Una noche planeada (Sophie)

Recuerdo del primer mensaje :

Eran las 20:00hrs, por primera, probablemente en toda mi vida, habia llegado temprano a un lugar, estaba de pie, en el linde el bosque prohibido, cubierto por las sombras de la primera hilera de arboles, el cielo aun no estaba oscuro, pero tenia una tonalidad violeta, y del sol solo quedaba un resplando anaranjado en el horizonte, algunas estrellas solitarias estaban desperdigadas por el manto celeste, no habia luna, al menos no aun.
Balancie mi peso de un pie al otro, mirando ocacionalmente al castillo, por un fugas instante me pregunte si vendria o no, pero aleje la idea de mi cabeza con celeridad, ella vendría, yo le causaba demasiada curiosidad para que no viniera, al menos por eso tendría que venir.

Observé todas las nubes que se extendían por el inmenso cielo. Noté como comenzamos a bajar, atravesándolas de nuevo, y llegando a visualizar lo que parecía una montaña. Se veia verde, pura y hermosa, me encantaban los espacios con naturaleza. De repente, el thestral tomó una velocidad superior a la que nunca antes había alcanzado. Un pequeño grito salió de mi garganta seguido de una carcajada y sentí como me apretaba más contra Alexander por la bajada. Continuamos bajando a toda velocidad, ¡ibamos a estrellarnos! Me preparé para sacar mi varita y salvarnos, pero en el último instante el caballo dobló quedando paralelo al piso. Suspiré divertida y rei junto al chico.

- Esto es genial - le dije todavía con una carcajada. Esperé unos segundos a que se me pasara la emoción y tomé su mano para bajar de la criatura.

La chica finalmente bajo, no pude evitar que mis ojos se fueran a su cuerpo cuando la vi decender, las nubes nos habian dejado empapados, igual que si ubiesemos saltado al lago, y la fina tela de la ropas de verano estaban totalmente aderidas al cuerpo de la chica, dejando ver con claridad su figura.
- Luces sensacional - dije con sinceridad, el comentario simplemente escapo de mis labios como si tuviese fuerza propia. Sacudi mi cabeza en un gesto que intentaba alejar aquellos pensamientos de mi cabeza, y comience a caminar por las rocas, intentando rodear una gran roca que nos cortaba la vista, mis ropas estaban tan mojadas como las de ella, y pesaban al moverse, por suerte la noche estaba tibia.
- Vamos, aun queda más por ver - le invite a seguirme.

Noté como su mirada se paseaba por mi cuerpo y al instante mis mejillas se encendieron. Ahora sí me arrepentía de haber pasado por aquella nube. Alzé una ceja ante su comentario, me pareció que estuvo de más.

- Gracias, supongo - le dije rodando los ojos y rezando para que mi ropa se secara rápido. Al ser fina no debería demorarse tanto ¿verdad? Seguí su caminata por las rocas, teniendo cuidado de no resbalarme en ellas y asi evitar pegarme un buen golpe. ¿Que faltaría por ver todavía? Estuvimos algunos instantes para rodear una enorme roca que tapaba todo - Como me gustaría ser mayor para poder usar la magia - comenté, al ver que todavía estabamos con esa piedra. Si tuviera 17 bastaba con un simple bombarda y ¡adios roca! Esta bien, no; pero aun así..

Escuche su comentario y me causo cierta gracia, seguramente estaba pensando en evitar el rodeo con alguna hechizo, yo hubiese podido, claro, ya había cumplido mis 17 años, pero me parecía más entretenido rodearla, tenia un mejor efecto.
Finalmente quedo al descubierto mi objetivo, al otro lado de la roca, un manantial natural, un pequeño lago de aguas cristalinas brillaba en total quietud, como un gran espejo reflejando el cielo sobre nosotros.
Me arrodille a un lado, y sumergí mi mano en las aguas, estaban tibias, y el flujo constante de aguas subterráneas mantenía las aguas frescas y agradables.
El efecto de la absoluta quietud del agua era precioso, era como tener un trozo del cielo frente a nosotros, traido a la tierra y puesto sobre una roca, en la cima de un monte.
- ¿Te haz dado un baño nocturno en un manantial alguna vez? - dije, con media sonrisa en los labios.

