Visita inesperada [Alyss]

Aquella mañana del sabado, dirigi mi pasos al gran comedor bastante temprano, pero no tenia intenciones de desayunar, al menos no aun, mis intenciones en aquella ocacion eran otras.
Me detuve en la puerta principal y espere, me mantuve al asecho hasta que finalmente vi lo que estaba buscando, un chico de Ravenclaw, de unos 14 o 15 años, salio del comedor, había desayudando temprano, dirigi mis pasos detras de el, siguiendole a una distancia segura. Era posible que fuese a la biblioteca, o a alguna cita, en realidad, eran muchas las posibilidades de su destino, pero una de ellas era la que me interesaba, si no iba donde yo esperaba, siempre podia regresar al inicio e intentarlo con otro.
Pero aquel día estaba de suerte, el chico dirigio sus pasos por los intrincados pasillos del colegio directo a su sala comun, le vi, desde la distancia, golpear una puerta con un agila en lugar de manilla, estabamos en una de las torres.
Una vez el chico fue tragado por la puerta, le segui, y golpe con impetu la manilla, no conocia la contraseña, pero al menos debía intentarlo... Despues de todo, ojos de fuego estaba seguramente del otro lado.

No eran muchas cosas las que me limitaba a hacer esa tarde, extrañamente estaba aburrida entre libros y más libros desparramados por uno de los sillones de mi sala común. Apenas alcé los ojos cuando un chico entró en la sala y siguió de largo hacia las escaleras.
Suspiré y cerré el ejemplar de criaturas mágicas y apoyé la cabeza en el respaldo. Esa vida tan sumamente normal me gustaba, pero estaba acabando conmigo, no estaba acostumbrada a que todos los días fueran parecidos, pero tenía que ser así..¿verdad?
Y entonces oí un golpe. Abrí los ojos y miré hacia la entrada con extrañeza, tardando en decidir incorporarme con lentitud y dirigir mis pies descalzos hacia donde sería el portal. Algo me olía mal, ninguno de los nuestros tenía problemas para entrar, ¿Sería un alumno de otra casa?
Hice una mueca de incredulidad, pensando que quizá habían sido imaginaciones mías.. pero de todos modos, tenía que comprobarlo. Abrí la puerta con decisión, encontrándome a... Alex. Automáticamente fruncí el ceño con perplejidad cuando lo miré.
- ¿Qué haces aquí?

Espere, la puerta se mantuvo en silencio, mire con curiosidad la figura del aguila en la puerta, alce mi dedo para tocarla, pero esta se mevio, abrio su pico, y hablo.
- ¿Como llegas al caos? - Su voz era metalica, chirriante, me le quede mirando varios segundos antes de entender que es lo que pretendia, era como la contraseña, pero aqui, no era una contraseña, sino un razonamiento, una prueba de inteligencia, claro, seguramente es como Rowena quizo asegurarse que solo los inteligentes entrar en su casa.
Lo pense algunos segundos, y luego estuve listo para dar la respuesta, pero no llegue a abrir la boca, porque antes de hacerlo, la puerta se abrio, y en el marco aparecio ojos de fuego, como era costumbre, fruncio el ceño en cuanto me vio.
- Vaya forma de saludar, y luego dicen que soy yo el que no tiene modales - dije en tono de burla, acompañando mis palabras con una sonrisa.
- ¿Quieres salir a dar una vuelta? - le dije sin más, aun sonriendo, y espere su respuesta.

- Contigo no tiene sentido mantener la compostura y los modales - respondí cuando me crucé de brazos sin perderlo de vista. ¿Qué hacía ahí? ¿Había venido expresamente para verme a mí o estaba perdiendo el tiempo intentando entrar en casas ajenas?
Negué con la cabeza, ahuyentando cualquier razón, no importaba tanto pensar el por qué, pero me ponía nerviosa que nunca contestara a mis preguntas.
Suspiré, saliendo de la sala y escuchando cómo se cerraba la puerta a mis espaldas.
- ¿Te diriges a otra de tus cazas con los aurores o es que te aburres y vienes a pasar el rato para entretenerte? - pregunté ya bajando las escaleras sin contestar a su petición de pasear, siendo obvio que me iría cuando considerara que el "paseo" se había terminado.
Alexander estaba más tranquilo, al menos no tenía notificaciones que hubieran dicho que había torturado a alguien o que había hecho de las suyas con alguna chica. Aun así, no podía ser capaz de bajar la guardia cuando él estaba presente.

