Celda 103 [Dave]

La sesión de Littlewing aquella tarde había sido más corta. No podía decir que me alegraba, cada vez que tardaba menos era porque lo que haría dolería más.
Hacía poco que había llegado a la Base, pero era... era mi lugar ahora. Lo había sido desde mi nacimiento... ahora sabía lo que era y por qué.
Paseé por mi habitación sin ventanas hasta llegar a la cama. Todo estaba oscuro, como mis cabellos... había tan sólo una antorcha de colores verdosos en la pared. No me había quejado, no había echado de menos el colegio. Decían que yo formaba parte de ellos, que me habían estado esperando... pero aun no sabía para qué. De todos modos, no me costó relacionarme con mis vecinos. Casualmente, era la única que podía salir de su celda, y a menudo me quedaba en el pasillo, hablando con los demás experimentos. Supuse que estaban encerrados por ser peligrosos.
Pero hoy... había recaído. Me sentía sola... y no podía dejar de pensar en aquella noche de lluvia, donde la repetición del Obliviate salvó a mi amigo y me llevó a mí junto a mi verdadero origen.
Quería volver a verlo... deseaba encontrarlo... pero a menos que no fuera a Hogwarts... No. Dije que lo dejaría en paz, además, él dijo que me marchara..y yo sólo hago daño a los demás. Éste es mi lugar...no hay más.
Oí unos pasos, un ruido..
Giré el rostro hacia las rejas que mostraban el pasillo, esperando ver quien aparecía.

Una vez supe de donde se encontraba la base mortífaga gracias a Jack, no tuve problemas para encontrarla, me dirigí raudo en la escoba familiar hacia el lugar y entré diciendo que venía con el permiso de Jack, varios de los que allí habían me recordaban por la última vez que estuve por allí, incluso me encontré con el hombre de los cuatro brazos, el cual me saludo por nombre y apellido esgrimiendo una sonrisa alocada.
- Ah? Hola Dr. Octopus...- Saludé al pasar por su lado. El hombre me miró algo extrañado, como intentando identificar el insulto en el sobrenombre, por suerte llegué a estar lo suficiente lejos como para que intentase atacarme o entrar en mi mente.
Paseé entre los pasillos repletos de jaulas, hasta que un hombre encerrado en na jaula me llamó para que me acercase. Al rozar uno de los barrotes, sentí como me ardía la piel... ¿Plata?. El licántropo parecía un tanto deforme, como si se hubiera quedado a mitad de la transformación en semilicántropo. Empezó a contarme todo lo que le había ocurrido, poniendo situaciones muy poco reales entre la anécdota, como que en su primera transformación, se fue a vivir a la luna, y le dio tal mordisco, que por eso algunos días no se puede ver entera.
Pasé de él.
Seguí recorriendo los pasillos... 99..100...101... Las celdas estaban separadas por un muro, como las de la cárcel, pero todas tenían barrotes de hierro, salvo la del licántropo deforme...
Todo se oscureció, de nuevo aquella situación, era la tercera vez que me pasaba, un cabello rojizo bailó en el ambiente... Pero comenzó a tornarse oscuro... entorné los ojos, y lo tomé, era real... No era una alucinación. Tragué saliva. Ese olor... Debía ser esa tal Chiara.
- C...Chiara?- Pregunté recorriendo el pasillo despacio.

Mi pulso se detuvo al oir su voz... No, debía de estar alucinando. Qué había puesto el científico en mi cuerpo para ahora crear esas alucinaciones?...No! No podía estar escuchando a Dave decir mi nombre! Era imposible que se encontrara ahí!
- Chiara, cálmate - murmuré. Miré hacia la pared cuando ya los pasos se acercaban. Pronto.. qué vería? dejaría de oir los pasos? qué pasaría cuando llegaran hasta mi habitación?..
Cerré los ojos y lentamente, fui tumbándome, queriendo dormir.
Es que acaso ya no me hacía falta soñar para verlo?... La tortura de mis latidos por la incertidumbre.
No iba a poder llamarlo, decir su nombre ya me sonaba demasiado extraño... a pesar de que en el fondo quería gritarlo con tal de que viniera. Apreté los labios con tal de silenciarme y me mantuve quieta, como si durmiera con tal de que los pasos..siguieran de largo.

