El ticket tenia la direccion, la feria magica habia estado en el valle Godric toda la semana, y partiria al terminar este fin de semana, esta era la oportunidad que teniamos de asistir.
Me mantuve de pie en la entrada de la feria, balanceando mi paso de un pie a otro, había elegido con cuidado mi ropa, en tonos grices y negros, tambien había puesto algo más de cuido de lo habitual en peinarme.
Me hubiese encantado decir que estaba seguro que vendria, la verdad es que algo en mi interior me decia que si apareceria, pero aun asi tenia ciertas dudas y aquello me ponia nervioso.
Dedique algunos segundos a ver la gente pasar a mi alrededor, había de todo un poco, viejos y jovenes, parejas y grupos numerosos, algunos vestian ropas muggle, y otros tunicas de mago. Mire mi reloj, los segudos pasaba, y ya era la hora de que apareceriera, mire en todas direcciones, a ver si la encontraba.

No estaba muy segura de si ir o no, me pasé el día meditándolo. Por un lado, no quería ninguna cita y mucho menos con Alexander; pero por otro, me agradaba la idea de ir a una feria mágica y, en verdad, si yo no iba él seguro seguiría insistiendo, el chico me iba a terminar ganando por cansancio. Además no estaba muy segura de porqué le contesté aquello, debería haberle puesto que no y fin del tema, pero ahora si no iba me iban a quedar remordimientos de haberlo hecho ir a él.
Rode los ojos, asique aqui estaba, caminando hacia la feria, la cual se encontraba sólo a unos pocos metros de distancia. Me había puesto un vestido, más bien informal, de color celeste y no había reparado mucho más de lo normal en el resto de mi apariencia, no era como si quisiera lucirme o algo por el estilo. Llegué a la puerta donde encontré a Alexander solo, al parecer buscándome. No pude evitar que una pequeña sonrisa escapara de mis labios al verlo bien peinado y vestido, no estaba mal.
- Antes que nada, no te pienses de que el hecho de que esté aqui te da derecho a besarme o esas cosas - le aclaré al llegar a su lado y ver que me había reconocido.

La vi venir, lucia preciosa, aunque me di cuenta que para mi, ultimamente siempre lucia preciosa, deje que se acercara, y escuche su comentario, sonrei.
- No te preocupes, decidi que la proxima vez que nos besemos, sera porque tu lo quieras tambien - dije con tono divertido, sin dejar claro si lo decia en serio o de broma.
Quize hacerle un comentario sobre que sabia que vendria, o de que no tenia dudas de que estaria aqui, pero seria mentir, la verdad es que llege a ponerme nervioso, y eso no es nada habitual en mi.
- Pasamos entonces - dije, haciendo una profunda reverencia, con mi mano estirada hacia la feria, una satira de una invitacion de caballero.

Lo miré alzando una ceja y con una sonrisa divertida, le estaba por decir que entonces por suerte no habría próxima vez que nos besaramos, aunque decidí callarlo a último momento. Creo que ya se lo había recordado la suficiente cantidad de veces.
Caminamos los pocos pasos que nos distanciaban de la entrada. El lugar se veia con bastante gente y de todas las edades. Mi mirada se posó unos segundos en unos niños de no más de 11 años, él agarrando de la mano a ella, que al parecer estaban en una cita o algo así.
Le entregué el boleto al mago que estaba en la entrada, Alex hizo lo mismo, y pasamos hacia la gran feria.
- Bien, ¿a dónde quieres ir primero? - me adelanté a preguntarle, mirando a mi alrededor sin saber por donde empezar.

