Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
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Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
Recuerdo del primer mensaje :
Estaba cercano a empezar el siguiene semestre, y habian varias cosas que aun no tenia, los materiales no eran los mismos que necesite en mi anterior escuela, y segun me dijeron, el mejor lugar para solucionar esto era el callejon Diagon. Habia pasadado media mañana compando calderos y libros, y estaba aburrido, no tenia mucho sentido comprarlos en realidad, jamas eh sido del tipo estudioso, y si no fuera por mi poco habitual afinidad con a magia, probablemente habria reprobado hace mucho en la escuela.
Era verano y el calor me era molesto, no estaba costumbrado a el, mi anterior escuela tenia un clima mucho más frio que este pais, justo en ese momento, pase frente a una pintoresca heladeria, incluso yo, en ocaciones, queria comer algo dulce, me anime, y entre en busca de algo para refrescarme.
Estaba cercano a empezar el siguiene semestre, y habian varias cosas que aun no tenia, los materiales no eran los mismos que necesite en mi anterior escuela, y segun me dijeron, el mejor lugar para solucionar esto era el callejon Diagon. Habia pasadado media mañana compando calderos y libros, y estaba aburrido, no tenia mucho sentido comprarlos en realidad, jamas eh sido del tipo estudioso, y si no fuera por mi poco habitual afinidad con a magia, probablemente habria reprobado hace mucho en la escuela.
Era verano y el calor me era molesto, no estaba costumbrado a el, mi anterior escuela tenia un clima mucho más frio que este pais, justo en ese momento, pase frente a una pintoresca heladeria, incluso yo, en ocaciones, queria comer algo dulce, me anime, y entre en busca de algo para refrescarme.
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Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
Su voz sonaba endeble, como si ella pudiese quebrarse en cualquier instante, senti la ira bullir dentro de mi, era algo extraño que pudiese controlar aquella emocion, jamas antes había podido.
- Tienes razón en una de las cosas que dijiste - le respondi - Este lugar es peligro, esa es razón suficiente para no dejarte sola aqui -dije con firmeza, dando a entender que no había nada que discutir al respecto.
- ¿Cual es exactamente la información que necesitas de este lugar? - pregunte tras unos instantes de silencio, odiaba tener que hacerla hablar en su estado, pero si sabia con exactitud lo que buscaba, podría conseguirlo desde mi celda, con un poco de suerte, mañana lo tendría, y podría sacar a ojos de fuego de alli.
- Tienes razón en una de las cosas que dijiste - le respondi - Este lugar es peligro, esa es razón suficiente para no dejarte sola aqui -dije con firmeza, dando a entender que no había nada que discutir al respecto.
- ¿Cual es exactamente la información que necesitas de este lugar? - pregunte tras unos instantes de silencio, odiaba tener que hacerla hablar en su estado, pero si sabia con exactitud lo que buscaba, podría conseguirlo desde mi celda, con un poco de suerte, mañana lo tendría, y podría sacar a ojos de fuego de alli.
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Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
No podía entender por qué Alexander se preocupaba tanto por mi bien estar. Es decir, de acuerdo, me había dicho que yo le gustaba, pero no podía aceptarlo. Simplemente en mi cabeza no entraba ese dato y no podía digerirlo porque no era lógico para mí.
- No me gusta que me protejan, ya bastante he tenido que vivir bajo el velo de mi padre para que ahora vengan otros a sustituirlo - respondí sin enfado. Estaba muy cansada.. apenas sabía si estaba hablando de verdad o eran un sin fin de murmullos ininteligibles los que salían de mis labios. - Se valerme de mi misma..
Rebusqué mi colgante bajo mi ropa con un esfuerzo interrumpido hasta que pude contemplarlo contra el suelo.
- No puedes averiguar lo que necesito porque ellos aun no lo saben... necesitan estudiarme para descubrirlo..- susurré.
Pronto se oyeron nuevos pasos por las escaleras. No pude verlo, pude suponer lo que pasó.
- Hora del baño, animales! - anunció un hombre desconocido hasta el momento- veo que habéis encantado a algunos de nuestros guardias... Si, a ti te miro, sucia rata. Conmigo no te funcionarán tus trucos, también tengo los míos propios y creeme que con los repelentes que llevo encima no serías capaz ni de arañarme- pareció reirse- Muy bien, ahora te quitaré tu varita. Si, oh.. muy bonita por cierto, la guardaré.
Volvió a dar unos cuantos pasos sin escuchar a las palabras que dijera mi compañero y palmeó sus manos.
- Muy bien! Hora del baño, chicos! - tarareó. Pronto se escucharon nuevos pasos dificultosos y el sonido de agua. Apenas me dio tiempo a esconder mi colgante y mirar por las rejas de refilón para ver a dos hombres con una palangana llena de agua.
- No querríamos que nuestros huéspedes olieran mal... jajajajaja.
Sentí el agua helada sobre mí como un río de agujas calándome los huesos. Lancé un quejido y temblé. Malditos... ya verían... ya verían cuando les quemara el trasero...
Varias sacudidas de agua se oyeron hasta que salieron de ahí, riendo igual que antes.
- Alexander - susurré entre tiriteos - espero que tengas una varita de recambio..
- No me gusta que me protejan, ya bastante he tenido que vivir bajo el velo de mi padre para que ahora vengan otros a sustituirlo - respondí sin enfado. Estaba muy cansada.. apenas sabía si estaba hablando de verdad o eran un sin fin de murmullos ininteligibles los que salían de mis labios. - Se valerme de mi misma..
Rebusqué mi colgante bajo mi ropa con un esfuerzo interrumpido hasta que pude contemplarlo contra el suelo.
- No puedes averiguar lo que necesito porque ellos aun no lo saben... necesitan estudiarme para descubrirlo..- susurré.
Pronto se oyeron nuevos pasos por las escaleras. No pude verlo, pude suponer lo que pasó.
- Hora del baño, animales! - anunció un hombre desconocido hasta el momento- veo que habéis encantado a algunos de nuestros guardias... Si, a ti te miro, sucia rata. Conmigo no te funcionarán tus trucos, también tengo los míos propios y creeme que con los repelentes que llevo encima no serías capaz ni de arañarme- pareció reirse- Muy bien, ahora te quitaré tu varita. Si, oh.. muy bonita por cierto, la guardaré.
Volvió a dar unos cuantos pasos sin escuchar a las palabras que dijera mi compañero y palmeó sus manos.
- Muy bien! Hora del baño, chicos! - tarareó. Pronto se escucharon nuevos pasos dificultosos y el sonido de agua. Apenas me dio tiempo a esconder mi colgante y mirar por las rejas de refilón para ver a dos hombres con una palangana llena de agua.
- No querríamos que nuestros huéspedes olieran mal... jajajajaja.
Sentí el agua helada sobre mí como un río de agujas calándome los huesos. Lancé un quejido y temblé. Malditos... ya verían... ya verían cuando les quemara el trasero...
Varias sacudidas de agua se oyeron hasta que salieron de ahí, riendo igual que antes.
- Alexander - susurré entre tiriteos - espero que tengas una varita de recambio..
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Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
Habían detectado mis maleficios Imperius, ¿como?, no tenia idea, el maleficio era supuestamente indetectable, es lo que lo volvia tan temido en una guerra, el no saber en quien confiera ni tener herramientas para saberlo.
Calle cuando mi varita salio de mis manos, me limite a usar toda mi fuerza de voluntad para controlar mi furia, senti el agua fría golpear, pero aquello no hizo más que avivar el fuego dentro de mi.
No llegue a escuchar la ultima frase de Alyss, la furia pudo más que mi débil autocontrol, saque mi Daga, y carge con furia contra la puerta, estaba protegida con magia poderosa, pero un horocrux era un objeto aun más oscuro y poderoso que sus maldiciones, con un mar de chispas y un ruedo sordo, la cerradura cedio, y la puerta se abrio de golpe.
Eran tres, el de en medio era quien tenia mi varita aun en su mano, se voltearon, soprendidos ante mi escape, sin pensarmelo, lance mi daga en direccion al cuello del sujeto de en medio con mi mano izquierda, al mismo tiempo que levantaba mi mano derecha en su direccion.
- Venite - grite, era uno de los pocos hechizos que conocia sin varita, pues su funcion era traer de regreso la varita del usuario. Mi propia varita volo en mi direccion, llegando a mi mano al mismo tiempo que mi daga encontraba la carne del mortifago, que retrocedio varios pasos mientras comenzaba a sangrar.
Los otros dos parecieron reaccionar de su estupefaccion, y lanzaron hechizos en mi contra.
- Protego Horribilis - Brame con furia, al instante, un poderoso escudo de alzo, y sus hechizos rebotaron en el, volando en otras direcciones, uno de los hechizos de los mortifagos alcanzo al otro, que callo inconsciente al instante.
El otro miro confuso la situacion.