Seguí caminando por el pasillo, en un momento u otro llegaría hasta el olor que se suponía que pertenecía a Chiara. Me paré frente a la reja y miré en el interior, estaba un poco oscuro, salvo por la luz de una antorcha. Cerré con fuerza mis ojos y al abrirlos habían adquirido la tonalidad amarilla verdosa, ahora podía ver mucho mejor en la oscuridad. La chica estaba tumbada en la cama... Parecía estar durmiendo, sería mejor marcharme y volver en otro momento, pero todavía tenía que averiguar quién era.
- ¿Chia-...?- Suspiré sabiendo que si estaba durmiendo no me oiría, sería mejor que me fuera de allí. Respiré hondo para tomar voluntad y abandonar allí a la chica. Gran error. Al tomar el aire su aroma inundó mis pulmones... No era un olor que pudiera asociarse con algo, olía como una mañana de invierno, limpia y pura... Como agua de manantial, era como si no tuviese un olor definido... No pude hacer mucho más que apartarme unos pasos para sacar mi varita e intentar abrir la puerta, sabía que el lugar estaba protegido contra el ministerio.. Pero se darían cuenta si usaba magia. Saqué la garra del dedo índice y la introduje en en la cerradura, giré, y un "¡clack!" me avisó de que había conseguido abrir la puerta. Entré en silencio, y cerré la puerta tras de mi, mis ojos brillaban en un tono amarillento a la luz de la antorcha. Miré fijamente a Chiara sin acercarme, no quería molestarla en su sueño.

Sonó el quejido de la puerta al abrirse.
Imposible...
No, no podía ser.. no podía estar alucinando tanto..
El aire que entraba rápidamente por mis labios se me antojaba helado de repente. Y sentía cada extremidad tensa contra la cama.
- Me... me da miedo abrir los ojos.. - murmuré para mí, sintiendo brotar las lágrimas. La calidez de las gotas rodaron por mis mejillas y mi cuerpo comenzó a temblar ligeramente. Era como vivir una pesadilla.. sabiendo que él estaba tan cerca que cuando abriera los ojos desaparecería.. Porque no sería él... él no diría mi nombre, no lo sabría..ni sabría reconocerme. Mi olor, sería desconocido para él.

Creí haber oído que decía algo, al parecer, el Dr Octopus había estado haciendo algo con ella la última vez, quizás era peligrosa. Me acerqué temeroso por lo que podría ocurrir, y me arrodillé junto a su lecho, alcé mi mano hasta tocar su hombro.
- Eres Chiara.. Verdad?- Mi voz sonaba segura, como si supiera que iba a responder que lo era. Me acerqué más, su olor era... Como el que había en mi dormitorio aquel día cuando desperté... Fruncí el ceño, ¿Por qué?
Me quedé a escasos centímetros de ella, no parecía querer hablar, y había notado el brillo de sus lágrimas en la oscuridad, quería saber algo, no lo entendía, era imposible entenderlo.
- ¿Por qué creo que te conozco? ¿Quién eres?... - Pregunté en un susurro, llevaba la varita preparada por si tuviera que defenderme, pero... Tenía la sensación de que esa chica no pretendía atacarme, aún estando en un lugar como este.

Sentí que me tocaba el hombro... No... No puede ser... no puede estar ahi..
Entreabrí los ojos con terror hasta que vi al chico junto a mi cama, distorsionado por las lágrimas de mis ojos. Apenas podía distinguirlo bajo la poca luz de la antorcha que tenía a sus espaldas. No parecía herido, ni cansado..
Me mantuve en silencio, sin saber qué decir..quizá era un sueño..quizá seguía desmayada en el laboratorio.
Contemplé su rostro cauteloso, podía ver confusión en él..y sus preguntas denotaban que no me recordaba. No podía llamarlo por su nombre, no podía hacer que me recordara..o todo habría sido en vano.
- Te equivocas... no me conoces.. nunca te he visto - dije, apartando la vista de sus ojos azules. No podía mentirle bajo su mirada, para mí, seguía siendo mi amigo.
-Soy Chiara, si... pero no sé por qué estás aquí.. Tendrías que irte antes de que alguien venga..- Cómo habría llegado hasta ahi?.. No era lógico.. cualquier mortífago lo hubiera detenido, el acceso era restingido.

