Los chicos malos tambien nos gusta el helado [Alyss]

Recuerdo del primer mensaje :

Estaba cercano a empezar el siguiene semestre, y habian varias cosas que aun no tenia, los materiales no eran los mismos que necesite en mi anterior escuela, y segun me dijeron, el mejor lugar para solucionar esto era el callejon Diagon. Habia pasadado media mañana compando calderos y libros, y estaba aburrido, no tenia mucho sentido comprarlos en realidad, jamas eh sido del tipo estudioso, y si no fuera por mi poco habitual afinidad con a magia, probablemente habria reprobado hace mucho en la escuela.
Era verano y el calor me era molesto, no estaba costumbrado a el, mi anterior escuela tenia un clima mucho más frio que este pais, justo en ese momento, pase frente a una pintoresca heladeria, incluso yo, en ocaciones, queria comer algo dulce, me anime, y entre en busca de algo para refrescarme.

Oí los pasos de Alexander tras de mí y no pude evitar entornar los ojos por la molestia. Abrí la puerta del módulo, empujando el frío aluminio. Dentro sólo había oscuridad, vi una pequeña base con escaleras que bajaban y sólo barandillas. Nada más. Al cerrar la puerta, la oscuridad se hizo mas evidente.
Perfecto, es genial para cambiarme! Nadie me verá.
- Alexander.. quieres hacer el favor de irte? Intento c-cambiarme, ni se te ocurra mirar- exclamé susurrando alterada, recordando que me seguía insistentemente. No veía apenas nada en esa oscuridad densa, pero capaz era de todo aquél chico. Me alejé todo lo que pude hasta dar contra la pared y girarme hacia ésta, desprendiendo mi ropa con rapidez.
- Vigila si viene alguien y no dejes que abran la puerta o te mataré - pedí en voz baja.
Sentía que el corazón me iba a mil. Si, algo bastante extraño, no? Ni te inmutas en atacar a alguien pero te pones asi de nerviosa por esto, genial Alyss, eres muy rarita.

La vi entrar en el modulo, por un segundo pensé en las posibilidades de lo que podría haber dentro del modulo, pero aleje aquellas ideas al escucharla decirme que me mantuviese afuera, su voz sonó nerviosa, lejos de la firmeza con a que la escuche conjurar contra la pareja de mortifagos, ¿acaso le preocupaba más que la viesen desnuda a que la atraparan los mortifagos?. No pude evitar sonreír ante esa idea, pero mi sonrisa murio tan rapido como aparecio, una sombra paso sobre mi, cuando alce la vista, el pajaro-monstruo habia regresa, sus ojos parecían chispear de rabia por su ala herida, comenzo a dar vueltas sobre mi cabeza, preparando el ataque.
Mire hacia la puerta fugasmente, si avisaba de peligro, Alyss se veria obligada a salir semi desnuda, la idea parecia realmente aterradora para ella, ¿valia la pena intentarlo solo?, no tuve tiempo de encontrar mi respuesta, el pájaro se abalanzo sobre mi en picada, alcanzando gran velocidad.
Alce mi varita, y aguce la vista, entonces lo vi, quien quiera que ubiese diseñado este monstruo, no hizo del todo un buen trabajo, apunte mi varita hacia el animal, a un punto especifico de este, y lance el corte. Su corazón se corto a la mitad, y escupió una gran bocanada de sangre, el pájaro se desestabilizo en vuelo, y tuve que saltar a un lado para evitar que me aplastara, su cuerpo golpeo pesadamente contra la puerta por la que había bajado ojos de fuego, el pájaro intento levantarse, pero su cuerpo solo podía sacudirse violentamente mientra su corazón volvía a escupir sangre con cada intento de latido, hasta que finalmente se detuvo, sentí un alivio pasajero, pero entonces lo entendí, el ruido del pajaro, no era posible que pasara desapercibido, aque fuerte golpe metalico llamaría a cualquiera que estuviese por aquí cerca, era hora de actuar o morir.

Estaba ya a punto de acabar de vestirme cuando un gran golpe dio contra la puerta cerrada. Salté por el susto de sementaje fuerza contra el edificio... genial, ahora todos los que estuvieran cerca o dentro del mismo módulo saldrían, lo único bueno era que tras las máscaras no nos reconocerían.
Hice mi ropa desaparecer antes de abrir la puerta de salida.
- Es que no puedes estar ni unos minutos sin..?!- miré al suelo el cadáver del ave muerta y luego a Alexander. Apreté los labios y apunté al pájaro y a los hombres que habíamos dejado fuera, repitiendo el hechizo de desaparición. No me preocupé esta vez en imaginar el lugar donde llevarlos, simplemente pensé en lo primero que se me vino a la cabeza: el mar profundo. Bueno, ya se las arreglarían, no?
- Entra, antes de que nos descubran - dije, dándome por vencida con el Slytherin. Volví a la sala oscura y alcé la mano para palpar la pared.
Ah, la barandilla. Fui con cuidado hasta encontrar la escalera para descender.
Hubiera sido más fácil encenderme para ver, pero no era la forma más discreta de entrar en un asentamiento mortífago.

