En un aula abandonada (Chiara)

Recuerdo del primer mensaje :

Aquella tarde me encontraba en un aula abadonada del quinto piso, la habia encontrado hace unas tardes y me habia sido de mucha utilidad. En esta ocacion, estaba terminando de probar el ultimo hechizo que habia creado, alce mi varita sobre mi cabeza y trace una floritura amplia y llena de curvas.
- Epecto Igneus - pense con fuerza en mi cabeza, un par de llamas lamieron el aire, pero se extinieron rapidamente. El hechizo en si era compliado, debi mentalizar la invocacion al mismo tiempo que la orden que queria darle a cumplir, y hasta ahora no habia logrado conjurarlo de manera no verbal.
Sacudi mi mano de manera causar, para soltar la muñeca, siempre se me habia dado especialmente bien la magia, manejaba m{as conjuro que ninguno de los de 7 que yo conociera, y podia crear hechizos con suma facilidad, este no seria la excepcion, iba a dominarlo esta tarde, me prepare para continuar.

- Y aun no has visto lo mejor... - murmuré sonriendo. Mis cabellos empezaron a tornarse rojos por la situación. Desde luego que no dejaría escapar a ese alumno sin haberme entretenido con él primero. Quería ver cuan peligroso podía llegar a ser... - Debo admitir que me gusta que me atiendan, si es a lo que te refieres - lo incliné algo más, apoyándome en la mesa. Besé su oído unos instantes.
- Qué hay de ti?... pareces demasiado ocupado en dejarte seducir - sonreí, sin apartarme de su oído.

Observe como el color de su cabellos cambiaba, ¿Que era aquello?, definitivamente debi prestar más atencion en mis clases, pensé divertido. El efecto final era realmente atrapante, el color de su cabello se torno rojo, envolviéndole en un aura peligrosa y pasional, sentí como sus labios tocaban mi oido, y un ligero escalofrio recorrio mi cuerpo.
La sujete de la cintura, y con la suficiente fuerza para moverla, la tire hacia mi, pegando su cuerpo al mio, sintiedo sus pechos pegarse a mi.
- Digamos que prefiero seducir - le dije en un susurro profundo, junto a su oido, dejando que mi aliento le hiciera cosquillas, no solte su cintura.

Solté un respingo cuando noté el tirón repentino que hizo que me apretara contra él. Sentí que el pulso comenzaba a responder más rápido cuando curvé los labios, rodeando su cuello con los brazos.
Notar su cuerpo contra el mío era muy excitante.
- Me gusta tu agresividad - comenté riendo bajito mientras deslizaba una de mis manos por su brazo hasta acabar en mi cintura. Posé mis dedos sobre los suyos, haciendo que recorriera lentamente mi pierna cuando la flexioné contra su cuerpo.
Mordí suavemente el lóbulo de su oreja, haciendole notar cada expiración que salía de mis labios.

Senti una oleada de sensaciones recorrer mi cuerpo cuando ella mordio mi oreja, todos los bellos de mi cuerpo se erisaron a la vez, mi mano recorrio su cuerpo y aumente un poco la precion ante el impulso electrico que ella habia causado con sus labios.
Sus movimientos, su tono de voz, su forma de andar, incluso sus colores, todo en ella era sensual, sugerente, estimulante de mis sentidos.
Separe ligeramente mi mano de sus piernas, dejando que solo la yema de mis dedos continuara en contacto con su piel, y lentamente comence a recorrer el camino de subida, rozando sus muslos.
- Y a mi me gusta tu sensualidad - le dije como respuesta a su comentario, con un susurro junto a su oido, acto seguido, deje que mis labios rozaran su cuello, un primer contacto suave, que se fue seguido por un beso sobre su piel, atrapando su cuello con mi boca.

Estiré el cuello automáticamente, ladeando mi cabeza hacia un lado para sentir mejor sus labios... bastante expertos por los escalofríos que me provocaron.
Humedecí mis labios, volviendo a abrazar su cuello mientras se me escapaban algunos jadeos de agitación.
Sentir sus dedos sobre mi piel hizo que quisiera salvar lo poco que quedaba de espacio entre nosotros. Pegué aun más mis piernas a su cuerpo, encerrándolo mientras lo inclinaba hacia mí hasta sentir la mesa bajo mi espalda. Sabía que no era lugar para hacer ninguna cosa realmente indecente, que podrian encontrarnos a pesar de que aquello estaba abandonado..pero eso lo volvía aun mejor.
- Creo que podría acostumbrarme a esto... - murmuré entre suspiros, haciendo que pegara aun más sus labios contra mi piel al posar una de mis manos entre sus cabellos.

