Shh {Alexander}

Nuestras miradas estaban atrapadas entre si, como era costumbre entre nosotros ya, pude notar el sonrojo en sus mejillas, la fuerza y el caracter de sus palabras y el contraste de estas con lo dulce de su sonrojo me parecieron divertidas, quizas incluso lindas.
Baje mi mirada, y por un segundo mire sus labios.
- Tus labios siempre lucen tan deliciosos así de cerca - le dije con una sonrisa, mintras mi mirada volvía a sus ojos.
- ¿Me dirás que ni siquiera te causa un poco de curiosidad? - le pregunte de forma capciosa, aun sonriendole, y manteniendo abrazada desde la cintura.

No estaba segura de si lo decía en serio o solamente para ver mi reacción, aun así no pude evitar que mis mejillas se pusieran un poco más coloradas de lo que estaban. Una mezcla de todo, supuse. Me quedé observándolo unos instantes antes de dignarme a responderle.

- Ya, a tus ojos los labios de todas lucen igual - comenté con un bufido y es que no podía venirme con eso. Pensándolo en serio, no le creia una palabra. Detestaba tener cambios de humor tan repentinos. Le sonreí de lado, sin quitarle mi mirada de encima, ya hasta se me había hecho costumbre - Quizás, pero la curiosidad no tiene nada que ver en esto - agregué bajando un poco mi voz.

La vi sonrojarse de nuevo, se veia linda cuando se sonrojaba, la idea me parecio divertida, ¿Cuando habia pensado en una chica como linda la ultima vez?, creo que quizas no lo habia pensado antes y ya.
- ¿Celosa? - propuse en tono divertido ante su afirmacion, aunque la verdad, no tenia nada de cierto sus palabras, no creo haber sentido deseos de besar a una chica asi antes.
- Nunca había sentido sed de unos labios antes - dije aun sonriendo, mi mirada volvio a bajar a sus labios, para luego volver a sus ojos.
- ¿Cual es tu color favorito?

Negué impulsivamente con mi cabeza. Claro que no estaba celosa, solamente le dije lo que pensaba de sus palabras. Eso no eran celos para nada. Mordí mi labio inferior inconscientemente, mientras pensaba en sus palabras. Alzé una ceja por el repentino cambio de tema, ¿a qué venía eso?

- El rojo - le dije sin pensarlo dos veces, mi cintura aun seguía rodeada por sus brazos. Aquel color me encantaba, me identificaba completamente con él - ¿Y el tuyo? - inquirí con algo de curiosidad. Me solté de él con facilidad y comenzé a caminar por el lugar, había olvidado casi por completo que estábamos en una selva.

La vi morderse el labio inferior, y note como una infinidad de gestos que antes habia pasado por alto ahora me parecian de lo más adorables en ella.
- El negro -respondi sin darle importancia, la mantuve abrazada con una mano, mientras la otra la alce sobre nuestras cabezas, tomando una hoja desde uno de los arboles tropicales, la puse en mi palma y se la mostre, su color era rojo intenso, como el del escudo de su casa, aun sonriendo, deje que la hoja callera ante nosotros, siguiendola con la mirada, la hoja cayo con suavidad, girando sobre si misma, hasta llegar al piso, una brisa invisible soplo desde el punto en que la hoja toco el piso, y las hojas volvieron a sacudiste, al mismo tiempo que eran alcanzadas por la brisa, sus colores fueron cambiando, miles de tonalidades de rojo fueron apareciendo en los direfentes tipos de arboles que nos rodeaban, dando un curioso resplandor en todo el lugar.
- La jungla de Soph, ¿recuerdas? - le dije divertido, aun la mantenia abrazada, y podia sentir su cuerpo pegado al mio.

Noté como me seguía y volvía a abrazarme con una de sus manos, alzé la ceja sutilmente. ¿Qué se le había dado ahora por hacer eso? Podía parecer muy tranquilo en este momento, pero no me fíaba de él todavía. Seguro que algo estaba planeando, anda a saber qué. Aun así no manifesté mis pensamienos en voz alta. Asentí al escuchar su respuesta, me esperaba un color así para él. El negro era la ausencia de color, de luz. Abrí mi boca para responderle pero luego la volví a cerrar, pestañeando con sorpresa. En cuestión de segundos había pasado de ser una hoja roja a la jungla entera llena de todo tipo de tonalidades de rojo, desde los más oscuros hasta los más claros. Sin pensarlo, mi rostro se iluminó con una ilusionada sonrisa infantil, como una niña pequeña a la que le daban un regalo.

