Lectura en los Jardines (Libre)

Recuerdo del primer mensaje :

Las mañanas son agradables pensé mientras salía d elos invernaderos. Las plantas y los animales siempre han sido mi predilección por sobre mis pares, las plantas no hablan y lso animales hacen lo que yo diga, marionetas perfectas. Realmente era un agradable día, así que decidí encaminarme hacia los jardines, con un par de libros bajo el brazo. Respiré tranquilamente el aire y sonreí a los alumnos que habían por mi camino, me detube un par de veces para conversar una o dos cosas con alumnos de cursos más bajos, pero finalmente me pude sentar disfrutando el sol con el libro de herbología que hacía poco había sacado de la biblioteca. El estudio dentro del colegio era bastante, pero siempre se pueden compatibilisar el estudio con el disfrutar de la vida.

Chasquie la lengua, al fin estaba entrando en el terreno que me interesaba, habia dejado su acto de chica nerciosa y pude ver una sonrisa en sus labios, una que me rocordo ligeramente a la que acostumbraba llevar yo.
- ¿Tus placeres? - repeti en un susurro gutural, nuestros labios estaban realmente cerca, senti su mano acariciarme, pero aquello estaba muy lejos de ser lo que me mantenia sumergido en aquella situacion, sus carisias destinadas a manipularme no eran la razon que me mantenia interesado.
- Creo que tenemos mas en comun de lo que yo pensaba - Llamar mis placeres a mis oscuros viciosos y retorcidos gustos era comun en mi, aquella cohincidencia se me hizo curiosa.
No solte el agarre sobre su cuerpo ni un instante, nuestros cuerpos permanecian juntos, muy juntos, mi brazo la apricionaba por la cintura, no era necesario mas que susurros a esa distancia.

Pude ver como con cada palabra, cada gesto que le dejaba entrever llamaban su atención más y más. Pero el era distinto a mi, lo podía ver, el no medía las consecuencias, no protegía sus espaldas como yo lo hacía.

-¿Porque me sostienes tan firme y serca de ti?-dije con voz tranquila y baja, pero completamente neutra.-¿Temes que me escape de ti? No ire a ningun lado Alexander.

Mantuve mis dedos en sus labios, pero sin moverlos. La verdad, desde el comienzo habían sido nada más que mera precaución para que el no se saliera con la suya. Yo lo entendía bien, dos carasde la misma moneda. Buscábamos lo mismo pero eramos completamente distintos en métodos.

Solté una carcajada sin aflojar mi agarre, al fin sentia que estaba viendo algo de la verdadera chica, sus palabras eran frias como cuchillas de hielo, tan distantes a mi habitual mundo lleno de impulsos, emociones y sensaciones. Me pregunte por un instante como se viviría en aquella prision de hielo, tan lejana a mi mundo, una constante danza de llamas.
- No temo que escapes - dije en un susurro, mientras sentir como la situcion poco a poco se tornaba mas divertida - No podrias escapar de mi aunque quizieras, nadie jamas escapa de mi - sonrei con cierta malicia.

Reí en voz baja, con auténtica diversión. Lo sabía, cada uno pensaba que tenía al otro en sus redes. El creía que yo caería y yo pensaba que el ya estaba en mis redes. ¿Quien era el que tenía razón? La única forma de saberlo era seguir jugando.

-¿Porque habría de escapar de ti?-sonreí con sinceridad y alegría-Eres un juguete muy interesante Alexander, me encantaría tenerte en mi colección

Y dicho eso por primera vez le devolví la mirada, esa mirada divertida y fría, sin sentimientos, completamente vacía.

Un escalofrió recorrió mi espalda, su mirada fria era algo totamente desconocido para mi, y acompañarla con la palabra jugete e hizo emocionar. La chica era, definitivamente, mi opuesto, una especie de contrapeso cosmico que justificaba mi existencia, el arriba y el abajo de un mismo cuerpo, el masculino y el femenino de una extraña e igual especie.
- Lo siento primor, pero no soy el juguete de nadie - Acto seguido, empuje su cuerpo con el mio, hasta que ambos dimos en un arbol, ella quedo atrapada entre la corteza y mi cuerpo, nuestros labios aun mas cerca, lo suficiente para rozarse por el movimiento de hablar - El mundo entero es mi juguete.

Al escuchar sus palabrasy actos sentí una emoción desconocida para mi. Era... emocionante. Aquello era emocionante, no había otra manera de decirlo. No sabía que iba a pasar, sus reacciones eran inesperadas para mi, pero era divertido, más que cualquier cosa que hubiera hecho antes.

-Oh, ¿entonces soy tu juguete?-reí como riendome de un chiste, algo ridículo-Pero tu ya te diste cuenta, somos las dos caras de la misma moneda, ¿no?

Lo mire con mis ojos de hielo. Se podían comprar con el cielo, o con el mar o con el agua, pero yo sabía bien que eran témpanos de hielo, esos ojos que nadie más había visto, esos ojos que mostraban quien era.

-¿Qué quieres de mi Alexander? ¿Qué sea victima de tus encantas o algo asi?-puse cara de pena, cambié mis ojos a desesperación y le dije -¿Algo asi es lo que quieres?

Sonrei, la chica ya no se molestaba en mostrarme su mascara de miedo o confucion, el hielo de su mirada era genuino, podía sentirlo cortándome, me gusto.
- Es exactamente lo que quiero - mi voz había vuelvo a bajar de tono y volumen, sonando como un siseo, un gruñido mas animal que humano - No hay hielo que no pueda derretirse.
En un gesto absolutamente comun en mi cuando sentia emocion, mi lengua escapo de mi boca, humedeciendo mis labios, como un cazador se que relame antes de disfrutar de su presa, la cercanía hizo que mi lengua rozara los labios de la chica en el proceso.

