Encuentro inesperado (Dave Wishe)

Estuve reflexionando sobre lo ocurrido en el aula de pociones. Estuve investigando sobre alguna poción, algún ingrediente mal introducido que pueda producir un líquido succionador o incluso alguna poción dedicada a ello. Pero ahora me quedaba esperar, habían pasado apenas dos días y no había tenido noticias de Allen... ¿Estaría investigando? Había sido su clase la que se había ido de excursión... no tenía ni idea pero tampoco podía hacer nada para remediarlo.

Mi estómago gruñó cuando me encaminé a descender por las escaleras. Había pasado la hora de la comida y yo me había visto demasiado envuelto entre libros para poder acudir a ella. Ahora, me moría de hambre. Deberes, estudios, investigaciones.... apenas tenía tiempo para comer.

"Falta poco"pensé mientras me dirigía al pasillo donde se encontraba el famoso cuadro del frutero.

Sentí un fuerte golpe en la cabeza, y abrí los ojos... ¿Donde estaba?... Oh... Era mi habitación, cierto, ya no sabía ni lo que hacía. Busqué a Rayth con la mirada. La puerta había estado abierta todo este tiempo, desde que volví de aquel viaje todo era tan... Extraño, me sentía más seguro de mi mismo, pero aun así, no estaba seguro de lo que debía hacer, si un tigre se escapaba por el colegio, por muy pequeño que fuera, era un tigre, y si algún alumno lo veía antes que Dumbledore... Oh... No quería ni saber lo que harían conmigo.
Salí en su búsqueda... Debía encontrarlo cuanto antes, y utilizar el conjuro Felis cuanto antes con él.
Lo vi cerca de las cocinas, pero... No... Pasos... Puntería no me falles, solo tenemos una oportunidad.
- Felis- Susurré apuntando a la cría de tigre, que cambió su tamaño y forma a la de un gato, sin embargo, sus colores eran los de antes.
Un suerte, justo en ese momento pude oler que aquel que venía no era conocido, y al parecer se dirigía las cocinas... ¿Qué hora sería?... ¡Vaya! Había pasado la hora de comer por mucho. Qué hambre, sería mejor hacer cosquillas a cierta pera.
Me dirigí hacia el chico, de cortos cabellos, del cual no sabía ni nombre...
- ¿Te importa si te acompaño?- Le pregunté a la par que tomaba a Rayth del suelo.

Me sobresalté un poco cuando escuché la voz de aquel muchacho. Ni siquiera le había sentido venir y ahora me miraba sosteniendo a aquel gato de tonos atigrados. Disimulé mi sobresalto mientras le esbozaba una de mis mejores sonrisas. A mis mente llegaron las imágenes de los recuerdos del mismo momento en el que, hace apenas seis años compré a mi gata Lanya en una tiende-cita del callejón Diagon.

Recuerdo haber hablado con la dependienta acerca de los diferentes tipos de gatos. Pero aquel que tenía entre sus manos ni siquiera me resultaba familiar.

-¡Claro!-acepté. No quería ir solo a las cocinas, me habían hablado que los elfos domésticos eran muy agradables pero aun así el venir aquí no estaba dentro de lo legal en Hogwarts por lo que pensé."Supongo que si me pillan no estaré solo"

Entré tras él con una sonrisa amistosa, tras hacerle cosquillas con el dedo a una pera del cuadro. Dentro había más de cien elfos domésticos, muchos más, seguramente habría uno para cada habitación, y otro para cada comida, uno de ellos se acercó, con unos enormes y azules ojos, y las típicas orejas enromes de los elfos domésticos.

- ¿Qué puede ofrecerles Tikky? Han venido por que tienen hambre, verdad? Tikky es un buen elfo y les dará lo que quieran.- Dijo con su voz frágil y aguda.

