¡Qué asco! El agua está mojada y húmeda... {Chiara}

Desperté cubierto de sudor... Era por la tarde, casi a la noche, tenía la respiración agitada, y un pequeño tigre descansaba en mi regazo...¿Cómo había cambiado de tamaño? No recordaba haberlo hechizado... Bueno, realmente no recordaba... Nada... ¿Qué había pasado aquella mañana? Menudo dolor de cabeza... Marlín! Que agobio... No podía aguantar más en mi habitación.
Me puse la túnica y bajé raudo hacia los terrenos de Hogwarts, hacía frío, más de lo normal, y la humedad del lago me empañaba los ojos... Odiaba sentirme así, hacía como unas semanas que sentía que las cosas se volvían algo borrosas, pero no entendía el por qué. Escribiría una carta a mi hermano, seguro que podía aconsejarme algo, pero por el momento lo único que necesitaba era alejarme de todo.
Me tumbé en el suelo boca arriba observando las grises nubes de la tarde, pronto llovería, las lluvias de verano... Cómo no...
Expiré lentamente el aire, estaba deseando que empezasen las clases, no soportaba la idea de tener que esperar tantísimo para tener montón de deberes para hacer, libros que leer, hechizos que practicar... Quería tener el horario escolar por fin, y no este descontrol de verano.
Sentí una gota en mi ojo izquierdo, lo cerré con fuerza, haciendo que las lágrimas salieran de este, solo era cuestión de tiempo que acabase cogiendo una pulmonía o cualquier enfermedad por estas tonterías de querer salir a los terrenos en todo momento. Suspiré.
- Quiero que todo acabe... Quiero empezar todo de cero...- Dije al aire, creyendo que era mi único acompañante.

No me encontraba muy bien esos días. Había vuelto a Hogwarts, si... y Jack no parecía haberse molestado mientras mantuviera la seguridad de los mortífagos a salvo.
Pero... muchas veces terminaba sin saber qué era lo que yo debía hacer... para qué existía... nunca me había hecho ese tipo de preguntas. Nunca había tenido el valor de preguntármelas. Y ahora... caminando en la noche, podía afirmar que había sido una cobarde toda mi vida, huyendo de esas mismas preguntas que no podía contestar.
Acaso había nacido para servir al propósito de los mortífagos? Ellos me aceptaban y allí estaban mis amigos... los echaba de menos. Sobretodo a 73 y a Sarah.
Todos... menos uno.
- Dave..? - dije, forzando la vista por la oscuridad que cubría una figura tumbada. Creía haber escuchado su voz. No estuve segura de acercarme, pero ya era tarde al haber dicho su nombre. - acabar algo que ni ha empezado es un poco extraño, no?
Sonreí apenas un poco y me senté a unos metros de él. No estaba para caminar demasiado, sentía que las cosas que me había hecho tomar Littlewing había hecho dependiente a mi cuerpo y notaba que me faltaban fuerzas. Quizá podría desintoxicarme con el tiempo.

- Creía que estaba solo...- Murmuré cerrando los ojos, noté otra gota sobre mi cara... No me importaba la lluvia, realmente me gustaba. Respiré hondo, no tenía ganas de hablar, pero era descortés no responder cuando alguien se había molestado a venir a acompañarme en esta noche sucia de nubes.- Creo que no sabes a qué me refiero con acabar todo...
No quise tener que abrir los ojos, sabía de sobra que era Chiara, y que estaba sentada a una distancia media, me sentía sin fuerzas como para decírselo, no quería tener que hablar de esto. Solo quería dejar que la lluvia me ahogase, y poder estar tranquilo un momento... ¿Por qué demonios me sentía así? estaba como agobiado... como si mis pulmones pesaran toneladas y fuera mejor no llenarlos con aire, y como si la sangre estuviera tan espera, que era mejor que dejase mis venas y me vaciase por dentro. Odiaba esa sensación, era como la que se tenía segundos antes de empezar a llorar.
- ¿Qué te ha traído a este lúgubre lugar, Chiara?- Pregunté con voz neutra. El lago nunca me pareció un lugar bonito, ni romántico, ni nada parecido, más bien era como un cementerio, tranquilo, silencioso, y oscuro.

