Está ocupado{Alyss}

Últimamente todo había estado muy raro, y por si fuera poco, se me había acabado la poción matalobos, y no quería tener que hacerla en el aula de pociones. Me hice con un caldero, y los ingredientes de mi baúl, estuve buscando durante un buen rato un lugar perfecto, por un segundo pensé en ir a la sala de los menesteres, pero un lugar mejor se cruzó en mi camino.
- Hmmm... Espero que no te moleste mi compañía, Myrtle, tengo... Algo que hacer...- Dije poniendo el caldero sobre uno de los lavabos tras hacer una pequeña llama azul.
Comencé a cortar los huesos de lobo, y verter otros ingredientes dentro, ya estaba acostumbrado a hacerla, pero me daba pereza, nunca me gustó hacer cosas repetidas.
Al momento, un olor distinto al de la asquerosa mezcla, alcé la vista del humo y miré hacia la puerta... No había nadie, pero había olido algo, y sabía que se acercaba una persona viva, además Myrtle estaba paseándose cerca de una ventana.
- ¿Quién eres...? Sé que estás aquí...- Dije sacando mi varita.
Dejé la poción y me dirigí hacia los váteres, abrí todas las puertas con un hechizo y me volví, no había nadie ¿Me estaba volviendo loco?... Estaba seguro de que había entrado un alumno, o alumna.
- Oye, seas quién seas no tienes escapatoria, por lo que esconderte no te servirá.- Anuncié llevando la mano hacia el bolsillo donde reposaban mis otras dos varitas.

Nada en particular me había llevado a encaminarme hacia los baños donde Myrtle solía deambular, ya había estado una vez allí. Tan sólo su tranquilidad (quitando los lloriqueos) y las historias que contaban de esa sala, eran los ingredientes para que paseara por ahí. Y habría seguido de largo, puesto que ya conocía ese lugar y prefería encontrar nuevos, de no ser que la voz de Dave resonara entre las paredes.
- Una actitud un tanto extraña; apuntarme con la varita - señalé, caminando con tranquilidad hasta dejarme ver- pero no sé por qué, ya no me sorprende. - me crucé de brazos, mirándolo con el ceño fruncido.
- Ah, por cierto. Hola. Jugando a hacer experimentos para tus aliados o una simple poción para reprimir tus instintos? - dije echando un vistazo al caldero y a los ingredientes. - Creo que tendrías que arreglar primero esto, aunque siento decir que no hay poción válida para arreglarlo.- apunté a mi cabeza con el dedo índice. Sabía que estaba siendo muy dura con él, pero no toleraba cómo se había portado.
Aun no podía olvidar verlo de parte de los mortífagos, haberlo visto en la base y junto a ellos! Había estado encerrada allí días.. semanas... ni lo recordaba! No habia podido ver el cielo para saberlo, para averiguar lo que pasaba conmigo.. y todo para nada!

Guardé mi varita y respiré hondo... Aún seguía así de enfadada, no me extrañaba, al fin y al cabo, era Alyss, sonreí y me dirigí de nuevo al caldero, para seguir con la poción, tan solo me quedaba dejarla reposar unas horas y volver a añadir huesos de lobo, para remover doce veces al sentido de las agujas del reloj. Aminoré el fuego y me coloqué bien la túnica para mirar a Alyss de nuevo.
- Entiendo que estés enfadada conmigo, y lo acepto, nadie me pidió que te sacara de allí realmente, seguro que ahora los mortífagos están como locos buscándote.- Comenté riendo ligeramente. Aunque se tensó de nuevo mi rostro al recordar a los experimentos que vi al pasar por los pasillos hasta llegar a la celda 103.- Alyss... Siempre eres así, verdad? Siempre disparas antes de preguntar...- Una sonrisa torcida emergió de mis labios al acercarme a ella y notar el olor que desprendía, siempre me gustó ese aroma.- No, no lo entiendes... Nunca me uní a los mortífagos realmente... Es más, nunca quise estar en su bando, tan solo buscaba su poder, quería hacerme más fuerte...- Confesé, quizás me estaba yendo de la lengua, ella estaba enfadada conmigo y aun sabiendo que no iría a chivarse al ministerio de magia, temía decírselo, más que nada por que sabía que no le gustaría la idea. Suspiré, no tenía otra opción- Alyss, lo único que quería era tener poder suficiente para protegerte, a ti y a todos mis amigos... Aunque, si te soy sincero... Creo que esa opción se esfumó hace poco... Creo que no es una buena idea entrenarme para proteger si no puedo hacerlo luego, creo que nunca fue buena idea hacerlo... En fin... Todos cometemos errores... Como intentar colarnos en una base mortífaga- Añadí mirándola con una sonrisa.- si te he sacado de ese lugar es por que corrías peligro.. No te imaginas lo que pensaban hacer contigo... Querían sacarte la sangre... Querían meterla en otros experimentos, y creo que oí algo de que fue esa misma sustancia la que dio vida a los brazos del Dr Octopus, no creo que fuera muy divertido vivir así... Pero si quieres volver tienes campo libre, no me opondré a ello... Es más incluso podría indicarte el camino de regreso a la base mortífaga.
Volví a mirar la poción, aún faltaba un rato para tener que remover, y Alyss no parecía tener ninguna prisa por marcharse, quizás podría tener una charla buena.
- ¿Piensas seguir así de enfadada para siempre? - Pregunté frunciendo el ceño.