Intente pensar con claridad, la puerta se abriria en cualquier momento, esperaba que la primera en responder al ruido fuese ojos de fuego, aunque claro, dependeria de si habia terminado de cambiarse ya o no, algo me decir que aunque el mundo se viniese abajo, ella no se dejaría ver semidesnuda por mi.
Me acerque a los cuerpos de los mortifagos con rapidez, y saque sus varitas de sus túnicas, apenas me había puesto de pie cuando la puerta se abrio, para mi suerte, era ojos flameantes, me acerque a ella sonriendo, aunque ella no podria verlo tras la mascara. La chica desapareció los cuerpos, no me moleste en preguntarle a donde los había enviado.
En cuanto ella me invito a entrar, la seguí, el lugar estaba del todo oscuro, pero a mi lado habia una barandilla de la que me mantuve sujeto.
- Espera - susurre, para llamar su atención, estaba todo totalmente oscuro, asi que busque su mano en la oscuridad, y una vez la encontré, puse una de la varita de los mortifagos en ella - Por si nos ven usar las varitas, no paresca raro

- Alexander! - exclamé en susurro al notar su mano otra vez, alterada- deja de tocar mis manos, quieres? No quiero que me toques - arrastré las palabras, aferré la varita que me tendió apuntando a su pecho después de decir "Lumos". Sabía que con la máscara no vería mi rostro, pero podía denotar el tono de mi voz en mi advertencia. Retiré la vista y seguí bajando las escaleras con cuidado, ya que oía rápidos pasos ascendiendo. Pero el caso es que parecía que las escaleras nunca acababan.
La varita no tardó en iluminar a tres mortífagos que se detuvieron en la escalera al vernos a nosotros.
- Vosotros.. qué ha pasado ahí arriba? - preguntó una voz masculina.
Bajé la varita muy a mi pesar. Midiendo mi tono en la medida que pareciera segura.
- Sólo ha sido una falsa alarma, una de las aves enloqueció - contesté.
Los hombres nos miraron unos segundos más.
- Tomaremos el relevo, os esperan abajo.

Finalmente el pasillo se ilumino por el conjuro de ojos de fuego, pude sentir algo de molestia en su voz, pero no necesitaba ver su rostro para saber lo que pasaba, la mascara me permitia ver lo suficiente de sus ojos para leerla con claridad, aquellos ojos que todo lo decian, aun lo que ella queria ocultar.
Solte su mano mientras ahogaba una risa.
- Si tienes alguna mejor forma de entregar algo en la oscuridad, soy todo oidos - dije divertido, mientras continuamos descendiendo, finalmente tres siluetas se materializaron en la oscuridad, eran tres enmascarados más, ¿Para que ocuparan sus mascaras dentro de su propia base?, decidí averiguar sus razones más tarde, por ahora, me limite a buscar el contacto visual de uno, y explorar por algo de información.
Decidí mantenerme en silencio, no era bueno mintiendo, ni fingiendo, dejar que ojos de fuego se encargara de hablar parecía lo más sensato.
Me senti algo aliviado cuando comenzamos a decender nuevamente, de caracol metalica nos adentraba cada vez más en las entrañas de la tierra, el lugar era caluroso por el encierro.
- Tu apellido es Marsters, el mio Giles... - le aclare a ojos de fuego, no fue mucho lo que pude sacar de la mente del mortifago de más arriba, pero seria de alguna utilidad.
Finalmente terminamos de decender, llegando a una sala circular, el lugar estaba iluminado por unas antorchas, coronadas con llamas danzantes de color verde, la luz era débil e intermitente, del techo colgaban gran cantidad de cadenas, que terminaban en grilletes de diferentes envergaduras, algunos demasiado grandes para ser para humanos, y otros que apenas si podría aprisionar un dedo, por ultimo, a lo largo del lugar habías varias mesas, parecidas a las de los hospitales muggles, nuevamente tenían diferentes tamaños, pero todas estaban hechas de metal, manchadas en algunas partes con restos de icor oscuro seco, el lugar tenia un olor característico muy fuerte, un olor que era imposible de confundir para mi, el olor de mi amortentia, el olor de la sangre.
Si había alguien con nosotros en aquella sala, no lo vi en mi primera revisión, pero el lugar tenia suficientes puntos ciegos para ocultar una docena de enemigos si fuese el caso.

