Tranquilidad {Alex}

Recuerdo del primer mensaje :

Había estado todo el día encerrada en mi Sala Común. Sinceramente ya estaba cansada de encontrarme alli. Encima todos a mi alrededor estaban estudiando y yo, francamente, no tenía muchas ganas. Por lo que decidí salir a dar una vuelta, siempre me hacía bien tomar un poco de aire fresco y despejarme de todo lo que me rodeaba. No pude encontrar a nadie que deseara acompañarme, por lo que fui sola.
No sabía con certeza a donde me dirigía, sólo sabía que era afuera. Me quedé meditándolo unos segundos una vez me encontré en los jardines; no, siempre iba al mismo lugar. Tenía ganas de cambiar un poco el ambiente asique me encaminé hacia el lago. Hacía mucho que no lo visitaba. En realidad, hacía mucho que no me daba un tiempo para salir afuera. Sonreí al llegar allí, estaba igual que como lo recordaba siempre: negro y majestuoso.
Una suave brisa corría por el lugar, ya estaba oscureciendo pero no tenía ganas de volver todavía. No sabía por qué pero tenía un efecto tranquilizador en mí, era como si me olvidara de todo y lo único a lo que me dedicaba era a observarlo. Caminé un rato por la orilla aún sonriendo, la verdad me había olvidado lo mucho que me agradaba el lago.

Alzé una ceja. ¿Qué tenía aquel chico en la cabeza? Cada segundo que pasaba me convencía más de que realmente había algo mal con él.
- Antes muerta, corazón - le respondí haciendo una mueca.
Me estaba congelando y moría por acercarme al calor, pero ni pensaba hacerlo. Después de todo lo que pasó no iba a arrimarme junto a él, yo no era tan humilde y lo admitía perfectamente. Quizás por mi orgullo, quizás por otra cosa, seguí tiritando debido al frío. Intenté controlarlo un poco, pero no pude. Me maldije interiormente por no ser capaz de eso y por no haber traído mi varita.
Me quedé observando el lago unos instantes, después de todo ese era el principal propósito por el que había venido.

Su orgullo era realmente fuerte, nada me gustaba más en una chica que un caracter como ese, me levante, dejando el fuego portatil donde estaba, y camina hacia ella. Aprovechando el hecho de que tengo más fuerza que ella, la sugete sin prestar atencion a sus reclamaciones, cargandola en mis brazos, y sujetandola con firmeza a mi.
Aun en silencio, y sin molestarme en defenderme de sus intentos por soltarse, camine de regreso al fuego portatil, y la sente junto a el, luego rodeo el fuego, y me siento justo en frente.
- ¿Ah que estas mejor? - digo sonriente...

Me había distraído tanto observando al lago que no me di cuenta el momento en el que el Slytherin se paró y caminó hacia mí. Para cuando me enteré, ya me había cargado en sus brazos. Grité, pateé, arañé, mordí, y un largo etcétera de cosas que intenté hacer para que me soltara, desgraciadamente no tuve éxito ya que él tenía mucha más fuerza que yo.
Me sentó junto al fuego y él se fue en frente. El rápido cambio de temperatura me sorprendió, no pensé que tuviera tanto frío. Ignoré como las mejores el comentario de la serpiente y lo único que hice como respuesta fue chasquear la lengua.
La verdad que tenía razón, estaba muchísimo mejor ahora que el calor rodeaba a mi cuerpo. Dejé de tiritar prácticamente en cuestión de segundos. Pero todavía no me fíaba de él, ¿qué pretendía haciéndose el caballero? Algo no terminaba de convencerme. Me quedé en silencio durante unos instantes, observando como ahora todo estaba sumido en la completa oscuridad.

La chica aun parecía molesta, pero no se levanto de donde la sente, pude notar como su cuerpo dejo de temblar, sonrei.
- ¿Insinuas acaso que no un caballero? -digo como respuesta a sus pensamientos, mi tono es sarcástico al extremo.
- ¿Porque no te aceptas de una vez que te atraigo? - Digo en tono sugerente, mientras mi sonrisa se ensancha en mi rostro - Estoy seguro que podremos pasar un ratoo divertido juntos - Le guiño un ojo al decir esto. Aun asi, no me levanto en busca de acercarme a ella, aun no.