- Desmaius! - Brame por tercera vez, moviéndome con la velocidad que solo te dan cientos de duelos de experiencia, el mortifago se desplomo junto a su compañero, el que estaba en medio me miro con ojos desorbitados, mientras se ahogaba con su propia sangre, antes de acompañar a los otros dos en el piso, jadie mientras, recuperando el aliento, solo recién sentí que mi furia comenzaba a decender poco a poco, con mi varita trave la puerta, si había escuchado aquel escándalo desde arriba, eso me daría un par de segundos para pensar con claridad...
- Tal vez llego la hora de actuar - dije mientras escondia mi varita entre mis ropas y tomaba las varitas de los mortifagos, escondiendo dos en otras partes, y dejando la tercera en mi mano...
Calle cuando mi varita salio de mis manos, me limite a usar toda mi fuerza de voluntad para controlar mi furia, senti el agua fría golpear, pero aquello no hizo más que avivar el fuego dentro de mi.
No llegue a escuchar la ultima frase de Alyss, la furia pudo más que mi débil autocontrol, saque mi Daga, y carge con furia contra la puerta, estaba protegida con magia poderosa, pero un horocrux era un objeto aun más oscuro y poderoso que sus maldiciones, con un mar de chispas y un ruedo sordo, la cerradura cedio, y la puerta se abrio de golpe.
Eran tres, el de en medio era quien tenia mi varita aun en su mano, se voltearon, soprendidos ante mi escape, sin pensarmelo, lance mi daga en direccion al cuello del sujeto de en medio con mi mano izquierda, al mismo tiempo que levantaba mi mano derecha en su direccion.
- Venite - grite, era uno de los pocos hechizos que conocia sin varita, pues su funcion era traer de regreso la varita del usuario. Mi propia varita volo en mi direccion, llegando a mi mano al mismo tiempo que mi daga encontraba la carne del mortifago, que retrocedio varios pasos mientras comenzaba a sangrar.
Los otros dos parecieron reaccionar de su estupefaccion, y lanzaron hechizos en mi contra.
- Protego Horribilis - Brame con furia, al instante, un poderoso escudo de alzo, y sus hechizos rebotaron en el, volando en otras direcciones, uno de los hechizos de los mortifagos alcanzo al otro, que callo inconsciente al instante.
El otro miro confuso la situacion.
- Desmaius! - Brame por tercera vez, moviéndome con la velocidad que solo te dan cientos de duelos de experiencia, el mortifago se desplomo junto a su compañero, el que estaba en medio me miro con ojos desorbitados, mientras se ahogaba con su propia sangre, antes de acompañar a los otros dos en el piso, jadie mientras, recuperando el aliento, solo recién sentí que mi furia comenzaba a decender poco a poco, con mi varita trave la puerta, si había escuchado aquel escándalo desde arriba, eso me daría un par de segundos para pensar con claridad...
- Tal vez llego la hora de actuar - dije mientras escondia mi varita entre mis ropas y tomaba las varitas de los mortifagos, escondiendo dos en otras partes, y dejando la tercera en mi mano...
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Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
Alexander! Qué demonios haces?! grité en mi mente, sabiendo que me oiría.
Lancé un quejido mientras intentaba incorporarme para mirarlo severa. Me había estropeado el plan, la tardanza o desaparición de esos mortífagos no pasaría desapercibido.
Vete ya, o te matarán el resto, no pienso acompañarte así que vete antes de que alguien baje y te descubra.
Que tonta había sido intentando confiar en que se mantendría quieto y calmado, no podía con su genio.
Lancé un quejido mientras intentaba incorporarme para mirarlo severa. Me había estropeado el plan, la tardanza o desaparición de esos mortífagos no pasaría desapercibido.
Vete ya, o te matarán el resto, no pienso acompañarte así que vete antes de que alguien baje y te descubra.
Que tonta había sido intentando confiar en que se mantendría quieto y calmado, no podía con su genio.
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Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
Para cuando mire a mi alrededor de nuevo, tenia un muerto, y dos inconscientes, mire hacia la celda de ojos de fuego, ¿que se supone que venia ahora?, no podía irme y dejarla, pero ella no aceptaría irse conmigo, la información que buscaba era demasiado valiosa para ella.
Casi podía escuchar mi miente trabajando, buscando alguna solución a esto, mire hacia la puerta, pronto bajarian a revisar por la demora, se me acababa el tiempo.
Me acerque a primero de los inconciente, y apunte mi varita a su cien, con mediana habilidad comence a modificar sus recuerdos, repeti el mismo proceso con el otro, deje sus respectivas varitas en sus manos, y regrese a mi celda.
La imagen que habia puesto no variaba mucho de la original, yo habia clavado mi daga en el cuello del sujeto, pero luego los otros dos habian logrado desarmarme, y tirarme a la celda, guarde mi varita bien, y mantuve la del muerto en mi mano, como si esa fuese la mia.
- Crucemos los dedos porque esto funcione, ojos de fuego - le dije, mientras pase frente a su celda, ella aun estaba debil, pero si le ayudaba, empeoraria todo.
Apunte mi varita en direccion a los dos inconcientes.
- Enervate - dije a primero - Enervate - dije rapidamente, al segundo, ambos se levantaron, confusos, mentras yo me tendi en el suelo, con la varita del mortifago en mi mano, como derrotado.
Casi podía escuchar mi miente trabajando, buscando alguna solución a esto, mire hacia la puerta, pronto bajarian a revisar por la demora, se me acababa el tiempo.
Me acerque a primero de los inconciente, y apunte mi varita a su cien, con mediana habilidad comence a modificar sus recuerdos, repeti el mismo proceso con el otro, deje sus respectivas varitas en sus manos, y regrese a mi celda.
La imagen que habia puesto no variaba mucho de la original, yo habia clavado mi daga en el cuello del sujeto, pero luego los otros dos habian logrado desarmarme, y tirarme a la celda, guarde mi varita bien, y mantuve la del muerto en mi mano, como si esa fuese la mia.
- Crucemos los dedos porque esto funcione, ojos de fuego - le dije, mientras pase frente a su celda, ella aun estaba debil, pero si le ayudaba, empeoraria todo.
Apunte mi varita en direccion a los dos inconcientes.
- Enervate - dije a primero - Enervate - dije rapidamente, al segundo, ambos se levantaron, confusos, mentras yo me tendi en el suelo, con la varita del mortifago en mi mano, como derrotado.
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Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
Me mantuve en mi posición, temblando por el frío que comenzaba a dejarme tiesa. Odiaba el frío cuando no tenía con qué remediarlo. Me estaba quedando helada, necesitaba calentarme pronto... pero mantuve mi vista en lo que pareció ser el plan de "arreglo" que había montado el chico frente a mi celda. Pude ver cómo los mortífagos se levantaban lentamente y Alexander seguía tumbado en el suelo.
Empecé a apretar uno de mis puños cuando los mortífagos miraron hacia Alexander con pensamientos desconocidos para mí. Tranquila, él si los lee, tiene una varita, si deciden atacarlo... bueno, volverá a echar el plan por fallido.
- Sucio niñato, pagarás por lo que has hecho - gruñó uno de los hombres viendo al otro muerto. Levantó al chico, sacudiendo el agua que caía de él. - Te dejaré con vida, pero la justa para que Littlewing te deforme! - lo echó contra los barrotes de mi celda, habiéndole quitado la varita y comenzó a darle patadas en el estómago.
El segundo no hizo mucho por detenerle, se reía y parecía divertirse.
Alexander no podía hacer nada.. Podían matarlo...y sería por mi culpa. No, fue él quien quiso quedarse..todo por intentar protegerme. Tendría que haberse ido!
- Eh! - grité, con lo que me quedaba de voz, lanzando una piedra que pasó los barrotes hasta dar en la cabeza del agresor. - Dejadlo en paz! - grité con angustia. Nunca había presenciado una pelea de cuerpo a cuerpo; era demasiado brutal, podía escuchar la sangre manando de la boca de él contra el suelo y el sonido del golpe de la patada contra su estómago. Era capaz incluso de sentirlo.
El agresor me prestó atención.
Bien Alyss, has conseguido lo que querías, y ahora qué? Al menos tenía el privilegio de que me necesitaban en "buen estado".
- Maldita criaja! - dijo el hombre llevándose la mano a la cabeza. El segundo posó su mano en el hombro de él.
- Vamos Conrad, no tenemos tiempo para pelear con unos niños, morirán de todas formas, es cuestión de tiempo - sonrió y llevó al chico a su celda arrastrándolo de los brazos hasta dejarlo contra la pared. - Duerman bien, mañana será otro día igual de bueno.
Apagaron las luces y pude sentir que las jaulas aumentaron de poder tras un movimiento de varita. Abrieron la puerta y cerraron con varias cerraduras mágicas.
Esperé varios minutos en silencio, apoyándome contra el muro, y concentré toda mi energía en mi mano, tratando de contenerme hasta prender. Pronto, comencé a notar el calor... sabía que si seguíamos así acabaríamos enfermando si es que no nos mataban arriba.
Iluminé algunos metros de mi celda y fijé mis ojos en la pared que daba a la celda de mi compañero. Había un agujero en el canto que juntaba el muro de división contra la pared trasera. No era muy grande, de unos 35 centímetros. Me asomé, teniendo que tumbarme por el hecho de que estaba contra el suelo. Tan sólo veía una mano y poco más por la oscuridad.