Seguí mirándolo crispada mientras me sacaba los zapatos. Iba a dejarlos en el suelo, pero opté por tirarle uno que dio contra su brazo.
- Y tú siempre actúas antes de preguntar, no? - dije, soltando el que me quedaba en la otra mano con tal de no volver a repetirlo.
Myrtle pareció reirse desde su retrete, y salió a ver lo que pasaba con curiosidad.
- Chico malo... - dijo ella al tiempo que escuchaba la explicación, riendo agudamente.
Mi rostro no cambió demasiado, le miré con incredulidad. Desde cuando alguien estaría en sus cabales de "unirse" a los mortífagos solo por ser más fuerte? Era eso imprescindible en la vida?
- No creo que querer ser más fuerte implique que te metas con la secta más peligrosa que hay.. por mucho que Voldemort no esté activo, no quita que sigan siendo peligrosos! Es que quieres que te fichen y te pongan una orden de búsqueda por cómplice y acabar en Azkaban cuando cumplas mayoría de edad? - dije con desaprobación evidente. Estaba muy seria y el tema no me hacía ninguna gracia. De no ser que fuera mi amigo, no me habría tragado la historia de "solo por ser mas fuerte, no estoy con ellos en realidad".- Hay muchas más cosas útiles que aprender, y no todo es por fuerza...pensaba que lo habrías entendido en las pruebas de la espada. En fin, en cuanto a mí, sabes muy bien que no me gusta que me protejan, asi que me parece bien que te hayas dado cuenta de tus errores.
Comencé a caminar hasta recoger el zapato que le había tirado y lo dejé junto al otro para luego mirar los lavabos de serpientes.
- No pretendía quedarme mucho tiempo más, sólo el justo para averiguar lo que pasaba con mi cuerpo.. - dije pensativa, recordando los numerosos cortes que había tenido que soportar. - el dolor nunca fue un impedimento, estoy acostumbrada.
Le miré con los ojos entornados ante su sugerencia de volver.
- No gracias, ya no cuela. Saben que no estoy y que me he fugado, más vale que no averiguen que fuiste tú o vendrán a por tí. - suspiré, apoyando la mano en una de las cabezas de serpiente. El frío del metal hizo que me despejara un poco.
Escuché su pregunta y miré hacia él un instante.
- No si tú no vuelves a decidir por mí misma sin consultarme.