- Recuerdo - le susurré, olvidando todo lo que había pensado al principio - ¿Cómo haces esto? - inquirí luego, recuperando mi tono de voz normal.

Si algo me gustaba de esta chica, era la facilidad que tenia para pasar de cachorra a leona en solo unos instantes, parecía a punto de replicar algo cuando un brillo infantil ilumino todas sus facciones, al parecer le había gustado la imagen.
- Un hechizo - dije, me detuve un instante, y supuse que no había quedado clara la idea - Es un hechizo, que yo cree, proyecta mis pensamientos hacia ti - le aclare - este es un rincón de mi mente que cree para ti - me acerque a ella, y le susurre al oído - Podríamos decir que estas dentro de mi mente en estos momento.

Escuché atentamente a sus palabras. Había pensado que era algo por el estilo, sólo que nunca se me habría ocurrido que él se pusiera a crear sus propios hechizos. Debía de ser muy bueno en eso, el lugar que había armado era maravilloso. Largué un pequeño suspiro mientras continuaba mirando fascinada a mi alrededor. Mis mejillas volvieron a ponerse coloradas, cosa que había logrado mitigar por unos instantes, cuando sentí que me susurraba.

- Si alguna vez me dijeran que iba a estar dentro de tu mente, no me imaginaría tu interior asi exactamente - le dije con una sonrisa de costado mientras avanzabamos por la jungla.

Caminamos por la jungla, cruzándonos con nuevos tipos de arboles en el camino, cruzándonos con distintos tipos de arboles en el camino, cada uno de ellos mostraba una nueva y particularidad tonalidad del color favorito de la chica.
Finalmente cruzamos un muro de hojas y dimos a un acantilado, frente a nosotros, una cascada con más de 25 metros de altura, caia desde las rocas a un rio, la particularidad del rió era que sus aguas no eran azules, sino doradas, como oro fundido, salvo por destellos rojizos creados por la vegetación a su alrededor.
- Eres una chica interesante, leoncita - le dije con media sonrisa - Tu capacidad de lucir completamente adorable un instante, y al siguiente verte tan peligrosa como una leona hambrienta es fascinante - la gire hacia mi, buscando su mirad de nuevo - Y no dejo de preguntarme que debo hacer para conseguir el beso que anelo

Caminamos durante unos minutos en silencio; pero no era de esos silencios incómodos, si no que me había distraido observando las plantas. Podría quedarme a vivir aqui, era todo tan pacífico y hermoso, el aire que se respiraba era puro. Hasta que recordé que esto era la mente del Slytherin y cambié de idea.. Continuamos hasta que empezé a escuchar un sonido de agua cayendo, al principio era muy leve pero a medida que avanzamos se intensificaba más y más. Nos abrimos paso entre las hojas, de un rojo intenso, y acabamos en lo que había estado esperando. Una enorme cascada asomaba por un precipicio, pero eso no era todo lo impresionante, si no el color del agua: era dorada. Me acerqué hasta el borde a mirar con curiosidad, moría por poder tocarla, aunque sea rozarla.

- ¿Interesante? - inquirí con una media sonrisa, no esperaba que dijera al cosa - ¿Asique ahora eres algo así como un psicólogo que analiza a la gente? - le devolví la mirada - Nada, no puedes hacer nada - le susurré

Puse mis manos en sus caderas, y la acerque a mi, pegando mi cuerpo al suyo, toda la jungla parecio callar al instante, puse mi rostro cerca del suyo, mirandola directo a los ojos, sintiendo su respiracion, pege mi cuerpo al suyo, podia sentir sus caderas junto a las mias, y sus pechos haciendo una ligera presion sobre el mio.
- ¿Me dices que no sientes ningun deseo de besarme? - le dije con incredulidad, mientras sonreia un poco divertido, me acerque un poco más a su rostro - ¿Que no quieres saber al menos como se siente? - me permití otro pequeño avance, mi nariz toco con la tuya - Se que mentirías si dijeras eso, no necesito legeremancia para verlo en tus ojos - gire ligeramente mi cabeza, para que nuestras narices no se estorbaran, y aunmente un poco la presion de mi manos, haciendo que nuestros cuerpos quedaran aun más cerca. - ¿Temes que pueda llegar a gustarte?.

