Biblioteca (Alyss)

Aquella tarde no habia encontrado nada que llamara lo suficiente mi inquieta atencion, debia admitir que mis días habian sido bastante entretenidos desde mi llegada a Inglaterra, y las noches aun más, pero este día no parecia prometer mucho.
Aun desconociendo el castillo, vage por sus pasillos sin un rumbo fijo, mirando solo de reojo hacia los costados, entonces una palabra que vi por el rabillo de mi ojo llamo la atencion, me detuve frente a la puerta y mire, la palabra "prohibida" era un gancho inevitable para mi atencion. La sala era amplia, decorada solo con mesas dispuestas de forma ordenada, y varias sillas que las acompañaban, a un costado, un pequeño mostrador deja ver a una señora de cierta edad atenta a los movimientos de libros. Siento una oleada de decepcion cuando encuentro al fin la palabra que llamo mi atencion, "seccion prohibida" resa un pequeño letrero metalico sostenido en una puerta de maya que separa un grupo de libros con aspecto de antiguo del resto de los presentes, libros prohibidos, nada que llame mi atencion.
Cuando me disponia a salir, hago una ultima revicion visual del lugar, entonces, la sala que en un comienzo me parecio vacia, tiene ahora un ocupante, una chica que pase por alto al entrar, cabellos rojizos, aproximadamente unos 16 o 17 años, un blossom azul la indica como Ravenclaw. Sonrio, quizas si pueda tener algo de diversión despues de todo.
Camino a paso tranquilo hasta la mesa de la chica, y tomo asiento justo en frente de ella, con una de mis manos sujeto el libro que esta leyendo, y lo retiro de su vista, obligandola a mirarme.
- Alexander, ¿cual es tu nombre? - media sonrisa se dibuja en mis labios mientras espero su respuesta.

Había decidido tomarme un tiempo libre tras las rondas que había hecho aquella tarde. De verdad necesitaba tener hojas entre mis manos, pasar mis ojos sobre las letras y sentir la textura y el olor del papel envejecido. Estaba contenta cada vez que la biblioteca estaba tan vacía (a diferencia de cuando había exámenes de por medio y estaba todo abarrotado).
Apoyé la cabeza sobre el dorso de mi mano, pasando una página con tranquilidad... hasta que alguien puso la mano en medio de mi lectura y la apartó de mi. Fruncí el ceño por costumbre cuando alcé los ojos hacia el chico que se había sentado frente a mí.
- Qué quieres? Estoy ocupada.- pregunté algo molesta en voz baja para que la señora no nos llamara la atención por su culpa. No me gustaban ese tipo de actitudes que mostraban que se creía estar por encima de todo, sin respetar que estaba en mi mundo.
Arrastré el libro de vuelta hacia mí.

Como esperaba, la chica levanto la mirada ante mi accion. Tengo la costumbre de buscar los ojos del otro con mi mirada, es una buena forma de intimidar, reduce al otro, lo hace sentir desprotegido, una mirada directa siempre a sido de mis mejores trucos, pero esta vez fui yo el sorprendido, sus ojos verdes tenian una mirada intensa, más de las que estaba acostumbrado a encontrar.
Solo me tomo un segundo reconstruirme de la impresión, pero eso le basto para recuperar su libro y regresar a su lectura. Sacudí mi cabeza, dispuesto a volver a ser yo mismo, esta chica podía ser una fuente inagotable de diversión, no podía dejarla pasar tan fácilmente.
- ¿"quequieres"?... no soy de este pais, pero estoy seguro que eso no es un nombre muy común aqui - Digo, retomando mi usual sonrisa despreocupada y algo burlona, aquella que me acompaña en casi todo momento.