- Estás...estás bien? - pregunté, sin mucho ánimo mientras acercaba un poco mi mano para ver.- bueno, ya supongo que no..es obvio, déjalo, soy idiota. - murmuré para mí.
Empecé a apretar uno de mis puños cuando los mortífagos miraron hacia Alexander con pensamientos desconocidos para mí. Tranquila, él si los lee, tiene una varita, si deciden atacarlo... bueno, volverá a echar el plan por fallido.
- Sucio niñato, pagarás por lo que has hecho - gruñó uno de los hombres viendo al otro muerto. Levantó al chico, sacudiendo el agua que caía de él. - Te dejaré con vida, pero la justa para que Littlewing te deforme! - lo echó contra los barrotes de mi celda, habiéndole quitado la varita y comenzó a darle patadas en el estómago.
El segundo no hizo mucho por detenerle, se reía y parecía divertirse.
Alexander no podía hacer nada.. Podían matarlo...y sería por mi culpa. No, fue él quien quiso quedarse..todo por intentar protegerme. Tendría que haberse ido!
- Eh! - grité, con lo que me quedaba de voz, lanzando una piedra que pasó los barrotes hasta dar en la cabeza del agresor. - Dejadlo en paz! - grité con angustia. Nunca había presenciado una pelea de cuerpo a cuerpo; era demasiado brutal, podía escuchar la sangre manando de la boca de él contra el suelo y el sonido del golpe de la patada contra su estómago. Era capaz incluso de sentirlo.
El agresor me prestó atención.
Bien Alyss, has conseguido lo que querías, y ahora qué? Al menos tenía el privilegio de que me necesitaban en "buen estado".
- Maldita criaja! - dijo el hombre llevándose la mano a la cabeza. El segundo posó su mano en el hombro de él.
- Vamos Conrad, no tenemos tiempo para pelear con unos niños, morirán de todas formas, es cuestión de tiempo - sonrió y llevó al chico a su celda arrastrándolo de los brazos hasta dejarlo contra la pared. - Duerman bien, mañana será otro día igual de bueno.
Apagaron las luces y pude sentir que las jaulas aumentaron de poder tras un movimiento de varita. Abrieron la puerta y cerraron con varias cerraduras mágicas.
Esperé varios minutos en silencio, apoyándome contra el muro, y concentré toda mi energía en mi mano, tratando de contenerme hasta prender. Pronto, comencé a notar el calor... sabía que si seguíamos así acabaríamos enfermando si es que no nos mataban arriba.
Iluminé algunos metros de mi celda y fijé mis ojos en la pared que daba a la celda de mi compañero. Había un agujero en el canto que juntaba el muro de división contra la pared trasera. No era muy grande, de unos 35 centímetros. Me asomé, teniendo que tumbarme por el hecho de que estaba contra el suelo. Tan sólo veía una mano y poco más por la oscuridad.
- Estás...estás bien? - pregunté, sin mucho ánimo mientras acercaba un poco mi mano para ver.- bueno, ya supongo que no..es obvio, déjalo, soy idiota. - murmuré para mí.
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Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
Lo unico que podia pensar mientras recibia la feroz paliza, era que mi plan habia funcionado, era obvio que recibiria castigo, pero al menos podria quedarme en la celda, cuidado de ojos de fuego.
Las patadas llegaban unas tras otras, sin tregua, senti como un par de costillas se rompieron, pero no hice ningún esfuerzo por defenderme, no iba a arruinarlo otra vez.
Finalmente las patadas dejaron de llegar, al parecer ojos de fuego llamo su atencion, me sentia desorientado, y apenas los escuche irse.
Me quede recostado, cuando la voz de ojos de fuego me alcanzo nuevamente, no logre distinguir bien sus palabras, pero algo en su tono de voz me llamo la atencion, ¿estaba preocupada?... Claro que lo estaba, como estaria por cualquier otro al que dieran una paliza frente de ella, debía dejar de buscar cosas que no existian.
- Estoy mejor de lo que crees - dije, trarando de incorporarme, pero las costillas fracturadas me lo impidieron, con cierta dificultad me gire y vi hacia el agujero en la pared, vi a ojos llameantes del otro lado.
- Hoy es un buen día - dije con meda sonrisa, aun tenia sangre en mi boca - He podid ver una emoción nueva reflejada en tus ojos - Aquello era cierto, preocupacion era algo que aun no había podido observar en aquello ojos que tan profundamente me cautivaban.
Las patadas llegaban unas tras otras, sin tregua, senti como un par de costillas se rompieron, pero no hice ningún esfuerzo por defenderme, no iba a arruinarlo otra vez.
Finalmente las patadas dejaron de llegar, al parecer ojos de fuego llamo su atencion, me sentia desorientado, y apenas los escuche irse.
Me quede recostado, cuando la voz de ojos de fuego me alcanzo nuevamente, no logre distinguir bien sus palabras, pero algo en su tono de voz me llamo la atencion, ¿estaba preocupada?... Claro que lo estaba, como estaria por cualquier otro al que dieran una paliza frente de ella, debía dejar de buscar cosas que no existian.
- Estoy mejor de lo que crees - dije, trarando de incorporarme, pero las costillas fracturadas me lo impidieron, con cierta dificultad me gire y vi hacia el agujero en la pared, vi a ojos llameantes del otro lado.
- Hoy es un buen día - dije con meda sonrisa, aun tenia sangre en mi boca - He podid ver una emoción nueva reflejada en tus ojos - Aquello era cierto, preocupacion era algo que aun no había podido observar en aquello ojos que tan profundamente me cautivaban.
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Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
Lo miré con algo de incredulidad. Cómo decía eso en estas circunstancias? Él con el cuerpo apaleado y yo con falta de sangre...y decía que era un buen dia.
- N-no digas tonterías, no sabes ya lo que dices.. es que estar encerrados en una base mortífaga a saber a cuantos metros de profundidad del suelo, rodeados de monstruos y en nuestras condiciones son ahora un buen dia? Pues espero que empeore con el tiempo... - concluí, sin saber si reirme o no. Me molestaba que mirara siempre mis ojos.
- Estás empapado - muy aguda Alyss. Seguro que tiene frío, y se ha quedado sin varita para secarse. - No es que me esté preocupando por tí, pero no conviene que enfermes, no? A menos que te guste enfermarte- dije, retrayéndome con una mueca.
A saber qué más gustos raros tenía.
- N-no digas tonterías, no sabes ya lo que dices.. es que estar encerrados en una base mortífaga a saber a cuantos metros de profundidad del suelo, rodeados de monstruos y en nuestras condiciones son ahora un buen dia? Pues espero que empeore con el tiempo... - concluí, sin saber si reirme o no. Me molestaba que mirara siempre mis ojos.
- Estás empapado - muy aguda Alyss. Seguro que tiene frío, y se ha quedado sin varita para secarse. - No es que me esté preocupando por tí, pero no conviene que enfermes, no? A menos que te guste enfermarte- dije, retrayéndome con una mueca.
A saber qué más gustos raros tenía.
Invitado- Invitado
Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
Me limite a sonreír ante su protesta, es verdad, la cosas estaban algo complicadas, pero para mi, bien valían la pena 10 palizas como esas para ver una emoción nueva, en el tiempo que conocía a ojos de fuego, me había dado cuenta que verla expresar algo era una oportunidad realmente rara.
Rei con dificultad, pues aquello me causaba un agudo dolor en las costillas.
- Si, estoy empapado, y tu también lo estas - dije con cierta dificultad, mentras buscaba entre mis ropas algo - Por suerte, tengo esto - y mientras dedicaba media sonrisa a ojos llameante, saque mi varita de mis ropas, por suerte para mi, la otra parte de mi plan también funciono, y habían tomado la varita del muerto como mía, quitandola de mi mano mientras me golpeaban. Con un par de suaves movimientos, un fuego portátil comenzo a arden en la celda de ojos de fuego, cerca del muro, dando calor a ambas celdas.
- Se que tu podrías hacerlo mucho mejor que yo... - dije, mientras mantenía mi varita apuntada hacia mi propio fuego, si alguien comenzaba a quitar los múltiples hechizos protectores puestos sobre la puerta, lo apagaría rápidamente para esconder mi varita de regreso en mis ropas.
Rei con dificultad, pues aquello me causaba un agudo dolor en las costillas.
- Si, estoy empapado, y tu también lo estas - dije con cierta dificultad, mentras buscaba entre mis ropas algo - Por suerte, tengo esto - y mientras dedicaba media sonrisa a ojos llameante, saque mi varita de mis ropas, por suerte para mi, la otra parte de mi plan también funciono, y habían tomado la varita del muerto como mía, quitandola de mi mano mientras me golpeaban. Con un par de suaves movimientos, un fuego portátil comenzo a arden en la celda de ojos de fuego, cerca del muro, dando calor a ambas celdas.
- Se que tu podrías hacerlo mucho mejor que yo... - dije, mientras mantenía mi varita apuntada hacia mi propio fuego, si alguien comenzaba a quitar los múltiples hechizos protectores puestos sobre la puerta, lo apagaría rápidamente para esconder mi varita de regreso en mis ropas.
