Una noche planeada (Sophie)

Recuerdo del primer mensaje :

Eran las 20:00hrs, por primera, probablemente en toda mi vida, habia llegado temprano a un lugar, estaba de pie, en el linde el bosque prohibido, cubierto por las sombras de la primera hilera de arboles, el cielo aun no estaba oscuro, pero tenia una tonalidad violeta, y del sol solo quedaba un resplando anaranjado en el horizonte, algunas estrellas solitarias estaban desperdigadas por el manto celeste, no habia luna, al menos no aun.
Balancie mi peso de un pie al otro, mirando ocacionalmente al castillo, por un fugas instante me pregunte si vendria o no, pero aleje la idea de mi cabeza con celeridad, ella vendría, yo le causaba demasiada curiosidad para que no viniera, al menos por eso tendría que venir.

Mantuve la cercanía, ella había reaccionado a la defensiva, mostrando sus garras nuevamente, sonreí, y deje que mi mano se deslizara por su cuello, hasta llegar a su nuca.
- No te creo - fue mi respuesta, me acerque un poco más a ella, mientras mis dedos juguetearon con la piel de su cuello - puedo creerte que con cualquiera podrias ruborisarte, quizas todas las otras reacciones que te nombre, pero tambien te eh visto divertirte y disfrutar el tiempo conmigo - agregue, mis ojos miraron con aun más intensidad los suyos, buscando cualquier respuesta, cualquier indicio de que no me equivocaba, aunque fuese el más minimo atisbo de duda en su siguiente respuesta.

- No me creas, puedes pensar lo que quieras. Eso ya es tu problema. - murmuré al mismo tiempo que apartaba con suavidad sus manos de mi cuello. Noté que me miraba con más intensidad que recién, estaba demasiado cerca mío y seguramente quería creer, o mejor quería saber, si lo que le estaba diciendo era cierto o no. Le devolví la mirada pensando - Quizás me divierta contigo, quizás no, pero eso no influye tanto en lo que te estoy diciendo. - comenté, fijándome en cada detalle de su rostro, intentando descifrar lo que pensaba en este momento. Desgraciadamente para mí, no era tan buena como él para eso. Quizás debería practicarlo más y aprendería. - Ya está Alex, no tienes posibilidades conmigo. Aceptalo, no es tan difícil - susurré mientras un pequeño suspiro escapaba de mis labios.

Segui mirando con atencion sus gestos, ella volvia a decir que no, pero ya me lo esperaba, nada en sus gestos denotaba que mintiera, pero tamcoco vi firmeza en sus palabras, me pregunte si es porque esperaba no herir (cosa estupida, la verdad), o porque de verdad no estaba tan convencida de lo que decia.
- No quiero creerte - dije, y, tras esas palabras, decidi correr un riesgo que no habia querido hasta ahora, quizas por miedo a como resultara, cosa realmente rara en mi.
Lentamente, termine de recorrer la distancia que separaba mis labios de los suyos, senti su roce, y senti la incertidumbre de como reaccionaria ella ante este, deseando que no me retirara.

. Pareces un niño de cinco años, diciéndolo así - le dije con un tinte de gracia en mi rostro. Se había cruzado de brazos y todavía seguía mirándome después de pronunciar esas palabras. Me pregunté por qué estaría tan reacio a resignarse. De todas las personas en el mundo, justo me había elegido a mi, que era bastante difícil con este tema.
De repente sentí algo que hizo que se interrumpiera el flujo de mis pensamientos, sus labios estaban sobre los míos de nuevo. Mi instinto me recomendó seguir, mi cerebro todo lo contrario. No lo pensé mucho y me retiré ante el primer roce que sentí, mi mirada se desvió hacia el horizonte.
- Alexander basta, no puedo - murmuré observando el cielo, que estaba imperceptiblemente más claro que hacía unos minutos.