En mi familia había un elfo doméstico Kestor, lo consiguieron cuando yo nací, y él fue el que me acompaño en mis tardes aburridas en casa, un día, decidí liberarlo, él no se lo tomó nada mal, pero mi padre, sin embargo, quiso retenerlo, le ofreció un trato, recibiría un salario y techo, Kestor ofreció, aun sigue trabajando en nuestra casa, pero a diferencia de los demás elfos domésticos, éste viste ropa de traje, ya que mi madre no podía soportar que fuera casi desnudo.

Nos llevó hacia el interior de las cocinas, había docenas de platos que, seguramente no habrían cabido en la mesa a la hora de comer, y aun así pretendían cocinar algo más para nosotros.

- Parece que adoran su trabajo.- Susurré al chico. ¡Qué cabeza la mía! Olvidé presentarme.- Me llamo Dave Wishe, de sexto curso en Ravenclaw.

-Aure-dije-Peter Aure.

En verdad aquel chico me resultaba familiar. Creo que su clase y la mia habían coincidido en alguna asignatura, con Ravenclaw... si seguramente Pociones y Transformaciones. Me resultaba familiar pero nunca le había prestado mucha atención.

Mi estómago rugió cuando aquel elfo doméstico habló, las cocinas olían deliciosas y más aun las ropas de sus cocineros pues se mantenían impregnadas en el olor de estas.

-Tikky-dije-Serías tan amable de traerme algo suculento, algo que me llene, tengo tanta hambre,....-el estómago rugió de nuevo. Fue extraño Tikky apenas soltó una de sus frases como "Tikky les traerá lo que más ha gustado hoy señor... Tikky hará que sus estómago dejen de rugir,... Tikky hará más comida si lo desean...". Tan solo se fue corriendo y resultó gracioso, el ver como aquel elfo doméstico corría, pues al ser tan bajito era una imagen verdaderamente sorprendente.-Encantado Dave-

Al momento, el pequeño elfo se fue en busca de algo para traernos, el nombre del chico me era familiar, seguramente habíamos acudido a más de una clase juntos, me sonaba haberlo visto en... ¿Transformaciones? Seguramente...
Al volver el elfo, iba acompañado de otros tantos, nos pidieron que nos sentáramos en una mesa que habían preparado, la cual estaba repleta de alimentos, había todo que se podía ver a la hora de comer, pero reducido para 2 personas. Bueno, quién dice parados personas, los dice alguien que está acostumbrado a los elfos, había comida como para un regimiento, le sonreí a Peter y me senté en una se las sillas, con Rayth en mi regazo durmiendo, me serví costillas, puré de patata, y cargué mi copa de vino suave, tenía todo el sabor, pero apenas llevaba una gota de alcohol.

- ¿Llevas mucho tiempo en Hogwarts?- Pregunté a Peter tras tragar algo de puré.

La verdad, la comida que preparaban los elfos estaba deliciosa, no me imaginaba como sabría de asquerosa la mía, era cierto que había cocinado más de una vez, pero no comida humana, había cocinado para para manda de lobos de la familia, que tan solo tenía que cocer la carne y poco más... Temía que alguna vez viviese de mi misma comida, seguramente acabaría en San Mungo.

Cuando me senté frente a Dave en aquella mesa, la boca se me hacia agua. Tenía tanta hambre que no sabía por donde empezar. ¿Compota de manzana? ¿Entrecot de ternera con patatas?.... estaba tan extasiado que solo con oler la comida mi estómago se iba llenando.

-Seis años-hablé justo antes de llenarme la boca con un trozo de empanada de pato. Normalmente tenía modales, era elegante, agradable y educado.... pero ahora,... ahora parecía un lobo hambriento en busca de una oveja la cual comerme.