Caminamos un poco más hasta que vi una fuente natural de agua, el paisaje seguía tan verde como se lo veia desde arriba y había uno que otro árbol esparcido por ahi. El silencio era único, te sentías en verdadera tranquilidad. Me asomé a ver más de cerca la fuente, era preciosa. El agua tan pura que podía ver el cielo y a mí reflejados en ella. Sonreí a Alexander, el lugar me gustaba.

- Nunca, pero siempre hay una primera vez para todo - le dije observando todavía al agua. Y entonces, lo empujé al manantial con una divertida sonrisa en mis labios. Que más daba, si total ya estaba mojado y la fuente estaba a una temperatura perfecta.

No me espere una reacción así de Sophie, una vez más sacaba sus garras de forma sorpresiva, cai al agua con un salpicar, y salí a flote tras algunos segundos, la mire, sonriendo, mientras sacaba mi varita.
- Esto me parece ligeramente familiar - dije mientras conjuraba en encantamiento convocador a sus ropas, trayendo al agua conmigo. Es verdad que la accion era la misma que la primera noche que nos conocimos, pero se sentia totalmente diferente, esta vez era un juego para ambos, no queria molestarla, estaba disfrutando aquello.
Su cuerpo choco con el mio cuando la fuerza de conjuro la trajo a mi, y ambos volvimos a sumergirnos. Sali a flote riendo divertido.

- Es muy posible - le dije con una sonrisa. Ya sabía lo que se avecinaba. Me resigné sabiendo que no podía hacer nada para evitarlo y dejé que me llevara al agua junto a donde estaba él. Caí al agua chocando contra él y sumergiéndonos en ella, la verdad es que si estaba a una temperatura ideal. Salí a tomar aire y la risa del chico me contagió. Me quedé flotando boca arriba sobre el manantial, era relajante.

Era extraña la manera en la que las cosas que habían pasado la primera noche que nos conocimos se repetían ahora, pero esta vez era diferente. Todo había cambado. Me puse a pensar en Alexander, todavía no estaba muy segura de quien era él en realidad. El ambiente entre nosotros podía cambiar de un segundo a otro.
- ¿Cuál es tu apellido? - le pregunté curiosamente luego de unos instantes en silencio al darme cuenta de que no lo sabía. En realidad, nunca nos habíamos presentado como correspondía.

La vi flotar en el agua, yo mientras camine hasta la orilla, sin llegar a salir del agua.
- Zalachenko - le dije, mientras comenzaba a desabotonar mi camino, dajandola caer empapada a un lado junto con mi túnica, la ropa mojada pesaba demasiado, y era molesta a la hora de disfrutar de aquella deliciosa agua - Soy ruso, pero estudie en Dumstrang hasta hace unos meses - le aclare, mientras me quitaba también los pantalones, dejándolos junto a la camisa, volví a sumergirme en el agua, mirándola divertido.
- Señorita Quinn - le dije, para dejarle claro que no necesitaba devolverle la pregunta - Creo que debería seguir mi ejemplo, el agua si disfruta mucho más - nade con suavidad por el agua, deslizándome.

Asentí mientras cerraba los ojos y me quedaba disfrutando del momento. Lo sentí moverse pero continué sin mirar.

- ¿Durmstrang, en serio? - exclamé con algo de sorpresa en mi voz, había notado su acento de extranjero, pero pensé que siempre había venido a Hogwarts. Quizás no era la única que vino de un colegio de afuera como lo había pensado - ¿Y por qué viniste a Hogwarts? - le pregunté abriendo un ojo para localizarlo. Vislumbré su ropa extendida en el suelo al lado de la fuente y me volví para buscarlo, lo encontré nadando detrás mío y alzé una ceja - Claro que no, estás loco si piensas que lo haré - le dije con una media sonrisa. No iba a sacarme la ropa, no importaba que fuera algo molesta.

Continue nadando, de esta forma se disfrutaba mucho más el agua, solo concerve mi ropa interior.
- Porque me expulsaron de Dumtrang - dije con naturalidad, mi eterna sinceridad no tenia peros para decir nada - Y los contactos de mi padre con Dumbledor me permitieron terminar mis estudios aqui.
La mire, acababa de notar mi estado, y sonreía mientras se negaba a hacer lo mismo.
- Dejarse llevar por el momento, ¿recuerdas? - le dije, correspondiendole con una media sonrisa - Simplemente disfrutar de la vida - continue nadando, la luz de la luna otorgaba la iluminación justa para darle la maxima belleza a este lago.