- Siempre eres tan...raro? - pregunté, mirándolo incrédula. Aunque recordaba perfectamente la facilidad que tenía de invadir mentes. Sabía que la legeremancia no era un don que me agradara especialmente, no me parecía bien invadir a otros aunque la causa estuviera justificada. El derecho de tener privacidad en tus pensamientos era una de las cosas que más me importaban, supongo que mantener demasiados secretos hacía mella en mí... pero.. qué estaba haciendo en una base mortífaga? Qué pretendía? Precisamente había venido a Hogwarts para retomar una vida tan normal como pudiera a esas alturas y... estaba persiguiendo a mortífagos junto con un slytherin!? Supongo que el brote de libertad que mi padre me habia negado para mantenerme a salvo había hecho que me descontrolara.
Me detuve en el final de la escalera, observando la sala en silencio. Parecía una escena de película de terror, y lo siguiente no me convenció de lo contrario.
- Prototipo ave A desaparecido- dijo una voz, encendiendo un foco metálico para dejar ver a un hombre de mediana edad. Parecía alemán y sostenía un visturí, tendiéndoselo a otro hombre exactamente igual a él, sólo que en lugar de dos brazos, tenía cuatro y parecían cosidos y podridos, colgando muertos a los lados mientras que los dos principales operaban sobre el cuerpo de un perro bastante grande.

Escuche su pregunta y me sono divertida, si aquello le parecia raro en mi, realmente se llevaria muchas sorpresas cuando continuara conociendome.
- Por lo general si lo soy - dije en voz baja, aun cuando no pudiese ver mi rostro, mi tono de voz denotaba que estaba sonriendo - ¿Tu siempre fuiste tan reprimida? - Le devolví la pregunta, pero en ese momento, una luz se encendió ante una voz que sonó en la sala, un foco encendió y pudimos ver a dos sujetos, ¿esos eran bazos muertos cosidos a sus costados?, eso era algo que no se veia todos los días.
Sustuve mi varita en mi mano, dentro de mi túnica, mejor dicho, la túnica del mortifago, por su las dudas, mientras observe a los sujetos, solo entonces me fije que la mesa tenia un gran perro amarrado a ella, o al menos, lo que parecía haber sido un perro en alguna ocasion, el hombre estaba instrucción objetos metálicos brillantes en la carne del animal, parecían puas, el pero parecía semi inconciente, pero me pregunte si seria que ya estaba agotado de gritar de dolor.
Ahora debíamos... ¿Que debiamos hacer?, me di cuenta entonces que nisiquiera sabia porque habiamos entrado, es decir, ojos de fuego dijo que era una base de Voldemort, pero, ¿ Buscábamos algo o alguien aqui dentro?. Me acerque a ella, mientras susurre a su oido.
- ¿Que sigue?...
El hombre que solo tenia dos brazos, alzo la vista de su experimento, y nos miro, pude ver que uno de sus ojos no le pertenecía, parecía hecho de vidrio, era de un color rojo sangre, y giraba en todas direcciones, ¿Que diablos era eso?

Qué sigue?... cómo iba a saberlo?
- Lee mi mente, Alex - susurré, apretando la mandíbula por tener que desvanecer los muros que me protegían.
No planeaba atacar una base mortífaga, el objetivo era saber qué era lo que pretendían hacer con las criaturas y cómo lo hacían. Magia negra, obvio, pero no me esperaba que nos encontráramos con esa escena. El perro monstraba malformaciones en sus patas y los dientes parecían el triple de grandes, dañando la propia mandíbula del animal.
El hombre del ojo se mantuvo con la mirada hacia nosotros.
- Marsters, acérquese - hizo una señal, sin soltar el bisturí.
Me acerqué con cautela, fingiendo seguridad en mis pasos hasta situarme al lado del hombre. Reprimí el arder en defensa propia cuando me quitó la máscara y descubrió la capucha de la túnica que cubría mi cabeza.
- Oh.. no recuerdo que tuviéramos muchachas en nuestra base.. Supongo que es el problema de ir siempre con máscaras - sonrió, mostrando sus podridos dientes amarillos mientras agarraba mi muñeca para alzarla. Fruncí el ceño cuando acercó el bisturí a mi piel. - la sangre joven de una niña es uno de los ingredientes más valiosos para la magia negra, sabes?
Alyss cálmate, no pierdas el control, deja la varita en su sitio. El precio de la información no siempre es bajo. Alex, ni te atrevas a mover un músculo.
Apreté los labios y aparté la mirada hacia otro lado cuando el filo cortó mi piel, sintiendo el cálido líquido rojo resbalar hasta alcanzar el brazo muerto del hombre.
Los ojos del hombre se agrandaron.
- Sorprendente... - exclamó. Miré en su dirección indignada hasta que vi que donde la sangre había caído, fue absorbida, reparando el tejido muerto con uno vivo.
Qué signicaba esto?...
El científico me miró con su ojo rojo y sonrió con demencia.
- Creo que tendremos que estudiar esto más de cerca, apresad a los intrusos - ordenó y al instante, más de cincuenta mortífagos se presentaron en la sala a nuestro al rededor, apuntando con sus varitas.
Alex, ni se te ocurra hacer nada.
Me quedé inmovil, con el pulso detenido y aun el bisturí rasgando mi piel.