Observé que era de Slytherin, obviamente. No era que juzgara por casas, pero algo me decía que aquel chico no iba a irse aunque usara una de las miradas que solían alejar a los demás.
- No, no es común - respondí, sin querer revelar mi nombre... pero mi idea cambió, no tenía por qué ocultar mi identidad, aunque no quisiera compartirla con extraños. El hecho de ser prefecta me obligaba a hacer cosas que en realidad no haría. - Me llamo Alyss, y si me disculpas, estoy leyendo y esto es una biblioteca - dirigí una última mirada y volví mis ojos al libro con la intención de buscar la página donde me había quedado. Esperaba que se fuera, visto que ya había respondido a su pregunta. No sabía lo que pretendía con haberse acercado, pero algo en mi se ponía alerta y eso no me gustaba. No era buena señal, y a pesar de que no solía hacer caso a mis sensaciones sin tener evidentes pruebas, me dejaba intranquila.

Por un segundo vi en su rostro algo de molestia, aquellos ojos parecian hechar llamas, y la idea de verlos mirarme furosos me emociono, deseaba sentir esa mirada, una mirada cargada de alguna emocion poderosa, transmitida por ella, pero en cuanto parecia que me daria una mala respuesta, cambio de opinion, dejo de lado cualquier ofensa, y me dio su nombre amablemente, para luego pedirme que me retire. No pude ocultar mi decepcion, pero esto no me haria retroceder, debia terminar, en este momento nada el mundo parecia más importante que mi deseo de ver alguna emocion poderosa resplancediendo en aquellos ojos.
Volvi a retirar su libro de su mirada, con un movimiento rapido, espere sus ojos mientras decia.
- Se me ocurren cosas más interesantes que podriamos hacer en una biblioteca... O lugares más interesantes que visitar - Vuelvo a dedicarle una sonrisa, esta vez un poco más maliciosa que la anterior.

Respiré hondo, intentando mantener la calma. No me gustaba que me interrumpieran mientras leía a menos que fuera un tema importante.
- Aun no me has dicho qué es lo que quieres. - contesté sin mirarlo. Había notado su decepción cuando me presenté como si no fuera más que un simple alumno más, y obviamente lo era. Qué quería? No me gustaba la forma que me miraba, se ma hacía extraña.
Me estaba reprimiendo decirle que me dejara en paz, bueno, ya lo había hecho..pero había pasado de mí.
- Si estás aburrido, vete a otro lado con alguien que no tenga nada mejor que hacer, aquí se viene a estudiar y leer, que es lo que estoy intentando hacer - sugerí cuando alcé los ojos con advertencia, sin mover mi cabeza inclinada hacia abajo. Si algo sabía, era que no me intimidaba con nadie a la hora de sentirme amenazada, justamente actuaba al revés. No aguantaba que me molestaran extraños y menos en ese plan desconocido.
Posé mi mano sobre el libro con algo de violencia antes de que me lo arrebatara del todo. Qué se creía que estaba haciendo?
Además, no se me ocurría qué otras cosas se podían hacer en una biblioteca. Bueno, si, pero seguramente bailar, saltar de mesa en mesa o dormir sobre libros e ir por las noches a leer como hacía, no era algo que ese chico fuera a pensar. Tampoco me importaba qué pensara, la sensación de alerta seguía ahí, asique lo traduje como que no era aconsejable saber lo que pretendía.

Podía sentirlo, su mirada se estaba endureciendo, no era que no estuviese molesta, solo estaba intentando no demostrarlo, solo un pequeño empujón más.
Observe a la chica durante algunos instantes en silencio, observando sus rasgos, no había notado sus labios, se veían apetecibles, sonreí ante esta idea, volví mi mirada a sus ojos, y me permití sumergirme en ellos, mirar más allá de su apariencia flamígera.
- ¿Saltar de mesa en mesa? - solté una ahogada carcajada - y tan buena chica que te creía