Desde fuera, la feria parecia normal, una rueda de la fortuna, un par de puestos, nada del otro mundo, nada que a un muggle pudiese llamarle la atencion, y claro, es que no podian arriesgarse, el valle Godric es uno de los lugares en que la poblacion magica comparte con la poblacion Muggle de forma diaria. Mas una vez atravesamos la puerta de entrada, ante nosotros se desplego un espectaculo completamente diferente, una gigantesca rueda giraba sola sobre nuestras cabezas, cruzando toda la feria, silvando en el aire, y llena de jovenes gritando por la adrenalina del juego, a los lados, había puestos de todo tipo, un sujeto fornido levantaba su varita y retaba a cualquiera a un duelo, ofreciendo distintos premios a quien lo pudiera vencer, una casa embrujada tenia a un extrovertido fantasma recibiendo tickets en la entrada, y un gnomo vendia ranas de chocolate que saltaban eufóricas en la caja que llevaba entre sus brazos, y eso era solo la entrada, quedaba mucho feria que recorrer.
El lugar estaba lleno, jóvenes magos caminaban de un lado de otro, emocionados por todas las perspectivas de diversion que les aguardaban en la feria.
Dirigi mi mirada a Sophie, sonriendole alegremente.
- ¿Que tal la casa embrujada?, A menos que te de miedo, claro - dije en tono entre desafiante y divertido.

- Oh, claro. Cierto que lo propone el señor no le temo a nada - le dije con una ligera sonrisa sarcástica - De acuerdo, consideralo hecho - agregué, no me daba miedo, era sólo otra de las atracciones de la feria, y comenzé a caminar hacia el fantasma que estaba en la entrada de la antigua casa, esperando que Alexander me siguiera.
Incluso esa parte de la feria la habían ambientado como si estuviera embrujada: el cielo, en vez de estar despejado como en el resto del lugar, estaba lleno de oscuras nubes y desde dentro se escuchaban algunos gritos. Me hizo recordar un poco a la casa de los gritos en Hogsmeade. Habían unos 7 u 8 magos haciendo fila delante nuestro, por lo que nos colocamos detrás de ellos. De vez en cuando hacían pasar a 2 o 3 de ellos. Me pregunté por donde salían las personas que entraban, ya que no las veia volver. Seguramente la casa tendría una salida por atrás.
Volví mi mirada hacia Alex.
- ¿Te gustan las ferias? - le pregunté con algo de curiosidad. Jamás pensé que me habría dicho de venir a un lugar como este, que le agradara. No lo veia como de su estilo.

Odiaba las filas, odiaba perder tiempo, era atención era demasiado inquieta para mantenerla estática por tantos minutos, fue entonces cuando Soph me hablo.
- Eso depende - dije, sonriendo de nuevo - Solo cuando vengo bien acompañado - La verdad, es que es la primera vez que pisaba una feria, solte una risa divertida ante esta idea - La verdad, pronto averiguare si me gustan o no - dije, como si aquello fuese una broma.
La fila avanzo un poco más, y finalmente nos encontramos ante el fantasma de la entrada.
- ¡Bienvenidos!, preparence para un paseo de terror y peligro, solo para magos valientes y capacitados - Miro a Sophie un instante, y luego devolvió la mirada a mi, era difícil saberlo ante su rostro semitranslucido, pero me pareció ver que fruncía el ceño - Este juego es solo para mayores de edad, ¿ambos cumplieron ya los 17?

Lo miré con una media sonrisa, ya lo suponía. La fila avanzó hasta que al fin nos tocó llegar a la entrada. Escuché las palabras del fantasma y contesté astutamente sin dudar.
- Por supuesto que sí - maldije en mi interior, sólo me faltaban algunos meses, pero lo mismo seguía siendo menor. De todos modos, no iba a perderme esto por tener 16. Es decir daba igual, siempre molestaban con lo de la mayoría de edad y no era para tanto.
El hombre luego de unos segundos asintió y nos dejó pasar. En ese momento me di cuenta de una cosa.
- Alexander - lo miré y tragué saliva - espero que no hayan muchas arañas o voy a morir - era lógico que en una casa embrujada estarían aquellas desagradables bestias. Caminamos unos metros por un pequeño sendero que nos dirigía a la casa, no había nada de vegetación, solo tierra seca en el suelo.
Llegamos a la puerta, no tuve necesidad de abrirla ya que eso lo hizo ella por sí misma. Entramos y se cerró con un golpe seco, una corriente calida de aire nos golpeó al instante. Miré a mi alrededor, las cosas estaban apenas iluminadas.

