De regreso a donde comenzó todo (Alex)

Hacia pocas noches que había salido de Azkaban, no había sido momentos demaciado gratos, era alguien que le gustaba estar siempre ocupado, mi atencion era inquieta, y debia dedicar varias horas al día en buscar algo con que distraerla, y, una celda, no era el mejor lugar para encontrar diversion, decidi cerrar lo ojos y simplemente imaginarme en otro lugar mientras durara mi estancia alli, se supone que los dementores traer a tus recuerdos los peores momentos, los más tristes, pero, hasta la fecha, no recuerdo haberme sentido jamas triste, siempre alegre, feliz, euforico, y, en pocas ocaciones, enojado, pero jamas triste, asi que ogre soportar lo efectos de aquellos seres con notable serenidad.
A pesar de todo, mi encierro no era la peor parte, ya no podia usar mi varita a gusto, habías puesto sobre ella un hechizo similar al rastro, si usaba un imperdonable, caerian a ver porque, y como lo habia usado, aquello era una poderosa limitacion para mi, y ya estaba pensando en como quitarmela de encima.
Llege a la casa de los gritos, y me detuvo unos instantes fuera, quizas Persephone puedise darme algunas ideas, después de todo, ella era una mortifaga, debia saber métodos para quitarse ese tipo de cosas de encima.
Entre a paso seguro, y la vi, entre las sombras, en el interior de la casa, estaba de pie, no muy lejos de la mancha oscura que había dejado su sangre sobre la madera.
- Preciosa... Ah pasado algun tiempo - dije con voz divertida, esperando su respuesta.

Escuche su voz, intentando identificarme, claro, era ella quien estaba a contra luz, seguramente las sombras me cubrían mucho más que a ella, la idea me gusto.
Finalmente parecio reconocerme, no respondi de inmediato, me limite a observarla unos instantes.
- No se a cuantas personas esperes hoy en esta casa, pero parece que soy el primero en llegar - dije, en tono burlesco, como respuesta a la pregunto con poco sentido que había hecho, era yo quien la había citado en aquel lugar, era poco probable que fuese cualquier otro.
- Veo que sigues tan bien como siempre... - Agregue, dejando que mis ojos se deslizaran por su cuerpo.

Me mantuve en las sombras, siempre me había sentido más comodo cobijado en ellas, juguetie con mi varita entre mis dedos, hacia mucho aquello desde que me la habían devuelto.
- Eres una mortifaga, ¿no? -dije sin rodeos, caminando en paso silencioso por los rincones de la casa.

Di un salto en direccion a Persephone, y la sujete con fuerza, poniendola contra la pared de la casa, mi mano sujeto su manga, y la alzo, dejando al descubierto su marca tenebrosa.
- Yo no hago acusaciones en vano - dije, levantando su mano con fuerza, sujeta desde la muñeca, y poniendo su antebrazo entre nosotros.
- Tengo algunas molestias que quiero sacarme de encima...

Endureci durante un segundo la mirada, para luego volver a sonreir, hice un poco más de precion en la mano que tenia sujeta.
- Persephone, cariño... - Dije en tono meloso - Cuando nos conocimos, en esta misma casa, usaste la marcara para salir viva - Mis palabras eran pausadas, lentas, mientras segui sonriendo - Asi que deja de hacerme perderme mi tiempo, y dime si conoces una forma de hacer lo que te pido...

-Sí,soy mortífaga.- dije por fin. Sabía que Alexander tenía la forma de causarme daño y francamente no quería que volviera a suceder. -¿Qué quieres hacer entonces?- le pregunté cruzandome de brazos esperando su respuesta.