Agrandé los ojos, apartándome del libro y de la mesa con lentitud al notar su irrupción en mi mente. Cerré al instante mi cabeza con falicidad, ya que me habían enseñado muy bien sobre esos temas. Gracias papá, al menos tus paranoias servían de algo.
- Cómo te atreves a leer mi cabeza? - fruncí el ceño, levantándome de mi asiento con enfado y recogiendo los papeles que tenía en la mesa para irme de ahí. Seguramente se iría y me dejaría en paz.
Encima, no habia dado ninguna señal de ser buena chica, ese Alex hacía que adoptara esa mirada furiosa que pocas veces nacía de mí. Era fácil cuando un extraño actuaba de forma incomprensible pero muy dificil cuando conocía a alguien, donde buscaba razones para el comportamiento que no entendía.
Caminé tranquilamente por los pasillos de libros para ir otra vez a por otro ejemplar del mismo libro que me habian arrebatado. Suspiré y miré de reojo hacia atrás, esperando que se hubiera ido a molestar a otro. Ese tipo de chicos tendrían que pasar las vacaciones en otra parte.

La vi salir caminando sin decir nada, parece que la chica habia reconocido mi hechizo aun cuando habia sido no verbal, esperaba un poco más de divercion haciendola preguntarse como lo sabia, una lastima.
Me levante de mi lugar poco despues de verla salir, cuando me asome al pasillo, ella ya estaba llegando a la esquina.
- No querida, no te dejare ir tan facilmente - me dije a mi mismo, mientras sacaba mi varita de mi tunica - Accio - pense con fuerza, y vi como el libro que acababa de tomar entre sus manos voló por los aires, y llego a mis manos con un zumbido.

- Veamos que leer preciosa - Abri el libro, en una pagina al azar para revisar su contenido

Mm... repasé las portadas con los ojos, pasando mis dedos entre el cuero de distintos colores segun el tomo.
Ah, aqui está.. menos mal que queda un ejemplar más. Me haría falta para preparar el curso que viene. Pero de repente, el libro se deshizo de mis manos en cuanto lo saqué de la pila, volando hacia mi izquierda a toda velocidad. Seguí al libro con los ojos desorbitados..
Y otra vez, ese maldito Alex. Miré al chico con molestia, frunciendo el ceño mientras mi respiración, tan tranquila como estaba, comenzaba a alterarse por la rabia.
Era obvio que cada vez que habia intentado hacer amigos de niña, se habían burlado de mí..consiguiendo que mis sentimientos se desbordaran.
Alyss contrólate...
Sentía cómo mi cuerpo comenzaba a levantar temperatura hasta que cerré los ojos, apartando la vista hacia otro lado con tal de calmarme.
- Devuélveme el libro o avisaré a la encargada, Alexander - amenacé con tono afilado mientras me acercaba para recuperar el libro. Que fuera más alto no me haría retroceder, forcejeé cuando agarré el libro que sostenía con tal de arrebatárselo.

La observe caminar hacia mi mientras me amenaza con la encargada, pero apenas si escuche sus palabras, estaba hipnotizado con sus ojos, los vi destellar de furia en mi contra, pero aquella hermosa luz duro poco, rápidamente logro poner sus emociones en calma nuevamente, sentí una punzada de frustración por aquello.
- ¿Avisar a la encargada? - Pregunte, con un deje burlesco en mi voz - ¿Que ocurre cariño?, se que no es la mejor amenaza que tienes, puedo verlo en tus ojos, eres como una llama, lista para quemar todo lo que te rodea, lista para hacerme arder junto con todos los que te puedan molestar - Mientras pongo su libro al frente, sujetado con ambos brazos, doy un paso en su dirección, quedando incómodamente cerca de ella - ¿Porque te reprimes?, ¿Ah que le temes? - Sonrió, saboreando aquel momento como si fuese el momento previo a un gran banquete.

