Como si nos conocieramos [Libre]

Camine en torno a ella, posando en frente, y le mire, con una sonrisa divertida.
- estas caminando sobre una cuerda floja - le dije, en ese momento, 2 manos más nacieron de la nieve, posandose.sobre sus piernas, a diferencia de las otras 4, no la sujetaron con fuerza, sino que casi rozando su piel, a pesar de ser de nieve, eran calidas al tacto.
- pareces del tipo de personas que les gusta el riesgo - di un paso al frente, quedando realmente cerca dw ella, las manos de nieve comenzaron a acariciar sus piernas, subiendo por ellas sin pausa, colandosr debajo de su falda.
- Ese.tipo de gente muere joven... - le dedique una tetrica sonrisa.

Rei ante sus acciones, la chica estaba jugando en territorio peligroso, y estuve tentando a disfrutar de la oportunidad que me estaba dando, pero entonces recorde las ordenes del ministerio, aquellas que me dio al soltarme de mi larga visita en Azkaban hace solo unas semanas, una tortura más, un muerto más, y volveria a aquel maldito lugar. Tenia claro que ellos no me detendrian para siempre, pero aun no encontraba la forma de burlar el rasto que habían puesto sobre mi, así que debería esperar por ahora.
Me mantuve donde estaba, y deje que todo a nuestro alrededor desapareciera, deshilando la ilucion que había tejido sobre nostros, de un momento a otro, estuvimos otra vez en el lago, mojados, y de pie, al otro lado del castillo.
- No tientes a tu suerte - le dije en un susurro profundo, apretando la mandibula al recordar a los malditos aurores que habían venido por mi, debia matarlos a todos, de una forma u otra. Si no fuese por ellos, me lo estaria pasando en grande en ese momento.

Su actitud, sus palabras, sus movimientos, incluso su tono de voz, todo me invitaba a continuar, todo me parecia una provocacion en ese momento, y yo era realmente malo resistiendo impulsos, y odiaba no poder dejarme llevar.
Maldije una vez más a los bastardos del ministerio y sus malditas leyes.
Di un paso hacia la chica, aun a la orilla dle lago, y pase una mano por si cintura, jalando hacia mi, quizás con algo más de fuerza de la necesaria.
- Me refiero a que no creo poder mantener el control por demaciado tiempo - le susurre, mantieniendola sujeta aun, y dejando mi rostro lo suficientemente cerca para que mi aliento hiciese cosquillas en sus labios.

Desvio su mirada, y senti como lo ultimo de mi pobre autocontrol se escabullía de mi conciencia.
Aumente un poco la precion de mi mano, haciendo que nuestros cuerpos se pegaran aun más, pude sentir sus curbas, sus pechos pegados a mi, y, con mi mano libre, sujete su barbilla y la hice girarse hacia mi, mientras, sin esperar de ella un signo de aceptacion o permiso, junte mis labios con los suyos, y mordi su labio inferior.

La chica se separo lo sufiente para mirarme, y yo le devolvi una media sonrisa.
Sin soltarla, di varios pasos hacia adelante, llevandola a ella conmigo, hasta que finalmente pose su espalda contra un arbol cercano, ambas manos fueron a su cintura, que estaba descubierta porque ella se había amarrado la blusa, y comenzaron a juguetear con su piel, mientras mis labios buscaron su cuello, besandolo con un hambre casi animal.

Mantuve mi cuerpo precionado al suyo, juntando mi pelvis con la suya, mis manos se colaron por debajo de su blusa sin mucha dificultad, encontrando su puel, aun humeda por nuestro baño en el lago, mis labios continuaron en su cuello, subiendo hasta su oreja, y mordiendo su lubulo.
Estabamos al otro lado del lago, al menos a una hora del castillo, pero aquello me daba igual, una vez que me permitia dejarme llevar, no me detenia hasta sentirme saciado.

Senti sus labios buscar los mios, y respondi con efusividad, fundiendonos nuevamente en un beso, sujete su blusa con mis manos, y con un tiron fuerte, arranque todos los botones, yo continuaba sin camisa, y solo su sujetador se interponia entre su piel y la mia.
Una de mis manos sujeto su pierda, obligandola a alzar la rodilla, para poder ubicarme con comodidad entre sus piernas, al tiempo que aumente la precion de mi cuerpo contra el suyo.

Cruce su cintura con mi brazo, y la gire, sacándola del árbol, y depositandola en el piso.
Me incline sobre ella, y comencé a besar su cuello nuevamente, pero en esta ocasiones, mis besos no subieron hasta su oreja, sino que bajaron, hasta llegar a su clavícula. Una de mis manos capturo su pierna, y comienza a subir, colandose bajo su falta, hasta llegar al estalisco de sus bragas.
Mientras, mis labios continuaron decendiendo, hasta llegar a su sujetados, podia sentir su piel ardiendo bajo la tela de encajes de su sujetador, y comence a morder con suavidad a travez de la tela.

Senti como me hacia subir, hasta que nuestros ojos estuvieron a la misma altura, y escuche su pregunta, mi primera respuesta fue soltar una ligera risa.
- ¿No es obvio? - volvi a besar sus labios, mordiendo su labio inferior nuevamente - Por es divertido - Aclare finalmente, mis manos no detuvieron su labor durante la conversacion, una de ellas comenzo a subir por su espalda, buscando el broche de su sujetador, mientras la otra ya estaba recorriendo la tela de su braga, pasando por su monte de venus.

Respondi a su sonrisa y volvi a besarla, mordi su labio inferior con la suficiente fuerza para probar unas gotas de su sangre. Una de mis manos siguio la linea de sus pantaletas hasta su trasero, el que preciono firmemente, haciendo que su pelvis se precionara un poco m{as contra mi, mi otra mano desabrocho su sujetados, el que cedio de inmediato, liberando sus pechos que quedaron pegados a la piel de mi torax.
- Solo dejate llevar y ya - le dije en un susurro, aquella era mi filosofia de vida despues de todo, solo dejarse llevar.