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Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
- Sabes?.. eres un tramposo.. pero gracias, supongo - dije mientras reí apenas un poco, también estaba agotada. Me ahorré decirle que estaba casi seca por calor propio. Apoyé la cabeza en el suelo, mirando hacia las llamas, y acerqué mi mano al fuego hasta que las flamas bailaban entre mis dedos, uniéndose al generado por mi cuerpo. Me gustaba la sensación de encontrar algo que a pesar de ser aparentemente agresivo y peligroso, tan solo fuera calor para mí, tan igual a mi forma de ser que el entendimiento podía ser efectivo y el control (con bastante esfuerzo por ser ambos inestables) eficaz. Miré hacia Alexander, tras las llamas. Él no parecía muy diferente a ese fuego tampoco, pero no era parecido a mí..o si? No, yo no sería capaz de hacer daño a alguien... a menos que fuera la única opción.
Dejé la mano en el suelo, sobre las llamas.
- Eres bueno contando cuentos?- pregunté, diciendo lo primero que se me vino a la cabeza. No había libros que me hicieran olvidar mis heridas ni evadir mi mente de ese calabozo, sabía que podría hacerlo simplemente con pensamientos, pero siempre que lo hacía era en solitario. Era como si lo dejara solo, y supongo que eso no era justo viendo que él no se iba por ese motivo referido a mí.
Dejé la mano en el suelo, sobre las llamas.
- Eres bueno contando cuentos?- pregunté, diciendo lo primero que se me vino a la cabeza. No había libros que me hicieran olvidar mis heridas ni evadir mi mente de ese calabozo, sabía que podría hacerlo simplemente con pensamientos, pero siempre que lo hacía era en solitario. Era como si lo dejara solo, y supongo que eso no era justo viendo que él no se iba por ese motivo referido a mí.
Invitado- Invitado
Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
Note que una pequeña risa salio de ella, fue efímera y corta, pero fue suficiente para mi, otra nueva emoción, me sonreí para mis adentros por aquello, incluso llegue a pensar que estar atrapado en una base llena de mortifagos deseosos de deformare y, posiblemente, esclavizarme, era lo mejor que pudo pasarme ese día.
- ¿Cuentos dices? - la mire unos instante con algo de duda en mis ojos, ¿ había escuchado bien? - Jajajajaja, eres una chica realmente impredecible - dije, no cualquiera hubiese pensado en cuento en nuestra situación, arrastre mi cuerpo, hasta lograr apoyarlo en la pared, dando nuestras espaldas separadas solo por el muro de roca - Pues mi padre me los contaba cuando pequeño, hay uno que me gustaba más que todos los demás - le dije, haciendo memoria de mis noches infantiles.
- Érase una vez un joven brujo atractivo, rico y con talento que observó cómo sus amigos se comportaban como idiotas cuando se enamoraban: retozaban como crios, se acicalaban y perdían el apetito y la dignidad. Así pues, decidió no caer nunca en esa debilidad y empleó las artes oscuras para evitarlo. La familia del brujo, que ignoraba su secreto, se sonreía al verlo tan frío y distante. —Todo cambiará el día que quede prendado de una doncella —profetizaban. Pero el joven brujo no quedaba prendado de nadie. Pese a que más de una doncella sentía intriga por su altivo semblante y utilizaba sus encantos más sutiles para complacerlo, ninguna consiguió cautivar su corazón. El brujo se vanagloriaba de su propia indiferencia y de la sagacidad que la había producido. Transcurridos los primeros años de la juventud, los amigos del brujo empezaron a casarse y, más adelante, a tener hijos. «Sus corazones deben de estar resecos como cáscaras por culpa de los lloriqueos de esos crios», se burlaba el brujo para sus adentros mientras observaba las payasadas de aquellos jóvenes padres. Y, una vez más, se felicitaba por la sabia decisión que tomara en su día. A su debido tiempo, los ancianos padres del brujo fallecieron. Pero éste no lloró su muerte; al contrario, se alegró de ella, porque ahora reinaría solo en el castillo. Había guardado su mayor tesoro en la mazmorra más recóndita, y así pudo entregarse a una vida de lujo y desahogo, en la que su comodidad era el único objetivo de los numerosos sirvientes que lo rodeaban. - Gire mi cabeza hacia el agujero, intentando ver si aun tenia si interés en la historia o no - El brujo estaba seguro de que provocaba una inmensa envidia a todos cuantos contemplaban su espléndida y apacible soledad; por eso sintió una ira y un disgusto tremendos cuando, un día, oyó a dos de sus lacayos hablando de su amo. El primer criado expresó la pena que sentía por él, pues pese a toda su riqueza y poder seguía sin tener a nadie que lo amara. Pero su compañero, riendo con burla, le preguntó por qué creía que un hombre con tanto oro y dueño de tan grandioso castillo no había conseguido una esposa. Esas palabras asestaron un duro golpe al orgullo del brujo. Así pues, decidió esposarse de inmediato con una mujer que fuera superior a todas las demás. Tenía que poseer una belleza deslumbrante, para despertar la envidia y el deseo de todo hombre que la contemplara; descender de un linaje mágico, para que sus hijos heredaran dones extraordinarios; y poseer una riqueza como mínimo equiparable a la suya, para así continuar con su cómoda existencia pese al aumento de los gastos domésticos. El brujo podría haber tardado cincuenta años en encontrar a una mujer así, pero resultó que el día después de tomar la decisión de buscarla, una doncella que cumplía todos los requisitos llegó a la región para visitar a unos parientes. Era una bruja de una habilidad prodigiosa y poseía una gran fortuna en oro. Su belleza era tal que cautivaba el corazón de todos los hombres que la miraban; es decir, de todos los hombres excepto uno: el corazón del brujo no sentía absolutamente nada. Aun así, ella era el premio que él buscaba, de modo que empezó a cortejarla. Quienes se percataron de su cambio de actitud se asombraron, y le dijeron a la doncella que había logrado aquello en lo que centenares de mujeres habían fracasado. La joven también se sentía fascinada y, al mismo tiempo, repelida por las atenciones que le dedicaba el brujo. Jamás había conocido a un hombre tan raro y distante, y percibía la frialdad que yacía bajo la ternura de sus lisonjas. Sin embargo, sus parientes opinaban que esa unión era muy conveniente y, deseosos de fomentarla, aceptaron la invitación del brujo al gran banquete que organizó en honor de la doncella.
La mesa, repleta de plata y oro, fue servida con los mejores vinos y los manjares más deliciosos. Unos trovadores tocaban laúdes con cordaje de seda y cantaban canciones sobre un amor que su amo nunca había sentido. La doncella estaba sentada en un trono junto al brujo, quien, en voz baja, le dedicaba tiernas palabras que había escamoteado a los poetas sin tener la menor idea de su verdadero significado. La doncella escuchaba desconcertada, y al final replicó: —Hablas muy bien, Brujo, y me encantarían tus halagos si pensara que tienes corazón. El anfitrión sonrió y le aseguró que no debía preocuparse por eso. Le pidió que lo acompañara. Ambos salieron del salón donde se celebraba el banquete y él la condujo hasta la mazmorra donde guardaba su mayor tesoro.
Allí, en un cofre encantado de cristal, reposaba el corazón del brujo. Como llevaba mucho tiempo desconectado de los ojos, los oídos y los dedos, nunca lo había estremecido la belleza, una voz cantarína o el tacto de una piel tersa. Al verlo, la doncella se horrorizó, pues el corazón estaba marchito y cubierto de largo pelo negro. —Pero ¿qué has hecho? —se lamentó—. ¡Devuélvelo a su sitio, te lo suplico! El brujo comprendió que debía complacer a la joven. Así que sacó su varita mágica, abrió el cofre de cristal, se hizo un tajo en el pecho y devolvió el peludo corazón a la vacía cavidad original. —¡Ya estás curado y ahora conocerás el amor verdadero! —exclamó la doncella, radiante, y lo abrazó. La caricia de sus suaves y blancos brazos, el susurro de su aliento y la fragancia de su espesa cabellera rubia traspasaron como lanzas el corazón recién despertado del brujo. Pero en la oscuridad del largo exilio a que lo habían condenado se había vuelto ex traño, ciego y salvaje, y le surgieron unos apetitos poderosos y perversos. Los invitados al banquete se habían percatado de la ausencia de su anfitrión y la doncella. Al principio no se preocuparon, pero al pasar las horas empezaron a inquietarse, y al final decidieron ir en su busca. Recorrieron todo el castillo y encontraron la mazmorra, donde los aguardaba una escena espantosa. La doncella yacía muerta en el suelo, con el pecho abierto; agachado a su lado estaba el brujo, desquiciado y sosteniendo en una mano un gran corazón rojo, reluciente, liso y ensangrentado. Lamía y acariciaba ese corazón mientras juraba que lo cambiaría por el suyo. En la otra mano sostenía su varita mágica, con la que intentaba extraerse el corazón marchito y peludo. Pero el corazón peludo era más fuerte que el brujo, y se negaba a desconectarse de sus sentidos y volver al cofre donde había pasado tanto tiempo encerrado. Ante las horrorizadas miradas de sus invitados, el brujo dejó la varita y asió una daga de plata. Y tras jurar que nunca se dejaría gobernar por su corazón, se lo sacó del pecho a cuchilladas. Entonces se quedó un momento arrodillado, triunfante, con un corazón en cada mano, y a continuación se desplomó sobre el cadáver de la doncella y murió.
