Una compra muy especial

Oí el tintineo de la entrada poco después de entrar a la trastienda, solo había ido a coger unas plumas, por lo que no tardé en volver al mostrador, era un alumno de Hogwarts, o eso supuse, dado que no muchos jóvenes venían a comprar si no eran de allí.

- Buenos días, bienvenido.- Saludé, tachando unas líneas en un pergamino. Levanté de nuevo la vista tras guardar la lista y apoyé las palmas de las manos en el mostrador.- ¿Qué le puedo ofrecer?

Tenía suerte de que mis animales fuesen todos jóvenes, o seguramente la mayoría estarían gruñendo o desaprobando la entrada de un extraño, que por cierto, tendría aproximadamente la misma edad que Kisuke.

Afilé la vista cuando me dijo que criatura deseaba, un thestral... ¿Podría verlo? Según parecía, su familia estaba acostumbrada a tener extraños animales, por su afán a las pociones, o eso dejaba ver. Cogí una pluma para marcar el bono y lo guardé bajo el mostrador.
- Acompáñeme a la trastienda.- Dije dándome la vuelta y entrando al almacén.
Me acerqué a un estante y palpé la superficie. En lugar de encontrarme con la madera se materializó ante mis ojos una cinta de cuero, de aproximadamente tres metros de largo. Por supuesto, él aun no la veía, se trataba de un nuevo producto, muy útil para seres como los thestral. Seguí caminando por el almacén hasta llegar a la parte más oscura.
- A estos animales les encantan los lugares frívolos y oscuros... Te aconsejo mantenerlo establo con ventanas cegadas, o si tienes un bosque cerca mejor.
Los pequeños thestrals apenas medían medio metro, los llamé con un silbido, y pronto, cinco llegaron galopando, sus cuerpos esqueléticos eran siniestros, pero eran animales muy útiles, tanto para pociones, como para viajar. Puse la correa a uno de ellos, todos eran machos. Se la tendí al joven.
- Esta correa está prácticamente diseñada para llevar thestrals, solo puede verla aquel que la sostiene, por lo que si lo llevas ahora por el Callejón Diagon, los que no hayan presenciado la muerte no verán una cuerda flotante.- Advertí guiándolo al mostrador.- A todo esto... Puede verlos, ¿Verdad?

Sonreí satisfecho cuando mencionó que tendría hectáreas para pasear libremente, en ese caso debía pertenecer a una familia noble y adinerada. Por sus rasgos no podía saber si era pariente de algún conocido. Mientras que supiera como tratar con él, estaría tranquilo.

- Teniendo en cuenta que has traído el bono descuento, su precio se reduce a... Quinientos Sickles.- Dije echándole un vistazo a la lista de precios, no era un animal que se vendiese mucho.- Ten cuidado, y no dejes que malos ojos lo intimiden.- Aconsejé con una fugaz mirada hacia el thestral.- Son animales tímidos, pero pueden volverse agresivos si se ven en peligro, en menos de un año, ya podrás conseguir de él los elementos que necesites para pociones, sin provocar cicatrices o causarle algún daño.