Ella me alejo, senti una punzada de dolor, pero desaparecio rapidamente, al ver sus gestos al mirar al horizonte, ella habia dudado, estaba seguro, me habia retirado, es verdad, pero habia dudado, sonrei.
Dirigi mi vista al horizonte, imitandola, y los primeros rayos del sol llegaron a nosotros, nuestro astro ya asomaba la mitad de su cuerpo por el horizonte.
- ¿Porque no? - pregunte, curioso e interesado en su respuesta, deseando saber sus razones, podria haber sondeado su mente y averiguarlo, pero aquella no era la forma, algo en mi me lo decia.

No sabía para que hablaba, sinceramente era mejor callarme en vez de soltar comentarios tontos que era obvio no iba a responder.
- Porque no - respondí como si fuera lo más lógico del mundo, una pequeña sonrisa escapó de mis labios ante mi tono de voz y volvi mi mirada hacia Alexander de nuevo, él estaba mirando al horizonte, por donde el sol había comenzado a asomarse.
Levanté mi brazo para atarme el pelo en un moño flojo; pero a la mitad de la elaboración de este, perdí el equilibrio y casi me caigo para atrás. Justo alcanzé a sujetarme de la rama que estaba al lado de la nuestra, que por suerte estaba cerca. Miré como mi lazo caia hacia abajo con resignación.

Salte, salte al vacio en cuanto vi como su lazo caia, era más liviano que yo, y el viento reducia su velocidad, asi que lo atrape casi de inmediato, pero y ya estaba callendo, estire mi mano para sujetarme de una rama, pero esta se rompio, enterrando sus astillas en mi mano.
- Arresto momentum - grite, mientras volvia a estirar mi mano, mi caida de vio reducida, y solo gracias a eso logre sujetarme de una rama gruesa, solo unos metros abajo de Sophie, desde donde estaba, la mire, sonriendo, mientras hacia fuerza para subir de regreso a donde estaba ella, sonriendole. Senti una punzada de dolor en mi brazo, desde donde brotaba sangre de la herida, pero la ignore, y termine de llegar, con bastante dificultad.
- Esto es tuyo - le dije, extendiendolo hacia ella, con mi mano seca, limpie el sudor d emi frente.

- ¿Qué? - observé como de la nada, él se tiraba de la rama en la que estábamos sentados. Un grito ahogado salió de mi garganta, pero ¿qué creia que estaba haciendo? Esta bien, tenía su varita pero eso, pensé justo cuando vi como se rompía la rama en la que había intentado aferrarse, no garantizaba que fuera a terminar sano y salvo. Rodé los ojos cuando lo observé sonriéndome desde abajo, definitivamente no entendía lo que este chico tenía en la cabeza.
Lo vi subir y extendí mi mano hacia él para ayudarlo a terminar de llegar a donde nos encontrábamos. Mi mirada con algo de preocupación al ver su mano herida.
- Dime una cosa ¿acaso estás loco? Te has lastimado y solamente por ir a agarrar un lazo que no vale la pena - le dije, sin agarrar el objeto y, en cambio, desviando mi atención a su mano que seguía sangrando. La agarré mientras la observaba - ¿Te duele mucho?

Una vez sentado de regreso en la rama, vi como ella sujetaba mi mano herida, no le había prestado mayor atencion hasta ese momento, no era una herida profunda, pero la sangre que manaba de ella la hacia ver más grave de lo que era en realidad.
- no es la gran cosa - dije mirando mi brazo - y solo lo estoy un poco - dije en tono de broma mientras le sonrei - seria más aburrido si no lo estuviera, ¿no?

Lo miré alzando una ceja al ver que no hacía nada con su varita para detener la sangre, tomé el lazo que todavía estaba en su otra mano y envolví parte de su mano con él, presionando en el lugar donde se había cortado. No es que iba a funcionar a la perfección, pero algo iba a hacer.
- Yo diría que más que un poco - comenté sonriendo - ¿A quién se le ocurre saltar de un árbol para hacer eso? - rodé los ojos mientras observaba su mano y presionaba un poco más - Ya, no hace falta que respondas. - negué observando que esa era su intención.
Volví mi mirada hacia el cielo, el sol ya había salido por completo y ahora el horizonte estaba teñido de colores anaranjados. Pensé en lo que todavía nos quedaba por recorrer, ¿a qué hora llegaríamos a Hogwarts? Esperaba que no hubieran notado nuestra ausencia.