¿Que leyera su mente?, aquello era lo ultimo que esperaba que me dijera alguien como ella, pero lo hice, entrar fue mucho más fácil que en otra ocasiones, las poderosas defensas de mu mente estaban abajo.
Bueno, al menos ya tenia un objetivo, decubrir para que, y como, creaban a estas bestias, el como no parecia ser otro que con bizarros y vistosos experimentos, quizas si buscabamos con cuidado podríamos encontrar algun documento que brindara más datos. Estaba pensando en aquello cuando ojos de fuego fue llamada junto al "doctor" de turno.
Aprete los puños en torno a mi varita, lo suficiente para que mis nudillos se pusieran blancos, pero resistí el impulso de atacar, aun no el momento.
¿!ESTABA CORTANDO SU BRAZO?¡
Aquello fue más de lo que pude soportar, saque mi varita de su escondite, estaba a punto de atacar cuando sus pensamientos me detuvieron, ella esperaba que no atacara.
Detuve mi mano, pero la senti temblar, todo mi cuerpo temblaba, esto de resistir impulsos se me daba realmente mal, apreté lo dientes en un vano intento por aliviar la tension del resto de mi cuerpo.
Solo entonces repare en el hecho que ella se había quitado la mascara, eso quiere decir que habiamos sido descubiertos, a una orden del "doctor", estabamos reados por cerca de 50 mortifagos.
- Bien, bien, ¿Que tenemos aqui? - dijo uno que salio de entre el grupo, era más alto que los otros, casi 2 metros de altura, tenia una espada fornida, y se movia de forma algo tosca, parecia ser el lider de la guardia. Tomo mi mascara y la saco, mirandome con una sonrisa sadica.
- Vaya, vaya, ¿No son solo chicos? - dijo dirigiendo una mirada al doctor, volvio a mi, parecia saborear las opciones de lo que podria hacer conmigo, respondi a su mirada con una sonrisa sobervia. - ¿Ah que estaban jugando aqui dentro? - pregunto, su voz era profunda.
- Yo me divertia matando a tus compañeros, solo eso - dije, mientras ensanchaba mi sonrisa - Gale grito como marrano cuando lo rebane - Pude ver un resplandor de furia en sus ojos ante mis palabras, acto seguido, recibi un fuerte golpe con la parte trasera de su mano, la parte superior de mi cuerpo se torcio, y senti el sabor a sangre en mi boca, volvi lentamente a mi posicion, sonriendole, mostrando mis ensangrentados dientes.
- Llevenselos de aqui - ordeno con furia contenida en la voz - Bajenlos a los calabozos, vamos a averiguar quien los envio aqui y cuanto saben....
Acto seguido, el circulo de mortigafos comenzo a estrecharse a nuestro alrededor.

- No los dañen! son mis experimentos nuevos! - exigió el científico mientras apartaba el bisturí y sentía cómo me agarraban de los brazos, empujándome en la misma dirección que guiaban a Alex. Al final, ambos habíamos acabado heridos y el muy idiota no me había hecho caso con lo de mantenernos serenos, pensaba que en cuanto a su lengua afilada, también lo habría captado. Genial, ahora íbamos a los calabozos...
Las escaleras continuaron descendiendo y la humedad aumentaba gradualmente. Se oían gotas cayendo del techo y las luces parpadeantes apenas iluminaban los escalones. Los pasos sobre el suelo mojado daba la impresión de que el ambiente sombrío no mejoraría. Lógico, Alyss.. los calabozos no suelen ser mejores, no? Tantos libros que has leido y ni te planteabas acabar en uno de ellos.
Nos empujaron una vez más hasta que llegamos a una pequeña sala llena de celdas. Sabía que podríamos zafarnos de ahí, que podría arder y acabar con esos hombres como tambien sabía que Alex sabría ingeniárselas. Pero no iba a hacer nada. No por ahora.
Miré mi muñeca cuando me hallé en el suelo tras un empujón que me introdujo en una de las "jaulas". Me quedé inmovil mientras oía un segundo empujón en la celda de al lado.
- Ni se os ocurra tratar de hacer nada, las celdas están encantadas y moriréis como toquéis alguno de los barrotes - dijo uno de los motífagos. Su voz sonó lejana hasta que los pasos que retumbaron contra el suelo y el oído que apoyaba sobre éste, me avisaron de que estábamos solos..aparentemente.
Me levanté al instante, mirando hacia los lados para ver si habían más prisioneros... pero las celdas contíguas tan sólo contenían monstruos ya fabricados que esperaban su liberación.