Su tono era el mismo de siempre, pero su actitud era ligeramente menos hostil, me pregunte a que se debería.
No me dijo que si, pero salio, dejando la sala común atras, sonrei, la vi alejarse. Seguí sus pasos.
- La verdad, tenia deseos de verte - dije, sin más, no necesitaba excusas, simplemente no eran mi estilo.
Seguí su ritmo por los pasillos, ella estaba dirigiendo la caminata, no pude evitar preguntarme a donde iríamos en este momento.

En realidad no iba hacia ningún lugar en concreto, nunca solía hacerlo.
No me esperé que fuera esa su razón, me cogió un poco desprevenida que me lo dijera tan abiertamente como para no poder preguntarle qué quería decir. Aunque mirado mi comportamiento, no podía evitar preguntar todo el tiempo.
- Ya veo, al menos ya no me causas tantos problemas- contesté sin detener el paso, terminando de descender la torre para desembocar en los pasillos.
- ¿ No estarás planeando algo, verdad? - pregunté sin llegar a creerme que su estancia se tornara tan normal como la que yo intentaba mantener.

- Estoy tratando de reahilitarme - dije, en tono divertido, sin dejar en claro si aquello era una broma o iba en serio.
Solte una carcajada divertida ante su siguiente comentario, me hacia mucha gracia en realidad.
- ¿Pleneando?, ¿Yo?, ¿De verdad crees que planeo algo de lo que hago? - dije, en un tono entre incredulo y divertido - No chica de los ojos de fuego, jamas planeo, yo solo improviso.
Antes de darme cuenta, estabamos en uno de los pasillos del primer piso que llevaba a la salida, claro, tenia sentido, parece que la naturaleza y los espacios abiertos parecian llamar a ojos de fuego con intensidad, haciendo memoria, casi siempre me la había encontrado en un espacio abierto.

Mis pasos me llevaron automáticamente a los jardines, de los que parecía no desprenderme nunca. Hacía unas cuantas noches, me había encontrado con Alexander no muy lejos de ahí, empeñado en irse con los aurores. Retiré las cuestiones sobre ese tema, queriendo obligarme a pensar en cosas más normales.
- ¿Ah si? - dije al mirarle con una ceja arqueada- aun tenemos la apuesta en pie - recordé de repente aquella noche en la celda sin mucho entusiasmo.

Me mostre sorprendido por su comentario, había olvidado completamente nuestra apuesta, dedique un fugaz momento en recordar las extrañas horas que pasamos en esa celda, eramos prisioneros, nuestras vidas corrian peligro, pero aun asi, había aprendido más de ojos de fuego de lo que logre aprender en todos nuestros encuentros anteriores, si no fuera por... un segundo, ¿Como había logrado salir de alli?, cerre los ojos un instante, intentando hacer memoria, pero no había nada, la sacaron de su celda, luego intentaron sacarme a mi, tuve una pelea, pero me superaban en numero, quede inconciente, y luego... y luego... nada, absolutamente nada.
Sin darme cuenta había dejado de caminar, enfrascado en un vano intento por recordar los sucesos de aquella noche. Finalmente sacudi la cabeza, alejando aquella idea de mi cabeza, ya tendria tiempo para pensar en aquel misterio.
- Lo había olvidado - dije, intentando recomponer mi sonrisa natural, aunque fui conciente que no lo logre del todo - Dime algo, ¿Cual es tu lugar favorito?

Lo miré con atención cuando su rostro comenzó a demostrar confusión. No sobre lo que había dicho yo.. supuse que era sobre lo que había pasado... y caí en cuenta, era verdad. ¿Cómo había conseguido salir Alexander de la celda? ¿Cómo era que no me lo había preguntado antes? Bueno, no es que pensara en él como para cuestionármelo, supongo que era por eso. Deduje que había sido a fuerza bruta, pero con la cantidad de mortífagos que había en ese lugar, era imposible.
- Mejor, olvidemoslo entonces - respondí, siguiendo con el paseo. No me detuve al oir su pregunta, simplemente pensé en la cantidad de sitios que conocía. - Mmm.. no tengo ninguno en particular, pero me encanta caminar por lugares que desconozco. ¿Por qué lo preguntas?