Sentí como me envolvía de nuevo con sus manos y me acercaba hacia él, pegando su cuerpo contra el mío. Ya no sentía la jungla, hasta el sonido de la cascada pareció callar, todo lo que sentía era su respiración y todo lo que veia eran sus ojos. Una pequeña descarga eléctrica me invadió y mis mejillas se sonrojaron un poco más. Para estar en su mente, esto se sentía tan real.

- Ya te lo dije, no voy a besarte - le susurré y noté como daba otro avance, nuestras narices se tocaron - El solo hecho de que quieras hacerlo, hace que yo no - agregué con una pisca de diversión y una pequeña sonrisa escapó de mis labios. En realidad no estaba del todo segura de esto último, aunque claramente no lo besaría ni en sueños. Fin de la discusión, no iba a hacerlo. Necesitaba más que unas tontas palabras si quería que lo besara. Negué ligeramente con la cabeza y sentí como me acercaba más a él - Claro que no, sé que no me va a gustar

La vi sonreir, yo tambien sonrei a sus palabras, pude notar sonrojo en sus mejillas y un pequeño estremecimiento de su cuerpo, comenzaba a gustarme mucho verla sonreir.
- No te creo - le dije con seguridad, manteniendo la cercanía - Dices eso, pero tu cuerpo dice otra cosa - Di otro pequeño avance, acercando mis labios aun más a los suyos, la distancia que quedaba era mínima - Creo que también quieres hacerlo - Di el ultimo avance posible, ya no había distancia que salvar, si volvía a avanzar aquello seria un beso, sin ninguna duda. podía sentir su respiración, y la mía comenzó a agitarse ligeramente, aquello llamo mi atención, no era normal en mi que mi respiración se agitara por la cercanía de una chica, y me pareció sentir que mi corazón latía con más intensidad de la habitual - Creo que solo te niegas para llevarme la contra - le dedique media sonrisa con estas ultimas palabras, y cancele la poca distancia que quedaba, puse mis labios sobre los suyos, con cierta suavidad. Espere por su reaccion, sabia que lo más probable era que me alejara de un empujon, pero quizás, y solo quizas, ese no seria el resultado.

Pensaba exactamente igual que él, mi conciencia me decía que no pero mi cuerpo que sí. La tentación de hecho era bastante grande. Sentí como otro escalofrío me invadía, mi mente se nublaba y me sonrojaba aún más cuando dio otro pequeño paso hacia mí. Estabamos a casi nada de distancia, sólo tendría que moverme unos centimetros hacia adelante para que nuestros labios se encontraran. Me quedé mirando sus ojos mientras pensaba que hacer. Después de todo, no debería dejarme guiar por mis impulsos por mucho que deseara, eso era lo que nos diferenciaba de los animales, yo era un ser humano racional. Pestañeé atontadamente al verlo avanzar lo poco que quedaba, ahora sí ya no había distancia, estábamos muy cerca. Sentí como su respiración se agitaba, al contrario que la mía, que iba más lento de lo normal.

- ¿Nervioso? - le susurré alzando las comisuras de mis labios, volviendo al mundo real. - Claro que no me niego sólo para llevarte - y no tuve tiempo de terminar mi frase, por que él me había silenciado poniendo sus labios sobre los míos. No lo había hecho como pensé, sino que con suavidad, produciéndome un casi imperceptible cosquilleo. Me quedé congelada por un par de interminables segundos y luego lo aparté de mí, recordando quien era. Definitivamente no me convenía involucrarme con él de esa manera. - No voy a hacerlo - fruncí el seño y me volví a acercar al acantilado, observando como el agua chocaba contra el suelo e intentando que mi respiración volviera a su ritmo normal.

Senti electricidad en mis labios al besarla, un escalofrio que recorrio todo mi cuerpo, pero duro poco, ella me aparto casi en el acto. A pesar de eso, esta vez no podia equivacerme, estaba seguro de las señales, ella tambien había sentido algo.
- Te mientes a ti misma - le dije cuando se volteo a mirar al acantilado - No te dejas llevar lo suficiente - avancé hacía ella y sujete su mano - Debes solo sentir el momento - hable antes de darle tiempo de decirme algo, o de que soltara mi mano, acto seguido, salte por el acantilado, llevandola conmigo.
Grite, y rei mientras caia, nada de esto era real, pero sin duda se sentia como tal, el vacio en mi estomago era tan real como si hubiesemos saltado desde una de las torres del castillo.
Splach
Caimos en el rio de oro, estaba tibio, era más denso que el agua, como nadar en crema, no hubo dolor al impactar contra la superficie, solo la tibeza del rio. Nade a la superficie y saqur mi cabeza del agua, en busca de un aire que en realidad no necesitaba, rei.
- ¡ves!, dejarse llevar - dije entre risas.