Mantuve mi mirada fija en el doctor unos instantes antes de ser arrastrado fuera de la sala, baje sonriendo con suficiencia.
Fuimos arrastrados hasta las celdas de los calabozos, rodeados solo por criaturas montruosas, hubo un momento en que estuve a punto de matarlos cuando nos quedamos solo con 4 carceleros que nos rodeaban, pero lei en los pensamientos de Alyss que ese no era su plan, ¿Pensaba quedarse hasta averiguar algo?, vaya que si era terca esta chica, decidí seguir su juego.
Nos quitaron las varitas, por suerte para nosotros, solo tomaron las que eran de sus compañeros, pensando que eran las nuestras, la mía, al menos, seguia a salvo en mis túnicas. Espere hasta que nos quedaramos solo para hablar.
- Vaya que tienes deseos de saber lo que pasa aqui, ¿no? - le dije, mientras me sentaba, rescostando la espalda en el muro de la celda - ¿Sabes?, alcance a ver algo de sus planes antes de bajar aqui - era imposible mirarla desde mi celda, puesta estaba al lado de la de ella, pero hablar se haria facil - Los animales son solo la prueba, el fin de alterar a los mortifagos mismos con los experimentos.
Saque mi daga de mi bolsillo, era una reliquia familiar, y siempre la cargaba conmigo, habia pertenecido a Grigori Rasputin, mi abuelo materno.
- ¿Que edad tienes? - pregunte con normalidad, como si aquella pregunta fuese comun en una situacion como esta...

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al imaginarme como voluntaria mortífaga a que me modificaran con esos locos de arriba.
- Suerte tendremos si no corremos el mismo destino que estos monstruos..- respondí, sentándome en el suelo de piedra mugrienta. Algunas manchas de sangre se veían en las paredes e incluso en los barrotes. Tapé mi herida, evitando cerrarla para que no sospecharan cuando volviéramos a vernos obligados a subir.
Parecía que la celda estaba tapada por uno de los lados, era imposible ver a Alex, aunque agradecía no poder hacerlo. Siempre que me encontraba bajo esa insistente y molesta mirada, era imposible estar tranquila.
- A qué viene esa pregunta?... - dije sin poder reprimirme. Alcé una ceja, sin saber la relación que tenía con lo que estábamos hablando. Aun así, acostumbraba a tener varios temas de conversacion a la vez, intenté ignorar quién era el que me había preguntado- Tengo los suficientes como para saber que no tendrías que estar aqui, deberías irte, Alex, lo digo en serio - mi voz de prefecta habia renacido, pero no tenía ganas de pelear. Ya tenia bastante en que pensar sobre lo que había pasado con mi sangre.. - ... Tengo 16 - contesté tras unos cuantos segundos más de silencio.

Pude sentir el repudio en su voz cuando supo lo su que planeaban hacer, era lógico pensar que cuando perfeccionaran el sistema con animales, lo probarían con personas. y aparentemente eramos los conejillos de india más cercanos que tenian.
- Perfecto - dije sonriendo, cuando escuche su edad, decidi, deliberadamente, ignorar el comentario en que me invitaba a irme de alli.
- Experimentar con personas... - dije más para mi mismo que para ella - Parece que no es un concepto del todo nuevo para ti, ¿no? - dije, recordando su extraña habilidad ignea, y el interes que presento el sujeto de arriba por su sangre - Algo me dice que tu historia esta más relacionada a todo eso de lo que admites...
Un fuerte golpe sono en la celda de al lado, al parecer, uno de los experimentos se estaba poniendo inquieto, decidi guardar mi varita por si los mortifagos bajan a ver que ocurria.

Miré con extrañeza hacia la dirección de donde provenía la voz de él.
- No sé a qué te refieres - contesté. No me consideraba un experimento, pero apenas sabía nada de lo que mi padre me había ocultado... y empezaba a sospechar el por qué de su obsesión por protegerme de todo... aunque luego fuera él el que terminaba... Alyss, no pienses, Alexander escucha, shh.
Moví mi mano hacia uno de los brazos de forma inconsciente.
- Por qué tienes tanto interés en mi historia? acaso quieres olvidar la monotonía de la tuya?- apreté los ojos, notando que aun me dolía el brazo. No.. es sólo psicológico, no es real... Eso ya no importa, papá está bien..
Me apoyé contra el muro, sin saber cuantas horas estaríamos encerrados ahí adentro.