Sentí sus manos en mi cabello, invitándome a continuar. Absolutamente todo en aquella chica era insinuante, su olor, la textura de su piel, todo parecía diseñado para hacerte querer más de ella, y, a decir verdad, nunca eh sido del tipo que se resisten a sus impulsos.
Mordí su cuello, dejando que mis dientes encontraran su piel, sin la suficiente fuerza para dañarla, pero si la suficiente para causarle un ligero dolor, mientras de mi garganta salio un suspiro profundo y ronco, más parecido a un gruñido. Mis manos continuaron su recorriendo por sus piernas, rozando con la yema de mis dedos su piel colándose por debajo de su falda. Sin darme cuenta, estaba ya sobre ella, ella se encontraba tendida sobre la mesa, y yo me había abalanzado sobre su cuerpo de forma inconsciente.
- Oh, estoy seguro que lo harás - dije mientras separaba mis labios de su cuello, pero aun manteniendo su cuerpo atrapado entre el mio y la mesa, puse mis labios sobre los suyos, rozándolos, pero sin llegar a besarla.

Mordí mi labio inferior, dejando escapar un quejido por su mordisco. Me gustaba que me trataran de ese modo, las delicadezas no iban mucho conmigo... supongo que la pasión siempre era más tentadora.
Apreté las uñas contra su cuello y tiré algo más de sus cabellos cuando sentí sus caricias ascender aun más, suspirando en su oído por la agitación. Ese chico sabía lo que hacía... y lo hacía bastante bien. Su gruñido hizo que mi respiración se entrecortara para cuando estuvo cerca de mis labios. Apenas miré pocos segundos sus ojos antes de acercarlo con mis manos e intensificar el roce de labios, entreabriendo los míos entre los suyos hasta abrirlos, besándolo mientras le aferraba, obligándolo a moldear sus labios a mi gusto.

Finalmente nuestros labios se fundieron en un beso, respondi al movimiento de sus labios con pasion sin contener, sintiendo oleadas de placer recorrer mi cuerpo. La bese con hambre, mientras mordía su labio inferior entre medio de los besos.
Mis manos sujetaron con mas firmeza sus piernas, llegando a su cadera por debado de su falda, aquel no era el lugar para portarse mal, pero a mi jamas me habían importado estupideces como esa, sentí la tela de su ropa interior en mis palmas, sujete con fuerza y la jale hacia mi, aumentado mi presión entre su cadera y la mia, sentí un escalofrio de placer ante esto ultimo.

- Mm!- solté cuando noté que me presionó contra él. Sentí que mi cuerpo comenzaba a caldearse con tanto contacto mantenido entre el chico y yo..
Deslicé una de mis manos hasta su estómago, colándola bajo su camisa y recorriendo su abdomen lentamente a la vez que mi cuerpo era cada vez más aplastado contra la mesa.
Dejé sus labios, respirando agitada.

Senti sus manos recorrer mi abdomen, sus dedos casi parecian quemar sobre mi piel, olvide completamente donde estabamos, o el riesgo de ser descubiertos, nada de eso tenia importancia alguna contra las sensaciones que me enbargaban en aquel momento.
Separe ligeramente mi cuerpo del suyo, lo suficiente para que una de las minos se metiera ajo su blusa, buscando el conaco con su piel, la que comence a recorrer con avidez.
- Sabes realmente deliciosa - le dije antes de comenzar a besar su cuello, mi mano derecho palpo su pecho por sobre su ropa interior, mientras la izquierda permanecio en su cadera, aumenando la presion entre su pelvis y la mia.

Ladeé la cabeza, apoyando mi mejilla en la mesa mientras sentía sus besos, sus caricias y la presión. Me aceleraba con cada segundo que pasaba y ya no podía ocultar las respiraciones pesadas que emitían mis labios.
Apreté mi mano contra su piel, clavando las uñas mientras con la otra le acercaba más contra mi cuello.
Me sonreí por su comentario, me gustaba que me dijeran esas cosas.
- Sólo estás por el entrante.. - murmuré entre suspiros, arrastrando mis uñas lentamente por su torso con algo de agresión. Quizá llegara a ser violenta, suponía el por qué de que me gustaran tanto las criaturas.

Sentí sus uñas arañas mi espalda, aumente la ferocidad de los besos sobre su cuello, mi mano aumento la presión sobre su pecho, sentí que la tela de sus ropas se volvía una molestia, me separe de ella un poco, sujetando con ambas manos su blusa, di un fuerte tirón, los botones saltaron en todas direcciones, rebotando por la habitación, dejando su torso cubierto únicamente por su ropa interior, volví a abalanzarme sobre ella, besando su clavícula y comenzando a decender por su pecho, saboreando su piel, su olor era embriagador.