-Hmm... ¿No crees que si he podido entrar podré quedarme un rato?... Aunque... según tus palabras, parece que quieras que me vaya... Por mi no hay problema, puedo mantener una conversación constante con un licántropo en una celda de un pasillo más atrás...- Murmuré levantándome, me dirigí a la puerta, y la volví a mirar volviéndome.- Si no nos conocemos, me presentaré, Dave Wishe, posiblemente, próximo mortífago.
Salí de la celda dejando abierta la puerta, lo hice a posta, quería que saliera tras de mi, sus palabras no me sonaron demasiado convincentes.
Me paseé por el pasillo, lentamente, no tenía ninguna prisa, y los experimentos eran bastante intrigantes, sobre todo un hombre al que le habían cosido alas de águila a la espalda, era prácticamente imposible que consiguiera moverlas siquiera, además, tenían un aspecto muerto, por no hablar de que le faltabana muchas plumas, y no podía mover bien la espalda, seguramente tuvieron que extirparle muchos músculos para poder coserlas.
- Vaya... Que cosas más raras hacen estos mortífagos... Y yo que pensaba que su vida se basaba en molestar a los muggles...- Murmuré parándome frente dicha celda.

- No mires a Gabriel, no le gusta que lo vean asi - dije a sus espaldas, viendo cómo contemplaba al hombre águila. - Se pondrá bien... eso han dicho - dije algo nerviosa por ver que el chico de verdad estaba ahí de pie. Por qué quería ser mortífago? No me lo imaginaba de nuestra parte. Fuera como fuera, verlo era como comenzar de nuevo y por otro camino.
Gabriel apenas levantó la vista, sentado desde su cama, dirigiendo una mirada de tristeza hacia nosotros. Me hice paso entre él y la celda, abriéndola para entrar.
- Chiara... - murmuró el hombre- qué te han hecho hoy?..
Curvé apenas los labios, posando mi mano en su hombro. Al instante, el hombre se relajó y el dolor constante de las alas putrefactas se deshizo.
- No mucho... pruebas y más pruebas..como siempre. Tranquilo Gabi, han dicho que van a encontrar el remedio para revivir esas alas y arreglarlo.
El hombre alzó la vista con esperanza.
- Te refieres a lo que curó los brazos de Littlewing?
Asentí y sonreí un poco más.
- Han encontrado a una chica capaz de eso, su sangre, es realmente efectiva..así que..solo es cuestión de tiempo. Descansa - retiré mi mano, habiendo anestesiado su cuerpo y cerré la celda, echando un vistazo hacia Dave.
No sabía qué decirle, sólo que mantener las distancias era importante.
- Qué te ha hecho venir a unirte a los mortífagos? - pregunté sin rodeos.

El hombre parecía haber sufrido bastante, y conocer a Chiara, también, no me extrañaba, tenían que pasar días en celdas contiguas, me apoyé en los barrotes y miré al hombre alado, me hacía recordar a mis primeros días de pruebas en transformación a semilicántropo.
- Hey, Gabriel...- Musité mirándolo a través de los barrotes.- Estoy seguro de que todo saldrá bien... - Sonreí ligeramente sin dejar de mirarlo.- No te dejes llevar por lo que vean los demás, a mi tampoco me gustaba que me mirasen mientras sufría la transformación, pero con el paso del tiempo he aprendido a hacerme tratar con honor y justicia aún dejando de ser humano... Solo tienes que confiar en ti.
Me separé de la puerta y seguí caminando lentamente por el pasillo, hasta que oí la voz de Chiara de nuevo, una sonrisa se dibujó en mi cara, la cual giré para mirarla.
- ¿Para qué quieres saberlo? Ni siquiera me conoces... Aunque te diese una razón no la entenderías...- Alcé una ceja seguí caminando, la celda 97 era realmente interesante, a este humano le había implantado una cola de caimán y parecían haber intentador transformar su piel en escamas, mis ojos se bañaron ligeramente, esto era realmente asqueroso... ¿Lo habían dejado a medias? Si no habían terminado, podrían estar siguiendo con él. Miré de nuevo a Chiara.
- Eres el antídoto... ¿Verdad?... Ludlow me habló de ti. Al parecer el Dr Octopus ha sido el creador de estos híbridos...- Me vino a la cabeza una idea alocada, pero para ello necesitaría ser buen amigo de Jack, o por lo menos que confiase en mi.

