Atrapado(Libre)

*Los grandes magos tienen la habilidad de conseguir todo lo que desean siempre que lo quieran. No era por egolatría que él consideraba que debía tener todo lo que deseaba, era un pensamiento natural, tan simple como él mismo.
Se encontraba en la orilla del bosque prohibido mirando sus superficies con reto, los arboles crecían muy cerca uno del otro por lo que bajo sus copas lo llenaba la oscuridad, simple oscuridad.

En sus viajes, él disfrutaba de las zonas inhóspitas que otros evitaban, pero solo basto un vistazo para notar la cantidad de gente que entraba allí. Las señas eran inequívocas, un camino de tierra sin un rastro de arbustos, los múltiples invasores al pisar los arbustos habían eliminado toda vida en ese camino.

Introdujo sus manos en el bolsillo de su abrigo, su postura no guardaba nada de tensión, su rostro se encontraba a la sombra de los arboles por lo que no se podría ver bien su expresión cansada. La civilización le era tan insoportable, deseaba mas de lo que podía admitir salir a buscar aventuras que otras personas solo soñaban, pero ahora estaba encerrado en este colegio que aunque mas agradable que lo pensado lo hacia sentir atrapado.

El anhelaba irse de Hogwarts, pero tenia una responsabilidad que cumplir. Esa responsabilidad empezaba a molestarlo de sobre manera. Aun con toda la molestia que sentía, su cuerpo no dejo ver ninguna tensión, era buen mentiroso y aprendió a mentir con el cuerpo desde muy tempana edad, engañaba a todos… hasta a si mismo.*

El bosque siempre había sido parte de mí, la criatura en mi interior saltaba y rogaba pasar mas tiempo entre los altos arboles. No tenia nada contra Hogwarts, simplemente, era parte del bosque. Se había vestido con un simple vestido verde y al salir de Hogwarts en la orilla del bosque había visto a un chico que miraba muy concentrado el bosque, sonreí y sin pensarlo me acerque a el y me pare a su lado rosando su hombro con el mío. Lo mire traviesa.- ¿Quieres entrar? Mi consejo es siempre entrar a los lados oscuros.

Se rio con espontaneidad, de repente una muchacha salió de la nada y parándose a lado se el le hablo ingeniosamente con una voz tan armoniosa como su figura. Por sus palabras, sospecho que ella era una moradora del bosque de las que pensó anteriormente.
La observo raudamente y noto lo acostumbrada que estaba esa chica a entablar conversación con otros chicos. Precisaba comedimiento, pero no lo menciono para evitar una recriminación.
Su prudencia le ordeno ignorar la segundo intención de sus palabras, pero decidió responderle con la misma sutileza: “Si quisiera hacerlo ya hubiera entrado, me refiero tanto al bosque como al lado oscuro”
Por fin volteo a verla con una sonrisa mordaz en sus labios, aun con las manos en sus bolsillos indago en las lagunas verdes de sus ojos de forma atrevida.
Aspiraba saber la verdad sobre esa chica tan resuelta y vital. “Puedo adivinar… por la forma en la que te expresas que ya haz entrado al lado oscuro” susurre ensimismado con su mirada.

¿Cómo había llegado a esta situación? Estaba tranquilamente coqueteando con un chico cuando de la nada no solo rechazo estar conmigo si no también a entrar en el bosque. Fruncí el ceño y le iba a contestar cuando volteo a mirarme, su sonrisa estaba llena de burla, pero me distrajo su mirada. Sentí como si estuviese leyendo todos mis pensamientos y eso me incomodo.- Yo soy el lado oscuro.- respondí retrocediendo un paso. Odiaba sentirme examinada.

Retrocedió un paso al responderme y sospeche que faltaba poco para que empezase a tiritar. No sentía placer en incomodar a nadie y mucho menos a una muchacha que provocaba amparar por su contextura delgada. En comparación a el, la chica era pequeña y en extremo exquisita, pero su actitud del principio logro arrancarlo de su usual serenidad.
Su tentativa fue conocer los secretos de ella y sentía que solo intimidándola un poco ella mostraría su real personalidad. Mis ojos no se alejaron de su etérea figura cuando avanzo un paso hacia ella.
“Si eres el lado oscuro, tu debes inducir a hacer el mal. Tú instigas a introducirte dentro de ti con tu cautivadora figura, tenaz como ninguna provocas acariciar la tersura de tu piel y ceñir tu silueta.” Mientras hablaba se acerco otro paso y sus cuerpos se encontraron tan cerca que el tubo que bajar la cabeza para poder ver su rostro.
Conservo una templanza indestructible y aunque saco sus manos de su bolsillo no acerco ni un dedo hacia ella. Esta era una lucha de voluntades y el era la suficientemente obstinado para no perder el terreno ganado.

Por unos segundos estuve realmente confundida, ¿me estaba haciendo una proposición o no? Me estremecí al sentirlo tan cerca, su voz era seductora y sus palabras me confundían y encantaban a la vez. Era toda una contradicción. Levante la mirada sin saber realmente que contestarle, parecía que me estaba halagando, pero había algo en su actitud que me tocaba de nervios. Mire hacia el costado evitando su mirada fija y conteste.- Tu eres entonces la victima de mis encantos.- mas segura que antes levante la mirada y al darme cuenta recién lo cerca que estábamos, sonreí. Sin pensarlo di otro paso y la distancia entre los dos dejo de existir. Coloque una mano en su pecho.- Como todos, tu quieres introducirte en mi, pero solo cuando sepa que eres lo suficientemente malo, te dejare entrar.