¿Qué hace una alumna aquí? (Hermione)

Espere en la misma posición a que comenzara a hablar, primero, había bebido de su vaso y luego se había dedicado a mirarme. Fruncí levemente el ceño ante eso y luego me relaje cuando lo escuche hablar. - Pues, no estoy segura de que soledad te refieres, tengo dos mejores amigos geniales y una familia excelente. - respondí ante su observación.
La verdad, era que me molestaba que un completo extraño viniera y me dijera esas cosas como si nada, no soportaba la idea, era realmente inaceptable para mi. Di un suspiro y me levante cogiendo mi vaso de pasada. - Tienes razón, no es de tu incumbencia, ni me conoces - dije en un tono seco de molestia. - Nos turnamos para cuidar, tú vete a dormir y en un rato cambiamos - dije como si se tratara de una orden. Abrí la puerta y salí sin meter casi ruido, no tenía interés en ser escuchada. Camine hasta quedar en la cerca y me apoye allí con la varita entre mis dedos. Hice aparecer una chaqueta sobre mi y me acurruque mientras volvía a mirar las estrellas. La verdad era, que intentaba no pensar en sus palabras... Me había dejado irritada, pero sabía que en el fondo, era cierto, muy cierto...

Había escuchado ruido atrás de mi, pero la verdad era que a esas alturas ya poco me importaba todo. Estaba con un desconocido, en un sitio abandonado, corriendo una aventura para salvar mi vida.. ¿Qué otra cosa mala podría suceder? Pues a mi parecer, ya era lo más malo que había.
Asentí cuando me dijo que no tenía sueño - Ni yo - dije con gracia ante la situación. Me causaba risa, pues ahora ni uno ni el otro tenía ganas de dormirse.
- No creo que valla a dormir hoy, ni descansar, estamos en un poco de peligro, creo - dije ya incluso dudando de lo que arrancábamos. Estábamos en serios problemas.
Le observe tranquila cuando estaba haciendo hechizos, ahora si que estábamos completamente solos y completamente a salvo o eso creía.
- A que te refieres? - pregunte bastante confundida. Si lo dices por amigos y familia, tengo suficiente con eso, creo - le dije pensando en mi misma por primera vez en mucho tiempo.

Alce una ceja cuando me pregunto lo que había preguntado. No lograba entender del todo bien porque demostraba tanto interés por una chica que en realidad ni conocía.
- En cuarto, osea, el grado pasado - le dije volviendo a mirar el cielo. No quería envolverme en sus ojos, en aquella conversación, no quería contar más de lo que podía.
- Cuantos años tienes? - pregunte por preguntar cualquier cosa. Al menos, debía ser cordial y seguir la conversación, por más que fueran preguntas inútiles, sin sentido y sin contenido real.

Asentí cuando me dijo su edad. Era más o menos lo que podía tener, sus manos lo mostraban, no eran lisas y mostraban el cansancio del trabajo, si, veintiocho era su edad, no dudaba. Por un fugaz segundo pensé en Krum, en lo que habíamos pasado, una corta "aventura" si podía llamarse así y en como Ron había reaccionado. Estaba completamente celoso, y no dudaba de eso, lo había dejado bastante en claro.
Seguí su mirada con la mía, se había posado de donde provenía en ruido y allí mismo, estaban los hombres que nos habían querido atacar mientras bebíamos y charlábamos. Recordaba que hace solo unos pocos instantes había hechizado la casa, por lo cual aquellos hombres, no podían vernos, pero si olernos...
Apreté la varita entre mis dedos ante cualquier posible ataque y luego asentí cuando intentaba calmarme, yo ya sabía eso. Le hice un gesto para que guardara silencio y se calmara y luego sin previo aviso cogí su mano y camine sigilosamente hasta estar dentro de la casa - Acá, estamos más seguros - le dije soltando su mano y poniéndola sobre su boca- Ahora, guarda silencio - dije para sacar la mano lentamente y girarme a mirar por la cortina, aún con aquel ambiente de silencio completo.

Off:// -.- a los 28 no tienes las manos cansadas por el trabajo... :S en fin.

Me condujo al interior de la vivienda justo cuando los intrusos olfateaban el lugar donde nos encontrabamos. No contaba con que percibieran los aromas que provenían de nosotros. La chica realmente se encontraba nerviosa, pero lo disimulaba mejor que yo. No tenía idea de los planes que pudieran tener aquellos hombres, pero se habían propuesto encontrarnos a como diera lugar. Atiné a apagar mágicamente las luces de la habitación.

Pasamos un rato en silencio, alertas a cualquier cosa que sucediera afuera. No me atrevía ni a caminar por la casa, temiendo que el ruido se escuchara. Después de un rato, cuando el peligro había pasado, suspiré audiblemente, tratando de liberar la tensión por la que había pasado.

-¿Cuántos años tienes tu?- pregunté retomando la conversación que habíamos mantenido afuera de la casa. Me senté en el sillón frente a la mesa donde reposaba mi vaso, lo volví a tomar y bebí hasta la última gota del contenido. Levanté la vista hacia su rostro, pobremente iluminado, lo que me dificultaba descifrar sus expresiones faciales.

La charla se prolongaría porque si ella estaba igual de alterada que yo, seguramente nos costaría mucho más trabajo conciliar el sueño.