Creo que te he visto [Leonardo]

Habían pasado ya unos días desde que había ido al Lago para refrescarme o solo sentir la esplendida brisa era característica de aquél lago. Ya lo tenía todo planeado. Iba a pasarlo genial, aunque fuera sola, estaba segura. Le había dicho a Elizabeth y a Angelique que me acompañaran, así las tres Rosier estarían un tiempo juntas. Hacía tanto tiempo que no estábamos nosotras tres solas. Yo tenía guardias de prefecta, más TIMOs, Elizabeth tenía que prepararse para sus TIMOs y Angelique dijo que prefería estar en la biblioteca; lo cual no lo creía. En fin, me salí de la Sala Común con todas mis cosas en una bolsa. Este llevaba dos libros; uno sobre los mejores jugadores de Quidditch de los últimos siglos y el otro era una romántica novela mágica que había leído ya años atrás en la biblioteca de mi mansión. La mochila también llevaba un listón verde por si si decidía amarrarme el cabello y una sabana para no ensuciarme la túnica. Si, hoy era un buen día para leer en las orillas del Lago Negro; donde el pasto y la arena eran casi uno solo.

Llegué sin ningún problema y al sentir el viento chocar contra mi rostro, alborotandome el cabello solté un gran suspiro. Acomodé la sabana en el suelo. Al principio tuve algunos problemas al hacerlo, pues esta se desacomodaba un poco. Al final pude y decidí acostarme boca abajo para leer más cómoda.

Pero el sol que estaba arriba de mi no me dejaba concentrarme. Me quemaba los ojos y tuve que acostarme boca abajo, recargándome con los codos para leer.

Había estado practicando un duelo con unos amigos de Hufflepuff y Ravenclaw en el muelle cercano al lago, esta vez eran ambos contra mi, luego de unos minutos baje la guardia, un hechizo me choco y salí disparado hacia el lago.

Caí al agua muy lejos del muelle, sabia que no me vendrían a buscar así que nade con toda la ropa mojada hacia la orilla, trate de usar mi varita pero no encontraba ningún hechizo útil ahora, simplemente nade y nade mas.

Llegue hasta una orilla y estaba simplemente mas mojado que una esponja, mis ropas chorreaban agua y mi cabello me tapaba mi cara.

Empecé a leer primero el libro del Quidditch. Hacía tanto tiempo que no lo jugaba que al menos quería tener algún tipo de contacto con él. Aunque fuera por medio de la lectura. No era tan malo, después de todo la narración y las imágenes de las mejores jugadas eran muy buenas a decir verdad, pero nada comparado con hacerlo de verdad. Me burlé un poco. ¿Cuando en mi vida podría yo, una simple fan de todos esto deportistas profesionales, hacer todas esas piruetas? Tenía un don para el Quidditch, lo sabía y no lo negaba. Pero no iba a compararme con uno de ellos. De todas las piruetas que mostraba el libro solo podían hacer tres.

Decidida a cambiar de página y terminar de leer la biografía de Josef Wronski, moví mi dedo flojamente y la hoja se cambio, cayendo suavemente. Entonces escuché un ruido, como si alguien cayera en el agua. Un poco alarmada alzé mi vista y vi a un chico en el Lago tratando de nadar. Enarqué una ceja y lo decidí observarlo para ver que hacía el chico. Aún tenía su uniforme y no me daba buena espina.

Pronto regreso a la orilla y en esta vi a unos dos chicos más ahí también. Mis ojos se sorprendieron al verlos felices. ¿Quién en su sano juicio estaría feliz de ver como un chico caía en el Lago? Y fue entonces cuando la realización cayó en mi. Cerré mi libro y lo deje encime de la sabana. Rápido me paré y me dirigí hacía aquellos chicos. Mi mente tenía todo tipo de pensamientos y entre ellos me reprochaba haberme levantado e interrumpir la lectura por un par de chicos problemáticos.

- ¡Eh! ¿Que andan haciendo? -pregunté estando ya a unos metros.

Salí del agua y apunte a los chicos con mi varita, rápidamente pensé en mi venganza -Levicorpus ; Oppugno- Susurre haciendo que uno de ellos se elevara por los y luego chocara contra el otro cayendo ambos al lago.

