La Telaraña de los mortífagos. [Annie]

La reunión de aquella tarde se había alargado más de lo usual, parecía que las intenciones de mi padre iban acrecentando su rango de necesidad. Podía preveer sus planes y sabía que pronto tendría que encontrarme con él, que tendría que encargarme de diversos asuntos dentro del castillo.
- Sé donde se encuentra la Cámara, he recorrido sus pasillos algunas veces - había dicho cuando uno de los mortífagos, llamado Wenzer, propuso entrar al castillo cuando reuniéramos el mayor número de aliados en el colegio- sería un fácil acceso que podría ser útil cuando nos dispongamos a atacar.
La conversación rondó en torno a esta posibilidad, pero sabía que la última palabra iba a ser de mi padre. No me preocupó, solíamos pensar de forma similar, no era extraño que a menudo me elogiaran y comentaran el parecido que le debía.
- Repartiré las nuevas, he aquí el informe de esta semana - dispuse los papeles ante cada miembro y las hojas cayeron con suavidad, movidas por mi mente, sobre la mesa de madera vieja. - He de añadir que mi padre no necesita saber mis métodos.
- No cambias, Jack - dijo el hombre de mi izquierda con mirada cómplice, a la que yo sonreí de lado. - aun recuerdo cuando te quebré unos cuantos huesos por no querer atacar de la manera que yo te decía.
- Sabes que prefiero mis propios métodos.- contesté sin hacer el menor gesto y volviendo mis ojos hacia ningún lugar en particular.
El resto del encuentro transcurrió rápidamente, como siempre. Los miembros informaron de la actividad de los aurores de la zona y de los sectores controlados. Era más que evidente que nuestro poder aun seguía en las sombras, creciendo como una enfermedad en silencio. Muchos querían entrar en acción, la mayoría jóvenes que ansiaban la victoria, pero me encontraba de acuerdo con aquellos que preferían esperar para conseguir nuestros propósitos.
No se habló del paradero de Voldemort, nunca era seguro hablar del tema. Aun así, tenía en claro que podría hablar con él cuando mi padre lo considerara oportuno, no necesitaba ese contacto que los hijos reclamaban.

La sala quedó vacía en cuanto se dio por finalizada "La Telaraña", que es como llamábamos a la reunión semanal.
Irónico, pensé cuando apoyé mi cabeza sobre las manos, cerrando los ojos sin haberme movido del asiento de metal.
La telaraña que todos fabricábamos con nuestros conocimientos, la telaraña que nos atrapaba en torno a mi padre.
La puerta chirrió una segunda vez. Aquello me descolocó. Habría olvidado alguien algo? Aquel local abandonado era un sitio seguro, siempre cubierto de polvo y suciedad en todas las paredes...no habría otro modo de que alguien más fuera a entrar.
Alcé la vista, inmovil, para ver de quién se trataba.

Aquel día gris no tenia nada mas que hacer, ya había aprendido a crecer y a volver a ser una bebe cuando y como yo quería… era extraño pues muchos pudieron preguntarse ¿Por qué no solo se queda mayor?, la respuesta era simple, no querían que supieran que la hija de Voldemort ya había crecido, era un poco peligroso tanto para mi como para mi hermano. ¿De donde habrá nacido este poder? Me pregunte mientras me disponía a transformarme en la Annie de 11 años.

Era extraño que mi padre no fuera por mi aquel día, ¿será que algo malo paso? o ¿le paso algo malo?, con el ministerio tan cerca de la vieja mansión.

Sabía que el y los mortifagos se reunían en un viejo local de Hogsmeade, el mismo en el que estaba el armario con el cual me transportaba a Hogwarts. Camine lentamente hacia aquel sitio, con mi mente abrí la puerta, no me gustaba tocar cosas que estuvieran sucias. Entre y vi que estaba vacío, bueno exceptuando el hecho que aun había un muchacho.

-Creo que he llegado tarde- comente mientras caminaba por el lugar.

Me quedé mirando a una chica que entró, no sería mayor... más bien una niña. Qué hacía ahí? "Llegado tarde?"
- No será que te has equivocado de lugar? - dije al tiempo en que me levantaba. Nunca había visto a esa niña, pero me sonaba terriblemente.. había algo en ella muy familiar. Fijé mis ojos en los de ella, sin perder la calma.
- Puedo ayudarte en algo? No creo que este lugar sea bueno para jugar.. al menos no a juegos de tu edad - comenté sonriendo de lado mientras recogía los últimos papeles de forma casual. Dar la menor importancia a lo que realmente la tenía, era lo mejor en los casos de tratar con niños, pero su presencia se me hacía extraña. Aun así, desde luego no iba a reparar en hacer algo al respecto por si esa niña llegaba a repetir su intrusión en un momento menos indicado.

Escuche al muchacho, ciertamente no sabia quien era yo ni que podía estar haciendo en ese lugar, y como tenia tiempo podía quedarme un rato a charlar.

-No, jamás me he equivocado de lugar, tengo una gran memoria y conozco casi todos los caminos de este lugar, y pienso que me han hecho una broma de mal gusto- comente mientras caminaba por el lugar, que debo admitir, era sucio y desagradable.

-Así que piensas que soy una de esas niñitas que piensan todo el día en rosado, que son chillonas y en extremo odiosas, y me molesta demasiado que me cataloguen por lo que hacen mis pares- agregue a su comentario. Odiaba que opinaran de mi persona antes de conocerme… pues realmente no soy una “niñita” normal.