- En realidad solo estaba paseando.. - dije mirando más allá, entre el agua y las montañas.
Nada más que la casualidad había hecho que yo acabara en ese lugar.
- No hay que ser experto para ver que estás mal.. qué ocurre? - pregunté con naturalidad. No me gustaba presionar a los demás, ni tampoco sentía que Dave tuviera ganas de estar acompañado. - Si quieres me voy - sugerí, bajando la vista desanimada.- aunque no quiero hacerlo.
Decir aquellas palabras me afectaba. Ultimamente estaba muy sensible y me fastidiaba un montón que fuera así.
Mis amigos estaban lejos y el que consideraba que también lo era... en realidad no era más que un desconocido.

Me arrastré por el suelo hasta llegar a Chiara tras abrir los ojos, me había llenado de barro, pero no me importaba, últimamente estaba dejando muy atrás mis modales y cortesía, acabaría igual que el tío Cubic, que renunció incluso a la parte de la herencia, la verdad... Era muy tentador, siempre había vivido del cuento, todo lo que quería lo tenía, seguro que era genial tener un trabajo, y vivir independizado... Fuera de toda esa estupidez de seguir las reglas familiares... Que burrada... ¿Para qué iba a querer seguir todo eso? si al final haría lo que quisiera.
Apoyé mi cabeza en su regazo y volví a cerrar los ojos, sintiendo como la lluvia empezaba caer, no era mucho lo que llovía, pero lo suficiente para empapar mi ropa y pelo.
- ¿Alguna vez has sentido como si todo lo que has hecho no sirviese para nada?- Pregunté acomodándome entre sus piernas, no me importaba comportarme de esa manera... O por lo menos ya no. Me sentía como si no estuviera ligado a todas esas estupideces de tener que hacer todo por orgullo y honor... De verddad... ¿Cómo había podido vivir así todo este tiempo?

Vi que se acercó hacia mi dirección, ensuciándose. Aunque bueno, con la lluvia que comenzó a caer, poco importaban unas manchas de más.
Dejé que se apoyara en mí, observando sus ojos. Cómo era que de repente parecía tener una actitud totalmente contraria a la que había tenido hace unos segundos?
- Si, supongo que nada en mi vida ha servido de algo - dije con una sonrisa amarga. Todos a los que había querido me habian olvidado, y la otra parte estaba encerrada.
Apenas toqué sus cabellos sin que quisiera que se diera cuenta. Eran suaves.. cómo es que ahora me fijaba en esas tonterías? Y aun asi, no podía dejar de tocarlos, sintiendo cómo se deslizaban entre mis dedos, húmedos por la lluvia que comenzaba a caer.
- Tu tambien tienes crisis existencial? - pregunté divertida.

Sonreí al notar sus manos entre mis cabellos y fijé mi vista en sus ojos, entrecerrando los míos por las gotas. Entrelacé mis manos en mi abdomen y cerré los ojos lentamente, no quería hablar de mi, no me gustaba hacerlo.
- Más o menos... Creo que me he hartado de mi familia... No me gusta seguir todas esas formalidades... Quiero decir, estoy harto de tener que hacerles caso. ¿Crees que debería irme de casa?- Pregunté impasible, la verdad, era que no podría aguantar mucho tiempo en casa de esa manera.- Creo que debería buscarme un trabajo temporal y ver que tal se me da vivir solo... Tampoco puede ser tan difícil y si tengo una buena compañera de piso...- Dije remarcando las palabras.- Me vendría bien una compañera de piso en Londres para las vacaciones de invierno.
Reí divertido no solía comportarme de esta manera, pero me gustaba, quizás empezase a comportarme de esa manera más a menudo, y sobre todo con Chiara, parecía como si esa reacción fuera natural estando con ella.

- Creo que tendrias que pensartelo mejor, Dave... no es una decisión cualquiera. Y.. es tu familia, yo en tu lugar protegería eso.. Ademas, seguro que son buenas personas - sonreí levemente, recordando al medio gigante. No habia tenido la oportunidad de conocerlo, pero parecía un hombre de confianza y además, licántropo también.
- Sólo tenemos 16 años, aunque... no estaría mal lo del piso en Londres, cuenta conmigo si decides hacer un casting para compartir - dije aun sonriendo mientras pasaba mi mano hasta posarla en su cabeza. Me aparté el pelo mojado de la cara, sin poder evitar las gotas que caían del flequillo hasta su rostro.
- Has conseguido recordar algo más de aquella persona que buscas? - pregunté, apartándole las gotas de las mejillas, deteniendo unos instantes mis dedos sobre sus labios hasta seguir el camino de despejar el agua.