Fruncí el ceño, agarrándolo del brazo cuando vi que visitaba las demás celdas con mirada crítica.
- Hey, no somos un circo ni un zoológico, no tienes derecho a hacer esto - dije, soltándolo sin deshacer mi rostro crispado. Pudiera ser que la amistad hacia el chico que conocí ahora fuera algo confuso? Él no me conocía, yo sí a él (en cierto modo), pero no a su actitud hacia los demás... No veía nada de aquel chico divertido y tímido. Ya no lo vería.
Me crucé de brazos.
- Está bien conocer a los nuevos extraños que pasan por nuestro pasillo, no, chicos? - pregunté de forma global, a lo que muchos dijeron "si". No me iba por las ramas, sabía muy bien cómo hablar. Y precisamente, se me daba bien conseguir información y relacionarme; sabía que mis compañeros de pasillo me apoyarían, sobretodo cuando les miraban con compasión o con desagrado.
- Y bien? Quieres saber de qué es capaz "el antídoto" o me vas a responder? Muchos de aquí estamos orgullosos de ser lo que somos, a diferencia de tí. - Tragué saliva, me había ido de la lengua. Se suponía que yo no sabía mucho de su licantropía y de la supuesta vergüenza de decírselo a los demás como si fuera una maldición.
Sacudí un poco la cabeza, como si me retractara.
- Quiero decir, por qué tanto misterio a la hora de responder? - seguí mirándolo con los brazos cruzados mientras los demás prestaban atención.

Fruncí el ceño.
- ¿Cómo te atreves a hablarme así?- Gruñí sintiendo que mis colmillos comenzaban a crecer, impidiéndome vocalizar con normalidad.- He venido hasta aquí sorteando a los mortífagos para poder saber sobre ti, para visitarte... ¿Y me saltas con eso?... Creo que aquí el más raro de todos soy yo... Te haré una demostración...
Sonreí pícaro. Cerré mis ojos y me concentré, desde que me alié con Loser en mi mente, había mejorado la transformación de semilicántropo. Noté como mis brazos se tensaron, y los labios se agrietaron por las comisuras hasta expandir su tamaño, las garras nacieron de mis uñas, y mi cabello se comenzó a tintar de blanco, al abrir los ojos, todo estaba mucho más definido, el tono amarillento que solía tener en las transformaciones estaba reflejado en ellos.
- ¿Crees que no sé lo que se siente cuando te miran como si fueras inferior...? Cuando inspiras lástima a un humano que cree que la normalidad es superior... Sé lo que es estar atado a eso...- Miré a Chiara con rabia en los ojos, no merecía la explicación, yo había venido aquí para saber sobre ella, y por qué me sonaba su olor y nombre... Y me había recibido así.
Volví a la normalidad lentamente, y eché una última mirada a la chica antes de irme por donde había venido. Al llegar a la puerta, estiré del pomo, bajé la mirada y suspiré.
- Creía que eras pelirroja, Chiara... - Murmuré antes de abrir la puerta.

Tragué saliva, retrocediendo un paso cuando me contestó. Mi actitud había sido arisca hacia él, pero.. es que no entendía cómo podía estar ahí. Yo no pensaba que fueramos inferiores y mucho menos él.
Había deseado tanto verlo... y ahora le estaba echando... y no podía detenerlo...
- Sólo...cuando tú estás cerca.. - murmuré cuando oí la puerta cerrar tras él. Bajé la cabeza, sintiendo otra vez los ojos aguados.
- No es el chico del que nos hablabas? - dijo Sarah con dulzura, la mujer de los cabellos pelirrojos, que había perdido a su familia. Poco había hablado con ella, pero sabía que era madre y que la retenían ahí por ser el único experimento de criaturas sobre un mago ya nacido. - Por qué lo dejas ir?... Cariño, no llores.. - dijo, aproximándose a las rejas para mirarme con sus ojos verdes. Parecía tremendamente joven.
Mordí mi labio inferior.
- No puedo detenerlo... es mejor así, que piense que no soy a la que buscaba..- conseguí decir, apoyándome contra la pared del pasillo hasta sentarme en un ovillo. Al menos.. ya no me sentía tan sola con mis amigos rodeándome. Pero..no podía evitar sentir una estocada en mi pecho por la diferencia que había entre Dave y yo ahora.
No quería hacer demasiado ruido, sabía que el sonido rebotaba demasiado entre los muros.