El fantasma miro con recelo a Sophie ante su respuesta, saque mi varita por debajo de mi tunica.
- Confundus - pense, sin llegar a pronunciar las palabras, el fantasma parpadeo un par de segundos y nos dejo pasar, Sophie parece no haber notado el maleficio.
Finalmente lleganos a una puerta que se abrio sola.
- Si te asustas, siempre puedes abrazarme - dije bromeando, sabía lo orgullosa que era Sophie, mire el escenario que teniamos ante nosotros, se extendia un pequeño pantano, era totalmente real mirandolo nadie podria decir que estabamos dentro de un edificio cerrado, colgaba entre nosotros olor a agua estancada, el suelo era lodoso, y un grupo de arboles de baja altura debajan caer gruesas ramas con hojas sobre el camino, estorbando el paso y la vista.
- ¿No te parece raro que solo dejaran entrar mayores de edad a esta atraccion? - le dije, pensando un poco en ese detalle, la unica respuesta que se me ocurrio no me gusto para nada.

No lo había pensado, pero ahora que Alex lo preguntaba sí que me parecía raro. Es decir, se suponía que debería estar abierto a todo el público. Miré a mi alrededor, esperaba no tener que usar magia o estaría en problemas.
- Ya estamos aqui - respondí en un tono de voz bajo, no muy segura de por qué, no podíamos volver atrás a decirle al fantasma que en realidad era menor.
No se escuchaba ningún ruido, lo cual me parecía raro, ¿no se suponía que deberían haber insectos o algo así? Continué el camino por el pequeño sendero, que nos separaba del lodo, con Alex detrás mío, ya que no entrábamos uno al lado del otro. Llevábamos unos pocos segundos caminando cuando sentí que el ambiente se hacía más pesado, corrí unas ramas para continuar el recorrido y en ese momento noté que algo me agarraba del tobillo. Un pequeño grito ahogado salió de mis labios y no tuve tiempo nisiquiera de mirar a la cosa que me había agarrado ya que lo que fuera me arrastró hacia el pantano con él.

La chica se ubico delante de mi para caminar, asi era mejor, podria tenrla vigilada, apenas habíamos avanzado los primeros pasos cuando agradeci al haberla tenido a la vista. Ella solto un grito ahogado, y luego comenzo a sumergirse, algo la estaba jalando, aparentemente desde una pierna.
Pase mi mano por la cintura de Sophie, y la jale hacia arriba, lo que fuera que la estaba jalando tenia mucha fuerza, más que yo, si no hacía algo, nos arrastraria a ambos.
Sin soltar el cuerpo de Soph, saque mi varita con la mano libre, y apunte hacia el agua.
- ¡Bombarda! - La superficie del agua salto en todas direcciones, mojandonos completamente, y dejando al descubierto al misterioso atacante
- ¿Estas bien?- Mire a la chica, fijándome que no tuviera herida alguna, solo entonces mire a nuestro atacante, era una critura bipeda, de piel verde, tenia el torso cubierto por un deforme caparazon, similar al de una tortuga, las manos y los piel palmeados, y una gran mata de hiervas en lugar de cabello, sus ojos eran pequeños, y nos miraron con furia asesina. Su rostro era curiosamente similar a un simio, media cerca de 1.30, aunque algo en el lo hacia ver terriblemente intimidante y peligroso.
- Comere sus higados - dijo con voz rasposa, y un tono maligno.

Diugh, que asco. Me estaba sumergiendo en aquel desagradable pantano, quien sabe que podía haber alli. Comenzé a pegar patadas desesperadamente sin ningún resultado, hasta que Alex lanzó un bombarda que hizo que pudiera salirme. Miré a la criatura con enojo en mis ojos, como se atrevía a ensuciarme así. Asentí ante la pregunta de Alexander, no me había hecho nada.
- Intentalo y verás como te va - le dije al monstruo frunciendo el seño, el color de mis mejillas aumentó un poco. Me incomodaba el no poder usar magia, claro que si fuera una situación totalmente necesaria lo haría, pero por ahora no lo era. Avanzamos unos pasos, yo estaba un poco desesperada debido a la criatura, para colmo estaba segura de que la vegetación se ponía de tal modo que no pudieramos pasar a propósito. Estúpidas plantas. Lo que me había agarrado venía hacia nosotros de nuevo.
- Alex, cortalas o has algo para que podamos pasar - le dije con prisa, refiriéndome a las plantas, intentando separarlas sin éxito.

