Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]

Recuerdo del primer mensaje :

Estaba cercano a empezar el siguiene semestre, y habian varias cosas que aun no tenia, los materiales no eran los mismos que necesite en mi anterior escuela, y segun me dijeron, el mejor lugar para solucionar esto era el callejon Diagon. Habia pasadado media mañana compando calderos y libros, y estaba aburrido, no tenia mucho sentido comprarlos en realidad, jamas eh sido del tipo estudioso, y si no fuera por mi poco habitual afinidad con a magia, probablemente habria reprobado hace mucho en la escuela.
Era verano y el calor me era molesto, no estaba costumbrado a el, mi anterior escuela tenia un clima mucho más frio que este pais, justo en ese momento, pase frente a una pintoresca heladeria, incluso yo, en ocaciones, queria comer algo dulce, me anime, y entre en busca de algo para refrescarme.

- No, no leo tu mente, leo tus gestos - dije con naturalidad - Sonríes al hablar de tus actos irracionales, pero frunces el ceño cuando te refieres a los ajenos - dije con sonrisa triunfal.
La vi ponerse de pie, y caminar por la celda, de un lado a otro, parecía molesta, y me pregunta si en realidad le era tan indiferente como ella decía.
- ¿En que forma? - La pregunta me hizo frunciera el ceño, en señal de confusión, ¿De que forma quería acercarme a ella?, la verdad es que, como casi todo en mi vida, no me había detenido a preguntarmelo, solo tenia claridad de una cosa respesto a eso - Pues ni idea, con estar cerca tuyo sera suficiente - Finalice, restandole importancia al nombre que eso pudiese tener.

Miré hacia el agujero, deteniendo mis pasos cuando me presentó su análisis.
- No me gusta que me mires tanto - expresé molesta. Tan evidente era? Bueno, ese Slytherin no dejaba de comentarlo todo el tiempo. - Me atosigas, me presionas... y no me gusta nada - comenté. Normalmente con los demás se me haría dificil decir lo que me molestaba del otro, pero no parecía sentir remordimientos cuando hablaba con él.
No me gustaba un pelo que invadieran mi espacio y sus ojos parecían lanzas que me pinchaban intensivamente todo el tiempo. No estaba acostumbrada a eso, me gustaba estar sola, me gustaba sentirme segura en mi espacio. Me sentia atacada.
Y otra vez una respuesta sin interpretaciones directas.
- Quieres decir "amigo"? - dije con cautela mientras seguía sintiendo las piedras húmedas bajo mis pies.

Retire mi mirada de ella, y volve a ponerme de espaldas en la pared, solo despues de terminada esta accion, me pregunte el porque, es decir, siempre molestaba a alguien, por lo general, lo hacia de forma voluntaria y conciente, entonces, ¿Era que no queria molestarla?, ¿No quería que estuviese molesta conmigo o simplemente no queria que estuviese molesta?. Casi no escuche su siguiente comentario, mientras pensaba, aun confuso, lo que significaba aquella reacción de mi parte.
- La verdad, no se todo lo que implica ser amigo de alguien, asi que prefiero omitir el nombre - dije, alejando con un gesto de mi mano aquellas confusas ideas de mi cabeza - ¿Ponerle un nombre a las cosas es parte de tu forma de estructurar tu mundo? - Su constante afán por comprender y ordenar todo lo que le rodea la hubica en el extremo opuesto de mi forma de vida, ¿Seria eso lo que me atraía a ella tan insistentemente?, ¿Que fuese, en muchos sentido, un opuesto a mi?

- No has tenido nunca amigos? Ni leído acerca de la amistad? - pregunté alzando una ceja. Estar cerca de alguien no siempre era ser su amigo, quizá socio, compañero... Seguí pensando pero un segundo comentario me interrumpió.
Me fijé en que se había dado vuelta, dándome la espalda.
- Te importa lo que te digo como para hacerme caso? - reí divertida ante su actitud repentina. Aunque sabía que terminaría volviendo a mirar en mi dirección, como ya había hecho cuando se lo comenté la primera vez. - Poner nombre a lo que me rodea me ayuda a guiar mis pensamientos al respecto, ya que no tengo experiencia para identificarlos por mi misma... puedo suponer cuando tengo afinidad con la otra persona, pero no es tu caso.