Mi sorpresa fue mayor ¿Expulsado? ¿Qué habría hecho para que lo expulsaran? Decidí no preguntárselo. Era extraño, no conocía a nadie que hubiersa sido expulsado de Durmstrang y conocía a varias personas de alli, quizás luego podría preguntarles por Alexander y su curiosa historia.

- Oh vamos, si siento ganas de tirarme de un precipicio no lo haré sólo por dejarme llevar por el momento - le dije haciendo énfasis en las últimas cuatro palabras, burlándome un poco de él. Si tuviera una bikini abajo lo haría sin problemas, pero no la tenía asique no había chances. Me metí debajo del agua de nuevo, nadé un poco y luego volví a salir, haciendo mi cabello para atrás asi no me molestaba.

Ls segui con la mirada, mientras buceaba un poco, en cuanto salio del agua, estaba justo frente a ella, flotando a poca distancia de su cuerpo, mirando directo a sus ojos.
- ¡oh, vamos! - le dije con media sonrisa, de nuevo estaba muy cerca de su cuerpo, ¿porque siempre terminaba asi de cerca con ella?, sujete su tunica y la tira hacia atras, haciendo que resvalara por sus hombros - Prometo no mirar tu cuerpo - dije en tono jugueton, mientras miraba solo su rostro, sin bajar la mirada. La verdad, es que a esas alturas, la blusa no le cubria demaciado, era blanca, y estaba tan empapada que su ropa interior se marcaba con toda claridad.

No entendí como pero aparecí muy cerca de Alexander. Abrí mi boca para contestar sus primeras palabras pero luego la cerré al observar lo que hacía. Fruncí ligeramente el seño en el mismo instante en el que mis mejillas comenzaron a arder por lo que se había atrevido a hacer. Le devolví la mirada, notando que en verdad no estaba observando mi cuerpo, si no que solamente mis ojos.

- No hará falta que lo prometas - le dije con una sonrisa de costado. Volví a subir mi túnica para cubrirme de nuevo, notando que se me traslucía todo. Debería haberlo pensado mejor antes de ponerme una blusa blanca debajo de la túnica.

Solté una risa divertida cuando vi el sonrojo en sus mejillas, siempre que la veia sonrojar sonreía sin poder evitarlo, me procuse averiguar nuevas formas de sonrojarla en el futuro, ella regreso la tunica a su lugar. Decidí desistir, por ahora, y retrocedí un poco, permitiendo a mi cuerpo flotar en el agua relajadamente.
- ¿Que clase de chicos te gustan? - pregunte de manera casual, mientras flotaba de espalda en el agua, mirando las estrellas sobre nosotros, desde pequeño, siempre me gusto mirar las estrellas.

Al parecer había decidido parar. Observé como se alejaba un poco de mí y mi tensión bajo considerablemente, mis mejillas volvieron a su color normal. Imité su posición y me quedé flotando, mirando hacia arriba, y meditando su pregunta. ¿Qué clase de pregunta era aquella?

- No lo sé, jamás me lo he cuestionado - le dije volviendo mi mirada hacia él y reflexionándolo - Supongo que tiene que ser alguien divertido, porque detesto aburrirme; en el que se pueda confiar y no tenga que andar dudando; tiene que cuidar su aspecto, detesto los chicos desarreglados - con uno de los dedos de mis manos comenzé a hacer círculos en el agua, observando como la onda se expandía. Dejando un breve espacio de silencio - y lo más importante es que tiene que ser él mismo, no me gusta vivir una mentira - terminé mi respuesta.

Rei divertido por su respuesta, aun mirando el cielo, flotando relajo en el agua.
- Si te das cuenta que cumplo con casi todo, ¿No? - le dije divertido, no pude evitar girarme para mirla, ver como reaccionaba a mi respuesta. Despues de todo, siempre buscaba diversion, era cuidadoso con mi aspecto, y jamas, pero jamas, mentia.
No tuve mucho tiempo para analizar su respuesta, pues mi atencion fue llamada por onda que se formaron en el agua, en principio eran pequeñas, circulos que parecian contraerse desde las orillas hasta terminar el en centro, pero poco a poco su intensidad fue aumentando, me mantuve en silencio, y pude escuchar un golpeteo desde la distancia, como si un gran martillo estuviese golpeando la tierra con gran fuerza, cada vez más cerca de nosotros.
- ¿Que es eso? - Pregunte, levantando la vista en un vano intento por divisar algo.