Le miré atónita, negando con mi cabeza como si no creyera lo que estaba escuchando. A medio camino de reirme y a medio camino de fruncir el ceño otra vez.
- De qué estás hablando? - dije con ánimo de empujarle mientras reía con histeria - No me llames cariño - advertí con tono grave, dejando de reir. No me gustaba ese tipo de trato cercano con alguien que aparte de ser un desconocido, estaba empeñado en molestarme; seguramente para divertirse a mi costa.
Se acercó y mis sentidos se activaron, empujándolo para alejarlo de mí. Si me incomodaba que me tocaran o que me hablaran como hacía él, que invadieran mi espacio personal lo consideraba un sacrilegio.
- Ten por seguro que a tí no te temo, asi que déjame en paz de una vez - arrastré mis palabras, midiendo que mi paciencia se estaba acabando. Aun me faltaba mucho que aprender... pero ahora era prefecta, y estaba en una biblioteca.. y habia conseguido un hogar en el que estar. Si comenzaba a arder, sería un problema, pero no podía disimular que mis ojos reflejaban las llamas que estaba tragando mi interior.
Aparté la vista y me di media vuelta.
Quizá venir a por el libro en otra ocasión sería lo más acertado.

Mientras más furia podía ver en sus ojos, más amplia era mi sonrisa, aquella situación estaba volviéndose realmente emocionante. La escuche reír, y luego molestarse por mi comentario, pero no era el tono de sus palabras lo que me encantaba, eran sus ojos, llenos de vida, ventanas directas a su furia, no necesitaba Legeremencia ni ningún otro hechizo para verlo.
- Se que no me temes - Mis palabras salen como un susurro, la vi voltearte, dispuesta a retirarse - Que aburrido seria esto si me tuvieses miedo - Deje que mi lengua escapara de mi boca, y humedeciera mis labios, disfrutando del momento, saboreando su reacción - No es a mi a quien temes, es a ti misma a quien temes... El fuego no se quema a si mismo pequeña flama, no tienes nada que temer..Quiero ver ese incendio...- Aquellas ultima palabras estan cargadas de desafió.

Dios mío... cuánto más debía aguantarlo?
Entorné los ojos, sin dejar de caminar algo acelerado y mirar al frente.
- No pretendo entretenerte- contesté cortante cuando torcí a la derecha hacia otra fila de libros que sería un atajo hacia la salida de la biblioteca.
Obviamente sabía que el fuego no me haría daño, pero sí a los demás y sobretodo a los libros. Aunque en esos momentos tan irritantes no me hubiera importado carbonizar a ese Slytherin.
- No sé de qué me hablas, pero no tengo nada que demostrarte. El único incendio que vas a ver es el de tu expediente si no te alejas de mí ahora - me detuve, mirándolo con cólera unos segundos antes de volver a repetir la advertencia- Ahora . - apreté mis labios con rabia, esperando a que se retirara al intimidarlo con mis ojos cuando penetré los suyos agresivamente. Molestarme e insistir de esa forma, era algo que me hacía salir de mis casillas cuando los demás no me dejaban en paz. El descontrol y cambio de actitud que sufría me hacía irreconocible incluso para mi misma, pero no me importaba. Dejarme llevar por mi instinto no era lo más inteligente, pero mi poder me volvía impulsiva cuando mis emociones me sobrepasaban, sobretodo si eran negativos.
"Alyss, siempre has tenido problemas con tus sentimientos... debes hacer más caso a tu mente, me oyes? Sino será un problema." recordé las palabras de mi padre, apretando los dientes y siguiendo mi camino hasta alcanzar la puerta de salida.
No era asi! yo no me dejo llevar por mis sentimientos! Por algo habia acabado en Ravenclaw. Entonces por qué no era capaz de dominar mi poder y ese fuego terminaba por dominarme a mi?
Comencé a enfadarme conmigo misma, era una estúpida al caer en las trampas de ese chico.

La chica parecía dar por terminada nuestra conversación con esas palabras, clavo su mirada en mi, seguramente esperando que la ferocidad de esta me intimidara, sentí como un escalofrió, la sensacion era invaluebla, jamas, en todas las peleas que había estado, a toda la gente que había molestado, en todo el daño que había causado en mi vida, había visto una mirada más peligrosa.
- ¿Mi expediente? - aquella amenaza me hace inevitablemente reír - ¿Que es lo que temes?, ¿Porque te niegas lo que eres?, ¿temes quemar estos libros? - Al decir eso, levanto en mi mano el libro que le quite, mientras con mi otra mano, apunto al libro con mi varita, con un movimiento corto de mi varita, el libro en mis manos comienza a arder ante un silencioso conjuro, mi sonrisa crece.