Una sonrisa pícara se dibujó en mi rostro mientras hablaba, me daba pena que no supiera nada de mi malvado plan contra los mortífagos... Quizás debería contárselo.
- ¿Conoces a Konny...? Qiero decir, a Konomawo, tiene una tienda de animales en el callejón Diagon.- Comenté frotándome el brazo mientras avanzaba hacia Alyss, sin que la sonrisa abandonase mi rostro.- Antes era auror, y no precisamente uno de los más torpes, es más, dicen que ha vuelto a las andadas... He hecho un trato con él, sabes? No me meterán en Azkaban, si les cuento lo que vi sobre los mortífagos. ¿Te lo puedes creer? Ahora soy espía...
Saqué mi varita y apunté a la poción, la cual empezó a girar lentamente. Volví a guardar mi varita y me acerqué al rostro de Alyss, no pude evitar que los colmillos asomasen en mi sonrisa.
- Se de sobra que detestas que te protejan...- Susurré- He ahí la respuesta a tu pregunta.- Esa debía ser mi mayor cualidad de Ravenclaw, siempre unía hilos, lo hacía casi inconscientemente.- Si te hubiera preguntado si querías salir de allí, me habrías dicho que no. Pero tenía órdenes directas de hacerlo.- Susurré mientras sentía que mi sonrisa se desvanecía.- No tienes ni idea de lo que planeaban contigo, e incluso podrían haberse aprovechado de ti si se aburrían... Ese lugar no es la casita de campo de los tres ositos, Alyss. Pretendían sacar hasta la última gota de sangre de tus venas, para continuar con sus experimentos. Si pensabas que te iba a dejar allí... Siento decirte que no son eran mis intenciones.
Alcé una ceja ante su última frase.
- Lo haré de nuevo si veo que estás en peligro. Te recuerdo que para mi no eres una simple amiga, y tampoco para cierto Perdedor.
Di un toque con la varita pronunciando el hechizo levitador y transporté el caldero a unos de los urinarios, en el cual cree otra llama, el hedor de la poción era insoportable, o por lo menos para mi, de todas formas, tan solo le quedaba reposar durante un día entero.
- Bien, Alyss, ahora que estamos solos...- Myrtle carraspeó- Bueno, casi solos, y no quieres que luche por ti... ¿Qué te parece si te enseño yo a luchar? Lanzar zapatos a tus enemigos no valdrá de mucho.

Reconocí al hombre cuando me dijo "Tienda de animales"
- Un vendedor de criaturas auror? Le compré un huevo de dragón hace un tiempo- dije alzando una ceja. Ahora que lo pensaba, el huevo seguía igual, aunque la temperatura caliente era más estable, cada vez era menos necesario de mantener cálido. Solía dormir junto a él para calentarlo. Era agradable sentir los latidos de la criatura contra mi cuerpo.
Tenía ganas de que naciera. Sin darme cuenta, se me había ido la cabeza pensando en mi dragón... no se lo había contado a mi padre, temía que en el fondo mi compra hubiera sido demasiado caprichosa, pero por una vez en la vida, merecía ser un poco egoísta con lo que quería.
Miré hacia Dave con desaprobación en mis ojos, examinando su actitud emocionada con la oportunidad.
- Eso es peligroso, acaso crees que un simple alumno puede hacer un trabajo como ese? - dije acercándome a él hasta posar mi dedo sobre su pecho al señalarlo.- Estás loco? - parpadeé, mirando hacia otro lado sin poder creer lo que estaba escuchando.
- Cada uno es dueño de sus decisiones, sé que estar ahi no era una opción segura, más bien arriesgada, pero es lo que quise. Y se que no era apropiado ni racional después de todo..pero confiaba en que no son estúpidos como para matarme, mi sangre es valiosa, si, puede.. pero no tengo ni idea de por qué y no podrían crear más sin mi ayuda, sería una tontería vaciarme.
Entorné los ojos cuando dijo que volvería a hacerlo.
- Entonces volveré a lazarte mis zapatos, no subestimes un buen calzado - dije aun algo crispada, pero comencé a curvar mis labios con diversión. - Te venceré sin tener que despeinarme, algo prácticamente irónico porque siempre estoy despeinada, aun así, seguro que quieres probar a "enseñarme"? - dije sin disminuir mi sonrisa. Sabía luchar. Un poco?.

