Dulces {Theodore}

Recuerdo del primer mensaje :

Hoy era un día en el que simplemente no tenía nada especial para hacer. Todavía seguíamos en vacaciones y el colegio estaba prácticamente vacío a excepción de aquellos - como yo - que se habían quedado en él. Mi mirada se tornó un poco triste al recordar por qué me había quedado, pero era lo que yo quería. No permitiría que mi familia se interpusiera más conmigo. Negué un poco con la cabeza, intentando cambiar el rumbo de mis pensamientos. Este año empezaría sexto, esperaba que me fuera bien.

No sabía por qué, pero necesitaba desesperadamente algo dulce para comer. Gemí al ver que lo que había comprado la última vez ya se había terminado. No me quedaba otra opción que ir hacia Hogsmeade. Una vez llegué y me fui directo hacia Honeydukes, era mi lugar favorito, el palacio de las cosas dulces. Tomé algunas ranas de chocolate, grajeas de todos los sabores y algunas cosas más, me dirigí hacia la caja para pagar distraídamente. En eso que iba caminando, sentí como chocaba con alguien, haciendo que mis cosas cayeran al suelo.

- Gracias - le dije alzando las comisuras de mis labios y pasando por la puerta que él había abierto - Oh, yo también. Quien hubiera dicho que vamos a ser compañeros - me sorprendí, no creia que pudieramos haber ido al mismo curso. Bueno, ahora conocía a alguien nuevo.

Muchas mesas estaban desparramadas vacías por las tres escobas, nos dirigimos a una de ellas que estaba al lado de una ventana y nos sentamos.

-Nunca te he visto en la Sala Común, así que supongo que no eres Slytherin.- le dije, revelando mi casa en Hogwarts. -¿Qué deseas? Yo ordenaré algo de desayunar, muero de hambre.- dije sorprendido de mi elocuencia.

Madame Rosmerta llegó a atendernos personalmente y esperé que ella ordenara primero.

Lo miré con algo de sorpresa y esbocé una media sonrisa. ¿Slytherin? Había estado hablando con una serpiente y no lo noté. No me molestaba en realidad, pero digamos que no me llevaba muy bien con ellos a excepción de un par de personas. Negué con la cabeza mientras lo miraba.

- Bien pensado Sherlock, yo soy de Gryffindor - le conté esperando a su reacción. En ese momento llegó Madame Rosmerta a atendernos, pensé unos segundos lo que pediría - Creo que tomaré un zumo de calabaza, no tengo mucho hambre - dije.

Escuché su comentario y alzé ligeramente una ceja, ¿a qué se refería exactamente con eso? Pensé que se ahorraría los comentarios mordaces. Luego escuché como decía que no importaba, en otra situación habría defendido a mi casa, pero la verdad no tenía ganas de ponerme a pelear hoy.
- ¿No? En realidad vengo de Beauxbatons, entré a Hogwarts a finales del año pasado. ¿De qué casa pensabas que era entonces? - le pregunté con algo de curiosidad. Seguro que cualquiera menos Gryffindor dijo una voz en mí. Oh, basta ya, me hacía acordar demasiado a mi familia diciendo que debería quedar en Slytherin.

Lo miré frunciendo el seño y rodé los ojos. Típico, ya tenía que salir él con sus comentarios. No me sorprendía para nada, las serpientes eran todas iguales. Eso sí que ya no se lo iba a permitir, no me importaba lo que dijera mi consciencia de que mantuviera la calma.

- ¿Qué? ¡Claro que no estoy avergonzada! Sé que mi casa es mucho mejor que la tuya y estoy orgullosa de ser de Gryffindor - él había malinterpretado todo, lo peor fue su irónica risa. Me puse de pie, conteniendo el impulso de abofetearlo, y salí del local, mi jugo de calabaza quedó intacto sobre la mesa. ¿Ven? Por eso no era agradable estar con Slytherins. Estúpidas serpientes, se creian dueñas de todo y que siempre tenían la razón.