- No te importa lo que insinúe o no, te dije que dejaras de hacer eso - comenté secamente mientras fruncía el seño. En serio que detestaba que se metiera en mi mente y la leyera como si de un libro se tratase. Me hacía sentir tan desprotegida.
Acerqué mis manos al fuego, obviamente no lo suficiente como para quemarme pero sí para que aumentara el calor que éstas recibían. Mi cuerpo se había calentado rápidamente, tenía aún un poco de frío debido a que mi ropa no se terminaba de secar; pero estaba bastante bien a comparación de como estaba hacía unos momentos.
- ¿Tú? ¿Atraerme? ¿A mí? - pronuncié cada palabra por separado con una ceja alzada y luego solté una carcajada - Oh, lo siento. Es que suena tan ridículo... - le dije burlonamente.

Me recuesto relajadamente mientras dejo que mis piernas se estiren.
- ¿Piensas seguir negandotelo? - Sonrio con malicia - Recuerda que puedo leerte querida, se que te gusta el peligro.
Mientras veo sus manos acercarse a la llama, como si eso confirmara mis palabras palabras, la chica le gustaba jugar con fuego, pero preferia tener el cuidado de no llegar a quemarse con el.
Mantengo mi mirada aun fija en sus ojos, sin dejar de admirar por sus ojos, perfectamente enmarcados en aquellas gruesas pestañas.

- Estoy segura de que no me estoy negando nada - lo miré con una sonrisa sarcástica- Puede que me guste el peligro, pero en ese caso tampoco me atraerías. No eres lo suficientemente peligroso para mi persona - terminé mi comentario guiñándole un ojo.
''Recuerda que puedo leerte querida'' le hize burla en mi interior. Estúpida y prepotente serpiente. Ya, ¿por qué en vez de leer esto no te vas un rato a nadar al lago de nuevo? lo miré alzando una ceja y con una sonrisa de costado.
Alejé mis manos del fuego, ahora sí ya estaban calentitas, y me las miré por unos instantes. Mi color de uñas ya estaba algo salteado, tendría que pintármelas de nuevo cuando tuviera tiempo en el colegio.

Sonrei con malicia ante su comentario de mi peligrosidad, apoye mis rodillas en el suelo, y gatie hasta su lado, sin sacar la mirada de ella.
- ¿No me crees suficientemente peligroso cachorrita? - sin dejar de mirar sus ojos, llego hasta su lado, sin darle tiempo de retroceder, con una mirada desafiante en mis ojos - Cuidado cachorrita....puedes salir quemada - digo mientras lanzo una moridad al aire, a la altua de su boca, sin llegar a tocarla solo por milimetros.

- ¿Qué parte de no me llames cachorrita no has entendido? - inquirí con una mirada desafiante en mis ojos - ¿Tienes algún problema para comprender o qué?
No pude evitar que un pequeño escalofrío me recorriera de pies a cabeza al observar la proximidad del chico ante mí. Negué ligeramente, la idea en sí quizás me divertía, aunque todavía no lo tenía decidido. Pero vamos, la situación era estúpida y ya me estaba cansando, en cualquier momento me iría a mi Sala Común.
- ¿Y eso es lo mejor que tienes? Me he quemado tantas veces que ya no le tengo miedo al fuego. Necesitas mucho más que sólo eso - le dije con una sonrisa a medias.
Le sostuve la mirada firmemente, sin parpadear ni por un instante. Estaba lo más alerta posible, no era nada bueno distraerse con alguien como él. Nisiquiera sabía su nombre pero estaba segura de que no me olvidaría de su rostro.

Ella mantuvo mi mirada, justo como lo esperaba de ella, pude notar sus reacciones, pude notar su escalofrio, ella estaba desnuda ante mi, desprotegida, completamente abierta a mi, y ella lo sabia, no le gustaba, pero lo sabia, y permanecia alli a pesar de eso.
- ¿Asi que eres una chica valiente? - Mi voz se convierte en un susurro, profundo, casi un ronroneo, mientras acorto aun más las distancias, pudo sentir su respiracion hacerme cosquillas en los labios, estoy seguro que ella también lo siente - ¿O solo eres una chica cobarde que espera lograr sentirse valiente?

Detestaba el no poder apartar mi mirada de la suya, era como si me hipnotizara; pero al mismo tiempo no era solo eso, también tenía que ver el hecho de que no quería ser la primera en romper el contacto. Me frustraba, me frustraba y bastante, aunque no lo admitiera en voz alta.
- No soy ninguna de las dos cosas - le respondí alzando una ceja - Lo que soy o no no es un asunto que a ti te interese - agregué dejándolo bien en claro - Y no me intimidas para nada con lo que dices, si eso es lo que pretendes. No soy una chica fácil de atemorizar, eso sí te lo puedo asegurar
Me mordí el labio inferior ligeramente, lo pensé unos instantes y luego me alejé un poco del chico de Slytherin; la idea de tenerlo tan cerca no me agradaba demasiado por ahora.