- Eh! Eh, chico! ¿Por qué has vuelto? ¿No estabas buscando a alguien?
Alcé la vista, para encontrarme con el licántropo de nuevo... Respiré hondo y lo miré sombríamente, pareció entender que no había salido según lo planeado. Cerró su hocico(por primera vez) y me dejó marchar en paz. Seguí paseándome entre celdas, sin mirar a ninguno en especial, hasta que llegué a las de animales. Ninguno se movía, todos preferían sufrir en silencio. Volví de nuevo hacia la celda del licántropo, necesitaba hablar con él, seguro que me comprendía.
na vez estuve frente a los barrotes de plata, volvió a gatear hasta ellos, sin atreverse a tocarlos. Sabía a que a una puerta de aquí estaba Chiara, la chica que creí especial.
- ¿Cómo te llamas?- Pregunté sentándome con las piernas cruzadas frente a él. El hombre lobo señaló hacia arriba con el dedo, refiriéndose al número que lo identificaba.- setenta y 3... ¿No recuerdas tu nombre?.- El híbrido negó con la cabeza.- ¿Y la edad?- Lo meditó durante un momento, y luego señaló la pared, donde habían trece rayas grabadas en la piedra.- ¿Solo tienes trece años?- Pregunté agrandando los ojos.- Imposible...
El licántropo pareció reír. O eso identifiqué.
- No, eso es el tiempo que llevo aquí, no recuerdo con que edad me trajeron, pero no sería mucho más mayor que tú... ¿Cuando te mordieron?...¿Has mordido alguna vez? Yo no, pero me han dicho que un licántropo puede curar la mordedura antes de que pasen un par de horas... Pero claro, como es salvaje, no es consciente..
Llevé mi vista, la verdad, no estaba seguro de si debía hablar de ello a alguien.
- Sí... Mordí a mi... A un amigo en mi segunda transformación... Pero preferiría no hablar de ello.
Miré hacia la puerta, sabía que no debía haber hecho eso delante de toda esa gente, pero esa tal Chiara me había alterado de verdad... ¿Qué demonios creía estar haciendo? Primero decía que no me había visto nunca, y luego me hablaba como si viniese aquí todos los días... Odiaba a esa clase de gente que creía saber todo.

No esperé volver a escuchar su voz cuando ya estuve en mi celda. Parecía que Dave había vuelto y estaba hablando con 73.
Me contenté con escuchar su voz mientras me quedaba en mi cama. Paré mi respiración cuando dudó en contestar sobre morder...Claro, no iba a decir mi nombre. Qué esperaba? Un milagro que lo devolviera a la normalidad? No... tan sólo podía verle en la distancia, ya no podría acercarme a él. Y había hecho lo peor que podría hacer para ofenderlo; él y sus innecesarios modales y honor. Había herido su presencia, presencia que nunca me importó personalmente. Yo era el polo opuesto.
- A mi me mordiste... y no lo recuerdas... -murmuré sólo para mí, escondiendo mi rostro entre las rodillas. Sarah se quedó cerca de los barrotes, observando al chico con curiosidad y vigía. A menudo parecía salir su instinto materno hacia mí, decía que su hija tendría mi edad en ese momento. Siempre lloraba cuando me hablaba del tema.
- Eh, chico, no es cortés que des la espalda a una dama.. no crees? Y más cuando has sido tú el que ha entrado en su habitación mientras dormía diciendo que la buscabas por extraños motivos - dijo Keygen con molestia y severidad.