Reí levemente, la verdad, tampoco quería abandonar a mi familia como si nada, tan solo quería probarme, saber si estaba hecho para vivir solo, aun que sabía de sobra que obtendría ayuda económica de mis padres, y mi hermano se pasaría por el piso en Londres cada semana para dejarme montones de libros.
- No, creo que estoy seguro de lo que quiero...- Contesté abriendo los ojos para mirarla, a pesar de que la única luz era la de la luna. Llevé una de mis manos hacia su mejilla y sonreí levemente.- No... Creo que no he recordado nada...
Respiré hondo encogiendo las piernas, y acomodando la cabeza en su regazo, sin apartar la vista de sus ojos.
- No creo que necesite ningún casting... Tampoco es que conozca a mucha gente de confianza, y la que conocía parece querer alejarse de mi.- Comenté frunciendo el ceño.- ¿Estás segura de que quieres vivir conmigo? Que tengamos dieciséis años no implica que no podamos ocuparnos de una casa... Además, seguro que te será una odisea despertarme, suelo dormir a pierna suelta y hace falta algo más que tocarme los labios para despertar-...

Había dicho algo. ¿Qué he dicho? Que duermo a pierna suelta... No, eso no es... ¿Qué? ¿Tocarme los labios para despertarme? ¿Qué demonios..? Estaba volviéndome loco.

- Pues no sé que decirte... cambias tanto de actitudes en tan poco tiempo que me sorprendo - admití riendo un poco y notando después su mano sobre mi mejilla. No hice amago de apartarme, me gustaba estar asi.. y después de nuestra despedida la última vez, creía que no volvería a ver esta parte de él. - A veces eres muy frío, pero me gusta- comenté sin apartar los ojos de los suyos.
Recordé a la chica pelirroja que habíamos salvado, supuse que hablaba de ella cuando dijo que se alejaban de él.
- Yo no me voy a alejar.. a menos que tú quieras, una opción para pagar las facturas, no?- sonreí y detuve mi mano en su mejilla, escuchándolo. Mis labios se tensaron y por unos segundos no supe qué hacer. En teoría el chico no recordaba haber besado a nadie, en una condición normal le habría hecho una insinuación antes de besarlo, pero las palabras no me salían, no sabía cuales debía decir.
- Quizá tendría que... despertarte de otra forma?- susurré, cerrándole los ojos y acercándome con lentitud hasta él, a pocos centímetros de su rostro. Mi mano se deslizó desde su mejilla hasta rozar su nuca y entreabrir los labios cuando ya estaba cerca de los suyos.

Fruncí el ceño ligeramente al oír sus palabras y reí levemente.
- ¿Y qué hay de malo en que cambie constantemente?- Pregunté cerrando los ojos al notar sus dedos cerca de mis párpados. Mi respiración comenzó a volverse pesada, estaba algo nervioso, no quería sentirme así, no me gustaba la sensación de no saber qué iba a pasar.
- No quiero que te alejes de mi, no tienes por qué hacerlo, a menos que seas un vampiro o que escondas plata en las almohadas, y las dejes en mi cama todas las noches.- Sentí cerca su respiración, no era apropiado que me besara, no quería que lo hiciera, o por lo menos eso creía.- Chiara... ¿Pretendes besarme...?
Antes de que dijese una sola palabra tomé su muñeca con mi mano, para que no huyese.
No, Dave... No debes hacerlo, si vas a compartir piso con ella es mejor que no... Bah, haz lo que quieras
- Hazlo... - Susurré con el corazón en la garganta... Realmente sentía que esto acabaría fatal si no salí como pretendía, pero no podía aguantarlo mucho más, quería saber por qué necesitaba sentir sus labios. Era como... Como si no pudiese vivir sin ellos.

- No dije que fuera malo - respondí en murmullos, apretando levemente su nuca con la mano que no tenía retenida por él. Ambos teníamos los ojos cerrados, y tan solo la sensación de la lluvia y su aliento me hacían olvidar todo lo demás.
Su voz me incitaba a acercarme y sus palabras habían cambiado desde una pregunta inocente a una orden. Y.. merlín... si dijera que no quería obedecerlo estaría mintiendo.
Terminé de acercarme hasta sentir apenas su boca, dejando caer las gotas de lluvia deslizándose desde la mía. Arqueé su cuello levemente para acercarlo más, y aproveché a entreabrir sus labios apenas un poco. Mi respiración se agitó y aspiré su exalación, haciendo que tomara la mía antes de poder besarlo.
Notaba cómo mi pulso golpeaba la mano que retenía mi muñeca, pero no me importaba demasiado...
Presioné su labio inferior entre los míos, bebiendo el agua que había quedado en ellos, me aparté un segundo y volví a besarlo, abriendo sus labios como si ya supiera cómo besarlo.