Solte una sorda carcajada ante sus respuestas.
- Tus palabras dicen una cosa, pero tu cuerpo te traiciona, tu cuerpo dice algo muy distinto que tus palabras - Mire por un instante sus labios, estaba mordiendo su labio inferior, ademas, habia retrocedido, perdido terreno, aun cuando se esforzara en negarlo, estaba perdiendo esta contienda.
- No admitirás acaso que te pongo nerviosa... - Digo con una nota de victoria en mi voz - Te intimido, te asusta de lo que soy capas, y no necesito pasearme por tus pensamientos para darme cuenta de eso...

Dejé de morder mi labio y solté un bufido. De acuerdo, quizás el alejarme no había sido la mejor estrategia pero tampoco pensaba tenerlo tan cerca como para besarlo; el hecho de hacerlo seguro me daría asco, asique era mejor reservarlo.
- No me asusta de lo que eres capaz, tampoco me asustas tú - le dije chasqueando la lengua - Simplemente no me agradas, hay una notable diferencia entre eso. A ver si lo entiendes de una buena vez.
No me ponía nerviosa, mi cuerpo tampoco me traicionaba. Él simplemente interpretaba las cosas como se le daba la gana. Y sólo por eso me daba risa, sólo por eso estaba segura de que lo que decía eran puras tonterías.

Volvi a sentarme, poniendo algo de distancia entre nosotros nuevamente, mientras mostraba mis dientes en una gran sonrisa, divertido por el creciente astio de la chica.
El fuego habia mantenido su calor de forma constante durante este tiempo, y la ropa de la chica estaba casi seca, como maximo uno o dos minutos serian suficiente para que estuviese lista para volver a su sala comun, quizas ya era hora de hacer un pequeño alto en este divertido juego, al menos por ahora.
Me levanto de mi lugar, rodeando el fuego, y quitandole por primera vez la mirada de encima desde hace ya bastante tiempo.

- Creo que ya es hora de que regrese a mi Sala comun - digo con media sonrisa - No queremos que se pregunten donde estamos en el castillo, ¿no?

Mientras estoy dandole la espalda en mi recorrido, doy un rapido giro, sin previo aviso, y alzo mi varita entre nosotros, apuntando a su pecho.

- Petrificus Totalus - Digo en un susurro, se que ella no cargaba su varita en ese momento, se maldijo a si misma por ello hace algun rato.
Sonrio mientras camino en su direccion, de forma tranquila, arrodillandome una vez más junto a ella.
- Si yo fuera tu cachorrita, si temeria lo que puedo llegar a hacer - digo en un tono malicioso, mientras hacerco mis labios a los suyos, robandole un beso que esta vez no podra negarme.
- Hasta la proxima - susurro, me levanto, y me alejo, carcajeandome divertido.
A medio camino, lanzo chispas al aire, eso atraera la atencion de alguien para que quite el maleficio sobre ella....

- Estoy segura de que ni se lo van a preguntar, simplemente se alegrarán de no contar con tu presencia - contesté con una sonrisa plagada de sarcasmo.
Si quería irse mejor, así al fin podría hacer lo que vine a hacer; no a tener que discutir con tremendo estúpido. Observé como se levantaba y me daba la espalda para marcharse, ¡aleluya! Ya era hora.
Lo que no me esperaba era lo que pasó después. Con un rápido movimiento se dio la vuelta y apuntó con su varita hacia mí. Parpadeé sorprendida, no me lo aguardaba, no tendría que haber bajado la guardia con tanta confianza. Estaba por pegarle para que se alejara pero no alcanzé; ya que en el momento en el que estaba por ejecutar la acción, él ya había pronunciado el encantamiento. Sentí como todo mi cuerpo, de pies a cabeza, se petrificaba, no podía mover ni un músculo. Y, en ese preciso momento, sí que lamente el no haber llevado varita. ¿A quién se le ocurría salir sola por el lago sin su varita? Solamente a mí, maldita sea.
Intenté mirarlo con enojo, pero nisiquiera eso podía hacer. La situación era frustrante. Escuché sus palabras y me puse colorada de la rabia ¡Cachorrita sería su abuela! Encima, el muy tramposo me robó un beso; no fue un simple roze de labios como la otra vez, ahora sí había sido un beso. Eso era jugar tan sucio, tan indecente.
Lo miré irse aún con bronca. Esto no se iba a quedar así. La próxima vez que lo viera, no se libraría de mí con tanta facilidad. Bueno, si es que salía de esta situación... Estaba segura de que lo haría, después de todo alguien tendría que encontrarse conmigo ¿verdad?