Una cara familiar(Jack Ludlow)

Caminé con rapidez por el vagón del tren hacia la salida, salir de vez en cuando de Hogwarts para reunirme con las "Telarañas" de Londres hacía que mi rutina se rompiera de vez en cuando.
No presté atención a los alumnos que me acompañaban y seguí preguntándome sobre los siguientes movimientos que planeaba realizar. Pero otra vez la imagen de aquella niña que entró tras la reunión que había tenido hacía poco, se cruzó por mi mente.
Fijé mis ojos en nada en particular y me abrí paso ágilmente entre los demás hasta que una chica se cruzó y no pude esquivar a tiempo, teniendo que detenerme y agarrar con más fuerza el maletín que era movido por la cantidad de personas, al igual que pasaba con nosotros. Arrugué un poco el ceño, mirando el ambiente con agobio y molestia. Nos habíamos quedado atrapados hasta que terminaran de bajar todos los estudiantes que empujaban unos con otros en el vano intento de salir del embotellamiento con más rapidez.

Oí a la chica cuando se disculpó y la miré por primera vez. Tenía una mirada bastante impactante, pero lo que me llamaba la atención era un algo que desprendía, algo que me resultaba familiar y que solía notar cuando estaba con el resto de miembros de " La Telaraña".
- No importa - dije sin quitar demasiada importancia a lo inevitable.- esto no tendría que pasar.. estamos en vacaciones - expresé mirando hacia el resto de vagones con una leve mirada de molestia. Al poco, la multitud fue decreciendo y pude moverme con algo más de libertad.
Algo en el suelo hizo que volviera mis ojos a un destello que brilló cerca del pie de ella, quizá se le hubiera caído.
Me agaché más por saber qué era que por tendérselo. Un anillo. Ese anillo lo conocía, llevaba uno igual y con la típica frase grabada en el interior "Voldemort es mi señor y a él obedeceré. Persephone". Sabía que sólo los que realmente estaban haciendo algo medianamente bien obtenían esa sortija que en verdad era un controlador.
Me puse en pie y susurré en su oído mientras le tendía su anillo.
- Creo que esto es tuyo, mortífaga- me alejé un poco y le mostré mi mano izquierda para que viera que llevaba uno igual.
El caso es que me sonaba su nombre de alguna reunión.

Observé su expresión de extrañeza al ver el anillo que llevaba su nombre, pero no di demasiadas vueltas al asunto.
No dudé mucho en hacerle saber que yo estaba demasiado unido a la causa como para no saber ese tipo de cosas.
- Me llamo Jack Ludlow, y.. digamos que llevo toda la vida en esto - dije con una sonrisa torcida mientras mis ojos se desviaban con los últimos alumnos que deambulaban por el andén.- No tengo prisa en ir al colegio, encuentro que esta coincidencia no es cualquier cosa, no? - sugerí con la intención de conocerla mejor. Si había más miembros de los míos por la zona, tendría que asegurarme relacionarme con ellos ya que mi padre no estaba disponible en esos momentos.

Hospedarme en casa de una mortífaga, fuera del colegio... no iba a negar que la idea se me hacía bastante irresistible, pero mi deber y trabajo dentro de Hogwarts me encadenaba a pasar las vacaciones trabajando entre sus muros.
- Consideraré la oferta, puede que más de varias noches necesite salir de ese lugar - dije mostrando algo de mi rechazo a la escuela. Comencé a caminar, esperando a que me siguiera el paso cuando ralenticé mi habitual zancada a un paso más normal.
- Hace mucho que perteneces a los nuestros?- hablabamos en voz baja, no era seguro decir demasiado sin necesitar de palabras secundarias para dirigirnos a lo evidente.- nunca te he visto en ninguna reunión, aunque últimamente estoy viendo que aparecen miembros "fantasma"- dije, recordando a la niña que me había encontrado al finalizar una de las reuniones de "La Telaraña".

Parecía que la herencia mortífaga era de lo más común.
- Ya veo, supongo que esa misión es peculiar...- tanteé, aunque sabiendo que no iba a conseguir información fácilmente. Los míos tendían a proteger sus propias misiones con tal de que no hubiera errores.
Supuse algo, pero no iba a expresarlo hasta que hubiéramos llegado a un lugar seguro en el que hablar.
- Por qué te hiciste de los nuestros?- pregunté con curiosidad. Ya estábamos por las calles secundarias en las que se dividía la principal de la estación.

Escuché su simple respuesta curvando los labios y siguiendo sus pasos, cortos en comparación a los míos. Pronto llegamos a la conocida tienda de dulces, no pasaba mucho por esa calle, ni mucho menos había entrado a ese local, pero cuando me di cuenta de que era de la chica, miré con más detenimiento los adornos alegres que tenían en su colorido escaparate.
- Irónico..cómo pueden llegar a ser las profesiones de los nuestros..vendes dulces - murmuré divertido. Sabía de otros mortífagos con oficios como peluquero, diseñador de moda... por mucho que lo remiraras no pegaban con su inclinación, sólo trabajos como los de Omrick ( Verdugo) encajaban bien con sus habilidades.
La seguí por el callejón en silencio, escuchando tan sólo sus zapatos y mis botas contra el suelo pedregoso.- Acabas de terminar el último curso, no? no pierdes el tiempo por lo que veo..
Observé la entrada antes de que ella abriera, memorizando el número y el entorno.

