Buscando nakamas

Caminando por las calles del Callejón Diagon, me dejé llevar, a propósito, hasta la tienda de mi tío, Konomawo, ya era hora de tener alguna mascota, y sin duda, los seres que me había nombrado hacía menos de una semana eran impresionantes. ¡Tenía incluso huevos de dragón! Seguro que era por algún enchufe en el Ministerio de Magia, ojalá yo también lo tuviera por ser ex-auror, según me había contado, estuvo sus primeros días trabajando con dragones, con los galeses verdes, luego lo pasaron a la brigada de protección del mundo mágico. Me gustaría ver algún día esos dragones verdes que ofrecía. Entré por fin en la tienda, el tintineo de la campanillas sonó sobre mi cabeza, al momento los ladridos, bufidos y chillidos de los diferentes animales sonaron.

- ¿Ury-Sama?- Lo llamé adentrándome en la tienda.

Oí el tintineo de las campanas, eso significaba clientes, aun que la verdad, estaba un poco ocupado, con ciertos animales, los huevos de mantícora necesitaban una temperatura idónea, era muy difícil poder conservarlos, y más teniendo en cuenta que debía conservar el calor suficiente de los huevos de galés verde común, lo que requería más trabajo, por no hablar de los grifo e hipogrifo, que necesitaban un lugar blando y mullido. Al oir la voz no dudé en quedarme allí, era mi sobrino, bueno, mi ahijado exáctamente.

- Es aquí Kis-ke, ven, ayúdame con esto.- Dije llevando los huevos de grifo e hipogrifo hasta dos cojines.

Acudí a la llamada de mi tío y cogí otra caja de huevos de hipogrifo, su color plateado me hacía sonreír, me gustaba mucho el tono en el que brillaban, el plateado y el dorado, tan diferentes... Pero tan valiosos al mismo tiempo, eran muy peculiares, demasiado, diría yo, una mezcla entre gris y blanco uno, y otro entre amarillo y naranja, o algo parecido, puesto que no había forma de describirlos.

- Ury-Sama, ¿Donde tienes los mamíferos? me gustaría tener algunos...- Dije cuando hube colocado los huevos uniformemente sobre el gigantesco cojín rojo.

Según lo que oí buscaba un compañero, o compañeros, por supuesto, se los cobraría, pero todo dependría de lo que quisiera.
- Están por aquí- Dije levantandome tras colocar los huevos de grifo en un cojín negro- Sígueme, tengo varias clases de mamíferos, separados según son carnívoros, omnívoros, o hebívoros... ¿Qué te interesa ver? Según creo recordar... Tu animal favorito es el pegaso, ¿Verdad? Tengo unos pequeños que me llegaron hace poco. Aquí están
Frente a nosotros habían tres potros alados, todos ellos de un tono blanco auzlado, sus alas, aun no demasiado grandes, apenas podía soportar el peso de estos unos segundos en el aire. Eran unos animales magníficos.

Los miré detenidamente, eran tan perfectos, tan geniales, deseaba con todo mi ser tener uno, me alcanzaría el dinero, seguramente, pero no era eso lo que me preocupaba, sino como lo metería en Hogwarts al siguiente año, por no hablar de un huevo de grifo... ¿Cómo iba a esconder un grifo en el colegio? Y ¿Cómo o iba a sacar cuando hubiese crecido? Era imposible tener uno de esos animales como mascota, o por lo menos por el momento, por el momento.... ¡Por supuesto! ¿Cómo no se me ocurrió? Pronto iría con mi tío, el mismísimo dependiente, a Japón, podría llevarme al pequeño Grifo conmigo, sí, creía estar ante la solución, salvo que... Me gustaban mucho más los pequeños pegasos, que intentaban volar con sus pequeñas alas.

- Ury-Sama... Me gustaría tener un animal como estos, un pegaso que crezca sano y fuerte, pero como sabes, en Hogwarts no permiten más animales que un gato, una rata o una lechuza, y en su caso creo que también un sapo, pero... Como ya has dicho, este es mi animal favorito, y creo que haría cualquier cosa por conseguirlo... Lo que me preguntaba...- Dije buscando las palabras exactas- Es si podría quedarse en tu tienda, podría venir a verlo todos los días por la Red Flu y llevarlo a pasear por Hogsmeade, allí nunca hay muggles...

Lo pensé detenidamente, si su pegaso reisidía aquí durante ese tiempo, no podría estar con él mucho, pronto tendríamos que ir a Japón y allí tendría cosas que hacer, y un pegaso necesita demasiada atención por parte del dueño, sin embargo... Estaba al tanto de los animales que le gustaban a mi joven sobrino. volví entonces al cojín negro, veía algo de decepción en su cara, sabía que él quería tener una mascota alada, pero un pegaso, quizás era demasiado para él, o por lo menos todavía era mucho, quizás cuando acabase la escuela, podría ocuparse de uno, sin embargo... Cogí un huevo dorado de aquel cojín.

- Kisuke Urahara, este huevo es de Grifo, sé de sobra lo muchísimo que te gustan los seres alados, y estoy seguro de que deberías probar a cuidar uno de estos, te ayudará a tener un Pegaso en el futuro, aun te falta preparación, aun que no lo parezca, el pegaso es un animal muy difícil de controlar, y requiere mucho manteminieto.- Dije ofreciéndole el huevo.- Además, están al mismo precio, prácticamente

Tenía razón, había leído suficiente para saber que domar un unicornio no era fácil, es más era incluso más difícil hacerlo desde que era pequeño, pero este huevo, sí, este huevo sería mi compañero perfecto, y no sería difícil guardarlo en la túnica, no medía más de veinte centímetros.

- Bien, muchas gracias, Ury-Sama- Dije cogiendo el huevo. Busque en mi bolsillo una bolsa con dinero, aproximadamente llevaba 800 Sickles dentro.- Espero que con esto sea suficiente.

Dejé la bolsa sobre el mostrador y salí con el huevo entre mis brazos, su dorado brillo me deslumbró al salir por la puerta.