Me mantuve con una sonrisa divertida mientras estaba en mi lugar, nadie parecia haber respondido al sonido de la jaula de al lado, supuse que tenían plena seguridad en la seguridad de este lugar.
- Tengo interés en tu historia, porque tengo interés en ti - respondí con naturalidad - Eres diferente, ya te lo eh dicho antes - volví a sacar mi varita, y lance un par de chispas para matar el aburrimiento - Ademas, mi instinto me dice que tu historia guarda relacion con lo que pasa en este lugar de alguna forma - dije con seguridad, si algo habia aprendido en la vida, era confiar en mi afinado instinto.

Suspiré, cansada de sus interrogatorios.
- No lo sé... nunca supe demasiado... - aunque encontré cómodo que Alexander no irrumpiera en mi mente y me preguntara en su lugar aun sabiendo que le habia dado permiso. Cerré los muros de mi cabeza por costumbre y cerré los ojos. - Se encargaron de que no supiera más que lo que debía.. y mi padre tampoco era precisamente descuidado en el tema de información..no sé en qué sentido puede llegar a tener relación conmigo esto, pero no creo que quisieran que lo supiera, por eso estoy aqui apesar de las consecuencias. - rei en silencio- Mi padre no lo aprobaría... pero no es algo que ahora me importe.
- No creo que la simple curiosidad sobre mí deba ser tan fuerte como para arrastrarte por celdas, aunque reconozco que ante la curiosidad soy la primera que cae.. pero siempre tienes la molesta actitud de simular que me conoces más que yo a mi misma, no te cansas de ser tan ... incordiante? - comenté sin enfado, como si fuera un hecho evidente.

Solte una carcajada ahogada cuando escuche su comentario, de todas las palabras que habian usado apra referirse a mi caracter, incordiante era la menos ofensiva que podia haber pensado.
- ¿Cansarme? - repeti, aun entre risas - Simplemente soy como me nace ser, digo lo que creo, y hago lo que deseo, si a otros no les gusta aquello, es su problema, no mio - dije, diverito aun por el comentario de ella.
- Ademas, lo que me causas es mucho más que simple curiosidad - mi varita volvio a escupir chispas, vi como la criatura de la celda que quedaba frente a la mia, se levantaba, curioso por las luces de mi celda, salio de la oscuridad que lo cubria, era un gato montes, un felino de considerable tamaño, en lugar de garras tenia afiladas cuchillas, y sus costillas parecian estar por fuera de su cuerpo, formando una especie de armadura osea, sus ojos eran de color leche.
- Tu me intrigas - dije, retomando la idea que habia quedado interrumpida por mi antencion en aquella curiosa criatura - Y de ti solo se lo que me dicen tus ojos...

Por qué siempre se reia de lo que yo decia? Era insoportable, encima a carcajadas! Tan graciosa me creia o es que se burlaba de mi?
Apreté mis labios, escuchándolo.
- Parece como si tuvieras ensayada esa frase, la dices a menudo, no? Se nota tu falta de originalidad de guión- me quejé, sabiendo que mis palabras poco sentido tenian para alguien que fuera de este planeta. Ahora es cuando te miran raro y no te importa, no Alyss? Desde luego que tus frases si que son para reirse. No estas interpretando una obra ni escribiendo un libro, no puedes decir algo mas normal?
Suspiré. Qué más daba.
Me fijé en algo que se movía en las celdas de en frente, también identifiqué lo que antes habria sido un gato montés. Pobre animal... la de fotos y dibujos que habia visto de la criatura sin esas espantosas modificaciones. Decidí apartar la vista, pero sabía que en el fondo quería ayudar a esos monstruos..tendria que haber alguna forma de salvarlos sin que estuvieran controlados por la magia negra.
Pero sabes que están muertos... no queda más que esa magia en su interior.
- Solo hablas de mí - dije incómoda por sentirme invadida. No me gustaba ser el centro de atencion ni de la conversación. - no veo justo que sea yo la única que habla de si misma.. además, quiza nos están escuchando. - bajé el volumen de mi voz.

Note molestia en voz, junto con su comentario mordaz, ¿dije algo molesto?, tal vez estaba tan acostumbrado a ser irritante que incluso lo lograba sin proponermelo.

Con mi mirada aun en el.curioso animal, alce mi.varita.
- hominus revelio - dije en un susurro.

- Hay dos, en el pasillo, demaciado lejos para oirnos - dije, para pasar su paranoia, aunque me pregunte cuanto tiempo más nos dejarian hablar tranquilamente antes de interrogarnos y experimentar con nosotros.

- Eso es porque yo pregunto sobre ti, y lo hago porque quiero saber - dije sonriendo, era un gesto tan natural en mi que no me detuve a pensar que ella no podia verme.- ¿Te intereso lo.suficiente para preguntar?