Volví mi mirada hacia él y lo observé con una sonrisa divertida ante su respuesta ¿En qué estaba pensando?.
- Casi no me es suficiente, tiene que ser todo o no sirve - le dije con una suave risa. Miré al agua de nuevo, y vi que habían ondas en ella. Que extraño, mi mano ya no estaba formando círculos. Nadé un poco hacia la orilla, observando a mi alrededor. Sentí un sonido de golpes que se acercaba cada vez más a nosotros.

- ¿Qué estás esperando? Vamos - volví rápidamente hacia donde estaba Alexander y lo tomé de la mano mientras nos dirigía hacia la orilla de nuevo. Salimos del manantial, los golpes estaban cada vez más cerca. Mis sentidos se agudizaron e intenté descifrar que era lo que estaba causando aquello. Entonces, de una de las rocas vi salir a una criatura enorme. Sus facciones eran humanas, aunque él no lo era, estaba bastante sucio y medía como unos 7 u 8 metros de altura. Tiré a Alex hacia mí para ocultarnos detrás de un árbol, él parecía no habernos visto.

Salimos del lago, mientras aun intentaba divisar la fuente de los golpes, pero Sophie la vio antes, y me tiro hasta quedar escondidos detras de un arbol.
Mire de reojo solo paa confirmar lo que temia, era un gigante, y no uno pequeño, su mirada denotaba poca inteligencia, y su cuerpo cubierto de cicatrices de batallas una gran brutalidad, si nos veía, de seguro intentaría acabar con nosotros, y Soph no podia usar su magia aquí, y mi varita estaba junto a mi ropa, en la orilla.
Sus ojos se sacudieron, recorriendo el lugar, mientras sus fosas nasales se expandieron, había captado un olor extraño, e intentaba ubicar de donde venia.
- Venite - susurre desde mi lugar en el arbol, y de inmediato la varita salto de su lugar, llegando a mi mano, el gigante parecio ver un movimiento, porque de inmediato se inclino, y comenzo a hurgar en mis ropas con su gigantesco dedo.
- Permanece en silencio - susurre a Soph, mientras me pegaba más a ella, para que el arbol cubriera la totalidad de nuestos dos cuerpos.

Me mordí el labio inferior al tiempo que giré levemente mi cabeza para ver a la criatura. Percibí que en una de sus manos sujetaba un gran garrote. Demonios, ahora sí que estaba difícil, si nos veia y se le ocurría - gracias a Merlin que los gigantes no se caracterizaban por su inteligencia - podía matarnos en un segundo con esa cosa. ¿Qué haríamos? Para colmo, no podía usar la magia. Aish, estúpidos 16 años, necesitaba emplear mi varita. Sentí que Alex susurraba algo y volví mi mirada hacia él. Y ahi estaba él, con la varita en su mano. Y recién en ese momento me di cuenta de que él estaba en ropa interior y nuestros cuerpos estaban pegados, lo cual no favorecía mucho la situación.

- Sacale el garrote antes de que nos descubra - susurré en voz muy baja. Sentí como el gigante emitía una especie de gruñido y de nuevo escuché sus pasos, al parecer se había cansado de curiosear en las ropas de Alex. Miré de nuevo y esta vez se había metido en el manantial. Sonreí ante la vista. Hice que nos moviéramos un poco más hacia la izquierda con mucho cuidado y delicadeza, ya que supuse que si la criatura miraba desde ese ángulo a donde estábamos podría ver parte de mi túnica.