- ¿Qué sentiste cuando te enteraste?- Preguntó el 73 con curiosidad.Parecía querer saber todo de la vida de un licántropo "libre".
Una ligera sonrisa se dibujó en mi cara, no me gustaba mucho sonreír, pero lo hacía a menudo.
- Al principio me sentí decepcionado conmigo mismo, pero luego entendía que de la misma manera, se matan cerdos, vacas y otros animales para consumo humano o animal, por lo que es natural que un hombre lobo ataque a su presa, además, el afectado aceptó mis disculpas, aun que eso no curase la licantropía. ¿Sabes?... Creo que algún día podrás manejar tu transformación, no te dejes influenciar por los comentarios de los mortífagos... ¿Has contactado ya con tu ser lobuno? Es la clave para... ¡Cierra el pico, Alyss!- Me interrumpí sonriendo al girarme y encontrarme con una chica de cabellos rojizos y ojos verdes, su voz me recordaba a la de mi amiga. Agrandé los ojos, y me sonrojé levemente.- L-lo siento... Te confundí con alguien...- Confesé mirándola. Afiné la vista, y dejé al licántropo que había comenzado a hablar solo, para acercarme a la pelirroja.- ¿Quién eres...?

Me sorprendió escuchar a Dave llamando a la hija de Sarah, y miré hacia el pasillo sin moverme, con los ojos perplejos. Sarah estaba pálida y con la misma expresión que yo.
- Has dicho.....Alyss?.. - dijo ella, mirando al chico como si fuera un extraterrestre. - Cómo que me has confundido?.. cómo sabes ese nombre? - preguntó sin poder contenerse. Luego se retractó, como si no quisiera saber del tema.
- No son suficientes tus disculpas muchacho, tengo 38 años y no he visto peor comportamiento para un chico que el tuyo, tendrías que disculparte con Chiara antes de hacer valer tu honor - dijo poniendo los brazos en jarra. - No tienes ni idea de nosotros, aunque vengas con buenos motivos...no sabes lo que dices, no puedes decir que eres el peor..porque no tienes ni idea de lo que pasamos nosotros cada día - miró hacia mi celda y yo aparté el rostro al instante.
Sarah se acercó algo más a los barrotes, que resplandecieron por el embrujo para encerrarla. Sus ojos verdes resplandecieron como plata líquida. Podía notar en su voz algo de enojo, tristeza y confusión.
- Eres un niño, aunque seas un licántropo... no nos entiendes, no tendrías que unirte a los mortífagos, no sabes lo que ella..!
- Sarah! Cállate! No me justifiques.. que piense y haga lo que quiera - interrumpí con desesperación en mi voz. No quería que supiera que cada mortífago que venía por las noches a menudo me obligaba a acompañarlo a su habitación. Por qué no quería que lo supiera?..Desde cuando me importaba lo que pensara de mi? Ese chico tan orgulloso de su honor... no tenía nada conmigo; mi honor ya se había perdido hace mucho. Había comprendido que en realidad, era la única que se fascinaba, yo no era más que una chica cualquiera y los pocos retazos de recuerdos era lo único que lo atraería hacia mí.
Ella me miró con comprensión y cerró la boca mirando a Dave.

Fruncí el ceño y miré a la tal Sarah arrodillándome frente a su celda, sus rasgos me recordaban a los de Alyss... Pero... No podía ser ella... Era imposible que estuviera aquí.
- S-sí... Alyss Keygen... Va conmigo a clase... Aunque... - Tomé aire y miré hacia la celda de Chiara.- Creo que podré responder a ambas preguntas con una sola afirmación... Verá, Sarah, hace ya varios días que pasó... No sé como fue, por que me lo explicó Konrak... Un amigo- Aclaré.- Bine, a lo que iba, al parecer, alguien me arrebató de las manos a un ser querido, alguien a quién yo consideraba la persona más importante, no sabía mucho de esa persona que perdí... Realmente, lo único que recuerdo... Es a un hombre cojeando, pero... - Suspiré- Eso no es todo, hace casi un mes que conozco a Alyss, fue un encuentro un tanto extraño, en el bosque de Hogwarts, fuimos atacados por una partida de caza de Acromántulas, y nos costó salvarnos de eso, por lo que me prometí que encontraría mayor poder para protegerla, y... Todos sabemos que hoy en día, el mago más poderoso es Lord Voldemort... Por que Dmbledore ya está envejeciendo, el ministerio está tan ciego que tiene a los aurores haciendo trabajo de limpiadores. Siguiendo con mi motivo, tras lo ocurrido en casa, cuando se llevaron a esa persona, el deseo de proteger a mis seres queridos se intensificó... Y acabé por aceptar que la única manera de salvarlos, era aumentando mi poder drásticamente, con ayuda de los mortífagos. Por un momento pensé que esa persona era Chiara... Pero aun siendo su olor muy parecido, por no decir similar... Sigue diciendo que no me conoce... -Confesé en un susurro a Sarah. Cerré los ojos y respiré hondo, era cierto que quizás me había pasado, que no debí tratar así a Chiara si no era esa chica que buscaba, debía disculparme con ella entonces, pero primero tenía que hablar con la mujer pelirroja.- ¿Es usted su madre verdad...? La que perdió en el bosque...