- Interesante - contesté mientras pasaba al interior de la casa.- Debo pensar que alguno de tus amigos conoce o comparte nuestra ideología y sabe sobre tu situación como mortífaga? - pregunté con curiosidad, viendo que en el interior de la casa no se mostraba a primera vista ningun indicio sospechoso. Desde luego, esa casa parecía de las menos tenebrosas que podría encontrar en todo Hogsmeade.
Me fijé en las fotografías y algunos flashes de memoria acudieron con esas caras. Había visto a esa pareja en muchas ocasiones en reuniones que mi padre organizaba en sus mejores momentos.
- Iré a séptimo cuando empiece el curso, supongo que seguiré tu camino de salir de ahí en cuanto acabe el año escolar.- paseé la vista por el resto de la sala principal, no demasiado grande.- No tengo prisa en que pase rápido, con todas las cosas que tengo pendientes..-sonreí, apoyándome en una de las paredes mientras la miraba.

- Claro, no tendrás algo de alcohol? hoy está bastante fresco como para no beber algo para entrar en calor - sugerí mientras me sentaba en uno de los sillones del recibidor.
La discreta actitud de la chica me gustó, parecía confiable a pesar de los fallos que mi padre le había señalado. Debía de tener potencial para que mi hermana estuviera a su cargo.
Me sentía bien en esa casa, no como en el insoportable y gran castillo. Desde luego no era el tipo de lugar en el que reuníamos a las Telarañas, pero seguía siendo seguro al tener una aliada que vivía ahí.
Apoyé la cabeza sobre el respaldo y cerré los ojos con cansancio.
- Qué tal está Anne-Sophie? Estoy al tanto de tus trabajos, Avery.

Vaya... había acertado, justo la bebida que quería.
Esbocé una media sonrisa cuando tomé en mi mano aquella copa y removí el líquido, contemplando el intenso color.
Miré hacia mi acompañante cuando terminó de hablar y se sentó en frente.
- Ya veo... entonces todo va según lo planeado - respondí antes de dar un trago.- Avery, creo que echando un ojo a la confianza que te ha concedido mi padre, podrías empezar a incorporarte a las Telarañas ni bien acabe tu instrucción o incluso antes si se requiere que sepas. Te haré saber pronto sobre el tema - apoyé la copa sobre la mesa y miré hacia la chica.
- Aunque nunca está de más adelantarse a los acontecimientos, no? - sonreí sin apartar mis ojos de ella para leer su expresión. - Ese anillo que te di, supe desde el principio que no se te había caído. Fingí, lo siento, es una costumbre por precaución- aclaré sin arrepentirme, aun sonriendo - de hecho, tener uno de esos es una ventaja bastante buena teniendo en cuenta para lo que sirve.- señalé, mostrándole uno idéntico pero con mi nombre. - Todos los mortífagos llevamos uno, prueba a ponértelo y te enseñaré.

Observé su actitud reservada. Desde luego, Avery era inteligente al no decir cosas innecesarias.
Me incorporé y me arrodillé frente a ella.
- Este anillo está compuesto de dos piezas, una que rodea el dedo y otra que pasa por encima de la primera, una pieza móvil. - indiqué tomando su dedo. - Ahora, prueba a mover la pieza hacia la derecha hasta que veas que se graba el símbolo de una serpiente en la superficie de metal.
Solté su mano y esperé a que siguiera mis instrucciones.

De repente, el color de su rostro empezó a irse, dejando ese color pálido y mortal. La magia del anillo comenzaba a funcionar con eficacia. Curvé mis labios.
- Sientes cómo tus latidos van deteniéndose?... tu cuerpo está experimentando la muerte, Avery. Estos son anillos Death-eater, sirven para fingir que estás muerto. Explicándolo mejor, son capturadores de vida, muy útiles la verdad..- observé cómo se iba muriendo. La respiración de la chica cada vez era más débil.
Aquella imagen no me afectó, acostumbraba a ver escenas peores que pasaban por algo normal en mi vida.
- Sólo serán un par de minutos. - miré su anillo, calculando segun los giros que le había dado- mientras estés muerta, podrás escuchar todo lo que haya a tu al rededor. Cuando el anillo deje de hacer efecto, te devolverá tu vida.

Pasaron los minutos y el anillo hizo un "click", devolviéndole gradualmente la vida a la chica muerta.
- No digo que sea agradable de usar, pero ten por seguro que pueden salvarte de dementores y todo lo que pueda amenazarte en una situación límite. - expliqué, viendo cómo volvía a abrir los ojos. - No soy de enseñanzas pacíficas como puedes ver, pero será mejor que te vayas haciendo una idea sobre cómo vas a aprender cuando llegues a las instrucciones de los mortífagos, Avery.
Sonreí y me aparté, volviendo a mi sitio para dar otro sorbo de alcohol.