Me aparté un mechón de pelo de mis rostro y me crucé de brazos al oírlo hablar, no me mentía a mi misma para nada. Él creia que tenía razón en todo y no era así. Por supuesto que sabía dejarme llevar, pero esta situación era diferente. Suspiré volviendo mi vista hacia él al ver que tomó mi mano y me iba a soltar, pero no tuve tiempo. Sentí como saltaba y me arrastraba con él por el acantilado. Antes de comenzar a gritar una pequeña sonrisa se escapó de mis labios, él me había leido la mente, justo en saltar estaba pensando y así al fin podría tocar el agua. Después de todo, nada de esto era real, nada malo podría pasarnos. La adrenalina corría por mi sangre mezclándose con mi risa, el vacío de mi estómago me hacía gritar más. Al fin terminamos de caer limpiamente, como si hubiesemos saltado desde la orilla de alli en vez de desde 25 metros de altura. El agua del río estaba tibia y al tacto se sentía como la crema. Miré al Slytherin que todavía estaba riendo mientras me hablaba con una mezcla de malicia y diversión.

- Claro que sí, dejarse llevar - le dije tirándole esa especie de agua dorada, salpicándolo lo suficientemente fuerte en el rostro.

Aun tenia la boca abierta por la risa cuando ella me lanzó el agua, por lo que me atragante con ella, no sabía a nada.
Sacudi mi cabello con las manos, tirandolo para atras, y acto seguido la mire con malicia.
- eso fue una mala idea - le dije bromeando, acto seguido, una gran ola la atrapo desde atras, esta podia ser su jungla, pero aun respondia a mi voluntad.
- ¿cual es tu comida favorita? - Le pregunte tras mi pequeña revancha.

Comenzé a reir al ver que mi propósito se había cumplido y el agua le había pegado de lleno en la cara.
- ¿Ah si, qué me vas a hacer? - inquirí desafiándolo y sacándole la lengua con una sonrisa. Sin darme cuenta de que una gran ola venía con todo hacia mí, no tuve tiempo de reaccionar y me atrapó. No pude evitar reir cuando ya todo se había tranquilizado. Toqué el agua con una de mis manos, observándola curiosamente, luego volví mi mirada al chico - Pizza - respondí con una media sonrisa - Simple, rápida y deliciosa - no había nada mejor que la pizza - ¿Y la tuya? - le pregunté luego de unos instantes, no era cuestión de que sólo él averiguara cosas de mí.

Rei con ella al escucharla reir, contagiado por el clima de alegria del momento, me lo estaba pasando fantástico, no recordaba haberla pasado así con alguien antes.
- ¿el mio? - Repeti mientras pensaba la respuesta, no me lo había preguntado nunca antes, recorde entonces un plato de pastas, italiano, que probé hace mucho, en una cena con mi padre - Lasaña - dije, creo que ese era su nombre, nade hacía ella, con facilidad, como si el rio me llevara suavemente con su corriente - pruebala - le dije mientras llevaba el liquido a mis labios, ella ya debia estar adivinando a que sabía.

Sorprendentemente la estaba pasando bien con él; si alguien me hubiera dicho que esto era posible antes de que sucediera, no le habría creído. Pero no, aqui estabamos los dos riendo con una chispa de diversión en nuestras miradas. Lo observé nadar hacia mí mientras yo me quedaba en mi lugar.

- Veamos - le dije con expectación. Probé el líquido y volví a sonreir - Mmm.. le falta jamón - agregué bromeando. Me quedé flotando boca arriba sobre aquello que tenía el gusto de mi comida preferida mientras miraba al cielo - Sabes, cuando dijiste que esto iba a ser mi jungla no creí que iba a ser tan personal - comenté pensativamente.