Una vez terminado mi cuento, espere su resuesta, es posible que ya lo conociera, no lo se, pero no conocia muchos más que poner a su disposición.
- Si vives negándote tus emociones, estas terminaran regresando para devorarte - sentencie.
- ¿Cuentos dices? - la mire unos instante con algo de duda en mis ojos, ¿ había escuchado bien? - Jajajajaja, eres una chica realmente impredecible - dije, no cualquiera hubiese pensado en cuento en nuestra situación, arrastre mi cuerpo, hasta lograr apoyarlo en la pared, dando nuestras espaldas separadas solo por el muro de roca - Pues mi padre me los contaba cuando pequeño, hay uno que me gustaba más que todos los demás - le dije, haciendo memoria de mis noches infantiles.
- Érase una vez un joven brujo atractivo, rico y con talento que observó cómo sus amigos se comportaban como idiotas cuando se enamoraban: retozaban como crios, se acicalaban y perdían el apetito y la dignidad. Así pues, decidió no caer nunca en esa debilidad y empleó las artes oscuras para evitarlo. La familia del brujo, que ignoraba su secreto, se sonreía al verlo tan frío y distante. —Todo cambiará el día que quede prendado de una doncella —profetizaban. Pero el joven brujo no quedaba prendado de nadie. Pese a que más de una doncella sentía intriga por su altivo semblante y utilizaba sus encantos más sutiles para complacerlo, ninguna consiguió cautivar su corazón. El brujo se vanagloriaba de su propia indiferencia y de la sagacidad que la había producido. Transcurridos los primeros años de la juventud, los amigos del brujo empezaron a casarse y, más adelante, a tener hijos. «Sus corazones deben de estar resecos como cáscaras por culpa de los lloriqueos de esos crios», se burlaba el brujo para sus adentros mientras observaba las payasadas de aquellos jóvenes padres. Y, una vez más, se felicitaba por la sabia decisión que tomara en su día. A su debido tiempo, los ancianos padres del brujo fallecieron. Pero éste no lloró su muerte; al contrario, se alegró de ella, porque ahora reinaría solo en el castillo. Había guardado su mayor tesoro en la mazmorra más recóndita, y así pudo entregarse a una vida de lujo y desahogo, en la que su comodidad era el único objetivo de los numerosos sirvientes que lo rodeaban. - Gire mi cabeza hacia el agujero, intentando ver si aun tenia si interés en la historia o no - El brujo estaba seguro de que provocaba una inmensa envidia a todos cuantos contemplaban su espléndida y apacible soledad; por eso sintió una ira y un disgusto tremendos cuando, un día, oyó a dos de sus lacayos hablando de su amo. El primer criado expresó la pena que sentía por él, pues pese a toda su riqueza y poder seguía sin tener a nadie que lo amara. Pero su compañero, riendo con burla, le preguntó por qué creía que un hombre con tanto oro y dueño de tan grandioso castillo no había conseguido una esposa. Esas palabras asestaron un duro golpe al orgullo del brujo. Así pues, decidió esposarse de inmediato con una mujer que fuera superior a todas las demás. Tenía que poseer una belleza deslumbrante, para despertar la envidia y el deseo de todo hombre que la contemplara; descender de un linaje mágico, para que sus hijos heredaran dones extraordinarios; y poseer una riqueza como mínimo equiparable a la suya, para así continuar con su cómoda existencia pese al aumento de los gastos domésticos. El brujo podría haber tardado cincuenta años en encontrar a una mujer así, pero resultó que el día después de tomar la decisión de buscarla, una doncella que cumplía todos los requisitos llegó a la región para visitar a unos parientes. Era una bruja de una habilidad prodigiosa y poseía una gran fortuna en oro. Su belleza era tal que cautivaba el corazón de todos los hombres que la miraban; es decir, de todos los hombres excepto uno: el corazón del brujo no sentía absolutamente nada. Aun así, ella era el premio que él buscaba, de modo que empezó a cortejarla. Quienes se percataron de su cambio de actitud se asombraron, y le dijeron a la doncella que había logrado aquello en lo que centenares de mujeres habían fracasado. La joven también se sentía fascinada y, al mismo tiempo, repelida por las atenciones que le dedicaba el brujo. Jamás había conocido a un hombre tan raro y distante, y percibía la frialdad que yacía bajo la ternura de sus lisonjas. Sin embargo, sus parientes opinaban que esa unión era muy conveniente y, deseosos de fomentarla, aceptaron la invitación del brujo al gran banquete que organizó en honor de la doncella.
La mesa, repleta de plata y oro, fue servida con los mejores vinos y los manjares más deliciosos. Unos trovadores tocaban laúdes con cordaje de seda y cantaban canciones sobre un amor que su amo nunca había sentido. La doncella estaba sentada en un trono junto al brujo, quien, en voz baja, le dedicaba tiernas palabras que había escamoteado a los poetas sin tener la menor idea de su verdadero significado. La doncella escuchaba desconcertada, y al final replicó: —Hablas muy bien, Brujo, y me encantarían tus halagos si pensara que tienes corazón. El anfitrión sonrió y le aseguró que no debía preocuparse por eso. Le pidió que lo acompañara. Ambos salieron del salón donde se celebraba el banquete y él la condujo hasta la mazmorra donde guardaba su mayor tesoro.
Allí, en un cofre encantado de cristal, reposaba el corazón del brujo. Como llevaba mucho tiempo desconectado de los ojos, los oídos y los dedos, nunca lo había estremecido la belleza, una voz cantarína o el tacto de una piel tersa. Al verlo, la doncella se horrorizó, pues el corazón estaba marchito y cubierto de largo pelo negro. —Pero ¿qué has hecho? —se lamentó—. ¡Devuélvelo a su sitio, te lo suplico! El brujo comprendió que debía complacer a la joven. Así que sacó su varita mágica, abrió el cofre de cristal, se hizo un tajo en el pecho y devolvió el peludo corazón a la vacía cavidad original. —¡Ya estás curado y ahora conocerás el amor verdadero! —exclamó la doncella, radiante, y lo abrazó. La caricia de sus suaves y blancos brazos, el susurro de su aliento y la fragancia de su espesa cabellera rubia traspasaron como lanzas el corazón recién despertado del brujo. Pero en la oscuridad del largo exilio a que lo habían condenado se había vuelto ex traño, ciego y salvaje, y le surgieron unos apetitos poderosos y perversos. Los invitados al banquete se habían percatado de la ausencia de su anfitrión y la doncella. Al principio no se preocuparon, pero al pasar las horas empezaron a inquietarse, y al final decidieron ir en su busca. Recorrieron todo el castillo y encontraron la mazmorra, donde los aguardaba una escena espantosa. La doncella yacía muerta en el suelo, con el pecho abierto; agachado a su lado estaba el brujo, desquiciado y sosteniendo en una mano un gran corazón rojo, reluciente, liso y ensangrentado. Lamía y acariciaba ese corazón mientras juraba que lo cambiaría por el suyo. En la otra mano sostenía su varita mágica, con la que intentaba extraerse el corazón marchito y peludo. Pero el corazón peludo era más fuerte que el brujo, y se negaba a desconectarse de sus sentidos y volver al cofre donde había pasado tanto tiempo encerrado. Ante las horrorizadas miradas de sus invitados, el brujo dejó la varita y asió una daga de plata. Y tras jurar que nunca se dejaría gobernar por su corazón, se lo sacó del pecho a cuchilladas. Entonces se quedó un momento arrodillado, triunfante, con un corazón en cada mano, y a continuación se desplomó sobre el cadáver de la doncella y murió.
Una vez terminado mi cuento, espere su resuesta, es posible que ya lo conociera, no lo se, pero no conocia muchos más que poner a su disposición.
- Si vives negándote tus emociones, estas terminaran regresando para devorarte - sentencie.
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Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
Escuché atentamente mientras cerraba los ojos para ver las imágenes que sus palabras crearon en mi mente. Tenía que reconocer que su forma de narración era muy buena y ya me había olvidado de donde estaba. Cada palabra se volvía real en mi imaginación, y pronto, los personajes comenzaron a recorrerla con facilidad. Vi el rostro del mago junto con los corazones ensangrentados, vi la sangre salpicada en cada piedra, cada palabra que salía de sus labios y la horrible escena final.
Tragué saliva ante la conclusión que enseñaba la historia.
- Un poco sádico para ser un cuento de niños... - comenté- no conocía esa historia, pero ahora puedo ver el por qué de tu afición a seguir tus impulsos... incluso los que se refieren a atentar contra otros. - yo era todo lo contrario..y lo sabía, tenía miedo de mis emociones por no saber manejarlas.- Has escogido este cuento por algo?