-Bueno eso mostrara el buen perdedor que soy- Dije soltando una risa al ver como corrían fuera del lugar, guarde mi varita en la manga de mi túnica y mire a la chica.

-Lo siento por mis mojados modales- Dije como broma al estar completamente mojado. -Leonardo, Leonardo Gatto- Me presente sonriendo mientras me quitaba el cabello que me tapaba mi cara. -Llamame Leo-

-Tu eres la prefecta cierto?-

Mis ojos se agrandaron por un segundo más al ver como el chico que había salido del agua lanzaba a los otros chicos hechizos. Uno se elevó por lo aires y el otro choco con este. El resultado fue que ambos cayeron en el lago. Me reprendí por pensar que era una buena venganza si los otros chicos lo habían lanzado también. Sacudí mi cabeza un poco y suspiré, alzando mis cejas. Los chicos de hoy en día tenían que arreglarlo todo con sus varitas, ¿no es así?

- Bueno eso mostrara el buen perdedor que soy -comentó el chico y lo miré incrédula. Rápidamente, cambie mis facciones a unas tranquilas, pero mis ojos se notaban aún indignados. O Al menos eso sentía.

Se volvió hacía mi y lo reconocí como un alumno de Slytherin, sin embargo no me acordé del nombre. El tampoco pareció reconocerme, pues no se vio asustado o alarmado. ¿Sabría él quién era yo?

- Lo siento por mis mojados modales -enarqué mi ceja ante su broma y se presentó, mientras se apartaba el mojado cabello de su cara. Leonardo Gatto era su nombre... pero tampoco me venía nada a la cabeza. Tenía que repasar nuevamente la lista de alumnos de Slytherin y localizarlos con la vista.

La pregunta que hizo después me sorprendió e indigno más.

- ¿Disculpa? ¡Todavía preguntas! -posé mis manos en mi cadera, recargando mi peso en una pierna-. Yveline Rosier, prefecta de Slytherin, quinto año. ¿Podría saber que pasó aquí señor Gatto? -pregunté, aunque ya sabía. ¡Era más que obvio! Pero quería saber si diría la verdad.

-Pues lo siento por todo Señorita Rosier- Dije dando un beso en su mano como termino de mi presentación, debía hacerlo con estilo.

-Pues realmente solo quería ver tu reacción- Dije riendo por el estado de expresionismo en que se había puesto me estaba gritando pare de reír un poco para poder hablar un poco mientras me contenía la risa. -Te eligieron Slytherin apenas el sombrero toco tu cabeza...- Dije recordando donde había visto a la chica, ademas de en el bosque claramente. -y aun así eres tan pasional como un Gryffindor- Agregue lo ultimo mirándola a los ojos con una sonrisa maliciosa.

Lo mire con cara de pocos amigos al ver como besaba mi mano, mostrando su cordialidad . Rodé mis ojos y negué con la cabeza. Los jóvenes de hoy en día tenían muy alto su ego. Y ya no era una sorpresa verlos en la noble casa de Salazar Slytherin, pues este era el segundo de esa clase de chicos con los que me cruzaba.

Recordé al primer chico Slytherin con el que me crucé y mi quijada se tensó. ¿Quién se creía para haberme hecho aquello? Era un insulto a mi persona. Bufé y mi atención volvió hacía Gatto. Abrí mi boca entre indignada y enojada.

- ¿Cómo estuvo eso de nuevo? -mis labios se curvaron en una sonrisa torcida y una risa sin emoción se escapó de ella-. ¿Pasional como un Gryffindor? Disculpa, pero ni siquiera me conoces, así que, ¿qué te da el derecho de decir como soy, eh? -me acerqué a él y lo fulminé con la mirada.

Me alejé de él y respiré hondo tratando de tranquilizarme. Sonreí de lado con confianza y lo miré de arriba a abajo.

- Aquí el único que parece Gryffindor eres tu. ¿Quién más que tú, quién hace duelos estúpidos para probar que es el mejor en duelos? -enarqué una ceja-. Solo alguien no muy inteligente. Yo no lo haría, pues esta obvio que soy mejor -terminé con la mirada en alto, mirándolo con malicia.