De repente, mi mente quedó en blanco cuando vi el libro arder ante mis ojos agrandados por la impresión.
- Q-qué estas haciendo?! - dije volviéndome hacia él y quitándole la varita para arrojarla lejos mientras tomaba el libro entre mis manos sin quemarme. No pensé en que estaba exponiendo mi invulnerabilidad con el fuego cuando las llamas pasaron por mi piel sin quemarla. Detuve el fuego cuando dejé que éste conectara conmigo, aunque el libro ya tenía daños considerables.
Miré con odio a ese chico, bajando el brazo que sostenía al pobre libro.
- Ten por seguro de que pagarás por esto - la gravedad de mi voz dejaba ver que consideraba que su acto había sido intolerable. - Quieres que no me niegue a lo que soy? Bien, te quitaré puntos por daños materiales y por desobedecerme como prefecta. - informé. No quería hacer valer mi placa a menos que fuera necesario y aquello había sido un crimen. Lo peor que podría haber hecho para llamar mi atención y encima sólo era para divertirse.
Lo empujé para que saliera de mi camino, caminando aun más deprisa al sentir el fuego corriendo por mis venas. Agarré el pomo, intentando ignorar cómo salía humo del metal y comenzaba a enrrojecerse.
Bueno, de algo me serviría.
Abrí y cerré la puerta tras de mí al salir de la biblioteca; si se decidía a seguirme, quemaría su mano. Y tendria que recuperar su varita, aquello me daba tiempo a que me perdiera de vista.

La chica salio, literalmente echando llamas del lugar, pude sentir una onda de calor golpearme somo si su furia se hubiese vuelvo sustancial al salir de ella, se giro y salio del lugar, no me moleste en recoger mi varita de donde ella la había lanzado, simplemente me lance en su persecución sin más, estaba demasiado cerca para dejarlo ahora, estaba disfrutando el delicioso manjar que significaba su ira para mi. Mi mano ardió ante el tacto del pomo de la puerta, estaba al rojo vivo, tuve que soltarlo sin llegar a abrir la puerta, y sentí como trozos de mi piel se quedaron pegados por la quemadura, retrocedí algunos pasos, y deje que la sensación de dolor me complaciera. Extasiado por lo que sin duda era solo una pequeña muestra de la furia de aquella chica, recogí mi varita, y consiente de que había ya perdido mucho tiempo, abrí la puerta con un movimiento de esta, estaba cociente de que había perdido mucho tiempo, pero se que si me apresuraba, aun podía darle alcance.
Doble por la esquina corriendo, y la vi en el pasillo, sin pensármelo la llame con un grito
- ¡Hey!, ¡Salamandra! - Comencé a caminar en su dirección.

Sentía mis pasos frenéticos que estaban retumbando por el pasillo. Bueno, ahora era momento de calmarse, pero hasta sentía que hasta que no llegara a mi sala común, no estaría tranquila.
Y tuve razón.
La voz de Alexander volvió a sonar, como si fuera veneno en mis oídos. No, no le conocía ni tenía intención de hacerlo, su actitud me generaba rechazo.
Puse los ojos en blanco y me giré, viendo su mano quemada y con la piel desgarrada. Tragué saliva, sin poder creer que actuara como si nada. Si hubiera sido otro, me habría disculpado y le habría llevado a la enfermería, pero no me moví de mi sitio y alcé mis ojos hacia el insistente e inaguantable chico.
- Déjame en paz, Alexander, te lo estoy advirtiendo - me volví hacia mi camino antes de que me alcanzara, acelerando el paso para impedirle que me igualara. Rápidamente, mis ojos buscaron alguna salida que para otros no sería viable, por las dudas. Concentrarse en huir era más entretenido para mantener mi mente ocupada y el fuego a raya. Aunque no me gustaba la idea de huir de nadie.