Sarah se llevó las manos a los labios, escuchando a Dave con una mezcla de alegría y tristeza. Sus lágrimas aumentaron mientras se sentaba en el suelo. Intentó calmarse, siempre era tan medida con sus sentimientos que pronto conseguía mantener el control.
- Si... soy Sarah Keygen..experimento 1... me dijeron que mi familia había muerto cuando me secuestraron.. - respondió. Entendía que Sarah estuviera acaparando la atención de Dave, después de todo, ella creía que su familia estaba muerta. Sabía que no se enojaría con los mortífagos por mentirle, nunca habría podido ser capaz de escapar para volver con ellos y el aceptar su pérdida lo haría más fácil...pero ahora seguramente tendría la frustración de no poder verlos. Era el experimento principal de toda la base. - Cómo... cómo es ella? Puedes decirme algo? - preguntó sonriendo un poco.
Escondí el rostro, obligándome a no contradecir lo que había dicho.. a no decir que era yo a quien buscaba. La persona que durante tantas semanas había deseado ver estaba del otro lado de las rejas y ni podía dirigirle la palabra. Por qué siempre el pasado nos persigue para mal?

Saqué una de mis varitas y se la tendí entre los barrotes sonriente, con la "mía" apunté a su sien esperando que hiciera lo mismo, al momento, comencé a buscar entre mis recuerdos, le enseñé mis imágenes favoritas de Alyss, cuando la vi por primera vez, disfrazada, cuando la veía por los pasillos, el día del cumpleaños de Teo, en la sala común, justo antes de irnos a dormir, transmití también sensación del tacto de su frente a los labio de Sarah, esto me fatigó bastante, pero finalmente, tomé mis varitas, abrí los ojos irguiéndome, no sin antes acercarme un poco más a ella.
- Está aquí, la he visto con mis propios ojos... Está bien, me dijeron que no le harían nada malo... Te prometo que estará sana y salva mientras siga convida para protegerla...- Sonreí y me separé de ella para ir a la celda 103, ese lugar empezaba a volverse familiar, era confortable estar con tanta gente que podía comprenderte.
Al llegar a la celda de Chiara me senté en la puerta esperando a que me mirase, no iba a entrar si no me lo permitía, ya que definitivamente, era un desconocido.
- Chiara... Lo siento... Creí que eras quién buscaba... Estaba seguro, ansiaba encontrar a esa persona... Se ha convertido en uno de los objetivos de mi vida... No me importa como sea, ni lo que me haya hecho para que me hicieran olvidarla... Solo quería encontrarla de una vez, y llenar por fin el hueco que hay en mi interior... - Confesé apretando la mandíbula, yo no era así. No lloraba, había aprendido a encajar los golpes, no iba a llorar por recordarla...

Sarah pareció sonreir y agradecer a Dave. Pero su actitud se tensó al saber que su hija estaba ahí. No parecía nada tranquila, su rostro había palidecido.
- Dave.. debes sacarla de aquí... no puede estar aquí, terminarán haciéndole algo, ya sabrán lo que ella es.. sabrán que es hija del experimento 1.. Sácala cuanto antes, aprovecha que eres su amigo, no te odiará, se enfadará por obligarla a salir de aquí... se que busca respuestas, pero no es la forma. Y... no le cuentes sobre mí, podrás prometérmelo? Confío en tu palabra.
Pronto oí los pasos cerca de mi celda y miré hacia el chico que se sentó en mi puerta.
- A mi también me gustaría... decirte que soy yo a quien buscas.. - murmuré para él sin detener mis lágrimas en la oscuridad. - Siento haberte tratado así, no.. no suelen venir hombres con buenas intenciones a visitar..me. - tardé en levantarme de la cama, mirando a su espalda mientras me recogía el pelo a un lado, nerviosa. Decidí acercarme, Sarah ya se había ido a dormir.
- Puedes pasar..? - pregunté, abriendo la celda y mirando a sus ojos azules. No podía soportar que se fuera tan pronto, a pesar de que mi consciencia gritara que lo dejara ir para no hacerle daño como la última vez.