Vi como usaba su lazo para parar mi herida, lo hubiese hecho yo mismo, pero, a pesar de ser excelente con la mayoría de los tipos de magia, jamas había prestado real atención a la magia curativa.
- ¿Sabes?, me habría curado yo mismo, pero mi Episkey con suerte detiene un sangrado nazal - comente, bromeando, mientras ella terminaba de vendar mi mano, solté un bostezo, y mire el horizonte.
- Eso depende - dije con media sonrisa, viendo el cierre del espectaculo que el sol nos había brindado - Si nos aparecemos en Hosmeage ahora, no más de 20 minutos hasta el castillo - cerre, con una sonrisa algo burlona en el rostro, no es que no hubiese pensado en esa solucion antes, es que me habria quitado la oportunidad de ver el amanecer con ella, lejos del castillo, y a solas.

- Deberías practicarlo más entonces, es bastante útil para situaciones como esta - le dije, volviendo mi atención a él. El sangrado de su mano estaba parando de a poco, pero lo hacía. Arrugué mi nariz al escucharlo hablar - Detesto que hagas eso ¿sabes? - espera a que aprenda oclumancia, te vas a quedar con las ganas de saber lo que pienso - Igual ya me estaba preguntando por qué no lo hacías - agregué de nuevo en voz alta, se me hacía raro.
Miré de nuevo a su mano, la hemorragia al fin ya había parado. Tenía razón, el corte no era muy profundo pero justo esa zona parecía que sangraba mucho. Deje de presionarle con el lazo y se lo saqué, dejándolo al lado mío. Lo mejor sería que se la dejara cicatrizar con el aire y en todo caso cuando llegaramos al castillo fuera a la enfermería para que le dieran un vistazo.

La mire con media sonrisa, siempre encontraba gestos en ella que me agradaban.
- Me encanta como arrugas tu nariz cuando te enojas - dije con tono divertido, mirandola con ternura, aquello no era voluntario, simplemente es algo que no pude controlar.
- ¿Sabes?, podria enseñarte oclumancia si deseas - hable, saliendo del pequeño estupor en el que me encontraba mirándola hace unos instante, enseñarle seria una buena excusa para pasar más tiempo con ella, y así no tendría que esforzarme por resistir aquel habito que a ella tanto le molestaba - ¿Que te parece la idea?

Lo miré parpadeando algo aturdida. ¿De verdad arrugaba mi nariz? ¿Cómo era posible que él lo notara y yo no? Ok, nota mental: aunque sea inconsciente intenta no arrugar la nariz.
- Pues.. no lo sé - dudé por algunos instantes, que él me enseñara significaría que tendría acceso seguro a muchos de mis recuerdos y pensamientos, cosas que incluso no había compartido con nadie, ¿verdad? No sabía si podía hacerle frente a eso, o mejor dicho si quería. No me agradaba la idea de que él se enterara de todas mis cosas. Igual si alguna vez quería aprender, alguien tendría que hacerlo y por otro lado, sería muy útil aprender oclumancia. Podría sacarme de apuros en más de una ocasión, en especial con mi familia. Continué pensando en los pros y los contras unos segundos más, sin terminar de decidirme todavía.