Por un segundo dudé en apartarme en el último momento, pero no pude resistirme, quería dejarme llevar, sentirla contra mi. Hundí mis manos entre el mar de cabellos de Chiara, atraiéndola hacia mi. Abrí ligeramente mis labios, dejando que la humedad de la lluvia los humedeciese. Me acomodé en su regazo, acariciando sus cabellos con lentitud. Presioné con mis dientes cuando sentí que me besaba el labio inferior, sonreí soltándola.
Busqué con mi lengua la suya, tras sellas mis labios con los suyos, era una sensación agradable, como cuando respirabas hondo tras masticar un chicle de menta o una regaliz. Me separé un poco para tomar algo de aire. Abrí los ojos con lentitud, la imagen estaba algo desenfocada... ¿Dónde estaba? Parpadeé varias veces y afilé la vista. Por un momento habría jurado que estaba en mi habitación, con una chica de cabellos azules... Pero era imposible. No perdía nada por preguntar.
- Chiara... ¿Sueles llevar el pelo azul?...- Pregunté divertido acariciando sus labios contra los míos.

Me sorprendió que me correspondiera de esa forma... la primera vez había tardado en situar lo que estaba pasando.. e incluso recordaba cuando se había asustado en el probador con un beso de estos..
Había caído otra vez... a pesar de que quisiera alejarme y dejar que fuera feliz, no podía evitarlo.
No dejé que se apartara, necesitaba sentir sus labios. Apreté los ojos, bebiendo de su boca unos instantes más antes de que se apartara de mí.
Tardé un poco en darme cuenta de que me habia hablado, estaba concentrada en dejar de sentir escalofríos por los dedos que se colaban entre mis cabellos.
- A veces.. cuando estoy contenta o me divierto.. - contesté, sin saber a qué venía la pregunta. Estaría recordándome?
Lo malo es que.. mis cabellos se estaban tiñiendo de rojo gradualmente y no podía detenerlo. Al menos con la lluvia no se notaría tanto..al menos aun llevaba los ojos cerrados. - No abras los ojos.

Cerré los ojos rápidamente.
- ¿Por qué me privas de mirarte?... Dudo que mis besos hayan estropeado tu belleza- Comenté riendo ligeramente.- Entonces... Dependiendo de como te encuentres, cambian tus cabellos... ¿Alguna vez fuiste pelirroja?
Reí un poco, pero realmente, quería saber si tenían algo que ver sus facultades con los cabellos rojizos, no, era imposible... Es más, seguro que eso solo era un sueño, realmente nunca había habido nadie así, tal vez no perdí en ningún momento a alguien de mi vida, solo fue un sueño.
- No importa... - Me dije a mi mismo.
Acerqué mis labios a los suyos rozándolos y me dirigí a su mejilla, y la mordí sin dejar marca, la luego pasar mi lengua por la misma zona, me recordaba a los cánidos, era divertido hacerlo, utilizar la lengua para algo más que saborear. Mordí de nuevo su labio, divertido. Un momento... ¿Yo estaba haciendo eso? ¡Deja de pensar! Ahora estás ocupado...

Iba a contestarle, pero pareció arrepentirse de preguntarme.
- Mis cabellos cambian segun mi estado de ánimo, en algunos casos puede que se vuelvan rojos - contesté sincera y reí cuando sentí sus dientes en mi mejilla, a pesar de ser dientes normales, parecían atisbarse lo afilados que eran. Me parecía un gesto poco común, poco humano.
Abracé su espalda, inclinándome sobre él cuando noté su lengua contra mi piel. Fui girando el rostro hacia él hasta que encontré sus labios otra vez. Lamí la línea que dibujaba sus labios al tiempo que trazaba una caricia desde su mejilla hasta su clavícula, sintiendo su piel bajo la camisa empapada. Deseaba tenerlo más cerca, aún más...
Lo abracé, posándolo en el suelo para acomodarme mejor contra él sin dejar de besarlo.