Me mantuve de espaldas a ella, sabiendo que lo que ella decía era verdad, me importaba lo que quería, aunque aun no lograba identificar el porque.
- Creo que Dave es el primer amigo que hago - dije con algo de duda, como no entendia del todo el termino, no sabia si amigo era la palabra correcta. Medite unos instantes su comentario, sobre nombrar y ordenar las cosas.
- Apuesto a que no serias capas de dejar tu lógica durante toda una semana de lado - dije en tono desafiante, sonreí, aunque sabia que ella no podía verlo. Me pregunte que tan erratica podria llegar a ser ojos de fuego si, por una semana, decidiera desoír toda su logica y razonamiento.

Aquello me recibió desprevenida.
- Dave..? - repetí aun sin poder creer que había escuchado bien. - No imaginaba que él pudiera relacionarse de esa forma con alguien tan... tan... tú - dije, extrañada de cómo lo había descrito. No era una persona difícil de "interpretar", el problema era yo como inexperta, pero aun así, sus palabras nunca eran suficientes ni lo bastante concretas.
Mi rostro cambió de repente al oir "apuesto". Me podían los retos.. era algo que siempre superaba la lógica. Ni tuve que pensarme en preguntarle el por qué ni cómo es que no creía que fuera capaz. Simplemente que alguien dudara de que yo no pudiera hacer tal cosa, sobretodo algo que no hubiera hecho nunca, me era imposible de rechazar.
Afilé los ojos unos instantes antes de acercarme al muro y sentarme frente al agujero. Su tono me hacía hervir la sangre.
- Apuesto a que SI puedo hacerlo - dije frunciendo el ceño, terminando en curvar los labios hacia un lado. Era buena en teatro, aquello podía ayudarme a tener algunas ventajas.- Quieres apostar, serpiente?- añadí imitando su tono desafiante.

Sonreí ante la reacción de la chica, parece que los retos y desafíos eran un punto débil para ella, eso era algo que no sabia hasta ahora.
- Suena divertido - le dije, arrastrando las palabras, y con una amplia sonrisa en mis labios - Una semana actuando de forma contraria a lo que tu lógica que susurra que deberías hacer - dije, aun sin girarme a mirarla, pero disfrutando del momento - Si pierdes, tendras una cita conmigo - Agregue, ahora solo restaba esperar a la reacción de la chica.

- Una semana es mucho tiempo - contradecí - máximo 3 días. Mírame ahora o no me tomaré la apuesta en serio. Deberías saber cuando es necesario mirar o no, eres de clase alta, sabes modales.. otra cosa es que no los emplees - dije alzando una ceja. Alcé con indecisión mi mano, pasándola por el agujero hasta tocar su hombro y girarlo hacia mí.
- Estás seguro de apostar? Aun estás a tiempo y créeme que no pienso perder - dije con confianza en lo que era capaz de hacer. Si me ponía en el papel, no era tan difícil hacer ese simple gesto de tocarlo.

Senti su mano en mis hombro, y qued desconcertado algunos instantes, me gire, fijando mi mirada en sus ojos, sonriendo con un toque de malicia, más como quien esta a punto de ver una divertida broma que de hacer algo malo.
- Es un buen comienzo - le dije, dando un vistazo a su mano en mi hombro, era un gesto que no habría tenido en otra circunstancia, eso lo sabia - Veamos si duras así 3 días - agregue en tono desafiante, tome su mano, y la retire de mi hombro, sosteniendola frente a mi - Tenemos una apuesta - le dije, estrechandola, no me cupo duda de que, pidiese lo que pidiese como premio de victoria, valdria la pena si la veia 3 días actuando contra su logica.
- ¿Cual sera tu premio? - dije, mientras soltaba la su mano, el trato ya estaba cerrado.