La mire algunos segundos, esperando por su respuesta, la vi dudar, y solo podían ser dos los motivos por lo que tenia dudas sobre mio ofrecimiento, uno, que no quería darme acceso a sus recuerdos, y otro, que se resistía a la idea de pasar tiempo conmigo. Aun cuando ella no quisiera admitirlo en voz alta, se la estaba pasando bien conmigo, tanto en la cita como en nuestro paseo por "su" jungla, descarte la segunda opción entonces.
- Si vas a darle acceso a tu memoria a alguien, mejor que sea alguien que ya se paseo por alli antes, ¿no? - dije, intentado adivinar su preocupación, haciendo referencia a nuestro primer encuentro, y como yo había visto varias cosas respecto a la muerte, supuestamente accidental de esta.
El sol ya se elevaba en el cielo con tímido resplandor, alejando las brumas de las frias noches de Inglaterra, pronto comenzarían a preguntarse por nosotros en el castillo.

Lo miré sin terminar de convencerme. Si lo dejaba, significaba que conocería todo. Peor, si él quería, luego podría usar todo eso para destruirme. A juzgar por su comportamiento la primera vez que nos encontramos, podía ser capaz de eso y bastante más. Sí, también era cierto que ahora sus intenciones no eran esas, o al menos parecía; pero ¿cómo podría estar tan segura? No confiaba del todo en él.
Por otro lado, me tentaba muchísimo. La posibilidad que me ofrecía podía no presentarse todos los días y, creo, sería una tonta si no la aceptara. Continué pensando por unos instantes más, hasta que finalmente asentí.
- De acuerdo - le dije sonando firme, aunque en mi interior no estaba tan segura. - ¿Y tú como aprendiste? - le pregunté, ¿acaso le habrían enseñado en Durmstrang?

Mi rostro se ilumino como el de un niño ante su respuesta, aquello.significaba varias horas a solas nosotros dos.
- Mi familia tene secretos que mi padre no quiere que se sepan - dije aun con una sonrida radiente en mis labios - Me logro enseñar a cerrar mi mente, pero nunca a cerrar mi boca - dije con una risa divertida - al final opto por envarme estudiar lejos para que no fuera un estorbo en su carrera polotica.
Mire hacia abajo, calculando la altura, seria una mala idea dejarse caer.
- ¿nos vamos ya?

Observé la expresión en su rostro y no pude evitar rodar los ojos y sonreír, parecía un niño pequeño.
- No, nunca te callas lo que piensas - comenté estando de acuerdo con lo que decía. - Claro, vamos - agregué algo distraída, esperaba que en el colegio no se hubieran dado cuenta de que faltábamos nosotros. Aunque, con tantos alumnos, no creí que eso pasara. Pensé en lo que me dijo de su familia, quizás no era la única a la que no apreciaban demasiado dentro de ella. Eso me hizo acordar a algo - Dime una cosa ¿por qué te hecharon de Durmstrang? - volví mi mirada a sus ojos con curiosidad, esperando a que me respondiera. Cuando me lo contó, no le había preguntado que había hecho para que sucediera eso, no estaba muy segura de por qué; pero me intrigaba saberlo.

Me parecio ver curiosidad en su mirada, hice memoria, era primera conversacion en la que ella mostraba interes en mi vida, y no se limitaba a debolverme las preguntas.
- Un compañero estaba empeñado en demostrarle a todos los que me tenian miedo que yo no era tan terrible ni peligroso - dije, en tono divertido, recordando la situación - no logro demostrar su punto - conclui, como si contara una broma que solo yo entendia del todo.
Alce ambas manos hacia ella.
- dame las manos- le dije, sin mas.

Escuché su tono de voz y lo miré alzando un poco una ceja. ¿Terrible y peligroso? Sabía que estaba medio loco - si lo mirabas con un ojo - pero nunca llegué a tenerle miedo desde que nos vimos por primera vez. Bueno, en realidad, a lo único que le tenía miedo conscientemente era a las arañas. Un escalofrío me invadió al pensar en ellas. Uf, ¡basta! Era estúpido.
- ¿Qué le hiciste? - pregunté unos instantes después, todavía mirándolo mientras juntaba mis manos con las de él, estaban frías.
Miré al sol que ya estaba iluminando todo con sus rayos, si bien nunca llegó a hacer frío durante la noche, ahora se sentía más caluroso que hacía algunos minutos. Todo se veia diferente también, los colores mucho más vivos y pude notar como habían flores que comenzaban a abrirse.