Sonreí al escuchar su noticia, seguro que era interesante poder admirar el cambio de colores dependiendo de las reacciones.
Atraje su cabeza hacia mi paseando las yemas de mis dedos entre sus cabellos, estaban empapados, por lo que lo dificultaba un poco, pero me gustaba sentir sus labios junto a la humedad de la lluvia. Llevé mis caricias hacia sus mejillas tras un corto beso, las acaricié despacio, no tenía prisa en ninguna de mis acciones.
- ¿Qué significa esto...?- Pregunté en un susurro. La verdad, no era que me importase mucho el por qué, dado que mi yo interior se moría por besar su labios de nuevo, pero quería saber que pensaba ella sobre esto.
Volvía a atraerla hacia mi, llevando el recorrido de mis labios hacia su cuello, y dando pequeños mordiscos por él, hasta llegar a la zona más cómoda, donde mis pequeños mordisquitos se intensificaron.

Dejé que me atrajera hacia él, apoyando mi cuerpo sobre el suyo. Cerré los ojos, sintiendo cómo sus labios comenzaban a encaminarse a mi cuello.
- Qué...? - murmuré desorientada. Cerré los ojos, apoyando la cabeza en el suelo. Volvía a comenzar a morder mi cuello como la otra vez..- significa.. que soy tu presa?
Mi respiración se tornó pesada, me costaba coger aire incluso por la boca. Había apoyado mis brazos a los lados de su cabeza, dejando que mordiera mi pulso cada vez con más fuerza. Solté un suspiro, pegándome a él y a sus dientes.
- Muérdeme...Dave.. - susurré entre jadeos. Apreté la mandíbula, tirando de su ropa para aumentar el calor que ardía en mi garganta. Aquel chico me hacía perder la cabeza de un momento a otro y no era capaz de recuperarla.

Mi presa... Pues no lo entendía, ¿Significaba que era solo mía? ¿O quería decir que tan solo estábamos jugando? Por que si era solo eso me limpiaba el barro y volvía a mi dormitorio.
- ¿Qué?- Pregunté divertido, entre besos en su cuello. Volví a morder levemente su cuello- No quiero morderte de verdad... Te haría mucho daño...
Realmente deseaba morderla, quería saborear su carne, debía estar deliciosa. Pero algo en mi interior me decía que no era buena idea, que acabaría mal si lo hacía, y nos meteríamos en problemas.
Silencié mis impulsos volviendo a sus labios, quería apartarme de la cabeza la idea de morderla, no era la mejor solución.
- Chiara... -Murmuré en un susurro que realmente era inaudible, realmente, no llegué a pronunciar nada. No... Mejor no decírselo, no quería estropear el momento, no era buena idea hacerlo.
Me quité de la cabeza otra de mis alocadas ideas y me concentré en sus besos.

- Creo que podría aguantarlo..y..sí deseas morderme, no mientas..- contesté agitada antes de que pudiera apartarse de mi cuello. Pero ya era tarde, había vuelto a mis labios y no podía dejar de corresponderlo una y otra vez. Era adictivo y simplemente no era buena ignorando ese tipo de cosas.
- Me gustas... - susurré con la cabeza ida. No supe muy bien lo que estaba diciendo, ni si habia dicho esa frase que nunca había querido pronunciar. No supe qué sentido tenía, simplemente salió de entre los besos interminables, cada vez más profundos y largos.

Sentí como la sangre invadió mi cara ante sus palabras, no tenía ni idea de que pudiera significar tanto para alguien que realmente no conocía casi nada. Pero eso no era lo pero... Sino que el sentimiento era mutuo, bueno, tal vez lo que yo sintiera por ella fuera atracción, o quizás obsesión, pero en gran cantidad.
- No eres la única que tiene esos sentimientos... -Susurré en sus labios- Creo que me gustaste desde el primer momento.
Realmente me gustó mucho la manera de defenderse, de hablar, y de conseguir que la palabra de los demás acompañase la suya.
Mis besos volvieron por el mismo recorrido a su cuello, saqué mis colmillos y acaricié su piel, no estaba muy seguro, pero si me lo había pedido, debía ser por algo... Introducí los dientes en su piel.
Una oleada de sensaciones me abordó, de pronto, me encontraba en en un baño, público al parecer, como si lo viera todo en tercera persona, como un chico, realmente parecido a mi, mordía a una joven pelirroja.
Cerré los ojos con fuerza, intentando evadirme de mis sueños. Eso no era real, solo habían sido sueños, estaba seguro.