- Claro que duraré más de.. - fruncí el ceño cuando me tocó, quise zafarme de su mano, pero me la estrechó. Sentía sus dedos helados, mucho más largos y grandes que los míos.
Tranquila Alyss, es sólo una forma de sellar tratos, no hace falta que lo mates ahora. Es sólo una formalidad, pensé, volviendo los ojos a los de él.
Aclaré mi garganta y apreté su mano con desafío antes de que nos soltáramos. Parecía que mi mano era ajena, un trozo de mí que no correspondía a mi cuerpo.
- Mi premio... - comencé a pensar. Definitivamente tendría que ser algo que fuera humillante, pero no era capaz de maquinar algo tan malo. No tenía esa capacidad, aunque sí tenía la capacidad de ser ocurrente. Pensé en algunas posibilidades, pero me reservé decirlas.
- Lo sabrás cuando gane la apuesta. Tú me dirás cuando debo empezar, serpiente.

Sentí como estuvo a punto de retirar su mano a mi tacto, pero se contuvo, busque en sus ojos algo de duda, quizás miedo por perder la apuesta, pero no vi nada de eso, ella estaba totalmente determinada.
- Ya hasta me tienes un mote, ¿eh? - dije divertido, la actitud de la chica cambiaba completamente cuando había un reto de por medio, era algo que recordaria a futuro - Ahora me parece un excelente momento - sonreía, con mis mirada fija en la suya - estoy ansioso de verte actuar contra tu razón - finalice, casi en un susurro.

- Siempre está bien llamar a alguien por lo que es, no? Prefiero los nombres de todos modos - respondí. Me gustaba llamar a las personas por su nombre, creía que se volvían especiales y adquirían un significado según la persona que los llevaba.
Dejarme llevar.. ahora?
Lo miré, haciendo lo primero que se me ocurrió. Y me gustó la idea.
Sonreí y me puse en pie, llendo hacia el otro lado de mi celda, cuyos barrotes sin muro daban a la jaula de un animal monstruoso. Parecía el recuerdo de lo que había sido un reptil. Tenía garras afiladas y patas de acromántula. Su cuerpo pegajoso estaba atravesado por varios pinchos y su mandíbula se dejó ver cuando me acerqué, aunque parecía dormido.
Tragué saliva, sin pensarlo mucho más antes de meter la mano con lentitud por entre los barrotes encantados y tocar la cabeza de la bestia. La textura era muy extraña, sentí una quemadura en el antebrazo cuando rocé levemente un barrote, soporté el dolor, pero lo que no me esperaba era que al tocar a la bestia, la multitud de escamas se movieran en reacción, levantándose como afilados cuchillos. Aparté la mano a tiempo despues de sentir un pinchazo, y caí hacia atras, viendo a la bestia ya despierta.
Quedé mirando a la criatura hasta que volví la mirada hacia el agujero.
- Bueno, no puedes quejarte como primera prueba de que puedo hacerlo, no? - dije mientras llevaba el dedo a mi boca con molestia. La quemadura no era tanto, me molestaban mucho los cortes, aunque no había sido nada en comparación con lo de Littlewing el día anterior.

Mire con atención los actos de ojos de fuego, no pude reprimir mi sonrisa, al ver la seguridad con la que hacia algo que yo sabía perfectamente que le parecia completamente ilógico, la chica realmente odiaba perder, algo más que teníamos en comun.
- Es un buen comienzo - admiti, saque mi virita y comence a juguetear con ella entre mis dedos, preguntándome que tan poco racional estaria dispuesta a ser por ganar...
- ¿Haz besado a algún chico alguna vez? - Pregunte, divertido, creía saber la respuesta, la chica apenas si era capas de rosar las manos con alguien. En mis ojos brillo un destello de malicia, insinuando algo que no llegue a decir.