Hice como me dijo Soph, apunte mi varita a las ramas.
- Diffindo - dije, y las ramas calleron cortadas al instante, sujete la mano de la chica, y comenzamos a correr, escuchaba los pasos de la criatura atras de nosotros, y supe que no podríamos perderlo, ademas de ser más fuerte que nosotros, era tambien más rapido, , y para peor, mientras nosotros la teníamos realmente dificil corriendo entre el fango, el estaba en su territorio.
Me detuve de golpe, y me gire, dejando a Sophie a mi espalda, alce mi varita y apunte a la criatura.
- Quedate detras de mi - le dije en tono firme.
- Incarcerus - Dos gruesas cuerdas volaron de mi varita hacia la criatura, pero esta era endemoniadamente rápida, y se hizo a un lado antes de quedar atrapado.

Observé como la criatura esquivaba las sogas y continuaba acercándose a nosotros. Me frustraba el hecho de que no pudiera hacer nada, me sentía como una carga. Si hubiera nacido unos meses antes no estaría en este problema. De todos modos, esto era una feria; es decir, el peligro de que aquella criatura nos hiciera algo no era tan real, no podía ser tan real ¿verdad? Sentí como mi corazón latía más rápido que hacía unos instantes.
- Sugiero un depulso, o que lo congeles - le dije a Alexander, ya que no teníamos otra forma de derrotar al demonio. Los había estudiado en que ¿2º año? Vamos, de verdad no me esperaba tener que encontrarme nunca con esta cosa. O por lo menos mientras fuera menor. Intenté encontrar una salida, pero no veia ninguna. El sendero terminaba un par de metros de donde estábamos nosotros, pero no había a donde ir. Supuse que había que derrotar a esto antes de pensar en escapar.

Cerre los ojos con fuerza, intentando hacer funcionar mi cerebro lo más rapido posible, escuche la voz de Sophie sugiriendome algunos hechizos, pero sono lejana. Cuando volvi a abrir los ojos, la criatura ya estaba al lado de nosotros, parecio decidir que Soph era la más debil de los dos, seguramente porque no la habia visto usar magia, asi que le ataco con un manotazo.
- ¡Higados frescos!... ¡Que delicia! - grito la criatura, de un tacleo, saque a Sophie de su camino, la criatura no alcanzo a tocarnos a ninguno de los dos, en ese momento, como un resplandor de lucidez, recorde lo que buscaba, una clase, en una de las antiguas aulas de Dumstrang, criaturas tenebrosas, Kappas, alli estaba todo.
Me puse en pie lo más rapido que pude, mirando de frente a la criatura, hice contacto visual con ella, y la criatura parecio deterse un instante, confusa, aproveche esa pequeña vacilacion para hacerle una reverencia, al estilo japones, modos que había aprendido en alguno de los muchos viajes de mi padre. La criatura parecia molesta, pero los Kappas eran seres orgullosos, no podian recibir una reverencia sin sentirse obligados a responder a ella de igual manera, era etiqueta. Cuando la criatura puso su cuerpo recto, e inclino su cabeza, algo de agua callo de entre las ramas que tenia por cabello, alli, abajo de toda esa mata, tenia un cuenco con agua.
- Hazlo igual que como lo hice yo - le dije a Soph sin dejar de mirar a los ojos de la criatura, volvi a inclinarme, y el me imito, si lograbamos hacer que toda la agua se derramara, la criatura perderia su fuerza y se veria obligada a volver al agua, eso nos daria un par de segundos para alejarnos corriendo de aquel pantano.

