Sin estar atado a lo material [Dylan]

Entramos al pueblo en silencio, las calles estaban abarrotadas de gente, entre alumnos y pobladores de la zona que querían aprovechar el hermoso día de verano que teníamos sobre nosotros. En su momento le había contestado a Dylan que podría llevarlo a dar una vuelta en mi espalda cuando quisiese. Lo había dicho con una sonrisa en los labios, y luego no habíamos hablado mucho más. Algunas trivialidades sobre el tiempo, el clima y el pueblo. Cuando llegamos a la poblada calle central donde se encontraba nuestro destino casi no cruzamos palabra, nos dedicamos a mirar a nuestro alrededor, observando el fascinante paisaje que se desplegaba en el lugar. Los dos parecíamos muy observadores, de esos que se quedan observando fascinados algo que para cualquier otro sería algo normal y corriente.

-Llegamos -le advertí, para captar su atención, ya que cruzando la calle estaba el local, que parecía no estar tan lleno como debería en un día como ese, con tanto tráfico de personas por el lugar. Pero claro, muchos preferían estar fuera para aprovechar el magnífico Sol que brillaba en el despejado cielo. Por suerte el calor no era excesivo, así que eso no me dificultó la caminata con Dylan a cuesta. Lo recordé y sonreí.

Cruzamos y entramos. El lugar, como pude advertir desde el exterior, estaba medio lleno, lo normal. Varias mesas se encontraban vacías y nos dirigimos hacia una que daba a una ventana. Me encantaba mirar por las ventanas. Se me hacía inevitable hacerlo. Nos sentamos, uno frente al otro, ambos contra la ventana, sólo con la mesa de por medio. Se nos acercó una camarera y pedí una cerveza de mantequilla. Hacía bastante que no probaba una. Esperé a que Dylan pidiera y solté la pregunta que tenía hace rato.

-Bien Dee-Dee... ¿qué hacías en el Bosque? -le pregunté, nuevamente. Sabía que la contrapregunta a eso no me dejaría muy bien parado, pero no me importaba. Si debía contarle con lujo de detalles qué tipo de entrenamiento estaba llevando a cabo, lo haría. ¿Qué rayos me llevaba a confiar así en ese niño? Merlín... cada día peor estoy.

El camino de ida había sido muy silencioso por mucho tiempo. Cuando llegamos al Pequeño Pueblo, era acogedor, una mini ciudad, todo muy pintoresco y rustico. Era como estar en un lugar de cuento de hadas, esta sería la segunda vez que venía en Hogsmeade, la anterior no había puesto mucha atención pues, había ido a Hogsmeade por lo dulces que nunca me percaté de lo encantador que era. El lugar estaba atestado de gente. Gente iba y venía, unos iban hacía Honeydukes, otros al salón de Madame Tudipié. Habían estudiantes de Hogwarts que nunca había visto por los castillo, los ignore a la mayoría, nunca se darían cuenta que era de Hogwarts, pues no llevaba el uniforme. Pues por lo que tenían entendido solo con un permiso puedes salir a Hogsmeade.

Escuche a Teo advirtiéndome acerca de la llegada a las Tres Escobas, entramos y una campanita en la puerta se escucho. El lugar era caliente, lleno de gente, bullicio y humo, bueno no era tanta gente como el que yo esperaba, pero aún así era mucha. Había muchas mesas de distintos tamaños, y Teo decidió que no sentáramos en una pequeña y acogedora, con vista hacía afuera. Nos sentemos frente uno del otro, miraba esos hermosos ojos color azul. Cuando una camarera llego a pedirnos la orden. Gire para verla y le conteste:
-Pues yo quisiera una Cerveza de Mantequilla y un poco de Jengibre.
Una vez que la camarera, volví a girar a ver a Teo. Enarque una ceja al escuchar la pregunta del chico de pelo negro y le miré fijamente a los ojos.
-¿Crees que cometía vandalismo? Estaba dando un paseo con Smuckers -dije a la vez que sacaba a Smuckers de mi capucha y lo sentaba en mi regazo -La pregunta aquí, ¿Que hacías ahí? Ya me dijiste que practicas, pero en realidad la pregunta ¿Para que? y ¿Por que? -dije con un tono de perspicaz.