Su pregunta caminó por un sendero bastante peligroso. Para él, claro.
- Por qué lo preguntas? - dije confusa sin responder, evitando caer en su insinuación. Aunque reparé en lo que dije. - Quiero decir, nunca tuve el impulso de querer hacerlo - corregí, algo nerviosa y molesta, cerrando las oportunidades que pudiera oír ahora. Lo cierto es que no había conocido chicos hasta llegar a Hogwarts y tampco era que pensara en besar a ninguno.
Fruncí un poco el ceño, sabía que me estaba picando para que me atreviera a hacer algo que no sería capaz de hacer...
Lo miré. No había dicho dónde debía besar, si esperaba alguna respuesta concreta, adiós a la oportunidad de la incógnita y de librarme de hacer algo que no quería.
- No pienses que vas a aterrarme tan fácilmente. Aunque no soporte tocarte..-dije con algo de indecisión. Mi cuerpo rehusaba acercarme a él, no estaba siguiendo mi razón, simplemente mis instintos parecían alertar con luces rojas. No hice caso.
Cuando ya estuve contra el muro, alcé mi mano hacia él, hasta notar que toqué su hombro. La mano se me tensó, pero puse todo mi empeño en apretar ligeramente mis dedos para inclinarlo hacia el agujero hasta que su rostro estuvo cerca. Tragué saliva, sintiendo náuseas y las manos heladas.
No pienses, no pienses.
Tapé sus ojos con mi mano libre, ahora sería más fácil. Terminé de inclinarlo y acerqué mi rostro con lentitud hasta quedar a milímetros de su mejilla. Tan sólo debía acercarme un poco más. Solté su hombro, apoyándome en el marco del agujero con la intención de llegar a salvar el espacio que quedaba.

Me quede completamente congelado, algo extremadamente raro en mi. No esperaba esto, no se me cruzo por la cabeza que tuviese tal convicción por no perder un reto. Sentí su mano sobre mis ojos, y sentí su rostro acercarme, hice lo único que me nació hacer en ese momento, me aleje. Fue un movimiento algo brusco, pero de un par de pasos atrás, alejándome del muro.
Me tome algunos instante para recomponerme, mientras miraba a ojos de fuego por el agujero del muro.
- Vaya, si que tienes deseos de ganar -dije, asiendo ver el hecho de que no esperaba su actuar - La verdad es que solo era un farol, no pensé que fuera a hacerlo - volví a acercarme al muro, no era yo el que temía el contacto con ella, debía dejar eso claro - Quiero un beso tuyo, pero sera cuando quieras dármelo, y no mientras sientes nauseas al acercarte a mi - le dije con total seguridad, en aquel momento estaba seguro de que llegaria ese día.
Ahora tenia algo claro, no seria facil ganas esta apuesta, la chica estaba realmente dispuesta a no dejarse perder.

Lo miré desconcertada cuando se alejó y casi se me escapa reir al verlo de esa forma tan poco natural en él. Por qué se había alejado? Proponía algo que luego rechazaba?
Escuché sus palabras, dejando de apoyarme en el agujero, y volví a sentarme en el suelo.
- Un farol que te ha salido mal, deberías saber que no se diferenciar demasiado bien entre las bromas y lo que va en serio. - dije, al fin riendo un poco. Quería aterrorizarme y parecía él el que había acabado de esa forma.
Agrandé los ojos, mirando en su dirección cuando lo dejé hablar para oir su último comentario. Le miré con incredulidad.
- Para qué.. querrías un beso mío? - no expresé que las náuseas eran síntomas de nervios ante lo que nunca había hecho. Para qué iba a hacerlo? Me ahorré contradecirlo, no podía razonar ahora, había apostado por no hacerlo.

Vi el desconcierto en su rostro, y luego como le pareció divertido el hecho de que el farol que lance se haya vuelto en mi contra. La verdad, si era bastante gracioso, no podía creer que alguien me haya creído, cuando difícilmente existía alguien peor que yo a la hora de fingir.
Luego no pude evitar sonreír al ver el desconcierto en sus ojos ante mi ultimo comentario.
- Pensé que ya te había dicho que me gustabas - le dije sonriente, como si mi punto fuese tan obvio que era difícil ver porque ella no lo había captado antes.
Me mantuve atento, preguntándome como respodenderia a eso sin poder usar su preciada lógica.