- Y para tu información, se lo que hacen aquí, he estado en una o mas reuniones o “telarañas”… -

Alcé una ceja, escuchando a la niña mientras mis labios se iban curvando a medida que la oía quejarse de lo que yo no había dicho en ningún momento.
- Siento mi atrevimiento- no iba a ponerme a discutir, así que no insistí en que pensara de otra forma su interpretación.- no sabía que hubiera un nuevo miembro en las Telarañas, nunca te he visto antes - comenté con tranquilidad. Nunca había faltado a esas reuniones y era uno de los que las organizaba mediante mensajes en clave. Quizá sería un miembro fantasma.
- No te he catalogado, pero me gustaría saber tu nombre si he de hacerlo, al menos si vas a unirte a nosotros.- crucé mis brazos en el pecho, apoyándome contra la mesa sin apartar los ojos de ella. No iba a tener problemas en admitir a una niña mientras sirviera en los planes.
Seguía habiendo algo que me resultaba terriblemente familiar, tanto en su mirada como en su actitud.

-Si es así, me alegra que no me catalogues como todos lo hacen y no, no soy miembro de las… telarañas, y comprendo perfectamente pues no me dejo ver, ando por allí, entrando y saliendo, me aburro demasiado en estas reuniones, y hoy pensé que podía encontrar a mi p… a una persona muy querida que se suponía vendría a verme hoy.- Comente mientras pensaba que aunque el muchacho fuera parte de los mortifagos, no era muy seguro decir que era hija de Voldemort.

-Mi nombre es Anne-Sophie… y el tuyo es??.-Pregunte mirándole de pies a cabeza… no se por que pero se me hacia conocido.

- Uhm...una pena entonces - pensé en los mortífagos que tendrían pendiente venir a la reunión, no habia faltado nadie. A menos que esa persona no soliera venir tampoco...
Miré mejor a la niña, queriendo encontrar algo que me diera una pista, y al oir su nombre, tuve que sujetarme un poco de la mesa, mirando hacia el suelo. Habria oido mal? No..
- Me llamo Jack Ludlow - dije, simplemente. No sabía si me reconocería, si mi padre le había hablado de mi.
Avancé hacia ella y tomé su mano con suavidad, besandola.
- Un gusto conocer a futura mortífaga en potencia - sonreí, dejando su mano.
Esa era mi hermana... tenía el carácter de la familia, eso sin duda.

- No creo que puedas verle en una temporada, Anne... no está en muy buenas condiciones para exponerse, sabemos que cada vez hay más aurores merodeando a escondidas por todos los sectores - comenté, como si fuera un miembro más. Bueno, desde luego era mi hermana, y era inevitable que mi visión sobre la niña hubiera cambiado desde que me dijo su nombre. - Puedo enseñarte cómo contactar con él, tenemos un sistema comunicativo entre nosotros sin mediar lechuzas, sigue siendo arriesgado pero es la única forma, pero... - miré a sus ojos de forma directa y sonreí de lado-.. eso a ti no te hace falta, no Anne? Se que formas parte de él.
Solté su mano y volví a erguirme.
- Puede. Pero llevo en esto desde que nací... para mí esta vida es la normal y he tenido que mantener el listón alto para seguir en el grupo. De eso.. mi padre se encargó muy bien - dije al tiempo que me sentaba en una de las sillas, de cara a ella.- Creo que puedes llegar a comprender lo que digo, siendo que tú también estás aquí..no como mortífago quizá..pero si como familiar de ellos.

Me hizo gracia oir "no juzgaré nada por el momento", parecía estar examinándome a cada instante. Pero no reflejé ninguna emoción, no podía sentir nada por ella, era verdad que era mi hermana, pero era una completa desconocida unida sólo por mi padre, no sentía ninguna unión con ella.
Arqueé las cejas, viendo la inestabilidad de la habiación.
- He dicho bastante como para saber a qué de todo te estas refiriendo ahora - respondí haciéndome el tonto. Obviamente no sabia, pero no iba a hablar de más si que antes me preguntara algo más consistente. - Me gustan las preguntas directas - sonreí, sin inmutarme por sus poderes. Calmé la habitación con facilidad, conteniendo su energía como si fuera una burbuja que solo afectara a pocos metros de ella, sin invadir su espacio. Era poderosa, pero le faltaban años de práctica para aprender a usar sus poderes como para que tomara precaución. Mi padre ya había hecho recuento de ello.

Seguro que no tantas cosas como las que tengo yo en mi cabeza, pensé irremediablemente. No me quejaba de tener deberes para con mi padre, era lo que realmente me interesaba cumplir, lo que me entretenía.
- Puedo saber algo de esos problemas que rondan tu mente? Quizá te ayude con algo - sugerí sin desviar mi mirada de la de ella.
Se dio cuenta, su pregunta rebeló que estaba muy atenta a lo que sucedía entre nosotros... y tendría que decirle la verdad. Tampoco me importaba mucho, terminaría enterándose de todos modos.
- Y qué pasaría si lo fuera? - sonreí, controlando su energía hasta convertirla en una chica de mi edad. - Tu energía es tan maleable e inexperta que es fácil mantener este contacto; aun te falta mucho que aprender, hermanita- me acerqué a ella sin borrar mi sonrisa y susurré en su oido- pronto dejarás de ser esa "Princesita de papá" .
Me alejé de ella, fijando mis ojos en los suyos unos segundos para luego abrirme paso hacia la puerta de salida.