Tenía que sacar a Alyss de aquí, lo sabía de sobra, pero... Tenía que esperar el momento adecuado, no podía dejar que nadie se enterase de lo que estaba ocurriendo esta noche.

Loser, amplía las defensas de la mente... Que todo el que intente entrar sienta como sus recuerdos se desmoronan, entra en su mente mientras busca en la nuestra y hazlo enloquecer.

Descuida, se me da bien eso de infringir la locura en los demás

Entré en la celda con Chiara, no me importaba que otros hubiesen entrado para... Otros fines, esa chica era curiosa, parecía saber defenderse con las palabras. Me senté en el suelo, apoyado contra el muro mirándola, algo en mi interior me decía que le quedaría mejor el pelo rojizo, como si ya la hubiese visto...
Todo volvió a tornarse oscuro, otra vez lo mismo... Un cabello negro se tornó rojo, acompañado del mismo olor que había en mi dormitorio cuando desperté.
Cuando volví a la realidad, sujetaba en mi mano un cabello rojizo, estaba empapado de sudor frío, y las pupilas dilatadas, sacudí la cabeza y miré a Chiara.
- ¿Por qué...?- No pude terminar la pregunta, ni siquiera mirar a Chiara, no sabía que hacer, que decir, ni siquiera entendía por qué seguía allí...

No sabía qué estaba mirando, pero parecía estar en otro lugar en cuanto se sentó en el suelo. Preocupada, me acerqué hasta arrodillarme frente a él y posar una mano en su hombro.
Luego me di cuenta de lo que hacía y retiré la mano con algo de disimulo, ignorando las ganas de tocarlo.
- Estás bien? - pregunté aun inquieta. Mi cabello se tornó ligeramente plateado por el alto nivel de miedo que superaba a la tristeza. - Dave... qué pasa? Quiero decir.. eh.. pareces pálido, ocurre algo?
Me senté sobre mis piernas, sin moverme.

Me estremecí al notar su mano en mi hombro... Justo donde se encontraba la cicatriz... Me sequé el sudor de la frente y respiré hondo, mirando a la chica, parecía preocupada, de verdad que no me gustaba verla así, además... ¿Su cabello había cambiado? ¿Cómo...?
- ¡Eres metamorfomaga!- Exclamé abriendo los ojos... Entonces... Sí que podía ser ella, podía ser que antes le gustase llevar el pelo rojo...
Me tembló el labio inferior, no podía ser cierto, no lo creía, no podía haberla encontrado tan pronto, era muy irreal, estaba seguro.
- Chiara...- Murmuré sintiendo como mis ojos se bañaban de lágrimas. Me acerqué a ella y apoyé mi frente en su hombro rodeándola con mis brazos. Sabía que ella no me conocía, pero yo estaba seguro de que era la chica que me arrebataron, la persona que tanto deseaba tener conmigo.- Estoy confuso...- Susurré al sentir que una lágrima abandonaba mis párpados.- Quiero que me digas que eres tú a quién perdí... Quiero que seas tú, y que por fin te haya encontrado...

Quise maldecir mi pelo, tendría que habermelo cortado... pero cuando me quise dar cuenta, estaba abrazándome. Mi cuerpo comenzó a sentir cosquilleos por su contacto y tragué saliva ante el vuelco que dio mi corazón.
- Dave... - murmuré, sin saber qué decir.. No podía decirselo... a pesar de ser lo que más deseaba en ese momento. Evité responder, quedándome en silencio mientras lo adormecía al tocar levemente su espalda. Por qué me buscaba tan intensamente?...
Sentía su aliento en mi hombro tan solo queriendo abrazarlo algo más..pero mi cuerpo no respondía, apenas era capaz de tocar su espalda. Esperé unos segundos para serenarme un poco, inclinando la cabeza al lado de la suya. Humedecí mis labios y besé su mejilla, tardando un segundo en dejarla.
- No siempre es fácil encontrar lo que buscas.- murmuré.
En mi interior explotaban las ganas de abrazarlo con fuerza, de no dejarlo ir más.. de decirle lo que había sucedido..pero de aquella Chiara..poco quedaba.