Evité volver a caer en lo ilógico que me sonaba eso, pero mi rostro hablaba por sí solo, asi que me limité a callarme esa parte.
- No sé que forma de gustar te refieres... y tampoco me importa - respondí, evitando querer oir nada más concreto. Sentia que aminoraban mis comentarios ya que la mayoria de mis pensamientos eran hablados y trataban sobre entender lo que decía, de pensar, de averiguar si eso era lógico o no.
- De todos modos, sólo iba a darte un beso en la mejilla. Nunca podría besarte de verdad, asi que será mejor que sigas con esa apuesta. Todo el mundo habla de ella, la que hiciste con una gryffindor. - sonreí, desviando el tema a mi favor.

Si hubiese escuchado ese mismo comentario de cualquiera otra chica, hubiese estado seguro que eran celos, pero se me había difícil de creer viniendo de ojos de fuego, no, seguramente era por alguna otra cosa.
- Casi me pareció que estabas celosa - dije con media sonrisa, mientras volvia mis ojos a los suyos.
- La verdad, al ambiente de esta celda ya me aburrió - le dije, mirando a nuestro alrededor - demasiado gris, ¿Te gustaría conocer la casa donde crecí?

- Celosa? - repetí riendo por la broma. - Muy gracioso, Alexander. Te aburres fácilmente de todo, no es cierto? - comenté por sus palabras. Pero antes de que pudiera contestar, un par de mortífagos entraron otra vez en las mazmorras.
- Mejor si lo dejamos para otra vez - murmuré, mirando hacia los nuevos llegados.
Los hombres parecían cuchichear sobre un tal Jack y unas preguntas, algo sobre mí.
Uno de ellos se acercó a mi celda, mirando con curiosidad. Era un hombre joven, pero su rostro no estaba muy favorecido, bastantes cicatrices cruzaban su cara.
- Tiene el collar anulador.. - observó con aprobación. Sacó las llaves y comenzó a abrir la puerta para entrar. - Es hora del interrogatorio, esto será rápido, ya que no quieres hablar.. - me agarró del brazo e intenté zafarme al instante, utilizando mi mano libre con tal de quitar su mano de encima. Pero no tenía tanta fuerza y cuando me inmovilizó, no pude mas que quejarme y forcejear.
- No pienso decir nada ni tampoco necesitáis saber quien soy!
El hombre joven rió.
- Saber quien eres es un dato importante y no te preocupes, acabarás cediendo.
Me arrastraron hacia la salida, perdiendo de vista las mazmorras.
Esperaba que al menos Alexander cayera en cuenta de que no tendria tantas oportunidades de escapar y que lo hiciera.