Tragué saliva ante la conclusión que enseñaba la historia.
- Un poco sádico para ser un cuento de niños... - comenté- no conocía esa historia, pero ahora puedo ver el por qué de tu afición a seguir tus impulsos... incluso los que se refieren a atentar contra otros. - yo era todo lo contrario..y lo sabía, tenía miedo de mis emociones por no saber manejarlas.- Has escogido este cuento por algo?
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Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
En ambas ocasiones que la mire mientras narraba, ella parecía concentrada, aquello me alentó a continuar con mi narración de la mejor manera posible.
- ¿Ademas de ser mi favorito? - replique, algo llamo mi atención, sentía como mis ropas comenzaban a secarse por el efecto de las llamas, pero también podía sentir calor en mi espalda, un calor agradable, que alejaba el frió de las aguas con las que fuimos bañados.
- Puede que me equivoque - comencé a responder - Aunque no es probable - agrege, no acostumbraba equivocarme en estas cosas- Tus ojos expresan muchas más emociones de las que expresa el resto de ti - hable con total seguridad, siempre considere un don mio el entender a la gente con solo un par de miradas, un lector de corazones, la legeremancia era solo una ayuda para obtener información adicional - Creo que vives escondiendo tu corazón tras una caja de cristal, pero, a diferencia del mago de la historia, tu pequeña cajita tiene una ventana, un par de ojos que jamas mienten.
Sentí una dolorosa punzada en las costillas, no es que realmente me desagradara, pero en caso de tener que pelear de nuevo, serian un verdadero problema, desee saber algo de magia curativa para arreglarme.
- La pregunta es, ¿Porque guardaste tu corazon?, ¿Por sovervia como el mago de la historia? - reflexione algunos instante - No, no lo creo, creo que es por miedo... - aquellas ultimas palabras las pronuncie más para mi que para ella.
- ¿Ademas de ser mi favorito? - replique, algo llamo mi atención, sentía como mis ropas comenzaban a secarse por el efecto de las llamas, pero también podía sentir calor en mi espalda, un calor agradable, que alejaba el frió de las aguas con las que fuimos bañados.
- Puede que me equivoque - comencé a responder - Aunque no es probable - agrege, no acostumbraba equivocarme en estas cosas- Tus ojos expresan muchas más emociones de las que expresa el resto de ti - hable con total seguridad, siempre considere un don mio el entender a la gente con solo un par de miradas, un lector de corazones, la legeremancia era solo una ayuda para obtener información adicional - Creo que vives escondiendo tu corazón tras una caja de cristal, pero, a diferencia del mago de la historia, tu pequeña cajita tiene una ventana, un par de ojos que jamas mienten.
Sentí una dolorosa punzada en las costillas, no es que realmente me desagradara, pero en caso de tener que pelear de nuevo, serian un verdadero problema, desee saber algo de magia curativa para arreglarme.
- La pregunta es, ¿Porque guardaste tu corazon?, ¿Por sovervia como el mago de la historia? - reflexione algunos instante - No, no lo creo, creo que es por miedo... - aquellas ultimas palabras las pronuncie más para mi que para ella.
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Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
- No te había oido hablar tanto, tendrías que hablar más - observé cuando me contestó - se nota cuando te gusta un tema. Aunque supongo que es evidente.. cuando te gusta algo, cuando lo conoces- aclaré esa última palabra, puesto que era lo que a mi en realidad me daba seguridad- parece que los miedos se alejan, estás seguro de lo que haces.
No lo miré mientras presentaba sus opiniones sobre mí.
- No.. no tienes ni idea.. - dije, encogiéndome. - Puede que algo de miedo... pero..no sé, crecí en un entorno que no puedo comparar a uno normal. - Por qué le estaba diciendo eso? Necesitaba hablarlo con alguien?
- Nunca pude tener amigos.. siempre me negaron la posibilidad. Mi padre desconfiaba de toda cosa viva o muerta que se acercara a mi.. Un día, decidí escaparme del coche mientras él había salido a por algún periódico. Vi niños en la calle... tenía tantas ganas de jugar con ellos.. Me hizo muy feliz pasar diez minutos con ellos...- la sonrisa que tenía en el rostro, fue desdibujándose- hasta que mi padre volvió. Me agarró del brazo y me arrastró de nuevo hacia el coche, gritándome como si hubiera cometido algo imperdonable. Yo tambien estaba enojada... respondía a sus gritos y amenazaba con...bueno, con tener que hacer que mi padre volviera a comprar otro coche por una explosión. Mi padre... bueno, nunca fue demasiado cariñoso. Siempre me culpó por la desaparición de mi madre.. nunca fue.. - miré el fuego, aun con mi mano sobre él- nunca fue delicado.
Mi mano fue directamente al golpe de aquella vez, revivir los pocos recuerdos que tenía, era bastante desagradable.
- Supongo que no tengo experiencia emocional con los demás... no sé, me da miedo no saber.. por eso tengo miedo. Créeme que he intentado compensarlo estudiando la comunicación corporal, algo.. libros, de todo.. pero no puedo evitar que al final, lo que me vale es la experiencia personal y en eso soy nula.
Suspiré.
No lo miré mientras presentaba sus opiniones sobre mí.
- No.. no tienes ni idea.. - dije, encogiéndome. - Puede que algo de miedo... pero..no sé, crecí en un entorno que no puedo comparar a uno normal. - Por qué le estaba diciendo eso? Necesitaba hablarlo con alguien?
- Nunca pude tener amigos.. siempre me negaron la posibilidad. Mi padre desconfiaba de toda cosa viva o muerta que se acercara a mi.. Un día, decidí escaparme del coche mientras él había salido a por algún periódico. Vi niños en la calle... tenía tantas ganas de jugar con ellos.. Me hizo muy feliz pasar diez minutos con ellos...- la sonrisa que tenía en el rostro, fue desdibujándose- hasta que mi padre volvió. Me agarró del brazo y me arrastró de nuevo hacia el coche, gritándome como si hubiera cometido algo imperdonable. Yo tambien estaba enojada... respondía a sus gritos y amenazaba con...bueno, con tener que hacer que mi padre volviera a comprar otro coche por una explosión. Mi padre... bueno, nunca fue demasiado cariñoso. Siempre me culpó por la desaparición de mi madre.. nunca fue.. - miré el fuego, aun con mi mano sobre él- nunca fue delicado.
Mi mano fue directamente al golpe de aquella vez, revivir los pocos recuerdos que tenía, era bastante desagradable.
- Supongo que no tengo experiencia emocional con los demás... no sé, me da miedo no saber.. por eso tengo miedo. Créeme que he intentado compensarlo estudiando la comunicación corporal, algo.. libros, de todo.. pero no puedo evitar que al final, lo que me vale es la experiencia personal y en eso soy nula.
Suspiré.
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Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
Escuche cada palabra con atencion, en algunos instantes, sentí como las emociones de la chica pasaban a mi, podia sentir su miedo, y su dolor, era recornformante, poder sentir algo de ella que no viniera de sus ojos.
- Sabes, no eres como los demás - le dije con total seguridad - No son solo tus ojos que no saben mentir... - La mire, ella no estaba mirándome a mi, tenia la mirada perdida en algún otro lugar de su celda - Sientes con más... Intensidad, es por eso que desbordas por los ojos, tus emociones son como... - me detuve, pensando en la metáfora correcta, y solo una se me vino a la mente - Llamas - termine la frase en un susurro, mientras sonreía, no podría haberla llamado de manera más acertada, "Ojos de fuego".
- ¿Sabes?, Eso de la experiencia entablando relaciones con otro... Tampoco se mucho de eso - Sonrió ante esa idea, jamas antes me había hecho falta conversar con alguien, de hecho, Dave era lo primero que tenia similar a una amistad - No crees que seria más facil, no se, ¿inventar una forma propia de relacionarse?, sin las reglas y estandares que impone la telaraña de la sociedad
- Sabes, no eres como los demás - le dije con total seguridad - No son solo tus ojos que no saben mentir... - La mire, ella no estaba mirándome a mi, tenia la mirada perdida en algún otro lugar de su celda - Sientes con más... Intensidad, es por eso que desbordas por los ojos, tus emociones son como... - me detuve, pensando en la metáfora correcta, y solo una se me vino a la mente - Llamas - termine la frase en un susurro, mientras sonreía, no podría haberla llamado de manera más acertada, "Ojos de fuego".
- ¿Sabes?, Eso de la experiencia entablando relaciones con otro... Tampoco se mucho de eso - Sonrió ante esa idea, jamas antes me había hecho falta conversar con alguien, de hecho, Dave era lo primero que tenia similar a una amistad - No crees que seria más facil, no se, ¿inventar una forma propia de relacionarse?, sin las reglas y estandares que impone la telaraña de la sociedad
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Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
Tragué saliva ante sus palabras. Cómo podía ser que supiera tanto? Cómo era que sabía lo que sentía cuando alguien se atrevía a tocarme?