Desde el primer momento?... Sabía que antes de olvidarme..bueno, puede que le gustara de algún modo. Pero aun asi, no me espanté cuando oi que sentía lo mismo. Una sonrisa ladeada se dibujó en mis labios.
- Parecías enfadado conmigo ese primer momento que me viste- comenté riendo un poco- lo tomaré en cuenta para otras veces.
Se apartó de mis labios y mi cuello pudo notar su boca abrirse al poco.
- Has cambiado de opinión?.. - cerré los ojos, y apreté el abrazo cuando me mordió. Por qué no me daba miedo? Definitivamente que quisiera que un licántropo me mordiera no era normal.. pero después de todo, yo tampoco lo era.
Mis cabellos terminaron de volverse rojos y mi respiración era costosa, como si algo presionara mis pulmones con fuerza, al igual que que lo hacían sus colmillos contra mi piel. La sangre manaba en gran cantidad, arrastrada por la lluvia, no era solo por el mordisco, mi corriente sanguínea estaba totalmente descontrolada.
Terminé por dejar salir un grito ahogado, sin soltarme. Cada vez que me mordía, miles de sensaciones diferentes hacían que mi cabeza girara sin parar.

Mis colmillos volvieron a esconderse, una vez me separé de su cuello, no sabía si quedaría una herida o no... Sabía que en forma lobuna podría ser una herida mortal. La lluvia se encargó de limpiar la sangre de mis labios, sería una bonita imagen, dos jóvenes besándose a la luz de la luna, bajo la lluvia, frente a un lago. Aun que eso no quitaba que mis pensamientos sobre el lago negro fueran fúnebres.
- Me demostraste que podías defenderte a ti y tus compañeros... ¿Por qué no iba a gustarme eso?
Reí levemente y aparté un rojizo mechón de su cara, apenas podía ver nada, estaba por hacer un hechizo iluminador, aun que quizás la escena requería de escasa iluminación.
- ¿No te importa coger una pulmonía por seguir bajo la lluvia?- Pregunté divertido acariciando su mejilla.
No reparé en el mordisco, no tardaría ni una hora en cicatrizar, pero... Quizás había sido mala idea. ¿Y si le afectaba como una maldición? Quizás despertaba ansiedad por la carne cruda o poco hecha, o por morder a los demás... Ojalá que no me mordiese en cierta parte...

Cuando me soltó terminé de tumbarme sobre él, cansada. Evité pensar lo que significaba todo eso, ya había soltado demasiado sin haberme dado cuenta.
Sonreí un poco al escuchar su respuesta.
- Tengo carácter cuando se meten con los míos - admití sin arrepentimiento. Aunque la situación siguiera siendo confusa y extraña, parecía que al mismo tiempo no lo fuera. Era algo inestable y a la vez definido. No, no era definido... pero era mío. Vale, vale, ya sé que no es una cosa, pero no iba a dejar que besara a otra. Aunque aun no me atreviera a mantener una relación... Maldición, volvía a ser tan egoísta como antes. No quería hacerle daño, pero tenía miedo hacerlo peor si comenzaba una relación con él y tampoco era seguro qué tipo de "gustar" era el que sentía.
- No suelo enfermarme..quieres volver?- sonreí ligeramente. Hacía calor, bastante.. la lluvia refrescaba, me gustaba sentir eso. No tenía ganas de marcharme aun.
Llevé mis labios a su mejilla, rozándola apenas un poco hasta dar pequeños mordiscos al tiempo en que desprendía los botones de su camisa.

Reí silenciosamente acariciando una de sus mejillas, me gustaba bastante su compañía, era... Poco usual.
- Creo que en eso te pareces a mi... Salvo por que tiendo a... Bueno, ya viste lo que ocurrió con aquel mortífago...- Reí ligeramente recordando la cara inerte del hombre. No debía tener familia, y si la llegó a tener... Bueno, mejor.
Alcé una ceja ante su proposición, realmente no me apetecía nada volver, teniendo en cuenta la elevada temepratura corporal que solía tener, una lluvia como esa no sería nada, además, ella lograba hacer hervir mi sangre.
- Ni loco me iría ahora mismo...- Querrás decir ni estando cuerdo.
Detuve sus manos con delicadeza al notar sus mordiscos en mi mejilla, la cual se había teñido de rojo al igual que su gemela. ¿Cómo lo sabía? No podía dejar que me mordiera ahí... No me gustaba que los demás lo hicieran, me sentía como... Débil, cuando lo hacían.
- No lo hagas otra vez...- Susurré tímido. Tragué saliva con dificultad, esa última acción me había trastocado, no quería perder la cabeza completamente en un momento cono este.- No quiero hacer algo que no te guste...- Susurré sin recuperar el color habitual.