Me limpié los labios con una servilleta tras terminas con lo que tenía, y me serví algo más, había tanto que realmente era difícil elegir, me decanté por las patatas asadas, un chuletón, y algo que parecían galletas rebozadas, uno de los elfos se acercó sonriente y me habló al mismo tiempo que me las servía, no estaría mal probar algo nuevo.
- Es comida muggle, señor, Dory quiso ver si a los magos también les gusta. Se llaman nugets- Explicó con su voz chillona.
Llevé uno de estos desde el tenedor a mi boca, al probarlo deduje que era pollo, estaba delicioso, había tanto contraste en lo que había preparado, que jamás podría decirse que los elfos no sabían hacer todo tipo de comidas.

- Delicioso.- Dije a la elfina tras limpiarme de nuevo con la servilleta, con una sonrisa amable. Ésta se retiro feliz, y a mi parecer algo ruborizada.

Miré de nuevo a Peter... Seis años, debía conocer el castillo al completo, seguramente nos veríamos más de una vez por los pasillos o en clase, sería un buen compañero.

- ¿Vives en Londres?- Pregunté curioso, era cierto que cuando conocía a alguien no podía dejar de hacer preguntas. Me gustaba saberlo todo.

Me vi obligado a apoyarme en el respaldo de la silla sintiendo como mi estomago quería explotar, pero aun así, no pude evitar introducirme una de esas croquetas, que habían hecho para probar la satisfacción de los magos con la comida muggle. Yo sabía lo que era la gran mayoría de ellos, pues mis padres eran muggles.

-Sí-respondí un tanto somnoliento-¿Y tú Dave, de dónde eres?

Bebí un buen trago de zumo de calabaza tras llenar la copa y y con un gran suspiro, hice lo propio, apoyando las manos, entrelazadas, en el vientre. Aun quedaba comida de sobra, pero no podía comer ni una uva más. Estaba repleto, además, el postre había sido helado, y el helado élfico era diferente al otro, este te dejaba mucho más relajado.

- Bueno, ahora mi familia vive aquí en Londres, realmente desde hace ocho años, pero somos de Escocia.- Respondí sonriendo.- Estoy deseando ir por lo menos una semana, jugar al quidditch allí es impresionante...¿Te gusta el Quidditch?

-Si-dije mientras me abanicaba con la mano. El helado de lengua de dragón daba fuertes calores cuando te lo terminabas, pero estaba tremenda mente rico-He jugado un par de veces como portero, para ayudar a un par de compañeros a practicar para los partidos del instituto, pero prefiero verlo desde las gradas.

Me quedé mirando al animal que descansaba en el regazo de Dave, me recordaba tanto a mi gata que la imagen de ella dormida en mi cama y dejando las mantas llenas de pelos comenzaban a aparecer en mi mente.

-Me encantaría ir a los mundiales-dije-Pero no sé si a mis padres les gustaría... creo que se pasarían todo el partido gritando histéricos pensando que los jugadores caerán de las escobas.

Guardián... La mejor posición de todas, era la única que me gustaba, bueno, realmente la única que podía jugar siendo licántropo, para azador, solía golpear la Quaffle demasiado fuerte o al robar a alguien solía tirarlo de la escoba sin querer, por supuesto bajaba a recogerlo antes de que se matase. Para golpeador... Bueno, prefería no tener que golpear a los que serían mis amigos, además, más de una vez rompí el bate al golpear demasiado fuerte la bludger. Y para buscador ya ni pensarlo, seguramente mi peso molestaría bastante en las subidas rápidas. Sin duda mi lugar era guardián.

Rayth se estiró en mi regazo y se irguió hasta permanecer sentado. Cogí un pedazito de carne de pollo cocido que había en la mesa de atrás, y se lo di al gato atigrado, que comenzó a morderlo con sus dientes demasiado grandes para un gato corriente. Miré de nuevo a Peter.

- Bueno, por eso lo mejor es ir sin padres, yo fui a los de hace cuatro o cinco años con mi hermano, que partidos... Ellos si que saben jugar.- Dije sonriendo.- Cuando sean el próximo podría decirle a mi hermano que le pida a Ludo una entrada más, se conocen bastante, así podrás venirte con nosotros.