- Si, supongo.. - respondí confusa- supongo que si que siento con demasiada intensidad. Para mí.. el contacto con alguien, la confianza.. todo eso es demasiado, por ese hecho.. Me gustaría .. poder expresarme como los demás sin tener problemas con eso, no tener miedo. - suspiré y miré hacia su dirección, escuchando sobre él.
- Bueno, no es dificil de adivinar que tengas problemas de ese tipo cuando en lugar de encontrarte besando a una chica lo que haces es torturarla - hice una mueca, aunque también respondí a su último comentario.
- Creo que cada uno tendría que tener sus formas de comunicarse.. es decir, claro que hay reglas, nuestro mundo se compone de ellas, pero podríamos caer en algo totalmente diferente, volvernos locos... - arrastré mi espalda por el suelo hasta flexionar algo más mis rodillas.- relacionarse con los demás no es algo simple, entra en juego algo mutuo, puedes actuar como quieras, pero dentro de algo coherente que haga que la comunicación siga siendo viable. Al menos eso creo.. si la otra persona ya no te comprende, la comunicación se corta.
Cansada, cerré los ojos...
- No me hagas debatir ahora... no puedo pensar con claridad. -me quejé, como si mi actitud de hacer valer mi opinión fuera culpa suya.
- Si, supongo.. - respondí confusa- supongo que si que siento con demasiada intensidad. Para mí.. el contacto con alguien, la confianza.. todo eso es demasiado, por ese hecho.. Me gustaría .. poder expresarme como los demás sin tener problemas con eso, no tener miedo. - suspiré y miré hacia su dirección, escuchando sobre él.
- Bueno, no es dificil de adivinar que tengas problemas de ese tipo cuando en lugar de encontrarte besando a una chica lo que haces es torturarla - hice una mueca, aunque también respondí a su último comentario.
- Creo que cada uno tendría que tener sus formas de comunicarse.. es decir, claro que hay reglas, nuestro mundo se compone de ellas, pero podríamos caer en algo totalmente diferente, volvernos locos... - arrastré mi espalda por el suelo hasta flexionar algo más mis rodillas.- relacionarse con los demás no es algo simple, entra en juego algo mutuo, puedes actuar como quieras, pero dentro de algo coherente que haga que la comunicación siga siendo viable. Al menos eso creo.. si la otra persona ya no te comprende, la comunicación se corta.
Cansada, cerré los ojos...
- No me hagas debatir ahora... no puedo pensar con claridad. -me quejé, como si mi actitud de hacer valer mi opinión fuera culpa suya.
Invitado- Invitado
Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
Me mantuve quieto, escuchándola, me sentía reconfortado, quizas era el calor que emitía su cuerpo, quizás, el calor que sentía que estaba emitiendo su alma, al dejarse ver, aunque fuese un poco. Reí un poco, no la obligaría a debatir, definitivamente no.
- Estas olvidando algo, Ojos de fuego - Le dije, mientras en mis labios se dibujaba media sonrisa, me gire con dificultad, mirando de frente al agujero, buscando su mirada - Sentir con más intensidad no solo significa que el dolor duele más... Tambien significa que la alegria la sentiras con más fuerza que nadie... - La posicion que habia adoptado, con la parte superior del cuerpo doblada, hacia que mis costillas dolieran más, decidi ignorarlo por ahora - El riesgo es mayor, pero tambien el premio que puedes obtener si te arriesgas... - Mantuve mi mirada fija en la suya...
- Estas olvidando algo, Ojos de fuego - Le dije, mientras en mis labios se dibujaba media sonrisa, me gire con dificultad, mirando de frente al agujero, buscando su mirada - Sentir con más intensidad no solo significa que el dolor duele más... Tambien significa que la alegria la sentiras con más fuerza que nadie... - La posicion que habia adoptado, con la parte superior del cuerpo doblada, hacia que mis costillas dolieran más, decidi ignorarlo por ahora - El riesgo es mayor, pero tambien el premio que puedes obtener si te arriesgas... - Mantuve mi mirada fija en la suya...
Invitado- Invitado
Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
- Quiero arriesgarme...- contesté, sin pensar cómo seguiría la frase. Miré en su dirección cuando sentí su mirada. Mantuve la mía, sus ojos parecían retar siempre a ver si podían conseguir que apartara la vista, pero sólo conseguía que mi mirada se endureciera por simple autodefensa que ni yo controlaba- el brote de libertad ha hecho que me vuelva demasiado temeraria. Pero en cuestión de relacionarme..me cuesta mucho.- admití. Comencé a dibujar en el fuego, formando figuras que danzaban desde las llamas.
- Reconozco que me gusta estar sola, que pocos llegan a relacionarse conmigo más que unas palabras sin sentido en el comedor o en la biblioteca.. Seré demasiado selectiva, supongo, sólo las personas que me llegan son las que podrían llegar a saber sobre mí.. sólo esas pueden tocarme.
Recordé el abrazo de Dave tras las pruebas de Loser y la espada. Aquél abrazo me había impactado, de no ser que confiara plenamente en él, me hubiera apartado o incluso atacado antes de que pudiera haber sabido su intención. Corresponderlo fue también muy extraño.
Los cuerpos de las llamas se alargaron en figuras hasta volver al fuego original.
Parpadeé, dándome cuenta que seguía con los ojos fijos en los de él, apesar de que ya no lo estaba mirando.
- Se me hace raro oírte hablar sobre felicidad... - dije, volviendo a sus comentarios- qué es para tí la felicidad?
- Reconozco que me gusta estar sola, que pocos llegan a relacionarse conmigo más que unas palabras sin sentido en el comedor o en la biblioteca.. Seré demasiado selectiva, supongo, sólo las personas que me llegan son las que podrían llegar a saber sobre mí.. sólo esas pueden tocarme.
Recordé el abrazo de Dave tras las pruebas de Loser y la espada. Aquél abrazo me había impactado, de no ser que confiara plenamente en él, me hubiera apartado o incluso atacado antes de que pudiera haber sabido su intención. Corresponderlo fue también muy extraño.
Los cuerpos de las llamas se alargaron en figuras hasta volver al fuego original.
Parpadeé, dándome cuenta que seguía con los ojos fijos en los de él, apesar de que ya no lo estaba mirando.
- Se me hace raro oírte hablar sobre felicidad... - dije, volviendo a sus comentarios- qué es para tí la felicidad?
Invitado- Invitado
Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
No podía dejar de escuchar con atención sus palabras, era como estar hipnotizado por el torrente de emociones que ella descargaba en ellas en este momento, similar al que descargaba por sus ojos de forma habitual. Sentí un ligero estremecimiento al comprender lo que decía, ella estaba hablando de si misma conmigo, ¿Que significaba aquello?, mi habilidad para entender y comprender las emociones ajenas parecía atrofiado cuando se trataba de ella.
Si mirada seguía en mi dirección, aunque no me miraba a mi, aquello me causo una ligera irritación, que sofoque rápidamente.
- ¿La felicidad? - Repetí su pregunta, mientras me tomaba un par de segundos para analizar mi respuesta - La felicidad es la libertad para mi, el sentir que puedo volar, libre de las redes que nos atan... - Sentí que aquellas palabras no expresaban del todo mi idea, pero era difícil describir algo que había comprendido sin palabras toda mi vida - ... Creo que, todo, inevitablemente, en algún momento se tendrán que encontrar a si mismo, ver a la cara su propia alma, ese momento, puede ser el más feliz o el más amargo de toda tu vida...Conocerte, y permitirse ser...
No me convencí del todo a mi mismo con aquellas palabras, pero hay ideas que son tan complejas, que contenerlas con simples palabras se hace difícil. Entonces tuve una idea, y con la mirada fija en sus ojos, proyecte en ella parte de mi, no imágenes, no sonidos, ni olores, una forma distinta de ilusión, que jamas había intentando antes, proyecte en ella mi forma de sentir feliz, aquella embriagadora sensación que tenia cada vez que disfrutaba de la libertad, como el vértigo de caer en picada, y a la vez la seguridad de saber que tienes un par de alas que te respaldaran para retomar altura, una explosión que me llenaba por dentro, una gran llamarada de sensaciones que me recorrían, también yo era diferente, también yo sentía de manera distinta, también yo sentía con intensidad inusitada.
Termine la ilusión, y espere su respuesta...
Si mirada seguía en mi dirección, aunque no me miraba a mi, aquello me causo una ligera irritación, que sofoque rápidamente.
- ¿La felicidad? - Repetí su pregunta, mientras me tomaba un par de segundos para analizar mi respuesta - La felicidad es la libertad para mi, el sentir que puedo volar, libre de las redes que nos atan... - Sentí que aquellas palabras no expresaban del todo mi idea, pero era difícil describir algo que había comprendido sin palabras toda mi vida - ... Creo que, todo, inevitablemente, en algún momento se tendrán que encontrar a si mismo, ver a la cara su propia alma, ese momento, puede ser el más feliz o el más amargo de toda tu vida...Conocerte, y permitirse ser...