Frunci un poco el ceño ante su primera respuesta.
- ¿Olvidarlo dices?, claro que no, teniamos un trato ojos de fuego, y yo no rompo mis tratos con tanta facilidad - Aquello era verdad, aquello que decia que haria, siempre me esformzaba por cumplirlo, de otra forma, era para mi lo mismo que mentir, y jamas permitia algo asi - De olvidarlo ni hablar, la apuesta sigue en pie - sentencie finalmente.
- ¿Que te pareceria un pequeño paseo improvisado? - Mi gire para mirarla de frente, esperando su respuesta, ella ya conocia algunos de mis hechizos propios, pero no sabía todos los usos que era capas de darle, con una imaginacion poderosa.

- Sabia que te negarías, quizá tendría que haberme callado - dije con una mueca de ironía en una especie de sonrisa. Estaba tranquila, al menos, era mejor que aburrirse en la sala común sin hacer nada.
Miré en su dirección, puesto que se plantó en frente de mí, bloqueándome el paso mientras me proponía comenzar a usar sus ilusiones. No me gustaba nada que jugara con mi mente, pero no me sentía indefensa contra él. Estuve pensándolo unos segundos antes de contestar, no hacía falta que me dijera que el paseo iba a ser ilusiorio.
- Esta bien, pero te tendré vigilado - dije aceptando con tal de no arruinar la apuesta, de lo contrario, hubiera seguido a mi razón de no arriesgarme a ver cualquier cosa que él quisiera mostrarme.
Me crucé de brazos, esperando a lo que tuviera que hacer.

Sonrei ante su respuesta, pude ver claramente como se forzaba a si misma a dejar de lado sus razones para aceptar mi propuesta, ella se estaba tomando en serio la apuesta, me pregunte si me habria acompañado hoy solo por la apuesta, o si lo habria hecho sin esta.
- No te preocupes chica de los ojos de fuego, hoy no entrare en tu mente - dije, mientras centraba mi mirada en la suya, poco a poco, nuestro entorno comenzo a desaparecer, al igual que la ultima vez, pronto estuvimos parados en la nada, solo un fondo blanco tras nosotros, como un lienzo que espera ser pintado.
- Hoy tu entraras en la mia - La unica forma de darle total ralidad a la ilucion, de poder procesar los detalles, los colores, la luz, los sonidos, de hacerla realmente creible, era construir el escenario en mi imaginacion, esta vez no iriamos a bosque de sus pesadillas, sino al escenario de mis sueños.
Pronto, el lienzo de mi imaginacion comenzo a trazarse, a nuestro altededor, miles de lineas comenzaron a dibujarse solas en el espacio, primero sin sentido, cruzandose entre ellas, enredandose sobre si mismas, pero pronto comenzaron a encarmar siluetas, formas, incluso profuncidades. Antes de que las lineas dejaran de moverse, el color aparecio, primero salpicando el cuadro de forma esporadica, solo en algunos sectores, para luego comenzar a crecer, a expandirse, pronto, miles de matices aparecieron, diferentes colores y formas ya estaban trazadas, y ya no estabamos en los jardines del colegio, ni en aquel manto de infinita blancura, ahora estamos de pie, a los pies de una montaña, tenia prados verdes, y sobre nosotros había un cielo azul claro, salpicado con algunas pocas nubes esponjosas, a los pies de la montaña, un enorme lago, cuyas aguas estaban tan pacificas que parecian un gigantesco espejo que reflejaba el calmo cielo que trancurria sobre nuestras ilusorias cabezas.
No había nadie, absolutamente nadie a la vista, solo nosotros rompiamos la calma de aquel escenario, de pie, a un par de metros del lago. Mire a ojos de fuego, buscando alguna reaccion de su parte, fuese cual fuese.