Sentia el cuerpo mojado de Soph junto al mio, aquello me causo un ligero estremecimiento, ¿como podia pensar en aquello mientras me escondia por mi vida?, la idea me parecio divertida.
Me asome, imitando a la chica, y el gigante se habia metido en el manantial, la cristalina agua se enturbio rapidamente por el sedimento levantado del fondo, segui con la mirada la escena, y vi que el garrote del gigante estaba en la orilla, esta era una buena oportindad.
Mi nuestro alrededor, la mayoria del lugar eran rocas, habia realmente pocos arboles en el sector, irnos del lugar se volveria dificil, a menos que ubiese una distraccion.
- Cuando cuente tres, saldras corriendo, ¿entendido? - le susurre a la chica, mientras sujetaba con más fuerza mi varita.
- Uno... dos... - Me acomode para correr - Tres - en ese momento, di un salto hacia afuera del arbol, mostrandome por completo ante el monstruo, clave mis ojos en el, esperando que Sophie estubiese alejandose del lugar, levante mi varita en direccion a su garrote.
- ¡Evanesco! - el arma se esfumo en el acto, el gigante miro confundo algunos segundos, pero de inmediato fruncio el ceño, a los gigantes no les gustaba la magia.
- Miii arrmmaaaaa - grito el gigante con voz fofa, mientras se apresuraba a salir del agua, yo me quede donde estaba, sonriendo por la adrenalina que se bombeaba a tomo mi cuerpo, sirviendo de distraccion mientras Soph se ponia a resguardo.

Todo sucedió muy rápido. Alexander salió del árbol antes de que pudiera reaccionar a sus palabras, y eso que estaba atenta. ¿Correr? ¿En serio pensaba que iba a salir corriendo sin él? Noté como hacía desaparecer el arma del gigante rápidamente. Excelente, ahora sí que él estaba enojado, crei notar algo similar a la rabia en su rostro cuando salió del agua y comenzó a acercarse a grandes pasos a donde estaba el Slytherin. En ese momento reaccioné ¿qué se suponía que yo estaba haciendo ahi? Nada de nada. Corrí como si se me fuera la vida en ello hasta la zona donde había rocas, agarré muchas de ellas y comenzé a tirarsélas a la criatura, que ya estaba a un metro de Alexander.

- Hey, ¿por qué no te metes con alguien de tu tamaño? - le grité frunciendo el seño mientras continuaba tirándole piedras. Seguro que solamente le producían un cosquilleo, no le hacían nada, aun así logré desviar su atención. El gigante al principio me miró y luego, con lo que crei que fue una sonrisa, encaminó sus pasos hacia mí. No se me ocurrió nada mejor que hacer que correr, claro. Lamentablemente, entre eso y que estaba sobre la roca y empapada, me resbalé pegándome un buen golpe y una fuerte raspadura mi antebrazo. En realidad, estaba tan ocupada poniéndome en pie de nuevo y corriendo que casi no sentí dolor, pero si pude ver la sangre que comenzaba a salir de mi brazo.

Perfecto, tenia la atencion del monstruo, Soph pronto habria salido de su rango, pero entonces escuche su voz, grito a la bestia mientras comenzo a lanzarle palos y piedras, el gigante dudo unos insntantes, alternando la mirada entre ella y yo, y parecio decidir que la chica tenia mejor saber, no podia culparlo por aquella dedicion.
- ¿Pero que...? - Maldicion, el gigante ahora iba a buscarla a ella, corri, para internerme en su camino, y la vi caer, senti un vacio en mi estomago.
- !Bombarda Maxima! - grite, apuntando con mi varita al suelo bajo los pies del gigante, una poderosa explocion lo sacudio, haciendolo retroceder un paso, pero no logro más que un par de rasguños en sus piernas.
- Nooo magiiiaaaaa - grito furioso, y volvio a girar hacia mi.
- Expecto igneos - grite mientras escrimia una floritura con mi varita, de inmediato dos largar lenguas de fuego salieron de ella, y comenzaron a retorcerse y unirce, lanzando chistas, finalmente el fuego callo al piso delante de mi, y tomo forma, grandes patas le crecieron, y termino por formar una acromantula de tamaño adulto, completamente hecha de fuego, el expecto chaqueo sus pinzas y se lanzo al ataque, el gigante fijo su mirada en la criatura, aproveche la oportunidad de correr en direccion a Soph.

Escuché a Alex conjurar un bombarda y al gigante gritando, no podía odiar tanto la magia. Me di la vuelta para mirar, aun entre jadeos, y noté que ahora él iba en dirección a mi compañero. Éste volvió a pronunciar otro encantamiento y observé con sorpresa como dos lenguas de fuego salieron de su varita, empezaron a fusionarse hasta formar una llameante acromántula, del mismo tamaño o más grande que la otra criatura. Tragué saliva y mi rostro perdió el color denotando algo de temor. Merlin, ¿por qué de todas las formas que le podría haber dado habia elegido una acromántula? Oh, moriría, moriría. La araña chasqueó sus tenazas y yo solté un gemido, un escalofrío recorrió mi cuerpo, no podía ver esto. Y sí, sabía que era estúpido temerle más al expecto de Alexander que al gigante; pero no lo podía evitar, odiaba las arañas, me asustaban más que nada en el mundo por más que no fueran reales.