No me convencí del todo a mi mismo con aquellas palabras, pero hay ideas que son tan complejas, que contenerlas con simples palabras se hace difícil. Entonces tuve una idea, y con la mirada fija en sus ojos, proyecte en ella parte de mi, no imágenes, no sonidos, ni olores, una forma distinta de ilusión, que jamas había intentando antes, proyecte en ella mi forma de sentir feliz, aquella embriagadora sensación que tenia cada vez que disfrutaba de la libertad, como el vértigo de caer en picada, y a la vez la seguridad de saber que tienes un par de alas que te respaldaran para retomar altura, una explosión que me llenaba por dentro, una gran llamarada de sensaciones que me recorrían, también yo era diferente, también yo sentía de manera distinta, también yo sentía con intensidad inusitada.
Termine la ilusión, y espere su respuesta...
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Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
Me gustaba hacer preguntas complicadas de contestar, y era el tipo de preguntas que yo me hacía a mi misma ( aparte de las preguntas insignificantes que nadie se planteaba). Escuché sus palabras sin interrumpirlo.
- Libertad sobre lo demás... o libertad propia? - pregunté, alzando una ceja. Pero pronto, agrandé los ojos cuando un torrente de emociones me atravesó desde su mirada. Supe que era él el que provocó aquellas emociones en mi, meras ilusiones, pero demasiado explosivas.
Tuve que apartarme del muro, retirando la mano del fuego agrandado a la vez que respiraba agitada por la sensación de vértigo de caída. Sus sensaciones eran diferentes, pero tan fuertes como las mías.
Lo miré con precaución, aun intentando volver a la normalidad. Apenas duré sin tener que volver a tumbarme en el suelo por el cansancio.
Yo no sabía muy bien lo que era ser feliz. Siempre había considerado que mi vida podría estar mejor, no me quejaba demasiado, pero tampoco me conformaba.
- Eres feliz? - pregunté. Otra pregunta simple que no siempre conducía a una respuesta exacta compuerta por dos letras.
- Libertad sobre lo demás... o libertad propia? - pregunté, alzando una ceja. Pero pronto, agrandé los ojos cuando un torrente de emociones me atravesó desde su mirada. Supe que era él el que provocó aquellas emociones en mi, meras ilusiones, pero demasiado explosivas.
Tuve que apartarme del muro, retirando la mano del fuego agrandado a la vez que respiraba agitada por la sensación de vértigo de caída. Sus sensaciones eran diferentes, pero tan fuertes como las mías.
Lo miré con precaución, aun intentando volver a la normalidad. Apenas duré sin tener que volver a tumbarme en el suelo por el cansancio.
Yo no sabía muy bien lo que era ser feliz. Siempre había considerado que mi vida podría estar mejor, no me quejaba demasiado, pero tampoco me conformaba.
- Eres feliz? - pregunté. Otra pregunta simple que no siempre conducía a una respuesta exacta compuerta por dos letras.
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Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
Abri la boca, listo para dar una respuesta que no acudio a mis labios, la cerre, perplejo. Hace unas semanas habria respondido con total sinceridad que si, que era pleno y feliz, que nada que no tuviese ya era de mi interes, pero esta vez senti que quizas me faltaba algo, algo que aun se me escapaba, no es que fuese infeliz, por el contrari, sentia que estaba a solo un pequeño paso de la felicidad, pero, ¿que paso era aquel?.
- Casi - respondi finalmente, era una respuesta que no explicaba la extraña situación en la que me sentia, pero la resumia bastante bien.
- ¿Por que? - Pregunte finalmente - hace algunas horas no tenias interes en saber nada de mi, ¿Por que ahora si?, ¿O solo buscas algo de conversación para olvidar donde estas? - La verdad es que hace mucho habia dejado de preocuparme por mi situación, estaba disfrutando, y pense que probablemente, en condiciones normales, hace mucho que esta conversación habria finalizado.
- Casi - respondi finalmente, era una respuesta que no explicaba la extraña situación en la que me sentia, pero la resumia bastante bien.
- ¿Por que? - Pregunte finalmente - hace algunas horas no tenias interes en saber nada de mi, ¿Por que ahora si?, ¿O solo buscas algo de conversación para olvidar donde estas? - La verdad es que hace mucho habia dejado de preocuparme por mi situación, estaba disfrutando, y pense que probablemente, en condiciones normales, hace mucho que esta conversación habria finalizado.
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Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
Hice una mueca, pensativa, y tardé unos segundos en contestar y llegar a la razón de por qué ahora estaba hablando con ese Slytherin tan molesto.
- Supongo que estoy cansada de pensar, no tengo ganas de reparar en lo desagradable que me pareces en algunos momentos. Me gusta hablar y sobretodo preguntar, asi que dejando de lado lo que pienso sobre las primeras impresiones que me has dado, no tengo ninguna razón para no hablar...Además, me gustó tu forma de narrar. - reconocí, yo no era tan buena en las palabras habladas, se me daba mejor escribir y solía admirar la gente que se expresaba bien y se hacía entender.
- Casi? Qué te falta? - pregunté con curiosidad. Las contestaciones a medias o poco precisas me dejaban con intriga.
- Supongo que estoy cansada de pensar, no tengo ganas de reparar en lo desagradable que me pareces en algunos momentos. Me gusta hablar y sobretodo preguntar, asi que dejando de lado lo que pienso sobre las primeras impresiones que me has dado, no tengo ninguna razón para no hablar...Además, me gustó tu forma de narrar. - reconocí, yo no era tan buena en las palabras habladas, se me daba mejor escribir y solía admirar la gente que se expresaba bien y se hacía entender.
- Casi? Qué te falta? - pregunté con curiosidad. Las contestaciones a medias o poco precisas me dejaban con intriga.
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Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
Escuche su respuesta, claro, era el tipo de cosas que ella haria, o pensaria.
La continue observando, un brillo de comprencion paso por mis ojos, como si acabara de entender una verdad que habia escapado de mi por demaciado tiempo.
- Esa es la gran pregunta, ¿no? - Dije con una sonrisa divertida, como sí la complejidad de aquella pregunta fuese una excelente broma.- Te la respodere cuando tenga la claridad que ahora no tengo sobre ese tema.
- ¿Que hay de ti ojos de fuego?, ¿que es lo que hace falta para inflamar tu alma hasta los cielos?
La continue observando, un brillo de comprencion paso por mis ojos, como si acabara de entender una verdad que habia escapado de mi por demaciado tiempo.
- Esa es la gran pregunta, ¿no? - Dije con una sonrisa divertida, como sí la complejidad de aquella pregunta fuese una excelente broma.- Te la respodere cuando tenga la claridad que ahora no tengo sobre ese tema.
- ¿Que hay de ti ojos de fuego?, ¿que es lo que hace falta para inflamar tu alma hasta los cielos?
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Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
Esperaba que no lo supiera, supongo que esas cosas eran complicadas de averiguar, aunque siempre estaba la esperanza de ver a alguien que pudiera decir que supiera perfectamente lo que lo hacía feliz.
- Inflamar mi alma hasta los cielos?..- repetí, extrañada por la manera de expresar "felicidad"; parecía más una descripcion de una sensación. La felicidad era una sensación o un estado?- No lo sé... no sé cómo sería la definición correcta de felicidad, para mí podría residir en la inspiración, en pequeñas cosas... no podría identificarlo con alguien, quizá solo con una acción o un pensamiento...-torcí el gesto, sin llegar a comprenderme ni yo misma.- Por qué quieres saberlo?
- Inflamar mi alma hasta los cielos?..- repetí, extrañada por la manera de expresar "felicidad"; parecía más una descripcion de una sensación. La felicidad era una sensación o un estado?- No lo sé... no sé cómo sería la definición correcta de felicidad, para mí podría residir en la inspiración, en pequeñas cosas... no podría identificarlo con alguien, quizá solo con una acción o un pensamiento...-torcí el gesto, sin llegar a comprenderme ni yo misma.- Por qué quieres saberlo?
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Re: Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]
Inevitablemente salio de mi una carcajada, no era burlesca ni despectiva, solo.divertida.
- Tu curiosidad no conoce limites - afirme entre risas, su curiosidad me era refrescante. Me fije que mi ropas ya estaban secas, y supuse que con mayor razón las de ojos llameantes, asi que extingi el fuego portátil con una ocilacion de mi varita.
- Ya te lo dije - comence mi respuesta - me intrigas, quiero conocerte lo suficiente para saber si algun día te conocere lo suficiente para que dejes de ejercer esa atraccion en mi - hable con normalidad, pero aun cuando había regresado mi espalda al muro y ella no podía ver mi rotro, sonrei.
- Tu curiosidad no conoce limites - afirme entre risas, su curiosidad me era refrescante. Me fije que mi ropas ya estaban secas, y supuse que con mayor razón las de ojos llameantes, asi que extingi el fuego portátil con una ocilacion de mi varita.
- Ya te lo dije - comence mi respuesta - me intrigas, quiero conocerte lo suficiente para saber si algun día te conocere lo suficiente para que dejes de ejercer esa atraccion en mi - hable con normalidad, pero aun cuando había regresado mi espalda al muro y ella no podía ver mi rotro, sonrei.
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