Lo vi en sus ojos, ella lo estaba disfrutando, estaba pasando un buen rato, lo estabamos pasando juntos, nunca antes había estado con alguien en un ambiente así, tan grato y alegre.
- Lo que sea para ti, leoncita - le dije en voz juguetona, mi voz se me hizo rara, sin rastros de burla o suficiencia, algo raro en mi.
- ¿te aperece bucear? - Pregunte, y acto seguido, sin esperar su respuesta, me sumergi, nadando hacia las profundidades, respire el liquido y lo senti llenar mis pulmones, no me faltaba el aire, no me sentia ahogado, en esta jungla, el "agua" podia respirarse, espere sumergido que ella me siguiera.

¿Lo que sea? ¿Para mí? Opción uno: él sabía fingir muy bien y estaba consiguiendo hacerme caer en su trampa, lo cual ahora no haría, por que ya me había puesto atenta de nuevo. Opción dos: nuestros primeros encuentros fueron grandes errores, los dos estábamos de mal humor y en realidad esta era la persona que él era, no la que conocí por primera vez. Volví mi mirada hacia él ¿Bucear? Ya se había metido debajo del agua. Con algo de curiosidad seguí sus pasos, tomé una bocanada de aire y me sumergí junto a él. El suelo estaba lleno de algo así como arena roja y alguna que otra planta acuática, siempre respetando esas tonalidades. Miré a mi alrededor pero no pude ver ningún tipo de pez, ¿a dónde se habían metido? Nadé un poco, dejándome llevar por la corriente, mientras observaba al Slytherin con una media sonrisa. Hasta que noté que había algo raro, no estaba segura de qué.

- Oh, puedo respirar - exclamé sorprendida cuando me di cuenta de que lo estaba haciendo, aunque obviamente que él no llegó a entender mis palabras, sólo pudo escuchar sonidos que salían de mi boca. Recordé como cuando era pequeña con mis amigas jugábamos a adivinar lo que la otra decía bajo el agua.

Note su sorpresa cuando se dio cuenta de que podia respirar, sonrei al verla exclamar e intentar hablar. Una corriente de agua la sujeto, como si una mano acuatica la tomara y la llevo hasta mi, donde la sujete de la cintura, sus ropas flotaban a su alrededor. La traje hacia mí, mirando sus ojos.
- sabes? - Mi voz se escucho directo sobre sus oidos, sin necesidad de que mis labios se movieran, me acerque a su rostro nuevamente - si me basaras aqui, no es como si realmente lo hubieses hecho - le sonrei - despues de todo, esto no es real, ¿no?

Antes de poder notarlo, una gran corriente de agua vino hacia mí y me dejo al lado de el Slytherin. Él volvió a agarrarme de la cintura y me atrajo hacia él. Genial, aqui ibamos de nuevo. Escuché su potente voz, pero él no había movido la boca, volvió a acercarse a mi rostro. Una divertida sonrisa se me escapó mientras lo observaba y negaba ligeramene con la cabeza.

- Que el lugar no sea real, no significa que todo lo que hagamos aqui tampoco lo sea - le dije, esperando a que leyera mis labios o algo para comprender lo que le había dicho, después de todo estábamos cerca uno del otro - ¿No paras hasta que lo consigues, verdad? Acepta que no siempre puedes tener lo que quieres.

Sonrei al escuchar su razonamiento, a chica tenia caracter, me encantaba aquello.
- No soy de los que guste rendirse - acerque mi rostro a su cuello. La sensacion de ingravidez por al liquido tenia un efecto curioso.
- menos aun cuando lo que busco me interesa tanto - puse mis labios en cu piel, besando su cuello, la aprete un poco más a mi, sintiendo su cuerpo, la sensacion fue electrisante.
Antes de que ella pudiese reaccionar una voz nos alcanzo, sonaba lejana y potente, como si alguien la gritara con un hechizo sonorus desde muy lejos.
- La biblioteca es para estudiar, no para mirarse embelesados - de inmediato, el suelo arenoso bajo nuestros pies dedaparecio, el agua cayo a nuestro alrededor, seguido de las piedras, arboles, y el mismo mismo cielo, para cuando pestañamos, ambos estabamos de regreso en la biblioteca, sentados, habiamos pasado las ultimas horas quietos, mirandonos a los ojos, frente nosotros, la bibiotecaria nos miraba con severidad.
- ya estamos cerrando - agrego antes de alejarse, en la ventana, el cielo estaba teñido de purpura por el ocaso, ¿cuanto tiempo estuvimos alli?.