-De verdad para ti es todo instinto-reí de nuevo, cada vez comparando más y más las diferencias.

No hice gesto alguno cuando su lengua rozó mis albios pero si aleje su boca con mis dedos. No me interesaba la sercanía. Claro, sabía que lo más probable era que eso solo lo insitaría más, pero más pronto terminará su "ritual" de seducción más sencillo sería para mi poder jugar mi juego.

-¿Entonces, te seguirás asercando de manera animal y burda o simplemente lo haces porque te gusta estar serca mio?-dije con voz divertida pero un deje de mofa.

Mantuve mi sonrisa, senti su mano alejarme un poco, aquello era divertido, no tenia dudas de que ella estaba totalmente en control en este momento, pero me tentaba averiguar las formas de derretir el hielo en su mirada. Mi mano libre sujeto su pierna, apenas rozandola, a la altura de la rodilla, mientras comenzo a subir lentamente por ella, mis ojos aun en los suyos, no esperaba que ella estallar de placer, o se derritiera ante mis caricias, simplemente queria saber que tan profundo era el hielo que mantenia cautivo su corazon.
- Y tu eres todo logica - dije como respuesta a su afurmacion, mi mano seguia subiendo por su pierna mientras su cuerpo seguia prisionero de mis fuerzas.

-Sabes que con caricias y estimulando mi cuerpo no lograras nada, ¿no?-le dije en tono tranquila, con una sonrisa perfectamente esculpida.

Sabía que el estaba testeando mi resistencia, ver hasta donde llegaba, que tan profundamente estaba mi alma congelada. Y no era dificil darse cuenta la verdad, todo dentro de mi era indiferencia. Yo sabía que el quería ver como me rompía asi como yo deseba verlo roto a el, pero tambien sabía que el cmaino que el estab tomando no era el adecuado.

-Si quieres derretir el hielo te tomará más que eso Alex...-y reí de forma coqueta, pero con un vacío en el eco de la risa.

Sonrei a sus palabras, la chica era interesante. Todo a nuestro alrrededor ardio de un momento a otro, los arboles, las plantas, incluso el cielo comenzo a arder sobre nuestras cabezas, las oleadas de calor nos abrazaban, pero no llegaban a quemarnos. Aquel era mi interior, todo lo opuesto a aquella chica, un mar de llamas y paciones sin contenerse.
- Iluminame entonces, chica del alma helada, ¿Cual es el camino que debo seguir? - dije aquello con burla, sabiendo que no responderia, pero conocia miles de formas de romper a alguien, y la espectativa de provrlas todas en una sola persona era emocionante.

Vi las llamas, el fuego, quemando todo pero sin quemarnos. Ah, ahí estaba, el se estaba dejando llevar por sus emociones. No pude evitar pensar en como seria eso pero no podia importarme menos. Me causó gracia como me llamó.

-¿Qué tendría de divertido si te lo dijera chico del alma de fuego?-respondiendole tambien en tono de burla.

Esperé su siguiente movimiento. El tenía la ventaja en lo fisico, pero yo llevaba la ventaja en lo mental, hasta ahora por lo menos ibamos 1 a 0, a mi favor por supuesto.

No pude evitar preguntarne nuevamente que la abria vuelto asi, sonrei al pensar como algunos juguetes pueden volverse más divertidos por el mismo hecho de que esten rotos.
- ¿Que se necesita para congelar un corazón? - Pregunte con genuina curiosidad, comenzaba a plantearme el hecho de que antes de descubrir como derretirla, .necesitaria saber.como se congelo.

Lo miré inquisitivamente preguntandome si de verdad me estaba preguntando lo que había escuchado, pero cuando me convencí de su pregunta sonreí de nuevo.

-No lo se, ¿que se necesita para crear un monstruo?-le contesté.

Sabía bien a que se refería, yo no había nacido así o eso creía porque la verdad no me recordaba siendo de otra forma, pero estaba segura de que el si había nacido con esa mente retorcida. No pude evitar pensar que me encantaba esa personalidad tan parecida y distinta al mismo tiempo.

No reprimi mi sonrisa al escuchar su respuesta, era justamente la clase de respuesta que ubiese esperado de ella. Pase mi braso por su cintura, manteniendola cerca, acomodando mi cuerpo al suyo, volví a relamerme, saboreado la situación.
- Que no se diga que no te di la oportunidad de decirmelo por las buenas - dije con una sonrisa maliciosa.
Varias cosas pasaron al mismo tiempo, a muestro alrededor se derraron formas y colores, como si cayesen del cielo, llenando cada rincon con luz de día. Mi varita se deslizo de su escondite habitual en mi manga, a quemaropas. Poca gente nos miraba, a sus ojos, solo eramos dos estudiantes que llevabamos ya varios minutos de pie abrazados. A esa distancia no era posible esquivar, ni nadie podria ver el conjuro salir.
- Desmaius - susurre, aun sonriendo, y manteniendola firme.

Pude ver su sonrisa y supe que algo tramaba, vi como del cielo caían las formas y colores, volvi a clavar mi mirada en el, sentí la varita. No pude evitar sonreir emocionada. Antes que nombrara el hechizo yo ya sabía sucedería, asi que le dedica mi más perfecta sonrisa de diversión, con mis ojos clavados en los suyos. Lo tenía claro, el era Fuego y yo Hielo. En ese segundo pensé muchas cosas, como donde despertaría, que sucedería conmigo... y sobre todo que estaría esperandome cuando despertara.