- ¿de verdad quieres saber? - Dije, recordando que los de hospital magico no lograron ponerle su ojo de nuevo.
Ella sujeto mis manos sin siquiera preguntar la razon, volvi a sonreir, estaba seguro que hace algun tiempo ella habria saber la razón antes de acceder, quizas ya tenia algo de su confianza.
Tome con firmeza sus manos y...
CRACK
Ya no estabamos sobre un arbol, cuando aquel molesto tiron en el estomago desaparecio, nos encontrabamos en hosmeage, por la salida sur, cerca de la casa de los gritos, el colegio no estaba a más de 20 minutos.
- es lo más cerca que puedo aparecer.

No me dio tiempo a contestar ya que sentí aquella horrible sensación de la desaparición, nunca me acostumbraría. Entonces, nos encontramos en Hogsmeade. Si bien solo había ido un par de veces al pueblo, lo reconocí de inmediato y además podía visualizar la casa de los gritos.
- Claro que quiero saber, si no no te lo preguntaría. Y ¿sabes? con esa pregunta no haces más que incrementar mi curiosidad - comenté con una media sonrisa - No hay problema, caminaremos - le dije luego de escuchar su comentario respecto a la distancia. Estábamos bastante cerca y además caminar hacía bien, no pasaba nada.
Comenzamos a andar por las calles de Hogsmeade, las tiendas todavía no habían abierto. Calculé que comenzarían a hacerlo dentro de unos minutos.

Aun teniamos las manos sujetas cuando aparecimos, solte solo una de ellas, manteniendo la otra sujeta para caminar.
- digamos que nunca más podra ver en profundidad - dije, sin darle importancia, estaba más espectante de ver si ella me soltaba la mano para caminar, o me dejaria mantenerla sujeta. Su tacto seguia haciendome sentir ese agradable cosquilleo, algo nuevo para mi.
Di una rapida mirada al pueblo, aun no se veia nadie en las calles, pero cuando la gente empezara a salir, dos estudiantes, aun con sus uniformes, y en un día que no había excurcion programada no pasarian desapercibidos.

Me quedé durante unos instantes meditando en lo que me había respondido. No era justo, sus palabras no habían sido claras. Daba igual, decidí dejar el tema. Nuestras manos todavía estaban juntas, lo miré exhalando un pequeño suspiro.
- Alex, no somos nada especial como para ir caminando de la mano - le aclaré al mismo tiempo que me soltaba con suavidad de él. De verdad, no entendía como podía insistir tanto. Parecía dispuesto a hacer lo que sea para que le prestara atención con ese tema, y a mi me parecía casi imposible que lo hiciera.
Doblamos por una de las calles y por al lado nuestro observé pasar a un par de magos, nos vieron de reojo como preguntándose que se suponía que estábamos haciendo aqui. Desvié mi mirada restándoles atención, ¿por qué la gente siempre se metía en lo que no era de su incumbencia? Mientras no nos dijeran nada, estaría todo bien.

Solte una carcajada divertida ante su comentario, los dos magos que pasan, volvieron a girar sus cabezas en nuestra direccion, cuya atencion fue llamada por mi risa no disimulada.
- No sabia que habia que ser "algo" para tomar una mano leoncita - dije, divertido, y recordando que aquella noche habiamos tenido mas contacto fisico que una simple tomada de manos - Me gusta como se siente tu piel sobre la mia, por eso tome tu mano - le dije, sin volver a buscarla, si a ella no estaba de acuerdo, no me haria problemas por aquello.
Finalmente, tras varias murmuraciones de los magos, ellos nos perdieron de vista, ya habiamos salido del pueblo, y caminabamos en direccion al castillo, con un palido sol matituno ilumunando nuestros pasos.