Está bien, basta Sophie. Inhala, exhala, inhala, exhala. En el momento en el que mi conciencia decidió ayudarme volví a la realidad. Había estado conteniendo la respiración por lo que tomé una buena bocanada de aire, miré a mi alrededor - intentando ignorar a la acromántula no con mucho éxito - en busca de Alexander. No lo veia ¿a dónde se había metido?

Corri entre las rocas, el gigante tenia toda su atencion sobre mi expecto, pero yo sabia que no duraria demasiado, asi que acelere el paso.
Una roca paso volando junto a mi, el gigante, tras quemarse al intentar pisar mi conjuro, ahora intentaba lanzarle gigantescas rocas, y al levantarlas desprendía del suelo grandes peñaascos que volaban en todas direcciones.
Busque con la mirada a Soph, pero estaba con los ojos fuertemente cerrados, y repirando con dificultad, todo color de su rostro habia desaparecido, ¿El golpe habia sido más fuerte de lo que parecia?, senti como mi estomago se sacudia ante esta idea.
Escuche un fuerte golpe, y la tierra temblo bajo mis pies, al girarme, vi al gigante que finalmente había aplastado la acromantula ignea con una gigantesca piedra, y estaba terminando de rematar las ultimas llamas que lamian el piso.
Puse mi varita sobre mi cabeza.
- Caeca Temporalis - dije con firmeza, y senti la ya conocida sensacion decendiendo por mi espalda, este hechizo era uno de mis orgullos, dificil de lograr, pocos magos adultos llegaban a controlarlo.
Ya no era visible para nadie, continue mi carrera hacia Soph, esperando llegar antes de que el gigante la viese.
Al fin, llegue a su lado, note que ella habia abierto ya los ojos y miraba en todas direcciones, claro, no podia verme.
Me arrodille a su lado, y abri la boca apra hablarle, pero tuve un impulso que simplemente no pude contener. Junte mis labios con los suyos de forma fugas, solo un roce, era mi forma de avisarle que estaba aqui, sin decir nada más, puse mi varita sobre su cabeza y conjure nuevamente.
- Caeca Temporalis

Sentí el suelo temblar más que antes y observé como el gigante terminaba de exterminar a la araña. Un pequeño suspiro de alivio salió de mis labios, sabiendo que en realidad tendría que haber sido al revés. Que tonta era. Pestañeé todavía un poco aturdida, sin prestarle atención a las rocas que caian de todas direcciones. Di unos pasos pero Alexander no estaba ¿Habría desaparecido? Negué suavemente con la cabeza, no creia que se hubiera ido sin mí ¿verdad? Y entonces ¿dónde estaba? La duda cruzó mis ojos, después de todo era un Slytherin y podría hacer perfectamente lo que hizo la primera vez que nos encontramos, seguro que no le importaba.

Al parecer el gigante tampoco veia a Alex, por lo que su vista se posó en mí. Una chispa de determinación cruzó mis ojos al verlo acercándose, no iba a morir, por supuesto que no. Volvería a Hogwarts me costara lo que me costara. Saqué mi varita, en este momento lo que menos me importaba era ser menor y que los del ministerio luego me persiguieran. Tonterías. Estaba por caminar hacia la criatura cuando sentí algo extraño, un roze en mis labios, entonces lo comprendí. Él no se había ido. Mis mejillas subieron un poco de tono aunque lo miré frunciendo el seño - o creí mirarlo. Quizás hasta habría preferido que se hubiera largado.

- Eso es jugar sucio - le dije en voz baja. Sin embargo, una pequeña sensación de alivio se expandió por mí. La criatura ya estaba muy cerca nuestro y de repente sentí que algo bajaba por mi espalda. Envidié a Alex por ser mayor de edad. El gigante paró de repente, como aturdido por verme desaparecer de la nada. Sin embargo se puso a olfatear el aire, seguro seguía sintiéndonos. - Alexander, ¿nos vamos? - susurré intentando ubicar al chico. No quería que esto pasara a ser una situación peor, era preferible dejar al gigante vivo, solo y tranquilo. No me agradaba el hecho de matar criaturas.