-¿Vandalismo? Por supuesto que no -dije, sonriendo y jugando con una servilleta en mi mano, arriba de la mesa -. No me refería a eso... pero te podrías haber perdido. Ese lugar está bastante alejado de todo -y sí,esa pregunta era la que estaba se tenía que hacer de forma obligada, si yo estaba en su lugar no lo hubiese dejado pasar -. Practicaba... para qué no lo sé aún. Me gusta practicar técnicas de batalla. Y tengo una pequeña facilidad para controlar el agua... quería desintegrar cristales con bolas de agua. Pude hacerlo con pocos, pero me excedí. Si no hubieses estado allí, no sé que hubiese pasado. De nuevo, gracias -le dije, de modo casi tierno.

-Sonaste como todo un detective... ¿me hablas de tu mascota? No del todo normal, ¿no? -dije, habiendo observado al pequeño animal cuando lo trasladó de lugar.

Mire a Smuckers con curiosidad y gire a para ver al chico de los grandes ojos azules.
-Pues como ya lo sabes, se llama Smuckers, es un gato semi-kneazle, muy astuto y cariñoso, podría decirse que es como un Metamorfogo -dije con un tono dulce, adoraba a mi mascota, me había acompañado a Francia y ahora en Escocia, era muy noble. Cuando giré estaba de un tono lavanda pálido, le acaricie el lomo, parecía que se había sonrojado ante mis comentarios, eso le pasaba a Smuckers cuando cambiaba de humor. Ronroneo.
-Mi madre me lo regalo en mi décimo primer cumpleaños, lo quiero mucho, es un muy fiel compañero. -dije con cierto tono de dulzura.

Me estaba preparando para escuchar las, de seguro, preguntas que tenía para hacerme sobre mis entrenamientos o sobre mis "poderes" sobre el elemento, pero justo en ese momento llegó la camarera con nuestros pedidos. No pude evitar echarle un disimulado vistazo al cuerpo de la joven, era más fuerte que yo. Le sonreí a muchacha cuando le agradecí, y volví a centrar mi atención en Dlan,que me explicaba sobre su mascota. Le di un pequeño sorbo a mi bebida. Deliciosa. Me limpié con una servilleta, esa costumbre que aún no puedo quitarme de pasar la servilleta por mis labios después de cada bebida... puedo estar bebiendo algo que ni sé lo que es en el bar más asqueroso del país junto a mil borrachos y un cerdo, pero esa costumbre la mantengo.

-¿Un metamorfo? -le pregunté con interés, acercándome un poco más a él, rompiendo con algunos centímetros dela distancia que nos separaba, y mirando sus ojos, casi inconscientemente. No pude evitar sonreír al oír el tono con el que se refería al animal. Ese chico era muy tierno. Me recordaba a cómo hablaba yo de Pandora.

-Si algo así. -Respondí. Tome un poco de mi bebida, sería la primera vez que tomaba cerveza de mantequilla, era costumbre de que yo tomaré Zumo de Calabaza. Era deliciosa. Muy dulce. Como las bebidas que me gustaban beber. Y el Jengibre hacía que tuviera un sabor mas especial y sabroso. Sentía como la espuma recorría mi garganta y labios.
Después de desconcentrarme en la bebida, mire a Teo. Existían hechizos para controlar el agua, el fuego, la tierra, pero no del tipo que había hecho el chico.
-¿El agua?-pregunte con curiosidad, viendo al chico con perplejidad.

-Así es, el agua -le confirmé, con una sonrisa -. Digamos que tengo facilidad para manipularla. Siempre la tuve, y no entiendo de dónde salió. Pero allí está, latente cada vez que lo necesito. Es extraño... pero aún así, no puedo crear agua, simplemente la controlo, por medio de hechizos -hice una pausa y lo miré unos segundos antes de continuar -. Hasta hace un año... que empecé a hacerlo sin varita... fue, extraño, si debo decir la verdad. Cuando me encontraste hoy en el bosque, estaba practicando sin la varita, por eso terminé así. Es complicado, pero cada vez me sale mejor -lo miré fijo unos segundos y recordé lo que portaba en un bolsillo -. ¿Quieres que te haga una demostración? -le pregunté, sonriente. Siempre llevaba un poco de agua conmigo, aunque esté en todos lados, me gustaba estar seguro. Sí, ya la consideraba un arma.

Lo miré con asombro, era increíble lo que podía hacer. No se como era posible hacer aquello, tal vez por la sangre Veela.
-Claro -dije con entusiasmado.
Era genial el chico, tan extraño, tan misterioso pero a la vez agradable, era como, sabor tutufruti de chicos. Bebí un poco de Cerveza de Mantequilla. Sentí como la espuma de la Cerveza estaba encima de mis labios, era deliciosa, me relamí los labios y la parte de arriba y saboree la cerveza, en verdad era exquisita.