La vi acelerar el paso, pero su rápido caminar no era suficiente, yo corrí hacia ella sin importarme lo que alguien me que viese pudiese pensar, al alcanzarla, la sujete desde su brazo, y la gire, obligandola a quedar de frente a mi, mientras capturaba sus brazos con mis manos, impidiéndole huir de nuevo.
- No te dejare - mis palabras eran un susurro profundo, casi gutural, una sonrisa se dibujo en mi mano, sentí una oleada de dolor recorrerme desde mi mano derecha, la piel quemada ardía al contacto de cualquier cosa, incluyendo sus ropas - No hasta que dejes de esconderte, no eres una pequeña vela, eres un incendio, tu naturaleza es quemar todo lo que te rodea, no importa cuando te lo niegues, eres tan monstruosa como yo lo soy, quizás incluso más... - me acerque un poco más, entrando en lo que sabia que era su espacio personal - Dejame ver como ardes....

Abrí los ojos cuando me agarró de los brazos, intentando zafarme al instante de que sentí sus grandes manos sujetándome. Mi cuerpo no era muy fuerte, pero sí ágil.
Mi rostro reveló mi enfado, tocarme no era lo más recomendable en esas circunstancias. Si ya de por sí era dificil que aceptara el contacto físico, esto era intolerable.
- SUÉLTAME, AHORA! - grité y mi cuerpo ardió por un momento en que una pequeña ráfaga de calor se desprendió de mi interior, empujándolo hacia atrás mientras se quemaba.
Afilé los ojos, respirando agitada y agarrando mis brazos de donde él había me habia retenido.
- No soy como tú. Ni te atrevas a decir lo contrario - amenacé con seguridad, aun sintiendo que mi piel ardía y el aire que me envolvía se tornaba caliente. - Mi naturaleza la decido yo y soy yo quien dicta lo que hago.
Era cierto, mi poder sólo se manifestaba porque yo quería, el problema era controlar mis sentimientos, no el fuego.

La solte al instante, mientras sentia un fuerte ardor en las manos, el dolor recorrio todo mi sistema nervioso, y estaba comenzando a emocionarme demciado, si me permitia perder el control con ella podria hecharlo a perder, ella era especia, merecia un trato distinto, una joya en bruto.
Di un par de pasos atras por el pasillo, respirando ruidazamente, usando todo mi autocontrol para no dejar que la emocion que me embriagara tuviese rienda suelta, jamas eh sido bueno en el autoncontrol. Desde medio pasillo de distancia, decidi dedicarle unas utimas palabras.
- No se trata de tu poder... Jamas se trato de eso de lo que hablaba - por primra vez en la conversacion, mi tono resulto más o menos serio - El fuego que veo en tus ojos no tiene relación alguna con tu extraña habilidad... Recuerda esto, un poder no hace un monstruo, es su carácter el que lo vuelve monstruo - Una siniestra sonrisa aparece en mi rostro, tras aquellas palabras, termino de dar vuelta por el salón y me alejo, aun intentando normalizar mi respiracion.

Miré a Alexander sin ningun remordimiento por mi reacción descontrolada. Él me había incitado insistentemente hasta llegar a ese punto, no tenía la culpa. Quizá así aprendería a que tendría que buscarse un hobby en lugar de molestar a los demás.
- Te crees muy seguro de lo que no conoces, cierto? No soy como tú, te lo repito. - contesté antes de que se diera la vuelta, sin tener que pensar para negarlo. Ni me conocía y ya me trataba como si supìera sobre mí perfectamente, aquello me molestaba. Aun así, intenté calmarme, entibiando mi piel para recobrar la paciencia de antes - No vuelvas a acercarte a mí.
Acto seguido, me di vuelta hacia el camino que habia tomado anteriormente y retomé la marcha.
No iba a perdonarle lo del libro, comunicaría sobre los puntos que iba a restar del puntador de Slytherin.