Pensé en lo idiotas que podrian llegar a ser los mortífagos si se dedicaban a hacer oidos sordos y no ahorrarse tiempo de interrogatorio.
- Siempre quieres saber más.. - comenté sin quejarme- no suelo contar mi vida a extraños ni tampoco hablar demasiado con ellos. - dejé pasar unos segundos más de silencio, apoyando la cabeza para mirar hacia el techo. Ni una sola ventana había en los muros... lógico, estábamos bajo tierra, incluso la presión se sentía sobre mi cuerpo. No me gustaba estar encerrada, es decir..a nadie le gusta estar encerrado, pero necesitaba aire fresco. El de ese lugar parecía podrido y nauseabundo.
- No tengo a nadie más a quien preguntarle.. claro está a menos que hable con nuestro compañero de celda número 3, hasta el oso pardo lleno de clavos me provoca más interés que tú; eres transparente. Sólo tus pocas palabras dejan algo de misterio, pero cuando hablas lo arruinas.

Mantive silencio alunos instantes, para luego soltar una suave risa.
- Siento no se suficientemente interesante para su sueñoria - dije con sarcasmo, aun cortando mi risa.
- Tu misma lo dijiste, soy un extraño para ti, dices que soy transparente, pero puedo apostarte que se mas cosas de ti de las que tu sabes de mi, ojos de fuego - dije nuevamente, juguetie con mi varita, y escuche a lo lejos algunos pasos, parece que nuestro tiempo de conversacion tranquila llegaba a su fin.

No lo sientas, es lo que hay, dijo mi mente. No me las daba de sobrada, era él el que me seguía, como si encima tuviera que sentirme culpable de cómo le veía. No, me daba igual.
Ignoré sus comentarios y giré el rostro hacia el mortífago que se detuvo ante mi celda. No tardó en abrir y agarrarme del brazo con violencia.
- Vamos, niña, te necesitan arriba - dijo el hombre con gruesa voz raspada.
- No la golpees contra las celdas, Littlewing dijo que quería su cuerpo sano, no te olvides que sólo a él le gusta deformarlos - comentó el segundo con una carcajada.
Cerré los ojos con fuerza, intentando controlar mis impulsos para no arder y estropearlo todo.
La visión de un gato lleno de tornillos clavados y patas de dagas me dejó un regusto repugnante en el estómago. No me importaron los golpes a lo largo del camino y cuando comencé a subir los escalones no me retuve a despedirme de Alexander. Sabía que podía escapar mientras yo era escoltada... y sabía que mi sesión no sólo incluiría un interrogatorio..sino un par de gotas de sangre más (siendo positiva).
El corazón me latía con tal fuerza que sentí cómo se podían vivir los últimos segundos antes de ir a la horca, a la guillotina, al torturador o a la silla eléctrica. Pero.. debía aguantar hasta el último segundo.
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Llegamos a la sala donde el supuesto Littlewing aun removía sesos y carnes del perro como si estuviera cocinando. Reprimí las náuseas, mirando hacia otro lado.
- Hola, señorita - saludó el hombre, sacándose las tripas de las manos sin ser precisos los guantes blancos. - Cual es su nombre?
Lo miré unos cuantos segundos en silencio hasta que decidí hablar, sintiendo una varita en mi espalda.
- Sarah Hebert - mi voz me sonó extraña, como si fuera de otra persona.. como si no me hubiera oído hablar hace mucho tiempo..aunque las escaleras eran interminables como para no tener esa sensacion.
- MIENTES! - gritó el hombre, mirándome con histeria al temblar su cuerpo. Luego rió y se acercó a mí, cogiendo la mano que antes había cortado.- Te desangraré cada día hasta que me lo digas, te aseguro que no será agradable ni durarás demasiado con tu complexión tan pequeña.. VAMOS! SUJETADLA A LA SILLA! COMENZAREMOS CON EL PRIMER ROUND!
Los hombres que me sujetaron, tiraron de mí hasta obligarme a sentarme en una silla de metal. Al instante, las correas apresaron mis tobillos y mis brazos.
- Te lo repetiré otra vez... cómo te llamas?
- Sarah Hebert- Noté un alargado corte en el antebrazo y tensé la mandíbula para no gritar.
- Vamos pequeña.... no me hagas caer en la tentación - Littlewing puso su brazo bajo el río de sangre, repitiendo el resultado de antes. - No vas a decirme nada de ti?..
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No sé cuanto tiempo pasó... pero cuando casi perdí el conocimiento, sólo oí voces ahogadas.
Poco alcancé a comprender pero cuando bajamos las escaleras, ya no pude caminar. Me llevaron en brazos, o eso creí..
No les dije mi nombre. Pero me habían desangrado bastante. Recordaba los tubos de cristal y los brazos recuperados del feliz y demente científico.
Sentí el suelo bajo mi cuerpo tras el ruido de las rejas y no abrí los ojos. Ya no tenía fuerzas.
- Qué pasa con el chico? - preguntó el otro mortífago- no lo necesitamos, no?
- Aun no, Littlewing dice que quiere reservarlo como los otros animales, no tiene interés en interrogarlo.
Tras eso, volvió el silencio.