Reí divertido ante sus palabras, adoraba picar a Alyss. Tenía una forma de enfadarse muy característica, como la de un niño pequeño.
- No, es un exauror, dejó el trabajo para dedicarse a las criaturas mágicas... No tienes ni idea de lo que esconde en su tienda....- Añadí sonriente.
No pude evitar recordar aquella sala, era uno de los mejores lugares donde había estado nunca; de verdad, los avances cientifico-mágicos eran tremendos... No podía creer que hubieran llegado a conseguir eso. Era... Tan irreal... Dragones, vale, no era muy difícil encontrarlos si sabías donde buscar, unicornios, incluso estaban en el bosque prohibido, pero dinosaurios... les habría llevado décadas conseguirlo.
Alcé una ceja al verla empujarme con un dedo y reprocharme que lo que hacía era peligroso.
- ¡Oye! No soy yo el que va por ahí buscando que lo rapten...- Contesté riendo.- Además, no seas estúpida... Me han puesto una rastreador por si acaso, no me importa que el ministerio siga mis pasos, así pueden saber si estoy en peligro, y enviar una partida de aurores. Y si tengo que hacer algo privado no tengo más que dar tres toquecitos y pronunciar: Rastreo Finalizado. Y el rastreador se apagará por si solo hasta nueva orden, aquí la única persona que podría estar en peligro eres tu, querida Alyss.- Susurré esto último esgrimiendo una sonrisa dentada.
Me deshice de mi túnica dejándola sobre los lavabos y me acomodé la camisa tras quitarme la corbata. Me descalcé tirando las botas hacia ninguna parte.
- Bien, pequeña... ¿Sabes algún estilo de lucha?- Pregunté volviendo a enseñar mis dientes- O tal vez prefieras luchar sin más... Con lo que sea.
Me puse en pose de defensa esperando su ataque, no esperaba golpes directos teniendo en cuenta su tamaño, realmente le vendría mejor que atacase yo primero, y ella aprovechase mi fuerza para desviar el golpe o contrarrestarlo.
- Ataca.- Pedí notando como la emoción me podía. Adoraba pelear mano a mano, o espada a espada, bueno, adoraba las peleas, era mi gran parte de Gryffindor, a veces pensaba que debería haber acabado en esa casa, bueno, realmente era de todo menos un Slytherin, era un alumno de lo más extraño. Respiré hondo y fijé mi vista en Alyss, yo tenía bastante experiencia y en este caso la ventaja de recibir el primer ataque, pero poco me importaba quién fuera mi rivan cuando se trataba de la lucha.

Me pregunté qué más cosas podría esconder una persona en una tienda de criaturas... según lo que recordaba, la tienda no era realmente grande, el hombre podría esconder algunas cosas, pero no demasiadas, a menos que fueran de tamaño reducido.
Crucé mis brazos y lo miré indignada. Cómo iba a querer yo que me raptaran?
- No fue así. Fue Alexander el que me llevó cerca de la base! A partir de ahi... bueno, todo se torció - dije torciendo el gesto. La curiosidad me había llevado hasta aquel lugar, seguida por Alexander, cuya salud propia parecía no importarle demasiado.
Lo escruté con la mirada, intentando ver si algo en él de verdad estaba mal, era así, o es que había perdido la cabeza. Pero por más que lo miraba, no encontraba una respuesta concreta; quizá era todo a la vez.
- O sea que eres algo así como un "Rastreador" más que espía. Pretendes vender a los Mortífagos o vender a los Aurores depende de lo que convenga o es estás de un lado concreto?- pregunté. Me daba cuenta que quizá estaba tomando el papel de policía que tanto me atosigaba de mi padre...- mira, déjalo, es igual... haz lo que quieras, no dudaré en lo que elijas - sacudí la cabeza, alejando pensamientos y deshaciendo la importancia que ahora no venía al caso. Ya era hora de patearle el trasero a Dave.
Sonreí divertida cuando me dijo que atacara. Corrí rápidamente hacia él y le hice una llave para inclinarlo y bloquear su movimiento. Al instante, mi codo dio contra su abdomen y el puño de ese brazo, contra su rostro...aunque vigilé de no dar con fuerza, no quería luchar en serio, aunque supiera que él sabría más que yo.

- Son asuntos secretos, no puedo decírtelo- Dije remarcando las tres primeras palabras.
Apenas podría haber dicho nada más ya que al momento su codo se incrustó en mi abdomen, por suerte no tenía tanta fuerza como para dejarme alguna marca o hacerme daño alguno, pero temía que yo sí.
Cuando su puño se encontró con una de mis mejillas, una sonrisa se formó en mi cara, nunca era bueno golpear con los puños a alguien más fuerte que tú. Dejé que el impacto se crease en mi rostro, y no perdí el tiempo, la cogí por la muñeca y tiré de ella desestabilizándola, hasta levantar sus pies del suelo. Noté mis colmillos sobresalir de entre mis labios, no pude evitarlo, ver así a Alyss me hacía sonreír.
- Vamos... Sé que puedes hacerlo mejor, pequeña- Susurré.
Solté su muñeca, dejando a la chica caer y me alejé unos pasos. Sabía de sobra que Alyss sabía hacerlo mejor, pero tendría que provocarla a luchar de verdad si quería que se esforzase.
- No puedo creer que la prefecta de mi casa no pueda conmigo... Me decepcionas - Dije con burla moviendo la cabeza en señal de desaprobación.
¿Cual podía ser mi próximo ataque? Una patada era demasiado fuerte para ella, lo mejor que podía hacer era contraatacar para no romperla, harían falta varias sesiones de entrenamiento para que pudiera aguantar mis golpes y salir ilesa.