Antes de poder continuar nuestra conversacion, regresaron por ojos de fuego, igual que ayer, la sacaron de la celda, hablando sobre un interrogatorio y un tal Jack, decidí guardar ese nombre en mi memoria.
Pero esta vez las cosas fueron diferentes, pasaron las horas y ojos de fuego no regreso, comence a ponerme inquieto. Con el caer de la noche, entro la chica que traia la comida, pero solo traia una bandeja, algo andaba terriblemente mal. Aquello noche no dormi, y las primeras luces del amanecer me alcanzaron en vela, pero con la primera comida del día tampoco llego ojos de fuego, juguetie con mi daga, imaginando lo peor, estaba dispuesto a matarlos a todos, sin excepcion, si habia tocado un solo cabello de ojos de fuego.
A medio día, mi celda se abrio, en la puerta habian 3 mortifagos, mirandome con malicia.
- ¿Donde esta la chica? - pregunte con voz neutra, los tres me miraron con desprecio.
-Callate y siguenos... - respondio el primero con furia contenida, si hubiese estado en mis cabales, seguramente habria entendido que su furia se debia a que algo habia ido mal que su interrogatorio, y que si ella hubiese muerto, estarian felices, y burlandose de mi, pero no podia pensar con claridad.
- ¿¡DONDE ESTA LA CHICA?! - Grite con furia, el de la derecha avanzo hacia mi, un hombre corpulento, hizo un amage de patearme, pero yo fui más rapido, y con un movimineto de mi varita le abri el cuello, uno de los restantes corrio hacia la puerta, en busca de ayuda, mientras el otro me planto cara, con su varita en mano.
Un rayo verde volo en mi direccion, pero logre esquivarlo por los pelos, lance un crucio, pero el tambien logro salir del area de mi maleficio, durante una fraccion de segundo nuestras miradas se cruzaron, fue todo lo que necesite, el me vio moverme a la derecha, y alzo su varita para atacarme, pero todo era una ilucion, yo aun estaba a su izquierda, y mi avada kedavra lo alcanzo justo en el pecho, callo muerto.
Escuche por la puerta todo un tropel de mortifagos, al menos dos docenas de ellos, la voz del doctor se alzo a su espalda
- ¡No lo mateis!, ¡lo quiero vivo!.
Hice explotar el piso a sus pies, y al menos 3 de ellos calleron al piso, al menos 5 conjuros rojos volaron en mi direccion, alce un escudo, pero solo logre detener los primeros 3, el 4 fallo, y el 5to me alcanzo, un confundus.
Volvi a levantar mi varita, y lance un corte al aire con ella, si no hubiesen habido tantos juntos, estoy seguro que no habria podido darle a nada, pero por suerte, ocupaban todo el campo de vision frente a mi, uno callo, pero de inmediato un hechizo de desarme me dio en el pecho, tumbandome, mi varita escapo de mis manos.
Dos se acercaron a mi, levantandome de los hombros, saque mi daga de mis ropas y se la enterre en el ojo a uno de ellos, que callo en conbulciones, senté una fuerte parada en el estomago, y como alguien arrancaba mi daga de mis manos.
Quede sin aire y desarmado, tumbado de espaldas en el piso, sentí una patada en las costillas, me gire y sugete su pierna, en la cuel introduje mis duentes con furia, senti su sangre caliente manar a mi boca, pero 3 patadas más me alcanzaron en ese momento.
Finalmente, en un mar de patadas y golpes, perdí la conciencia, sumido en un reconfortante dolor, todo se volvio negro a mi alrededor.

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Recupere parcialmente la conciencia, estaba sobre una camilla de metal frió, con mis brazos y pies asegurados al acero, sentí punzadas en mi cuello y brazos, como agujas clavadas en mi, pero el dolor parecía demasiado lejano para prestarle atención, escuche una conversación lejana, algo mi propia fiereza y lo útil que podía resultar. Volví a sumirme en la oscuridad.

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Abrí lentamente los ojos, pero la luz me nublaba la vista, sentí el frió y húmedo piso de tierra debajo de mi. Tras algunos segundos desorientado, mire a mi alrededor, estaba en un bosque, era de noche, y la luz de la luna me bañaba, intente incorporarme, pero un punzante dolor en la cabeza me detuvo, no tenia idea de donde estaba, y demore varios minutos en reconstruir la escena de como llegue alli.
OJOS DE FUEGO, recordé al instante, me senté, a pesar del dolor, estaba fuera de la base, y no sabia nada de ella, podía continuar dentro, mire en todas direcciones, este no era el mismo bosque donde nos habiamos perdido, no era el bosque donde estaba la base, estaba en otro lugar, que me parecía mucho más familiar, ¿El bosque prohibido?.
- Ella ya esta muerta - escuche una voz susurrando en mi cabeza, y sentí como algo se removía dentro de mi, ¿Que €~#@¬ me habían hecho esos bastardos?. Negué con la cabeza lo que había escuchado, eso no era posible, no podía serlo.
Intente ordenar mis pensamientos, lo primero era saber si ojos de fuego había logrado salir o no, si lo había hecho, seguramente regresaría al colegio, no tenia muchos otros lugares a donde ir, por lo que me contó en la celda. Me levante, y comencé a avanzar a tropezones por el bosque, en dirección al castillo, sin molestarme en sacarme la sangre seca del rostro, ni en limpiarme las hojas y ramas del cuerpo, me dolia cada fibra de mis ser.