¿Quién ha encontrado a quién? {Alyss}

Recuerdo del primer mensaje :

Era una noche profunda, bastante... Perfecta para disfrutar del bosque en mi forma humana, y la verdad, lo estaba haciendo, hacía casi años que no me metía aquí para investigar en lugar de esconderme de la vista de los jóvenes. Tenía ganas de hacer algo diferente, algo... Como observar a los centauros tranquilamente, no quería moverme pro el bosque como un loco. Loco... ¿Quién fue el loco que puso música en el bosque? Me enfadó bastante, yo hacía lo posible por advertir a la mitad de alumnos de que el bosque era realmente peligroso... ¡Y así era como..! ¿Un hada? ¿Quién era es chica y por qué estaba disfrazada de aquella forma? No reconocía su olor, pero se me hacía familiar, seguramente estaba en Ravenclaw. Me acerqué a ella sigilosamente, suerte que mi don me lo permitiera, hasta colocarme a su derecha, no quería alertar a ninguna criatura, estábamos en una zona muy conflictiva entre centauros y humanos.
- ¿Perdida?- Dije tendiéndole una sonrisa con total tranquilidad.- ¿Cómo has acabado aquí?

Miré ligeramente hacia Dave. Sabía que si seguía forzando la pierna, el esguince se haría más acentuado.
Suspiré.
- Me sabe mal que me ayudes tanto sin apenas conocerme... pero gracias, me basta con que me dejes tu hombro prestado para apoyar menos la pierna que me duele.

Subí con ella por las escaleras de la torre de Ravenclaw, despacio, más le valía dirigirse a la enfermería al día siguiente o tendría que raptarla, sentía por ella cierta empatía que no había tenido con nadie, quizás por su tamaño, no era mucho más que el de un alumno de primero, o quizás por su olor, me inspiraba algo extraño.

Al llegar a la puerta, por fin, se movió la cabeza del águila y pronunció su acertijo:


- Ninguno, los basiliscos no tienen extremidades.- Respondí cansado. La puerta se abrió con la aprobación del águila y sentí el calor y olor de la sala común pegándome de lleno en la cara. sonreí, por fin en casa.

Parecía que el camino se había hecho interminable en la escalera y ambos ya no teníamos muchas fuerzas de hablar. Tampoco quería agobiarlo con más charla y alargar la despedida.
La sala común estaba tan vacía y tranquila que apenas quería hacer ruido para romper la paz que reinaba. Me solté del hombro de Dave y me fui apoyando en los muebles a medida que nos dirigíamos a las escaleras que subían a los dormitorios.
- Bueno, creo que seré capaz de llegar a mi habitación- sonreí, posando mi mano en la barandilla de la escalera.