Ella no llego a contestarme, como los ruidos habían sugerido, frente a nosotros apareció un grupo de mortifagos. Dos de ellos arrastraron a Alyss fuera de su celda, tirándola escaleras arriba, en dirección al "laboratorio" que vimos al llegar. Dos más se quedaron frente a mi celda, parecian tener alguna orden que cumplir conmigo.
- Asi que, pequeño... - dijo uno de ellos, mirandome con sadismo en los ojos - Littlewing dice que no hay necesidad de tocarte a ti... - su sonrisa se ensancho, como si hubiese algo divertido en eso - Por suerte para nosotros, Morgenstern cree lo contrario, esta muy molesto contigo y tu enorme bocota... - Recorde al sujeto alto, que parecia ser el jefe de la guardia, seguramente queria venganza por lo que dije de sus hombres muertos .
Ambos comenzaron a sacar sus varitas, listos para comezar, pero yo tenia otros planes al respecto, y con mi mirada en el de la derecha, un hombre de baja estura, pero hmbros gruesos y complexion fornida, puse en sus oidos un sonido que no existia, un ruido proveniente de la escalera.
- ¿Que fue eso? - Pregunto, girando la cabeza en la direccion que yo queria.
- ¿Que fue que? - pregunto el segundo, confundido, por supuesto, el no podia oir mi ilucion. Hice que un segundo ruido sonara en los oidos del mortifago.
- ¡Eso! - bramo - Viene de la escalera
- Yo no oigo nada - dijo, mirando perplejo, yo me mantuve en silencio, mirando con una sonrisa la escena
- Ire a revizar - y tras decir eso, dejo a su confundido compañero solo frente a mi celda, aproveche la oportunidad, el no esperaba que yo contara con una varita.
- Imperius - dije, apuntando mi varita en su direccion, cayo sin problemas. Aquello que no tenian la suficiente practica, o voluntad nociba, debia mantener la varita apuntada a la victima para mantener la maldicion, yo desde 5to año que habia pasado aquella etapae, el mortifago quedo atrapado en mi voluntad sin inconvenientes.
Escuche con atencion, esperando oir los gritos de ojos de fuego, el primero de ellos seria mi señal para salir de la celda y atacar toda la maldita instalacion.
El segundo mortifago regreso antes de que eso sucediera, pero maldecirlo fue tan facil como al primero, no estaba esperando un ataque, y su compañero no hizo ningun esfuerzo por defenderlo, ambos me pertenecian ahora.
Continue en vigila, esperando el comienzo de la tortura, con mi varia firmemente sujeta, y un deseo increible de acabar con la vida de cualquiera que le tocara un cabello a ojos de fuego, pero los gritos no llegaron, comence a pensar que quizas ella había logrado engañarlos de alguna forma, y había logrado evitar cualquier tipo de tortura.
Deben haber pasado 2 horas desde su salida, cuando la trajeron de regreso a su celda, parecía herida, y maltratada, ¿es que acaso la habían torturado y ella n habia gritado?, sentí hervir mi sangre.
Las intrucciones para mis dos nuevos titeres eran simples, en cuando estuviera a sola con cualquier mortifago, lanzarían el maleficio imperius, y darian la misma instrucción al siguiente de la cadena, mi control se esparciría entre ellos como una enfermedad contagiosa.
Antes de darme cuenta, estabamos solos otra vez, me precipide hacia la pared colindante a la celda de Alyss
- ¡Ojos de fuego! - dije con voz preocupada, seguramene esta era la primera vez que ella oia un tono de voz distinto al sarcasmo o la burla de mi parte - ¿estas bien?... - fue la unica pregunta que fui capas de articular.

No me pude mover, sentía que me dolía todo el cuerpo... Aun así, se habían encargado de cerrarme las heridas para que no me desangrara en la celda.
- He estado mejor.. - murmuré - pensaba que habrías aprovechado a escapar. Tendrías que hacerlo.. yo debo quedarme, tengo que averiguar lo que pasa conmigo... todo esto tiene que ver con que mi padre me ocultara tanto. Pero no hace falta que te quedes tú aquí, no es un lugar seguro. A mi me necesitan con vida, pero tú puedes acabar como todos los seres que hay aquí.
Cerré los ojos, mareada. Seguramente necesitara algo de comer.. como cuando te quitan sangre, solo que yo no tenía edad para donar.
Vaya tontería de asociaciones, Alyss.