Fiesta de cumpleaños{Solo con invitación}

El suelo tembló al aterrizaje, con un fuerte batir de alas, posó sus garras sobre la tierra, sus azules escamas brillaron a la luz de la maña, dirigió su mirada hacia mi, y se acercó tirando de algo problema alguno.Tras él había una carroza negra, mediría más de 7 metros de largo y 6 de ancho, pero el azulado dragón no parecía tener dificultades para transportarla. Al momento, un hombre de tez morena, alto, era gigantesco, tanto como Hagrid, salió del carruaje, su cabeza estaba rapada, y sus negros ojos se fijaron en mi. La reacción de todo hombre habría sido huir, pero yo sonreí, estaba muy contento de verlo. Fui raudo a estrecharle la mano.
- Konrak, ya te echaba de menos.- Saludé mientras me separaba un poco para verlo bien.- ¿Has crecido?
El hombre estalló en una grave carcajada y me despeinó con una de sus gigantescas manos.
- Oh, el pequeño Wishe... Dieciséis ya, verdad?- El hombre sonrió dejando ver una hilera de blancos dientes, que hacían un gran contraste con su piel.- Espero que no hayas invitado a chicos mal educados, sabes de sobra que tu madre es muy estricta...

- Tranquilo, para cuando vayamos a llegar, ellos ya se habrán ido.- Dije torciendo el gesto.- Ya sabes, todas esas reuniones de familias adineradas y bla bla bla... Creo que has tenido suerte, si no te hubiera avisado para esto, te habrían suplicado para que los acompañases.- Miré de nuevo al dragón.- Solo has traído uno... ¿Qué ha pasado con la hembra?- Miré curioso al hombre de tez oscura, pero se limitó a sonreir.-¡Oh! ¿En serio? Los podré ver cuando salgan, verdad? Por cierto ¿Está bien, Rayth? No supe como enviároslo, por lo que lo llevé a la oficina de correos convertido en gato y lo envié en como urgente.

Este sería el mejor día de mi vida, por fin, tras trece años habían criado, no sabía cuantos huevos eran, pero quería verlos todos. Quería ver como saldrían, sería maravilloso poder contemplarlo. Al parecer, según Konrak, Rayth se movía a sus anchas por los jardines de la casa, cazando a los gnomos que intentaban colarse, aun que a mi padre siempre le parecieron unos seres muy... Interesantes. Siempre le interesaron las criaturas mágicas, tanto que compró los terrenos de la montaña que había junto a nuestra casa para seguir la vida de una pareja de dragones, de raza desconocida, cuyo macho estaba ahora junto a mi.

- No te desesperes, pequeñín.- Dije palmeando el costado del dragón azul.- No creo que tarden mucho en llegar los invitados.

Maldición.. de donde se suponía que iba yo a conseguir una túnica de gala? (La verdad, para empezar poco me gustaba ir a comprar ropa, supongo que la falta de vida adolescente "normal" me había hecho reacia incluso a las charlas de moda que oía a menudo por los pasillos o tras las paredes de papel de las habitaciones de las chicas). Improvisé con lo que tenía a mano, no más que una maleta de ropa donde poco iba a poder conseguir, pero supongo que el delicado vestido blanco de mi madre podía salvarme al menos estar decente. Peiné mi pelo (por primera vez) y lo recogí a un lado para que cayera sobre el hombro izquierdo. Di unos cuantos golpes a las terminaciones de las puntillas para alisarlas y me calcé de camino antes de salir corriendo por los pasillos. Bueno, vale, era una ocasión en que las normas de no correr podían ser saltadas.
Sonreí, lo cierto es que me estaba saltando una y otra vez las normas, pero qué otra cosa iba a hacer? Bueno.. solo una vez más, cuando empiecen las clases prometo reducir mis quebrantamientos.
Agradecí que mi camino no fuera más allá de los lindes del bosque. Sujeté contra mi pecho un pequeño envoltorio color rojo mientras salía de los interminables corredores de Hogwarts y me impulsaba hacia los jardines.
Poco tardé en vislumbrar a mi amigo y a un chico que estaba junto a él. No me llamó mucho la atención así que.. centré mi vista sorprendida sobre la hermosa criatura que acompañaba a un gran hombre. Era bastante fuerte.
Paré mis pies frente a ellos de manera poco elegante antes de poder tragar saliva y hacer un esfuerzo por apartar los ojos del dragón.
- Hola Dave!... -dije saludándolo con una sonrisa. Giré el rostro hacia los otros dos, congelando el gesto- eh... hola! Me llamo Alyss Keygen - repetí alzando la mano libre. Volvi a mirar a mi amigo, sin saber si abrazarlo, tenderle la mano... Alyss, deja de mirarlo como si fueras retrasada. Haz algo normal, ya.
- Feliz cumpleaños, me he saltado tu regla de no regalos, espero que me perdones - amplié la sonrisa y le tendí el paquete rojo. - Aun tienes tiempo de abrirlo y no tienes nada mejor que hacer... - sugerí alzando una ceja divertida.

- ¿Sabes? Es una suerte que no estén mis padres, tengo pensado hacer una...

No pude acabar de hablar con Konrak cuando Walden hizo su aparición. Me sacó una sonrisa al ver que hizo caso respecto a lo de la túnica de gala, ojalá que trajese ropa cómoda, o tendría que prestarle de la mía. Sonreí ampliamente y estreché su mano cuando me felicitó.

- Bien, muy bien, eres el primero en llegar... Hasta ahora.- Dije desviando la vista al notar un olor muy peculiar. Alyss- Vaya ya somos dos.

El semigigante de piel oscura se acercó al grupo, la verdad era que me gustaba tener cerca a Konrak, me sentía seguro teniendo en cuenta que por muy licántropo que fuera, no podría retener a un dragón con mis manos. Alyss también había traído una vestimenta especial, me hizo sonreír, nunca la imaginé vestida así. Fruncí el ceño al ver que me ofrecía un presente, creía haber especificado en la invitación que no quería regalos... En fin... Era Alyss... No era normal. La abracé sonriendo y le susurré un Gracias un poco infantil, era raro ver esa faceta mía, pero la tenía con quién confiaba bastante.

- ¿Qué es?- Pregunté sonriendo mientras comenzaba a rasgar con cuidado el rojizo papel. Sentí una brisa caliente en la nuca, el dragón de escamas azules parecía tener curiosidad en los recién llegados, había arqueado su largo cuello hasta situar la cabeza junto a la mía, lanzando miradas lentas a Alyss y Walden.