Miré a la criatura con algo de asco, vamos ¿higados? Creo que podría haber dicho cualquier otra cosa y sonaría más delicioso que mis higados. Alex nos apartó en el último instante y luego lo vi hacer una especie de reverencia. Miré con curiosidad la reacción del demonio; ok, a partir de ahora prestaría más atención en la clase de cuidado de criaturas mágicas. Apenas escuché que me hablaba, me puse de pie y lo imité. De inmediato el Kappa me respondió, lo que hizo que más agua de su cabeza se derramara. Luego de unos instantes, finalmente pareció perder todo el líquido y volvió a introducirse en el pantano.
Aprovechamos la ocasión para salir corriendo. Pude ver como una puerta se abría a unos metros de donde estábamos por el sendero. Esa era nuestra oportunidad. Al fin la alcanzamos y luego de que pasaramos por ella la cerré fuertemente. Mis mejillas se habían sonrojado y estaba jadeando un poco, pero eso era lo de menos, lo importante era que logramos salir de alli. Sorprendentemente, no quedaba ni un rastro de agua de pantano en mí, era como si no me hubiera introducido hasta la cintura en él.
- ¿Y ahora qué? - murmuré, intentando todavía recomponerme de nuestra carrera, mirando a mi alrededor. Si antes estaba algo oscuro, ahora no podía ver casi nada. La temperatura había descendido unos cuantos grados, al punto de que me dio frío. Lo único que pude notar era la roca en la que estaba construido todo a nuestro alrededor.

Vi el vaho salir de mi boca al respirar, la temperatura había descendido varios grados en esta habitación, y la oscuridad, tan densa que parecía solida, apenas nos dejaba ver un par de metros adelante. Sentí que algo en mi pecho se encogía, como si algo malo fuese a ocurrir, o estuviese ocurriendo ya, me acerque un poco más a Sophie, hasta que sentí su hombro junto al mio.
- Esto me da mala espina - le dije en un susurro, alce mi varita, que no había guardado desde nuestro enfrentamiento con el Kappa, e ilumine el lugar, pero ni siquiera el conjuro Lummus pudo con toda la oscuridad del lugar, iluminando solo un pequeño circulo a nuestro alrededor.
En ese momento sentí como el pecho se me presionaba nuevamente, como si toda la diversión y felicidad me fuese a ser negada para siempre, reconocí la sensación al instante, y abrí los ojos de par en par.
Retrocedí varios pasos, y golpie con la espalda la pared.
- No... no de nuevo - dije, mientras los momentos en aquella asquerosa prisión volvían a mi cabeza, agolpándose tras mis parpados para pasar como películas que no puedes dejar de ver ante mis ojos - No esas criaturas - Mi varita callo de mi mano, y tras golpear un par de veces el suelo, se apago, volviéndonos a sumergir en las penunmbras.

Asentí ante su comentario, intentando ignorar el frío y concentrarme. Vi como la varita de Alexander emitía luz, pero apenas bastaba para ver un poco a nuestro alrededor. Me sentí abrumada de repente, la esperanza y la felicidad iban desapareciendo de mi ser y pensamientos negativos comenzaban a formarse en mi mente. Conocía la sensación, ¿habíamos visto esto en cuarto año quizás? Por suerte había practicado como derrotarlos también.
Miré a Alex, parecía aterrorizado. Escuché sus palabras sin terminar de entender, ¿a que se refería con ''no de nuevo''? Fui junto a él, su varita cayó al piso y nos dejó en la misma oscuridad que cuando entramos, no sé si era yo pero cada vez hacía más frío. Entonces, pude notar como una sombra se deslizaba hacia donde estábamos.
- Tranquilo - le dije susurrando, decidida. No podíamos salir de esta sin usar mi varita. Si me ponía a buscar la de Alex en la oscuridad no la encontraría nunca, y el dementor estaba viniendo hacia nosotros, por lo que tendría que actuar. Qué importaba si era menor de edad, los del ministerio daban igual. Respiré hondo, intentando alejar los malos pensamientos que todavía se apoderaban de mí, y saqué mi varita justo cuando la criatura estaba a dos pasos nuestros de distancia.
Di un paso adelante para decir el encantamiento Patronus y entonces la figura del dementor cambió completamente, en su lugar apareció una gran gran acromántula. Inmediatamente mi rostro perdió todo el color y sentí una horrible sensación de desesperación, creo que me desmayaría en cualquier momento. En serio, habría preferido al dementor. La criatura chasqueó sus colmillos y posó sus ojos en mí, mencionando algo sobre la suerte que había tenido por encontrar a dos presas. Oh por Dios, que se alejara o me iba a morir. No podía pensar coherentemente, no podía hacer nada. Me quedé parada con mi cara blanca como el papel y comenzando a sentirme mareada.