Se necesita permiso para estas cosas?

Había caminado desde la estación de trenes hasta el Callejón Diagon, tenia ya muchos galeones acumulados que había ganado con varios días de tocar el violín en la estación de trenes no se si lo llamarían trabajo, pero realmente era simplemente matar el tiempo para mi.

Entre a la tienda y no pude evitar ver a todos los animales en jaulas, eso prendió mi enojo debía controlarme pero no podía, para mi que era una criatura ver a animales encerrados hacia estremecer y tener muchos corajes a la vez, respire lentamente y de forma entrecortada.

-Malditas cajas de metal- Sisee por lo bajo mientras miraba a los canes que estaban también así, no pude evitar ponerle la mano sobre uno que la lamió por completo.

Oí que alguien entró en la tienda, gracias a las campanillas de la puerta, por que sus pisadas eran livianas. Había un joven de cabellos negros junto a los perros, que dejaron de ladrar, junto a los ruidos de los otros animales cuando salí de la trastienda.

- Hola, bienvenido ¿Qué desea?- Pregunté con un pequeño cerbero en brazos, era difícil alimentar a estos animales, pero me hice con un biberón de tres salidas, perfecto para ellos, el pequeño ser giró una de sus cabezas hasta el cliente, una vez acabó su comida. Lo dejé en el suelo para que volviese por sí mismo a la trastienda.

-Ah, Buenas Tardes- Dije volteando al señor con un cerbero en los brazos era un cachoro pero se veia realmente lindo, aunque los preferia ya de adultos cuando eran criaturas despiadadas que se alimentaban de humanos.

-Pues estoy buscando alguna especie peligrosa para cuidar...- Dije pensando realmente que hacia aca no creo que me vendieran un ejemplar de dragon a mi un chico de 16 años.

Deberia estar buscando esto en el mercado negro no en una tienda de animales en el Callejon Diagon.

Sonreí cuando dijo que buscaba un animal peligroso.

- Ha venido al lugar adecuado... Sígame-Dije pasando a la trastienda, últimamente todos los clientes buscaban animales extraños o peligrosos, la verdad, me alegraba saber que se interesasen por seres así.

Aun no sabía que querría exactamente, por lo que espere a que llegase donde estaba yo.

- ¿Qué busca exactamente?- Pregunté antes de guiarlo hacia una zona en especial.

Lo seguí hacia la trastienda, cada vez veía a mas animales en jaulas y eso me incomodaba cada vez mas, mi respiración se torno irregular y sentía que me dolían mis heridas del ataque del licántropo, como si fuesen recientes y las hubiesen remojado en una piscina de jugo de limón y luego secado con una toalla con alcohol.

-Pues tienen...- Pare la frase con una entrecortada respiración, entrecerré los ojos y apreté los puños y dientes por el dolor, luego de un momento solté la garganta y termine la frase. -...dragones?-

El joven parecía algo afectado, pero no era mi problema, yo solo debía mostrarle lo que tenía y que eligiese.
- ¿Dragones? Sí, tengo- Dije con la mirada al frente.
Sin dudarlo un momento más me dirijí hacia una zona del gigantesco almacen, cada vez más calor, lo que dificiltaba un poco la visión, pero yo ya estaba acostumbrado, las jaulas comenzaron a desaparecer, en su lugar, solo habían enormes cogines con hogueras tras ellos, en cada cojín brillaba un huevo verde, Galés Verde Común.
- Estos son los dragones más fáciles de criar, pero por supuesto todos han sido criados junto a sus madres en reservas específicas, por lo que no son imposibles de domesticar. Aun que también podría tener alguna raza en especial en el sótano...- Dije mirándolo esperando su respuesta.